Majestuoso testimonio de un poder agostado
sábado, 26 de enero de 2013
Europa o el caos
Un grupo de filósofos, escritores y periodistas alerta sobre los riesgos
de deshacer la Europa soñada tras la Segunda Guerra Mundial. Vassilis Alexakis,
Hans Christoph Buch, Juan Luis Cebrián, Umberto Eco, György Konrád, Julia
Kristeva, Bernard-Henri Levy, Antonio Lobo Antunes, Claudio Magris, Salman
Rushdie, Fernando Savater, Peter Schneider lanzan una clara advertencia: unión
política o muerte. EL PAÍS, junto con otros tres diarios europeos, publica su
manifiesto, que será presentado el lunes en París.
Europa no está en crisis, está muriéndose.
No Europa como territorio, naturalmente.
Sino Europa como Idea.
Europa como sueño y como proyecto.
La Europa acorde con el espíritu elogiado por Edmund Husserl en sus dos
grandes conferencias pronunciadas en 1938 en Viena y Berlín, en vísperas de la
catástrofe nazi.
Europa como voluntad y representación, como sueño y como construcción,
esta Europa que pusieron en pie nuestros padres, esta Europa que supo
transformarse en una idea nueva, que fue capaz de aportar a los pueblos que
acababan de salir de la Segunda Guerra Mundial una paz, una prosperidad y una
difusión de la democracia sin precedentes, pero que, ante nuestros propios
ojos, está deshaciéndose una vez más.
Se deshace en Atenas, una de sus cunas, en medio de la indiferencia y el
cinismo de sus naciones hermanas: hubo un tiempo, el del movimiento
filohelénico de principios del siglo XIX, en el que desde Chateaubriand hasta
el Byron de Missolonghi, desde Berlioz hasta Delacroix, desde Pushkin hasta el
joven Victor Hugo, todos los artistas, poetas, grandes mentes de Europa,
volaban en su auxilio y militaban en favor de su libertad. Hoy estamos lejos de
eso; y da la impresión de que los herederos de aquellos grandes europeos,
mientras los helenos libran una nueva batalla contra otra forma de decadencia y
sujeción, no tienen nada mejor que hacer que reprenderles, estigmatizarlos,
despreciarlos y —con el plan de rigor impuesto como programa de austeridad, que
se les conmina a seguir— despojarles del principio de soberanía que, hace tanto
tiempo, inventaron ellos mismos.
Se deshace en Roma, su otra cuna, su otro pedestal, la segunda matriz
(la tercera es el espíritu de Jerusalén) de su moral y su saber, el otro lugar
en el que se inventó esta distinción entre la ley y el derecho, entre el ser
humano y el ciudadano, que constituye el origen del modelo democrático que
tanto ha aportado, no solo a Europa, sino al mundo: esa fuente romana
contaminada por los venenos de un berlusconismo que no acaba de desaparecer,
esa capital espiritual y cultural a veces incluida, junto a España, Portugal,
Grecia e Irlanda, en los famosos "PIIGS" a los que fustigan unas
instituciones financieras sin conciencia ni memoria, ese país que enseñó a
embellecer el mundo en Europa y que ahora parece, con razón o sin ella, el
enfermo del continente. ¡Qué miseria! ¡Qué ridículo!
Se deshace en todas partes, de este a oeste, de norte a sur, con el
ascenso de los populismos, los chauvinismos, las ideologías de exclusión y odio
que Europa tenía precisamente como misión marginar, debilitar, y que vuelven
vergonzosamente a levantar la cabeza. ¡Qué lejos está la época en la que, por
las calles de Francia, en solidaridad con un estudiante insultado por el
responsable de un partido de memoria tan escasa como sus ideas, se cantaba
"todos somos judíos alemanes"! ¡Qué lejanos parecen hoy los
movimientos solidarios, en Londres, Berlín, Roma, París, con los disidentes de
aquella otra Europa que Milan Kundera llamaba la Europa cautiva y que parecía
el corazón del continente! Y en cuanto a la pequeña internacional de espíritus
libres que luchaban, hace 20 años, por esa alma europea que encarnaba Sarajevo,
bajo las bombas y presa de una despiadada "limpieza étnica", ¿dónde
está? ¿Por qué ya no se la oye?
Y además, Europa se viene abajo por culpa de esta interminable crisis
del euro, que todos sentimos que no está resuelta en absoluto: ¿no es una
quimera esa moneda única abstracta, flotante, que no está unida a unas
economías, unos recursos ni unas fiscalidades convergentes? ¿No es evidente que
las únicas monedas comunes que han funcionado (el marco después del Zollverein,
la lira de la unidad italiana, el franco suizo, el dólar) son las que se
apoyaban en un proyecto político común? ¿No existe una ley de hierro que dice
que, para que haya una moneda única, tiene que haber un mínimo de presupuesto, reglas
contables, principios de inversión, es decir, políticas compartidas?
El teorema es implacable.
Sin federación, no hay moneda que se sostenga.
Sin unidad política, la moneda dura unos cuantos decenios y después,
aprovechando una guerra o una crisis, se disuelve.
En otras palabras, sin un serio avance de esta integración política,
obligatoria según los tratados europeos pero que ningún responsable parece
querer tomar en serio, sin un abandono de competencias por parte de los Estados
nacionales, sin una franca derrota, por tanto, de esos "soberanistas"
que empujan a sus ciudadanos al repliegue y la debacle, el euro se desintegrará
como se habría desintegrado el dólar si los sudistas hubieran ganado, hace 150
años, la Guerra de Secesión.
Antes se decía: socialismo o barbarie.
Hoy debemos decir: unión política o barbarie.
Mejor dicho: federalismo o explosión y, en la locura de la explosión,
regresión social, precariedad, desempleo disparado, miseria.
