Majestuoso testimonio de un poder agostado

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viernes, 19 de octubre de 2012

Fidel Castro reaparece en el 50 aniversario de la Crisis de los Misiles


 

 

La publicación de una carta del ex presidente cubano en Granma tras casi cuatro meses de ausencia no despeja las dudas sobre su estado de salud.

 

AGENCIAS La Habana 

La firma de Fidel Castro ha aparecido de nuevo en la prensa cubana a propósito del mensaje de felicitación que envió a un centro que él mismo inauguró hace cincuenta años y que se publica tras días de rumores en redes sociales sobre un agravamiento de su salud.
El "Mensaje de Fidel" a los graduados del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas "Victoria de Girón" de La Habana ha ocupado las portadas de Granma y se ha reproducido en la web oficial Cuba debate.
Hace casi cuatro meses que el ex presidente cubano, de 86 años y retirado del poder desde 2006 por una grave enfermedad, no publica sus famosas "Reflexiones", los artículos que comenzó a escribir durante su convalecencia.
Además, las últimas imágenes de Fidel Castro que se han divulgado en la isla son de finales de marzo cuando se reunió, acompañado de varios miembros de su familia, con el papa Benedicto XVI en la Nunciatura Apostólica de La Habana con motivo de la visita que el pontífice cursó a la isla.
Estas circunstancias y el hecho de que no se conociera una felicitación expresa de Fidel Castro a su aliado Hugo Chávez por su victoria en las elecciones presidenciales de Venezuela han alimentado en pasados días las especulaciones sobre su estado de salud.
La reaparición de las cartas de Fidel se produce en coincidencia con la conmemoración del 50 aniversario de la Crisis de los Misiles con EEUU, que puso al mundo al borde de una guerra nuclear.
El emplazamiento secreto en Cuba de misiles nucleares soviéticos en octubre de 1962 y su posterior descubrimiento tras vuelos de reconocimiento de aviones espías estadounidenses sobre el territorio cubano, desencadenó una serie de acontecimientos en los 13 días más críticos de la Guerra Fría.
Un bloqueo naval y el riesgo de invasión a la isla llevó a que el entonces presidente estadounidense John F. Kennedy y su homólogo soviético Nikita Khrushchev llegaran a un acuerdo para detener el conflicto, al que también se conoce como Crisis del Caribe y cuyo momento más crítico ha sido descrito como el instante en el que se detuvo el mundo.
Muchos cubanos, como Eligio Salazar, fueron acantonados desde ese 16 de octubre en un lugar cercano a La Habana sin uniformes y sin saber qué pasaba, pero listos para usar su arma, un obús de 122 milímetros. Todo con un único sentimiento: defender a su patria.
"Nos fuimos enterando poco a poco de la cosa y realmente yo llegué a saber junto con todos los compañeros de que habíamos estado al borde de una guerra prácticamente después de haberse acabado eso, a los días sucesivos", contó Salazar a la agencia Reuters, de 70 años y en ese entonces de 20, quien aún se emociona al hablar de esos "tensos días".
"La disposición era defender la revolución y la independencia de Cuba, por lo tanto, como toda guerra, si te tocaba morir, morías (...) sabíamos que la bronca era ya con los americanos", agregó desde su casa en La Habana. Salazar recuerda con orgullo que "no hubo nadie llorando, ni queriendo irse de allí".
