En un hotel de San Miguel, el intendente de Tigre
les dio señales a una decena de jefes comunales de que enfrentará al
kirchnerismo en las próximas elecciones de octubre.
A la hora pactada, el jueves por la noche, los once
intendentes bonaerenses llegaron a un coqueto hotel de San Miguel, en el norte
del conurbano. Habían sido convocados por Sergio Massa, para recibir la
definición que temían escuchar desde hacía semanas: que el mandamás de Tigre no
se presentará como candidato a diputado nacional para enfrentar al kirchnerismo
en las elecciones de octubre. Terminaron la noche convencidos de lo contrario.
"Si Sergio juega, vamos a jugar",
repitieron entusiasmados, ante la consulta de LA NACION, cuatro de los jefes
comunales que asistieron a la cena en uno de los salones del hotel De La Tour,
en Bella Vista, que con su nombre rinde homenaje al intendente anfitrión,
Joaquín De la Torre. En torno a Massa se sentaron Luis Acuña (Hurlingham),
Sandro Guzmán (Escobar), Carlos Selva (Mercedes), Gilberto Alegre (General
Villegas), José Eseverri (Olavarría) y Patricio Hogan (Miramar), entre otros.
Otros dos intendentes, menos convencidos de que
Massa debe competir este año para quedar instalado como candidato presidencial
en 2015, eligieron la cautela: "Hasta que no quede claro si va a haber o
no primarias y cómo se va a votar y qué se va a elegir en octubre, no va a
haber definiciones", coincidieron.
Preocupado, al enterarse de que la reunión había
trascendido, Massa se encargó de hacer llegar un mensaje similar a LA NACION:
"La única prioridad es la gestión. No va a haber definiciones hasta que el
cronograma electoral no esté definido".
No fue una confirmación ni una desmentida, el
escenario que prefiere Massa. De hecho, el intendente cree que ni siquiera es
seguro que se hagan las primarias abiertas, por los plazos para incorporar a
los menores de 16 años a los padrones y el pantano judicial que deberá
atravesar el proyecto de reforma de la Justicia que alienta el Gobierno.
"Si no hay primarias, menos apuro tenemos. De
hecho, ni siquiera el Gobierno puso candidatos. Tampoco la oposición. ¿Por qué
vamos a definir nosotros?", completó otro intendente que en la cena del
jueves no llegó al plato principal, satisfecho con la picada de fiambre y
quesos.
No fue el único encuentro que Massa mantuvo en
secreto en la semana que pasó: recibió a una comitiva de la Asociación
Empresaria Argentina (AEA), quienes se retiraron con la impresión de que no
será candidato. "Piden que se juegue y, al otro día, están en primera fila
de la Casa Rosada, aplaudiendo a la Presidenta", evaluó un testigo del
mitin, para explicar la postura de Massa.
Antes que los dirigentes políticos sin mucho por
perder o los empresarios, Massa prefiere el consejo de los intendentes.
"Son los únicos que, si juegan, arriesgan: territorio, recursos,
poder", razonó un hombre que conoce mejor que nadie el pensamiento del
intendente de Tigre.
Con ellos se moverá en bloque en los próximos días,
detrás de dos objetivos que se definieron el jueves: exigirle al gobernador
Daniel Scioli la creación de las policías municipales y la descentralización de
la Justicia. El viernes por la mañana, Guzmán, de Escobar, movió la primera
ficha, cuando hizo circular un comunicado para denunciar la "creciente
inseguridad bonaerense".
Massa haría lo mismo el martes, cuando abra las
sesiones del Concejo Deliberante. No sería la única "cuenta
pendiente" que dedique a Scioli. Mientras tanto, apostará a no apartarse
de los temas de gestión. "Sin gestión, la capacidad de sostenerse de todos
los dirigentes es muy endeble", le escuchan decir desde que sucedió la
inundación de La Plata.
Ese énfasis no alcanza para ocultar las huellas que
dejan quienes analizan su candidatura. Como los dos asesores que Massa trajo de
su último viaje a Miami. Uno peruano y el otro estadounidense, ambos vienen de
trabajar en la campaña por el voto latino del presidente Barack Obama. Son los
que le dicen a Massa que 2013 será una batalla entre kirchneristas y
antikirchneristas y que él no encaja en ninguno de esos perfiles. Tampoco en el
de legislador.
El dilema,
para Massa, es que también le dicen que, si juega, gana..
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