Mejor dicho: o Europa da un paso más, y decisivo, hacia la integración
política, o sale de la Historia y se sume en el caos.
Ya no queda otra opción: o la unión política o la muerte.
Una muerte que podría adoptar muchas formas y dar varios rodeos.
Puede durar dos, tres, cinco, 10 años, y estar precedida de numerosas
remisiones que den la sensación, una y otra vez, de que lo peor ha pasado.
Pero llegará. Europa saldrá de la Historia. De una u otra forma, si no
se hace algo, desaparecerá. Esto ha dejado de ser una hipótesis, un vago temor,
un trapo rojo que se agita ante los europeos recalcitrantes. Es una certeza. Un
horizonte insuperable y fatal. Todo lo demás —trucos de magia de unos, pequeños
acuerdos de otros, fondos de solidaridad por aquí, bancos de estabilización por
allá— solo sirve para retrasar el fin y entretener al moribundo con la ilusión
de una prórroga.
*Firmantes: Vassilis Alexakis, Hans Christoph Buch, Juan Luis Cebrián, Umberto
Eco, György Konrád, Julia Kristeva, Bernard-Henri Levy, Antonio Lobo Antunes,
Claudio Magris, Salman Rushdie, Fernando Savater y Peter Schneider.
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.
Londres busca socios en el norte y el este para una UE de Estados-nación
Cameron cuenta con
el apoyo de la City y de los empresarios británicos
El camino hasta el referéndum de
2017 es largo y está plagado de obstáculos. Pero David Cameron cree que su discurso del
pasado miércoles ha sido bien recibido en los lugares que él considera clave.
Aunque con reticencias por el largo periodo de incertidumbre que supone el
hecho de que haya que esperar tanto hasta el referéndum, la City y el mundo
empresarial ha recibido bien su mensaje.
No podía ser de otra manera. En términos generales, tienen una visión
coincidente de cómo ha de ser la UE: basada en el Estado-nación, en el mercado
único, en la flexibilidad, en un equilibrio de competencias que huya del
centralismo bruselense, con instituciones democráticas a las que se les pueda
pedir cuentas, que no discrimine a los países que están fuera del euro y en la
que los parlamentos nacionales tengan un papel más importante que ahora.
Incluso entre los empresarios británicos más europeístas sería difícil
encontrar a alguien que pusiera objeciones a eso, a los cinco principios
fundamentales en los que según Cameron se debe basar la UE. No diferirían mucho
de los que podrían plantear los laboristas. O muchos otros gobiernos de la UE,
empezando por los países escandinavos, los del Este de Europa y la propia
Alemania.
de su industria financiera
El problema no va a estar en los principios generales, sino en los
acuerdos concretos. Y eso va a depender en gran parte de las alianzas que los tories sean
capaces de urdir en el futuro. Poco después de que hablara Cameron, el ministro del Foreign Office para
asuntos europeos, David Lidington, se congratulaba ante los
extranjeros acreditados por el eco de su discurso en países como Alemania,
Holanda, Suecia o la República Checa.
Esos son los aliados naturales de los conservadores británicos en lo que
no deja de ser un paso más para dejar claro que esta es la Europa de los Estados-nación.
Pero, ¿será capaz el primer ministro de que acepten poner blanco sobre negro
que donde los tratados hablan de “una nueva etapa en el proceso creador de una
Unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa” se está refiriendo a
los ciudadanos, como él cree, pero no a los Estados, como puede interpretar un
federalista belga, por ejemplo?
Un asunto clave para Cameron es preservar la supremacía de la City. Ahí
se encuentra con un dilema: él mismo defiende la necesidad de que la zona euro
se integre más en términos de políticas fiscales y financieras, pero al mismo
tiempo ha de impedir que eso signifique que los países del euro acaben
cocinando acuerdos a espaldas de Londres y que se los acaben imponiendo.
De momento ha parado un primer golpe, al conseguir en diciembre que se
aceptara su propuesta que los acuerdos de la unión bancaria tengan el doble
apoyo de la zona euro y de la mayoría de los países que no están en el euro.
Pero eso es un apaño que dejará de estar en vigor cuando haya solo haya cuatro
o menos países fuera del euro. Y es impensable que los demás socios acepten
darle el derecho de veto que supondría pedir el plácet británico a medidas de
la zona euro cuando solo los británicos y quizá los daneses (los únicos con
poder legal de quedarse fuera: los suecos se lo tomaron de hecho, pero no lo
tienen de derecho) estén fuera.
La canciller Angela Merkel apuntó el jueves en Davos que la zona euro
“no puede ser una tienda a la que no tenga acceso Reino Unido”. Pero eso es una
cosa, y darle el veto a los británicos es otra muy distinta.
Ese es un aspecto clave para la City, admite Chris Cummings, consejero
delegado de TheCityUK, un grupo de presión que defiende los intereses del
sector financiero británico y que ha dado una cálida bienvenida a las
propuestas de Cameron. “No creo que esté haciendo todo esto por la City, pero
dicho eso, lo que más nos preocupa es la integridad del mercado interior”,
explica.
Aunque otros se han declarado preocupados por la incertidumbre que puede
crear el anuncio del referéndum, Cummings opina que ha sido un acierto
plantearlo. “En el país había ya una gran incertidumbre sobre la cuestión de la
pertenencia a la UE y el referéndum ayudará a aclarar esa incertidumbre, que no
es buena a la hora de que los inversores tomen sus decisiones”, afirma.