Desacuerdos entre cubanos y soviéticos afloraron en los días de la crisis cuando, en un acuerdo secreto, Khrushchev accedió a retirar los misiles de Cuba y Kennedy tomó la misma decisión con sus misiles emplazados en Turquía que apuntaban a Moscú.
Cuba se quejó de ese acuerdo y alegó que ambas potencias la dejaron fuera. El entonces presidente Fidel Castro expuso cinco puntos con los que pretendió entrar en el acuerdo, entre ellos exigía a su enemigo el levantamiento del bloqueo, el cierre de la base naval de Guantánamo y el cese de actividades subversivas.
Muchos creen incluso que la exclusión de Cuba del acuerdo ha hecho que el diferendo político de Washington con La Habana, iniciado tras la revolución liderada por Castro en 1959, se extienda hasta hoy, cuando la isla aún reclama en foros internacionales el cese del embargo comercial que impone Estados Unidos.
"Otro gallo hubiera cantado, pero los soviéticos decidieron ignorar el punto de vista del Comandante (Fidel Castro), por eso hemos tenido que vivir estos años apretados, siempre amenazados", dijo Víctor Jiménez, otro veterano que pasó días en trincheras bajo tierra, aguardando "una invasión".
Y hasta ahora existe en Cuba la controversia de si fue correcta la decisión de los soviéticos de acceder a retirar los cohetes de la isla.
Orlando Iglesias, un veterano de 86 años que estuvo movilizado durante la crisis, dijo que sintió una alegría "tremenda" por el acuerdo. "En mi casa hasta lo celebramos porque fue como quitarnos un peso de encima (...) No hay mal que por bien no venga", agregó sonriente a Reuters mientras sirve de guía en una antigua trinchera que es parte de las atracciones turísticas que ofrece todo el año el legendario Hotel Nacional de Cuba.
No obstante, Salazar es de los que no aprueba esta versión. "No puedo calificarlo como un éxito (...) creo que tampoco fue en balde", dijo. "Los únicos que obtuvieron alguna ganancia con eso, para ponerle un nombre, fueron los soviéticos que querían que les quitaran los cohetes de Turquía", agregó.
Cubanos recuerdan especialmente el derribo por parte de militares soviéticos de un U-2 estadounidense el 27 de octubre, cuando sobrevolaba el espacio aéreo cubano para fotografiar las posiciones de los cohetes a todo lo largo de la isla.
"Fue un momento crítico, estábamos contentos porque golpeamos a los americanos, pero era muy grave la situación, ahora que puedo ver todo claramente es que entiendo la gravedad del asunto", dijo Bertha Hernández, una jubilada que residía a unos 12 kilómetros de San Cristóbal, en la provincia de Pinar del Río, donde estaban ubicados parte de los misiles.
En 2002, protagonistas rusos, cubanos y estadounidenses de la crisis se encontraron en La Habana por tres días en una conferencia que pasó revista al episodio más dramático de la Guerra Fría. Robert McNamara, ex secretario de Defensa del entonces presidente Kennedy que participó en las charlas, sentenció esa vez: "Evitamos una guerra nuclear por un margen muy estrecho".
Pero Iglesias, el veterano que sonríe mientras narra a los turistas que hace medio siglo el mundo estuvo al borde de una hecatombe nuclear, dijo que ofrece cada detalle que recuerda "para que no se repita". "Seguimos contando la historia porque hay que enseñarle al mundo entero lo que nosotros pasamos, no quisiéramos que vuelva aquel tiempo, fueron terribles aquellos 13 días", dijo con emoción mientras muestra fotografías y recortes de periódico de la época.