Admite, sin embargo, que si las negociaciones fracasaran y los
británicos acabaran decidiendo salir de la UE, tendría consecuencias muy
negativas para la industria financiera británica. No solo porque dificultaría
su acceso al mercado interior, sino porque Reino Unido perdería definitivamente
cualquier capacidad de influir sobre la regulación financiera dentro de la zona
euro, y eso podría afectar a Londres como capital financiera de Europa. “Por
eso, cuando llegue el momento, haremos campaña con argumentos económicos, sin
entrar en cuestiones políticas, para defender la permanencia en la Unión
Europea”, explica Cummings. “Para la City es muy importante el acceso al
mercado interior y es evidente que si estás en la mesa tienes más posibilidades
de influir que si estás fuera”.
viernes, 25 de enero de 2013
Un cóctel explosivo de desaprensión y candidez que precipitó la urgencia
Por Pablo Sirvén | LA NACION
Las ganas de publicar una buena historia o de impactar con un
contundente documento fotográfico pueden hacer tambalear el raciocinio del
periodista mejor plantado. Más todavía en estos tiempos líquidos de urgencias
espasmódicas, en los que todos estamos online las 24 horas del día. Cada vez
hay menos tiempo para pensar porque todo debe ser publicado ¡ya!.
El apuro y las ganas son una mala combinación. Los pasos más
elementales y necesarios para chequear mínimamente la calidad de un material
periodístico antes de ser publicado se han ablandado y se saltean en aras de
llenarnos de gloria lo más rápido posible. Total, el consumo es superficial y
acelerado. Todo pasa sin dejar huella ni memoria ante el aluvión constante de
novedades. Pasado mañana nadie más hablará del asunto.
Pensar que podemos contar con una "exclusiva" de la
que hablará todo el mundo y que hará estallar de celos a nuestra competencia es
algo con lo que se le hace agua la boca a cualquier editor. Esa presión
autoimpuesta existe en cada jefe y debe cuidarse muy bien de mantenerla a raya.
Los periódicos, aun los más tradicionales, están tentados de dejarse
arrastrar por esa vorágine. Primero fueron las revistas, que con sus
"primicias" y sus fotos nunca vistas dejaban en evidencia la
parsimonia institucional de los grandes diarios. Llegaron los diseñadores y los
diarios se "arrevistaron".
Luego se fue ampliando más y más el reinado de la TV y
aparecieron los canales de noticias. El menú informativo que preparábamos con
tanto esmero con un día de anticipación para que nuestros lectores lo leyeran
como nuevo al desayuno de la jornada siguiente empezó a quedar viejo. ¿Qué
hacer?
Y terminó de complicar las cosas del todo la explosión de
Internet, con sitios actualizados a cualquier hora, y la eclosión de las redes
sociales, donde el paradigma de la comunicación sufrió un dramático revés: ya
no hay uno que emite y los demás leen, miran o escuchan en silencio, sino que
todos al mismo tiempo emitimos y nos viralizamos sin que valga más lo que diga
un premio Nobel que un "fake" (perfil trucho en Twitter o en Facebook
de alguien que se hace pasar por otro). Ya no se puede determinar con certeza
si aquello que leemos, miramos o escuchamos es cierto, falso, cínico o
paródico. Se han socializado las responsabilidades, y la obsesión por la
calidad y la rigurosidad ya no está en los primeros puestos del ranking. Las
alarmas dejaron de funcionar.
Cuando se encuentran el hambre (la circulación mundial de los
diarios en declive) y las ganas de comer (los desaprensivos cazadores de
primicias y los chapuceros o estafadores del mundo virtual que trabajan al filo
de la legalidad o directamente al margen de ella, hackeando o robando
materiales pertenecientes al mundo de la privacidad) suceden inevitablemente
este tipo de cosas.
De un lado y del otro hay un sueño chiquito y espurio de
salvarse, de miserias e irregularidades, de engaños y autoengaños. Quien vende
la foto porque embolsa un buen fajo de billetes y quien la compra porque supone
que una imagen que nadie tiene puede dar vuelta la historia de su medio y
salvarlo de las anunciadas hecatombes sobre el fin del periodismo.
No sólo no se salvan nada, sino que se convierten en el
hazmerreír mundial y sirven como anillo al dedo para que gobernantes como
Cristina Kirchner, que odian a la prensa, tengan de sobra con qué despacharse a
gusto por un buen rato.
Ya era bastante reprobable, y de nulo valor para el lector
(más allá del obvio morbo que pueda despertar), publicar la foto de un
moribundo. Hay varios lamentables antecedentes: la imagen de un escuálido y
entubado Francisco Franco, durante su larga agonía, que terminó el 20 de
noviembre de 1975, o la foto de un moribundo Ricardo Balbín, en terapia
intensiva, que publicó la revista Gente en su edición del 10 de septiembre de
1981 (tres años después la publicación fue condenada y debió resarcir
económicamente a la viuda de aquel líder radical).
Tampoco está de más recordar las horrorosas fotos del cadáver
de la asesinada Nora Dalmasso, que emitió el noticiero de América en junio de
2007 gracias a la primicia de Cynthia García, hoy volcada al oficialismo militante
que denuncia a los "medios hegemónicos".
El 10 de febrero de este año el diario Crónica publicó un
suplemento de cuatro páginas -¡un suplemento! más la primera plana- con las
fotos tremendas del cadáver de la modelo Jazmín de Grazia, que había aparecido
muerta unos días antes en la bañera de su departamento.
Pero en este caso, ni siquiera se trataba de un moribundo o
de un muerto célebre, sino de un paciente cualquiera con apenas un cierto
parecido a Chávez, cuya imagen provenía de un video subido a YouTube en 2008.
Resulta incomprensible cómo editores experimentados
reaccionaron como un grupo de jóvenes entusiastas que no ven más allá de sus
narices y que marchan directo a estrellarse con su travesura.
En tiempos de virtualidad absoluta, donde realidad y ficción
se confunden y se mezclan con tanta facilidad, cuesta creer cómo todavía
redacciones profesionales caen con tanta facilidad ante este tipo de materiales
envenenados. Distribuidos por audaces timadores o, da igual, por
"justicieros" mediáticos (Assange y derivados) intentan desprestigiar
a la industria periodística dejando en evidencia cuán vulnerable es en materia
de controles internos.
ALGUNAS EXPLICACIONES
DE EL PAÍS
El diario español publicó tres notas a lo largo del día
Primer comunicado
Reconoce el error, pero dice que el epígrafe ya advertía
sobre las dificultades para verificar las circunstancias de la foto
"En el texto que acompañaba la foto se afirmaba que El
País no había verificado de forma independiente [su veracidad]"
Tercer comunicado
Responsabiliza principalmente por el fallo a la agencia
gráfica Gtres Online, "con la que El País trabaja desde hace años"
"Gtres Online trasladó a El País en todo momento su
confianza en la veracidad de la instantánea"
"La agencia señaló que [la foto] procedía de una
enfermera cubana a través de su hermana, que reside en España"
Beatriz Sarlo: "Si yo fuera cristinista estaría pensando en un cambio de régimen político"
La escritora y ensayista opinó que la Presidenta
"no tiene sucesión y no va a haber reforma de Constitución ";
"Sabemos que el cristinismo está en baja", lanzó.
La escritora y ensayista Beatriz Sarlo volvió a mostrarse crítica al referirse al mandato de Cristina Kirchner y opinó que si fuera cristinista "estaría pensando en un cambio de régimen, una gran campaña que establezca nuevas bases".
En diálogo con Código político, por
TN, Sarlo opinó: "Lo que yo presumo que está en alguna de las usinas
políticas del cristinismo, que todavía no ha sido presentado, es un cambio de
régimen político, que no es una mera reforma de la Constitución". Y
continuó: "Si no pueden cambiar la Constitución lo que yo haría si fuera
cristinista es un cambio de régimen, es decir una gran campaña ideológica
política, incluida con plebiscito, que establezca nuevas bases para la
institucionalidad argentina".
Sarlo a modo de ejemplo se refirió a lo que ocurrió
en Bolivia y señaló: "Es lo que hizo Evo Morales con una gran mayoría en
Bolivia. Estableció una nueva relación entre las comunidades y las
instituciones políticas, relación que no existía antes". Y luego aseveró:
"El tópico que yo presumo que tendría si fuera cristinista es el cambio de
régimen, porque [Cristina Kirchner] no tiene sucesión y no va a haber reforma
[de la Constitución]". "En la Constitución que Perón hizo también
había un deseo de cambio de régimen que no se animó a llevar a cabo totalmente",
completó.
En tanto, la ensayista señaló que un camino viable
al cambio de régimen podría ser a través de una movilización popular anclada en
"la necesidad de que este país se vuelva a constituir". Y en esa
línea, lanzó: "Sabemos que el cristinismo está en baja, pero según todas
las encuestas no ha seguido esa baja y depende de la situación económica".
Luego, la ensayista, se refirió a la movilización popular del 8N y sostuvo que
"fue autorganizada". "Desde el Estado la capacidad de movilizar
es enorme y a este Gobierno no le va a temblar la mano encarando esto",
opinó.
Por último,
al hacer alusión a la derrota electoral del kirchnerismo en 2009, expresó:
"Ellos nunca van a menos, salieron redoblando la apuesta. Después del 2009 contraatacaron con la ley de
medios que le permitió una gran campaña ideológica y
reconstituirse en el imaginario de la gente".
Y al hacer
mención sobre un posible cambio de régimen expresó: "No tienen salida.
Ella [Cristina Kirchner] no tiene reelección si no va a un cambio de esa
naturaleza".
jueves, 24 de enero de 2013
La dilación como táctica domesticadora
La afinidad entre
Angela Merkel y Nicolás Maquiavelo produce ‘Merkiavelo’: un modelo que permite,
frente a la crisis actual, relajar las normas democráticas para extender la
política de ahorro alemana a toda Europa.
Muchos ven a Angela Merkel como la reina de Europa sin corona. Cuando
uno se pregunta de dónde saca exactamente su poder, se topa con un rasgo
característico de su forma de actuar: una capacidad de maniobra realmente
maquiavélica. Según Nicolás Maquiavelo, primer pensador que aborda el tema del
poder, el príncipe solo debe mantener su palabra política de ayer si le aporta
ventajas hoy. Trasladado a la presente situación, la máxima sería: uno puede
hacer hoy lo contrario de lo que anunció ayer si eso aumenta las posibilidades
de salir elegido en las próximas elecciones.
Merkel luchó durante mucho tiempo a favor de alargar la vida útil de las
centrales nucleares alemanas. Pero, después de la catástrofe de los reactores
de Fukushima, se desmarcó del uso de la energía nuclear. Desde entonces ha
demostrado ser una maestra de la “salvación en el último minuto”. Ayer decía
sobre los eurobonos: no, “mientras viva”. Pero hoy encarga al ministro de
Hacienda, Wolfgang Schäuble, que encuentre una forma de salir de la situación
dando un rodeo, y tolera que el Banco Central Europeo conceda créditos a los
bancos y Estados colapsados, créditos que, en el peor de los casos, al final
también tendrán que pagar los contribuyentes alemanes.
La afinidad política entre Merkel y Maquiavelo —el modelo Merkiavelo,
como me gusta llamarlo— se basa en cuatro elementos que se complementan
mutuamente:
Primero. Alemania es el país más rico y más poderoso desde el punto de
vista económico de toda la Unión Europea. En el marco de la actual crisis
financiera, todos los países deudores dependen de que los alemanes estén
dispuestos a avalar los créditos necesarios. El maquiavelismo merkeliano
consiste en que Merkel no toma partido en el enconado conflicto entre los
arquitectos de Europa y los ortodoxos defensores de los Estados nacionales o,
más exactamente, en el hecho de que se mantiene abierta a esas dos opciones contrapuestas.