Violentos disturbios en Atenas, en una nueva jornada de protesta contra el ajuste

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En España llaman a una huelga general contra el ajuste

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jueves, 18 de octubre de 2012

Colombia ofrece un futuro político a las FARC en el arranque del diálogo


 

 

Gobierno y guerrilla escenifican en Oslo el comienzo de las conversaciones.

 

·                     Así fue la rueda de prensa en Noruega de los equipos negociadores

ELIZABETH REYES L. Bogotá 
EL PAÍS - LIVE!

El primer cara a cara público entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC que ha tenido lugar en Oslo ha mostrado cómo será la negociación para lograr la paz en este país suramericano que lleva más de cinco décadas inmerso en un conflicto armado.
Si bien en la primera parte del acto se leyó un comunicado conjunto, en el que las partes celebraban este nuevo intento para terminar con la guerra, los discursos de los delegados del Gobierno y la guerrilla respectivamente marcaron las distancias y los diversos puntos de vista de lo que cada uno pretende conseguir en la mesa de negociaciones. Estas comenzarán el próximo 15 de noviembre en La Habana.

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Mientras el Gobierno colombiano, a través del jefe de su delegación Humberto de la Calle, se ciñó al libreto diciendo que esta es una oportunidad para finalizar el conflicto y que la agenda que se discutirá en Cuba fue la acordada en el llamado “Acuerdo General para la Terminación del Conflicto”, la guerrilla a través de su segundo comandante y portavoz, Iván Márquez, aprovechó el escenario de Oslo para cuestionar el modelo social y económico de Colombia, la inversión extranjera y a las fuerzas militares, entre otros puntos.
De la Calle, minutos después, respondió en la rueda de prensa con algo de molestia recordándole a la guerrilla que sus delegados plenipotenciarios firmaron un acuerdo que estipula que el Gobierno va a negociar en La Habana y en el que no se incluyó ninguno de los tres temas que expuso Márquez. De la Calle pidió respeto por empresarios y políticos que fueron mencionados por el líder guerrillero. Cuando le correspondió el turno a las FARC, uno de sus representantes le respondió a De la Calle con una lacónica frase: “estamos comenzando”.
Así transcurrió la presentación pública de las mesa de conversaciones entre los portavoces colombianos y la delegación de las FARC. “Las conversaciones serán directas e ininterrumpidas” dijo De la Calle. Destacó que la estructura de este cuarto intento por encontrar la paz es diferente a los anteriores dada la forma en la que ha sido diseñado y que consiste en tres fases: una exploratoria, la de negociación —la que ayer empezó— y una tercera que es la construcción de una paz estable y duradera.
“La finalización del conflicto no es la paz sino la antesala de la paz”, dijo De la Calle y agregó que “de lo que se trata es de convenir una agenda para la terminación del conflicto que permita a las FARC exponer su ideas sin el acompañamiento de las armas”. El jefe negociador del Gobierno colombiano también explicó que este cuarto intento por alcanzar la paz se distingue por un lema: “es un proceso serio, digno, realista y eficaz”. De la Calle considera que este proceso no debe ser un instrumento para que otros lo usen como propaganda.
Aunque quedó claro que las conversaciones en La Habana serán reservadas y la información se manejará con extrema confidencialidad, De la Calle aseguró que esto no significa que se vaya a trabajar de espaldas a los ciudadanos colombianos y que por eso ya se han contemplado una serie de mecanismos para recibir las propuestas de la población civil.
Márquez afirmó que el pueblo colombiano debe ser el “principal protagonista para alcanzar la paz” y aclaró que la guerrilla no desea la guerra y que los verdaderos belicosos “son otros”, refiriéndose al Gobierno colombiano. “Traemos proyectos de paz, pero para poder alcanzarla es necesaria la desmilitarización por parte del Estado, así como reformas socioeconómicas que refunden la paz y de acuerdo a la realidad que vive el país”, añadió.
De la Calle dejó claro que la intención de estas negociaciones no es convencer al otro con ideas políticas. “Nuestro propósito no es venir a catequizar a nadie”, dijo en la rueda de prensa. “De lo que se trata es de acordar una agenda para la terminación del conflicto que permita a las FARC exponer sus ideas sin el acompañamiento de las armas y con plenas garantías para su transformación en una fuerza política desarmada”. En su turno, los guerrilleros respondieron que ellos no “van a negociar ni a capitular”.
El representante colombiano también dijo que coincidía con las FARC en que “el fin del conflicto no es en sí misma la consecución inmediata de la paz”. Esto ocurrirá en la tercera fase donde se tienen contempladas las transformaciones necesarias que serán —según el Gobierno colombiano— el verdadero motor de la paz. Fue en este momento que el portavoz del Gobierno recordó a la guerrilla que uno de sus compromisos es reconocer y reparar a las víctimas y que todo se hará en el marco del sistema de justicia transicional, respetando los acuerdos internacionales que ya ha firmado Colombia.
Por su parte, Iván Márquez advirtió que el proceso no será tan rápido como muchos lo han insinuado. “La pretendida paz express que algunos promocionan por sus afanes, solo conduciría a los precipicios de la frustración”. También agregó que la paz “no significa el silencio de los fusiles, no es la simple desmovilización”.

Argentina integrará el Consejo de Seguridad de la ONU

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Venezuela dio 72 horas a Paraguay para que retire a sus diplomáticos

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Merkel reclama que la UE pueda “intervenir” presupuestos


 

 

 

La canciller dice que la decisión de pedir el rescate "solo compete al Gobierno español".

El líder de los socialdemócratas acusa a la dirigente de haber aislado a Alemania en Europa.