Más bien, Merkel vincula —y ahí tenemos el quid más
maquiavélico— la disposición de Alemania a conceder créditos con la disposición
de los países deudores a cumplir las condiciones de la política de estabilidad
alemana. Este es el primer principio de Merkiavelo: cuando se
trata de ayuda pecuniaria alemana para los Estados deudores, su posición no es
ni un sí rotundo ni un rotundo no, sino un “ni que sí ni que no” dentro del
juego por hacerse con el poder.
Segundo. ¿Cómo se puede resolver esta posición paradójica en la praxis
política? Para Maquiavelo, se recurriría a la virtù, es decir,
a la eficiencia, la energía política y el espíritu emprendedor. Y aquí nos
topamos con un segundo quid de la cuestión: el poder de Merkiavelo se
basa en el apremio a no hacer nada, a no actuar todavía, a hacerlo más
adelante, a la dilación.
La dilación como táctica domesticadora, ese es el método de Merkiavelo.
El instrumento coercitivo no es la irrupción agresiva del dinero alemán, sino
todo lo contrario: la amenazante salida, el aplazamiento y la denegación de los
créditos. Si Alemania no da su aprobación, la ruina de los países deudores será
inevitable.
Es cierto que existen muchos motivos para la dilación; la situación
mundial es tan compleja que ya nadie consigue desentrañarla y a menudo solo
queda la elección entre alternativas que entrañan riesgos imprevisibles. Pero
estos motivos justifican también la dilación como estrategia de poder. Con el
tiempo, Merkel ha perfeccionado esa forma de dominio involuntario que se
legitima con la glorificación del ahorro.
Por tanto, el nuevo poder alemán en Europa no se basa, como en tiempos
pasados, en la violencia como última razón. No necesita armas para someter a
otros Estados a su voluntad. Por eso es absurdo hablar de Cuarto Reich. Y
por eso el poder basado en la economía se caracteriza por una movilidad mucho
mayor: no necesita invadir y, sin embargo, es omnipresente.
Tercero. De este modo se consigue algo aparentemente imposible, es decir,
vincular la intención de voto nacional con el papel de arquitecto europeo. Pero
eso implica que todas las medidas para salvar al euro y a la UE tienen que
superar primero el examen de adecuación a la política interna, comprobar si son
convenientes para los intereses de Alemania y para la posición de poder de
Merkel. Cuanto más críticos con Europa sean los alemanes, más atenazados se
sentirán por los países generadores de deuda que se han propuesto asaltar el
monedero alemán, y más difícil será mantener el equilibrio entre estos
extremos. Pero Merkiavelo ha respondido a este problema con la
jugada de la “Europa alemana” que funciona en ambas direcciones. En política
interior, la canciller tranquiliza a los alemanes que temen por su pensión, su
casita y su milagro económico adoptando con rigor protestante la política del no dosificado
y ascendiendo a la categoría de maestra de Europa. Al mismo tiempo, en política
exterior asume la “responsabilidad europea” contribuyendo a la cohesión de los
países del euro con una política del mal menor. Su tentadora oferta es: mejor
un euro alemán que ningún euro.
En este sentido, Merkel se revela como alumna aventajada de Maquiavelo
en un aspecto más. “¿Qué es mejor, ser temido o amado?”, se pregunta el
pensador en su clásico El príncipe. “La respuesta es que se
deben ansiar ambas cosas; pero como resulta difícil aunar ambas, es mucho más
seguro ser temido que amado, siempre que solo sea posible una de las dos opciones”.
Merkel aplica este principio de manera selectiva. Neoliberalismo brutal de cara
al exterior, consenso con tintes socialdemócratas de cara al interior; esa es
la fórmula de éxito deMerkiavelo.
Cuarto. Merkel quiere prescribir a los países socios, o incluso decretar,
lo que en Alemania se considera la fórmula mágica: ¡ahorro! Pero la política de
ahorro de la tristemente célebre ama de casa suaba pronto se revela en la
realidad política como recorte drástico de las pensiones, la educación, la investigación,
las infraestructuras, etcétera, y tenemos que vérnoslas con un neoliberalismo
brutal.
Estos cuatro componentes del Merkiavelismo se refuerzan
recíprocamente y constituyen el núcleo de poder de la Europa alemana.
Finalmente, también encontramos en Merkel un paralelismo con lanecessità de
Maquiavelo, es decir, con la situación histórica de crisis ante la que debe
reaccionar el príncipe, y se ve obligada a anteponer aquello que exige una
situación de peligro a lo que prohíben las leyes. Según Merkiavelo, para
extender de forma vinculante la política de ahorro alemana a toda Europa, se
pueden relajar o incluso infringir las normas democráticas.
Ahora bien, el método de Merkiavelo podría ir topándose
paulatinamente con sus propios límites; al fin y al cabo, la política de ahorro
alemana no puede apuntarse el mérito de haber conseguido ningún éxito hasta el
momento, sino todo lo contrario: la crisis de la deuda también amenaza ahora a
España e Italia y quizá pronto incluso a Francia. Los pobres son cada vez más
pobres, el descenso de nivel social amenaza a las clases medias y todavía no se
ve ninguna luz al final del túnel. Así las cosas, el poder también podría
llevar a la formación de un contrapoder. Desde que François Hollande asumió el
cargo se han producido cambios palpables en la constelación de las distintas
fuerzas políticas.
En cualquier caso también es posible un escenario enteramente distinto:
un duelo entre Angela Merkiavelo, la europea titubeante, y su
retador del SPD, el apasionado jugador al ajedrez del poder Peer Steinbrück,
que está descubriendo para sí el papel de un nuevo Willy Brandt europeo. La
fórmula de la política europea de Peer Steinbrück podría ser: más libertad, más
seguridad social y más democracia… a través de Europa. Entonces podría
llegarse, contra todo pronóstico, a una competición entre dos proeuropeos por
ver quién da más. O el candidato a canciller del SPD, Steinbrück, consigue dar
jaque mate aMerkiavelo en política europea, o gana Merkiavelo porque
descubre la importancia de la idea de Europa para las estrategias de poder y se
convierte en la fundadora de los Estados Unidos de Europa.
De un modo u otro, Alemania ha de decidirse entre la existencia o la no
existencia de Europa. Sencillamente, se ha vuelto demasiado poderosa como para
poder permitirse el lujo de no tomar ninguna decisión.
Ulrich Beck es sociólogo y profesor de la London School of Economics y de la
Unversidad de Harvard.
Traducción de News Clips.
Panetta acaba con la prohibición de que las mujeres entren en combate
El secretario de Defensa anula una ley de 1994 y da hasta febrero de
2016 a las distintas ramas del Ejército para que hagan una evaluación de sus
posibilidades.
El secretario de Defensa, Leon Panetta, ha puesto fin a la prohibición
militar que impedía a las mujeres entrar en combate en los frentes de batalla,
según fuentes de ese departamento. La decisión del jefe del Pentágono abre la
puerta a las mujeres que sirven en el Ejército de Estados Unidos a miles de
posiciones en el frente y a comandos de operaciones especiales, donde ahora
estaban vetadas a pesar de que el país lleva involucrado en guerras más de una
década.
Fuentes oficiales aseguran que Panetta hará el anuncio mañana jueves y
también se lo notificará al Congreso. Las fuentes citadas quieren puntualizar
que la incorporación de las mujeres al frente no será automática. A partir de
mañana, Defensa abrirá una fase conocida como de “evaluación”, en la que cada
rama militar examinará todos sus puestos y las unidades que no están integradas
por mujeres y aportaran una agenda temporal de cuándo las mujeres pueden
incorporarse. Deberán de presentar informes cada 90 días y el plazo final está
en enero de 2016. Para entonces deberán de declarar si consideran que ciertos
destinos deberían de estar vetados a las mujeres.
El Ejército de Tierra y el Cuerpo de Marines tendrán que revisar sus
requerimientos físicos y proveer alojamiento apropiado para unidades de combate
que ahora serán mixtas. La revolucionaria e innovadora resolución de Panetta
acaba con una ley de 1994 que prohibía que las mujeres fueran asignadas a
pequeñas unidades de combates.
Cerca de un millón y medio de personas sirven en el Ejército de Estados
Unidos, de ellas más de 200.000 son mujeres. A
principios de mes, el Regimiento 160 de Operaciones Especiales de la Aviación
abrió sus puertas a las mujeres y comenzó a reclutarlas como pilotos. La Armada
ha destinado su primera oficial mujer a un submarino el año pasado y algunas
tropas de tierra en Irak y Afganistán llevan adjuntas mujeres.
Más de 800 mujeres fueron heridas en esas dos contiendas y 130 han resultado
muertas.
El pasado mes de noviembre, cuatro mujeres soldado junto con la Unión
Americana de Libertades Civiles demandaron al Pentágono y a Panetta por su
exclusión del combate. En la demanda, se argumenta que las mujeres, en
realidad, ya sirven en posiciones de combate pero que sin embargo no reciben el
reconocimiento por ello. En 2012, el Ejército permitió que 14.500 puestos
fueran accesibles para las mujeres y acabó con la prohibición de que no
pudieran convivir con unidades de combate.
miércoles, 23 de enero de 2013
Cameron convocará un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE
Si gana las elecciones de 2015, el primer ministro
británico quiere renegociar la relación de Londres con Bruselas.
La consulta se celebraría antes del fin de 2017.
La iniciativa va más lejos de lo que se esperaba y
puede ser vista como un chantaje en la UE.
Tras
meses de dudas y cavilaciones, David Cameron se ha decidido a abrir la caja de
Pandora de Europa. El primer ministro británico ha anunciado este miércoles que
convocará antes de 2018 un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la
UE. El anuncio ha provocado euforia entre los euroescépticos del Partido
Conservador pero cautela en el mundo económico: aunque muchos empresarios
defienden el modelo de Europa de Cameron, temen que tantos años de espera
provoquen demasiada incertidumbre entre los inversores.
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Bruselas veta un cambio de
Tratado ante la deriva euroescéptica de Londres
Los
británicos podrán elegir entre permanecer en la UE o abandonarla una vez que
Londres haya negociado una profunda reforma que favorezca los intereses
británicos y que incluiría la devolución a los parlamentos nacionales de
diversas políticas que ahora dependen de Europa. ¿Qué políticas? “Nada ha de
estar fuera de la mesa [de negociación]”, se limitó a decir el primer ministro.
“Ha
llegado el momento de que los británicos hablen. Ha llegado el momento de
sellar la cuestión europea en la política británica”, declaró, solemne, en la
sede de la agencia Bloomberg, en el centro de Londres. Su esperado discurso,
tantas veces aplazado y que incluso tuvo que cancelar la semana pasada, cuando
la crisis de Argelia le impidió pronunciarlo el viernes en Amsterdam, fue mucho más allá de lo que se esperaba hace tan solo
unas semanas.
Hasta ahora había rechazado siempre la posibilidad de
convocar un referéndum sobre la permanencia o la salida de Europa
Cameron
endulzó su mensaje con evocaciones a la importancia que la construcción europea
ha jugado para pacificar y estabilizar el continente tras dos guerras mundiales
en el siglo XX. Aunque enseguida añadió que el objetivo de la UE hoy “no es
conseguir la paz, sino asegurar la prosperidad”. Y por eso ha de cambiar.