 

·                     Merkel, frente a todos

JUAN GÓMEZ Berlín 

El recién nombrado candidato del partido socialdemócrata alemán (SPD)a las elecciones de 2013, Peer Steinbrück, ha acusado este jueves a la canciller Angela Merkel de estar aislando a Alemania en la Unión Europea con “un doble juego” político. La democristiana Merkel (CDU), ha dicho Steinbrück ante el pleno del Parlamento (Bundestag), permitió durante meses que diversos representantes de su coalición de centro-derecha “acosaran a Grecia” con amenazas de que saldrá del euro. Para el socialdemócrata, Merkel ha dado “un giro de 180 grados” que tampoco está siendo capaz de explicar a los alemanes: “Dígales a los ciudadanos que Alemania tendrá que asumir más obligaciones respecto a Grecia”. Previamente, la canciller había declarado ante los diputados alemanes su “deseo” de que Grecia permanezca en la Eurozona. Merkel se ha dirigido al pleno para explicar las propuestas que llevará a la cumbre de Bruselas que empieza esta tarde. La canciller afirmó que su Ejecutivo es partidario de "avanzar en la dirección de otorgar a Bruselas un verdadero poder de intervención sobre los presupuestos nacionales".
En su primer discurso como candidato en el Bundestag, Steinbrück ha acusado a Merkel de imponer políticas de austeridad asfixiantes a los socios europeos. Steinbrück ha recordado al canciller Heinrich Brüning, uno de los últimos líderes democráticos de la República de Weimar, cuyas políticas de austeridad a rajatabla aceleraron el ascenso de los nazis al poder en los años treinta: “la necesidad destruye la democracia, el hambre se come la estabilidad social; eso es también cierto en los países donde domina la crisis” económica actual. El “análisis sesgado” de esta crisis por parte del Gobierno alemán “redunda en una receta sesgada: austeridad, austeridad, austeridad”.
Steinbrück ha abierto su discurso celebrando la concesión del Premio Nobel de la Paz a la Unión Europea. Merkel terminó el suyo de la misma manera, con un énfasis europeísta que Steinbrück utilizó para atacarla: “este discurso habría hecho falta hace dos años”. La canciller llamó a redoblar los esfuerzos para salir de la crisis y destacó los “éxitos” obtenidos hasta ahora.
Respecto a la incertidumbre sobre la posible solicitud de un segundo rescate europeo por parte de España, Merkel dijo que “la decisión solo compete al Gobierno español”. Los mercados han anticipado esta semana dicha solicitud, que muchos analistas esperan para las próximas semanas. Merkel ha recordado que las condiciones para estos rescates están fijadas en los Tratados europeos.
La canciller alemana ha defendido la creación de un organismo común de supervisión bancaria, pero ha rechazado que pueda entrar en vigor en poco tiempo. Este organismo supervisor, ha insistido, es la condición para que los bancos puedan ser recapitalizados directamente por el mecanismo de estabilidad permanente MEDE. España y Francia presionan para que la supervisión conjunta funcione a partir del uno de enero de 2013, pero Alemania ha dado numerosas señales de que no será antes de 2014. Según ha dicho Merkel en el Bundestag, “estas cuestiones tienen que resolverse adecuadamente”.

El PIB chino crece al menor ritmo desde 2009 pero con signos de recuperación


 

 

La economía avanza un 7,4% en el tercer trimestre, el valor más bajo desde el inicio de 2009.

El Gobierno y los analistas creen que rebotará en los próximos meses pese a la crisis global.

 

JOSE REINOSO Pekín

La economía china creció un 7,4% en el tercer trimestre del año respecto al mismo periodo de 2011, hasta alcanzar 35,35 billones de yuanes (4,3 billones de euros), según datos publicados este jueves por la Oficina Nacional de Estadísticas. Se trata del valor más bajo desde el primer trimestre de 2009, cuando subió un 6,6%.
La desaceleración sigue la tónica registrada este año —el producto interior bruto (PIB) aumentó un 7,6% en el segundo trimestre y un 8,1%, en el primero—, pero tanto el Gobierno como los analistas creen que la segunda economía del mundo, que ha sufrido de forma intensa en sus empresas exportadoras el impacto de la crisis global, se está estabilizando y volverá a rebotar en los próximos meses.
“A juzgar por las cifras del tercer trimestre, y en particular del mes de septiembre, los signos de que la economía se está estabilizando son más claros”, ha asegurado Sheng Laiyun, portavoz del organismo estadístico, informa Reuters. “Los principales indicadores muestran que aunque el crecimiento aún se ralentizó, el ritmo del declive se ha hecho menor”. Según Sheng, la actividad está basculando hacia el rebote. El primer ministro chino, Wen Jiabao, aseguró el miércoles que la economía se está estabilizando y logrará el objetivo de crecimiento anual, que en marzo pasado fue fijado en el 7,5%. Analistas de Nomura, Daiwa y JP Morgan Chase creen que en el último trimestre del año la actividad invertirá la tendencia y volverá a tomar fuerza.
Los esfuerzos del Gobierno para enfriar el sector inmobiliario han ayudado a equilibrar los precios, pero han sido culpados de frenar la demanda en sectores como la construcción. Las autoridades han intentado impulsar el crecimiento este año con recortes de tipos y otras medidas.