El primer
ministro se fijó un horizonte de reformas “para la Europa del siglo XXI” a
partir de cinco principios: competitividad,
porque “el corazón de la UE tiene que ser, como es ahora, el mercado único”; flexibilidad (“La UE tiene que actuar con la
velocidad y la flexibilidad de una red, no con la pesada rigidez de un
bloque”); flujo de poder hacia los Estados
miembros, no sólo hacia Bruselas, por lo que hay que examinar
qué hace la UE y qué debería dejar de hacer; rendición de cuentas democrática,
o sea, “un papel mayor y más significativo de los parlamentos nacionales”; y justicia,
sobre todo para evitar que los países que no están en el euro, como Gran
Bretaña, sean tratados de forma distinta a los que están dentro. Y citó en
concreto la coordinación fiscal y la unión bancaria, es decir, la City, en
contradicción aparente con su credo de que el mercado único es el eje de la UE.
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1973:
Reino Unido entra en la CEE, pero un año después ya pide "métodos más
justos de financiar el presupuesto".
Hasta
este miércoles, Cameron había rechazado siempre la posibilidad de convocar un
referéndum sobre la permanencia o salida de Europa. A lo máximo que parecía
aspirar es a renegociar la posición de Reino Unido en la UE y someter el
resultado de ese paquete a los británicos. Pero esa estrategia tenía dos
grandes inconvenientes: por un lado, dejaba en el aire qué ocurriría si los
votantes rechazaban ese acuerdo; por el otro, corría el riesgo de no atajar el
auge del partido antieuropeo UKIP, que amenaza con robar muchos votos a los
conservadores y facilitar así una victoria laborista en 2015.
Y eso, el
auge del UKIP, es lo único que ha cambiado en los últimos meses. Ahora, el
debate europeo queda amortiguado hasta después de las elecciones. Por eso su
cambio de posición parece explicarse sobre todo por razones de interés personal
y de partido. Así lo denunció el líder de la oposición, el laborista Ed
Miliband. También recibió ácidas críticas del ex primer ministro Tony Blair,
que rompió su tradición de no hablar de sus sucesores al declarar que la
estrategia de Cameron “es un desastre”. Y le comparó con el policía de una
comedia de Mel Brooks que amenaza con dispararse a si mismo en la sien si los
malos no hacen lo que él les pide. También se desmarcó el número dos de la
coalición, el líder liberal-demócrata y conocido europeísta, Nick Clegg.
Cameron sin duda ha reforzado su posición personal al rechazar
las presiones de Estados Unidos y Alemania
las presiones de Estados Unidos y Alemania
Cameron
pareció, sin embargo, ganarse por completo a los euroescépticos de su propio
partido. Pero cosechó una mezcla de elogios y críticas de empresarios y
economistas: muchos alaban su objetivo de britanizar Europa pero no su
calendario, que temen que provoque cinco años de incertidumbre entre los
inversores.
La apuesta
de Cameron ha forzado a los laboristas a rechazar el referéndum, aunque su
posición puede acabar cambiando. Y el primer ministro ha reforzado su posición
personal al rechazar las presiones de Estados Unidos, que desconfía de un
referéndum sobre la permanencia británica.
El líder
tory confía en que la crisis del euro acabe forzando una reforma de los
tratados para acomodar la UE a la nueva situación. Y ve ahí su gran
oportunidad. No solo porque eso abre las puertas a una reforma más amplia que
le permitiría introducir sus demandas sino porque tendría la fuerza del derecho
de veto: si no le hacen caso, podría paralizar el nuevo tratado. Los alemanes
ya han dicho que eso es chantaje, pero ya se sabe que el chantaje es una de las
fórmulas habituales para forzar el consenso en Europa. Y, con la nada
sorprendente salvedad de Francia, la cauta reacción de los socios, y sobre todo
de Angela Merkel, hace pensar que Cameron tiene ya el compromiso alemán de
hacer algún apaño con sus demandas.
Su gran
problema sería que el núcleo duro de la zona euro, es decir, la propia
Alemania, decida que en realidad no es necesario reformar los tratados para
acomodarlos a la nueva Europa del euro. “Mi preferencia es que esos cambios
afecten no solo a Gran Bretaña, sino a toda la UE. Pero si no hay apetito para
un nuevo tratado para todos nosotros, Gran Bretaña debe estar preparada para
afrontar los cambios que necesitamos en una negociación con nuestros socios
europeos”, advirtió, desafiante.
No fueron
sus únicas palabras con aromas de amenaza. “Con valentía y convicción creo que
podemos conseguir una situación en la que Gran Bretaña esté cómoda y todos
nuestros países puedan prosperar. Y déjenme decir que cuando llegue el
referéndum, y si podemos negociar un acuerdo como ese, haré campaña [por la
permanencia] con todo mi corazón y toda mi alma. Porque hay algo en lo que creo
profundamente: que el interés nacional de Gran Bretaña está más garantizado en
una UE flexible, adaptable y abierta y que esa UE es mejor con Gran Bretaña dentro”.
Es decir, aunque no quiso aclararlo, que puede acabar haciendo campaña por la
salida de Europa si no le dan lo que pide…
El Parlament aprueba por amplia mayoría la declaración soberanista
Los diputados refrendan el texto con 85 votos a
favor (CiU, ERC, Iniciativa y CUP), 41 en contra (PP, PSC y Ciutadans) y dos
abstenciones. Dos parlamentarios se han ausentado.
En el
primer pleno de la legislatura, el Parlamento de Cataluña ha aprobado esta
tarde una declaración en la que proclama al
pueblo catalán como "sujeto político y jurídico soberano” y reclama la celebración de una
consulta para decidir su futuro político. El texto ha sido secundado por 85
diputados de CiU, ERC e Iniciativa y la CUP, mientras que 41 diputados del PSC,
PP y Ciutadans han votado en contra. Dos diputados de la CUP se han abstenido
para mostrar sus reticencias al texto. Además dos diputados del PP no han
acudido a la votación por enfermedad.
La
declaración aprobada esta tarde no concreta si ha de celebrarse un referéndum
pactado con el Gobierno o una consulta al amparo de una ley catalana que
pudiera aprobar el Parlament. Sí se alude a que "se utilizarán todos los
marcos legales existentes para hacer efectivo el fortalecimiento democrático y
el ejercicio del derecho a decidir" y que "se dialogará y se negociará
con el Estado español, las instituciones europea y el conjunto de la comunidad
internacional".
El PSC
finalmente ha votado en contra, tras
discutir hasta última hora el sentido de su voto. Sin embargo, cinco
de los 20 diputados del PSC no han participado en la votación. De esta manera han roto la disciplina
de voto partido. Los diputados discrepantes han estado presentes en el pleno,
pero no han participado en la votación. De esta manera, se han desmarcado de la
postura acordada esta mañana en una reunión del grupo parlamentario, en la que
se ha vuelto a reproducir la fractura que vive el partido a causa de este tema.
Los cinco diputados que no han votado contra la declaración soberanista son el
alcalde de Lleida, Àngel Ros; Rocío Martínez-Sampere y Joan Ignasi Elena (por
Barcelona), la exconsejera de Salud Marina Geli (elegida por Girona) y Núria
Ventura, que fue elegida por Tarragona. Todos ellos forman parte del sector más
catalanista del PSC.
La
división socialista ha marcado el debate. Los grupos que proponían la
declaración, CiU, ERC, e ICV han colmado su discurso de referencias veladas a
los socialistas, a quienes han intentado sumar al acuerdo, sin éxito. Y los
grupos contrarios al texto, PP y Ciutadans, han ironizado con las reticencias
de Pere Navarro a sumarse su bloque.
CiU ha
cerrado el debate remarcando su carácter histórico y señalando que el camino
hacia la consulta está abierto a todos los partidos. “El camino del derecho a
decidir está abierto. Si se quiere el federalismo, previamente se debe querer
el derecho a decidir. Esta no es una declaración a favor de la independencia ni
del federalismo. Es una declaración a favor de la democracia”, ha aseverado el
presidente del grupo parlamentario de CiU, Oriol Pujol, en referencia a los
socialistas. Pujol ha querido desmentir uno de los argumentos de los
socialistas para negarse a votar el texto: que asumir la “soberanía” de
Cataluña tiene efectos jurídicos. “No entendemos la resistencia a utilizar
soberanía. Es tanto como negar a la gente que representamos”.
“No es
una regulación jurídica, eso ya lo haremos. Tampoco es una hoja de ruta, eso ya
lo decidiremos. Ahora declaramos cuáles son los fundamentos. Como más sólidos
sean los fundamentos, más sólidas serán las paredes”, ha mantenido Pujol.
Oriol
Junqueras ha sido el encargado de abrir el debate. El líder de ERC ha remarcado
que se trata de una “jornada histórica”, y se ha dedicado a discrepar de los
dos argumentos que han motivado el voto en contra del PSC: la consideración de
Cataluña como un ente jurídico soberano. "La soberanía implica,
literalmente, que por encima de la voluntad democrática de los ciudadanos no
hay nada. Se sitúa por encima de cualquier imposición". Frente a la
propuesta socialista de establecer una soberanía compartida con España,
Junqueras ha respondido: “El derecho a decidir no puede ser compartido con otro
ente jurídico. De derecho a decidir hay uno, no dos ni tres”.
Iniciativa
le ha recordado a los socialistas que la vía federalizante se perdió con el
Estatut, y justificó su posición: la defensa del derecho a decidir sin ser
independentista. El ecosocialista negó que la consulta sea “un delirio o un
capricho”, y pidió al Gobierno central que autorice el referéndum. “No estamos
delante de un problema jurídico, sino de voluntad política. España debe decidir
si está de lado de la democracia o de la Constitución".
Navarro
ha respondido como ha podido respondió como pudo a las críticas de los partidos
que firman la declaración soberanista. Ha iniciado su intervención reclamando
al Gobierno que se centre en la crisis, pero rápidamente ha entrado en la
cuestión soberanista. El socialista ha justificado su negativa en que CiU, ERC,
e ICV se han negado a respetar “la legalidad” para hacer la declaración.
También ha asegurado que el texto prefigura que la hoja de ruta de los partidos
es lograr la independencia. El socialista ha emplazado al resto de partidos a
retirar el texto y empezar el debate de cero para no cometer “el error” de
votar la declaración tal como se ha aprobado.
La
incomodidad del socialista la han explotado también los dos otros partidos que
han votado en contra de la declaración, PP y Ciutadans. Tanto Alicia
Sánchez-Camacho como Albert Rivera han dado irónicamente la bienvenida a Pere
Navarro al bloque “de la democracia y el Estado de derecho”, frase en la que
ambos líderes han coincidido. La dirigente popular también ha ahondado en la
crisis de Convergència i Unió. Sánchez-Camacho ha pedido a los 13 diputados democristianos
que “actúen con sentido común. Tienen la oportunidad de no avalar el
separatismo". Rivera ha ninguneado el debate, hasta el punto que Ciutadans
no ha presentado ningún texto alternativo. “Esperamos que empiece pronto la
legislatura”; ha dicho Rivera, que ha censurado la declaración soberanista:
"Este documento es ilegal y lo sabe cualquiera que haya hecho una clase de
derecho".
La CUP ha
justificado su decisión (un diputado votó sí, y dos se abstuvieron) en las
formas del proceso liderado por CiU y ERC. “La CUP quiere posicionarse ante una
estrategia que se ha pensado por dos lados. Nadie ha explicado a la CUP la
estrategia para llegar a la consulta. Uno de los votos es sí a la soberanía y
al derecho del pueblo catalán a decidir su futuro; y las dos abstenciones son
para como se está liderando este proceso ahora, al principio”, ha cerrado el
diputado Quim Arrufat.
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