Recorte de previsiones del FMI

El Gobierno asegura que la producción industrial aumentó un 9,2% en septiembre, frente a un año antes, y que las inversiones en activos fijos subieron un 20,5% en el conjunto de los nueve meses. Las ventas minoristas crecieron un 14,2% en septiembre, mientras que la inflación fue del 1,9% ese mismo mes, frente al 2% en agosto. En el conjunto de los nueve meses, la inflación está en el 2,8%.
Las cifras publicadas hoy sitúan en el 7,7% el crecimiento acumulado del PIB hasta septiembre, dos décimas por encima del objetivo para todo 2012. El Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó la semana pasada sus previsiones de crecimiento para China este año del 8% al 7,8%, y del 8,5% al 8,2% para 2013, debido al efecto, entre otros, de la crisis de la deuda europea. El PIB chino subió un 9,3% en 2011, y un 10,4% en 2010.
La estimación del FMI para 2012 coincide con el 7,8% comunicado la semana pasada por el vicegobernador del Banco Central chino Yi Gang. Yi afirmó que China continuará dando pasos para estabilizar el crecimiento e insistió en que Pekín dispone “de un espacio relativamente amplio” para utilizar las políticas monetaria y fiscal para lograrlo, comparada con otros países.
El Banco Central ha evitado suavizar la política monetaria desde julio pasado, tras haber recortado dos veces en un mes los tipos de interés. El organismo financiero disminuyó tres veces entre noviembre y mayo pasados el requisito de reservas que deben disponer los bancos, con objeto de impulsar los créditos y apoyar el crecimiento. Al mismo tiempo, las autoridades han acelerado las aprobaciones de proyectos de inversión y han desplegado medidas de apoyo fiscal a los exportadores. El Consejo de Estado ha asegurado que Pekín mantendrá una política fiscal proactiva y una política monetaria prudente este año.
Los analistas políticos creen que el Gobierno no adoptará medidas muy enérgicas antes del congreso quinquenal del Partido Comunista Chino, que tendrá lugar a principios de noviembre. En el cónclave, serán designados los nuevos líderes que dirigirán el país durante la próxima década.

Lula: “Un Presidente no lo sabe todo, debe escuchar a la sociedad”

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miércoles, 17 de octubre de 2012

Uruguay legalizó el aborto

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“La gran amenaza para Europa es que la veamos como ventanilla o reformatorio”


 

 

 

En una entrevista concedida en el Elíseo, François Hollande reflexiona sobre el futuro de Europa.

El mandatario sostiene que no se puede "imponer la cadena perpetua a los países que han tomado decisiones difíciles” y aboga por una UE de varias velocidades.

 

·                     Consulte el ESPECIAL EUROPA completo
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Los jardines del Elíseo, los suelos encerados y los grandes espejos que multiplican desde todos los ángulos el movimiento acompasado y tranquilo de los exclusivos servicios de protocolo e intendencia uniformada de la Presidencia no han cambiado prácticamente desde 1848, cuando este palacio requisado a la aristocracia se convirtió en sede y símbolo de la República. Lo que sí ha cambiado en solo meses —minutos para la historia— es la atmósfera que indefectiblemente se cuela con cada jefe a pesar de los rigores del lugar. Si hasta hace poco era Sarkozy quien recibía a sus visitas con su hiperactividad, sus gafas de sol y una teatralidad gestual que todo lo llenaba, hoy es François Hollande, de 58 años, quien ha incorporado ese toque de seriedad y quietud que le acompaña.
Y sin embargo, no es quietud precisamente lo que quiere.
Frente a una Alemania que frena los planes de la unión bancaria acordados en junio, claves para España, promete dar la batalla para acelerarlo. Frente a unos países del sur de Europa ahogados por la austeridad, insiste en mantener la bandera desplegada del crecimiento.La batalla que este jueves y viernes librarán los socios europeospromete renovar el viejo enfrentamiento que está lastrando las soluciones a la crisis: aceleración o freno; solidaridad o rigor extremo.
Otras cosas, sin embargo, no han cambiado: la unión política, dice Hollande mientras recibe a seis periódicos europeos para esta entrevista, mejor después; de un tratado constitucional, mejor nos olvidamos; y ya puestos, adelante con la Europa a varias velocidades.
La primera vez que esta periodista entrevistó a Hollande, en 2004, Zapatero acababa de ganar en España y él visitaba Madrid en busca de inspiración para unos socialistas franceses maltrechos. Lo recuerda bien: “Era un gran tiempo de esperanza en España”.

El papel de Francia debe consistir en decir sin descanso a nuestros socios que la austeridad no es una fatalidad

Y eso, al igual que la atmósfera del Elíseo, también ha cambiado. Hoy, en el mejor de los casos, la esperanza de cambio está en Francia.
Pregunta. La Unión Europea (UE) ha sido galardonada con el premio Nobel de la Paz en vísperas de un nuevo consejo europeo, en el que usted participa, que va a intentar, una vez más, salvar el euro. Este premio les da a todos una responsabilidad añadida. ¿Cómo van a salvar el euro y Europa?
Respuesta. La concesión del premio Nobel a la UE ha sido a la vez un homenaje y un llamamiento. El homenaje es para los padres fundadores de Europa, por haber sido capaces de construir la paz después de una carnicería. Y el llamamiento es para los gobernantes de la Europa de hoy, para que sean conscientes de que es obligatorio reaccionar. Sobre la salida de la crisis de la eurozona, creo que estamos listos porque tomamos las decisiones acertadas en la cumbre del 28 y el 29 de junio y vamos a aplicarlas con la mayor rapidez posible. Para empezar, arreglando de forma definitiva la situación de Grecia, que tantos esfuerzos ha hecho y a la que hay que garantizar que va a permanecer en la eurozona. Después, respondiendo a las demandas de los países que han hecho las reformas exigidas y deben disponer de financiación a un precio razonable. Por último, poniendo en marcha la unión bancaria. Quiero que todo esto se arregle de aquí a fin de año. Entonces podremos abordar el cambio de nuestros modos de tomar decisiones y la profundización de nuestra unión. Esa será nuestra gran tarea para el comienzo de 2013.

Lo que nos amenaza no es la nación, es el nacionalismo. No es Europa, es la falta de Europa

P. Esos países que han hecho esfuerzos, en efecto, con grandes sacrificios para su población, no ven mejoras. ¿Cuánto tiempo cree usted que van a poder resistir sin un cambio de estrategia que permita relanzar el crecimiento?
R. Desde mi elección, he hecho todo lo posible para que Europa adopte como prioridad el crecimiento sin poner en tela de juicio la seriedad presupuestaria, que es algo indispensable debido a la crisis de las deudas soberanas. Porque estoy convencido de que, si no damos un nuevo aliento a la economía europea, las medidas de disciplina, por muy deseables que sean, no podrán traducirse en nada. La vuelta al crecimiento significa movilizar financiación a escala europea, y ese es el pacto que aprobamos en junio, pero también mejorar nuestra competitividad y coordinar nuestras políticas económicas. Los países que están en superávit deben relanzar su demanda interior mediante un aumento de sueldos y una bajada de retenciones, es la mejor forma de expresar su solidaridad. No es posible, por el bien de todos, imponer una cadena perpetua a unas naciones que ya han hecho sacrificios considerables si sus poblaciones no ven, en algún momento, los resultados de sus esfuerzos. ¡Hoy es tan importante la amenaza de la recesión como la de los déficits!
P. ¿Cómo piensa superar la división que subsiste entre los partidarios de la austeridad y los del crecimiento?

La unión política es la etapa que seguirá a la unión presupuestaria y bancaria

R. Francia tiene la responsabilidad, por ser uno de los grandes países de la UE, de lograr ese compromiso entre el desendeudamiento y el crecimiento, para transformar la perspectiva. Creo que hay dos instrumentos imprescindibles. El primero es la confianza. Cuanto antes salgamos de la crisis de la eurozona, es decir, antes podamos arreglar la situación griega y antes consigamos financiar a tipos de interés razonables las deudas de los países bien gestionados, antes regresarán los inversores a la eurozona. Disponemos de todos los medios para actuar: el Mecanismo Europeo de Estabilidad, reglas de intervención del Banco Central Europeo. Utilicémoslos. El segundo instrumento consiste en dar coherencia a la política económica europea. Hemos definido un pacto de crecimiento, y ahora debe ponerse en práctica. Algunos dirán que 120.000 millones de euros es demasiado poco. Pero lo que cuenta es que se gasten deprisa y bien. El presupuesto europeo es un factor de estímulo de la economía, sobre todo a través de los fondos estructurales. Ahora bien, yo propongo que vayamos más lejos, que movilicemos recursos suplementarios. La tasa sobre las transacciones financieras va a ser objeto de una cooperación reforzada. Once países la han aprobado. Me gustaría que el producto de esta tasa se destine en parte a proyectos de inversión y en parte a un fondo de formación para los jóvenes. El papel de Francia debe consistir en decir sin descanso a nuestros socios que la austeridad no es una fatalidad.
P. Dice usted que estamos cerca de la salida de esta crisis. Para remotivar a los ciudadanos de Europa, para “devolverle la magia”, ¿Qué idea de Europa apoya usted? ¿Una Europa federal? ¿Una Europa de naciones?

Acabemos con esas cumbres 'a la desesperada', esas cumbres 'históricas', esas citas excepcionales

R. El debate no es el mismo que a comienzos de los años sesenta: la Europa de las patrias, la federación... Entonces había seis países, después ocho, después 12, hoy somos 27 ypronto seremos 28 con Croacia.Europa, al cambiar de dimensión, ha cambiado de modelo. Mi postura es la de una Europa que avance a varias velocidades, con diferentes círculos. Podemos llamarlos la vanguardia, los Estados precursores, el núcleo duro, no importa, lo que cuenta es la idea. Tenemos una eurozona con un patrimonio que se denomina moneda única y que requiere una nueva forma de gobernar. Esta eurozona debe asumir una dimensión política. Estoy a favor de que el eurogrupo, que reúne a los ministros de Finanzas, refuerce sus poderes, que el presidente del eurogrupo tenga un mandato reconocido, claro y suficientemente largo. También soy partidario, y así se lo he dicho a mis colegas de la eurozona, de una reunión mensual de los jefes de Estado y de Gobierno de estos países. Acabemos con esas cumbres “a la desesperada”, esas cumbres “históricas”, esas citas excepcionales. Y que en el pasado no han logrado más que éxitos efímeros. Los mercados actúan todos los días, las decisiones de las empresas son instantáneas. Europa no puede seguir yendo con retraso. El Consejo de la zona euro permitirá coordinar mejor la política económica y tomar, país por país, las decisiones apropiadas. Y eso no excluye a los demás países. Los que quieran incorporarse a la eurozona estarán vinculados a nuestros debates. Pero algunos países no lo desean: están en su derecho. Ahora bien, ¿por qué van a venir entonces a decir cómo hay que dirigir la eurozona? Es una pretensión que no me parece que responda a nuestro deber de ser coherentes. Además de todo eso, está esa Europa de los 27, pronto 28 y en el futuro más. Es un espacio político de solidaridad, un gran mercado, una voluntad de convergencia económica, social, cultural. Me gustaría darle una nueva dimensión para la juventud, la universidad, la investigación, la energía. Pero esta Unión amplia no puede impedir cooperaciones reforzadas, las que quieran entablar unos Estados determinados entre sí, con desembolsos de recursos aparte del presupuesto europeo. Es el caso de la tasa sobre las transacciones financieras.

Ya nadie piensa que el euro vaya a desaparecer ni que la eurozona vaya a estallar en pedazos. Pero la perspectiva de que va a conservar su integridad no es suficiente

P. Algunos hablan de crear un embrión de parlamento de la eurozona que esté aparte. ¿No corre la UE el riesgo de quedar reducidos a los países del euro, una Europa de dos velocidades?
R. Ya hay una Europa de varias velocidades. Pero el Parlamento Europeo tiene la vocación de representar a toda Europa y, si la eurozona se estructura aún más, es perfectamente capaz de definir procedimientos democráticos reforzados dedicados a los países miembros de la eurozona dentro del Parlamento Europeo.
P. Para una Europa más integrada con la unión política, quizá incluso una política de defensa, ¿no es necesario un nuevo tratado constitucional que se someta a referéndum?
R. Creo recordar que en 2005 intentamos esta solución y que no dio los resultados esperados... Porque, antes de lanzarse a una mecánica institucional, los europeos deben saber qué es lo que quieren hacer juntos. El contenido debe importar más que el marco. Se invoca con frecuencia el obstáculo institucional para no tomar decisiones. No se me escapa que quienes más hablan de unión política han sido a veces los más reacios a tomar las decisiones urgentes que la harían ineludible.
P. ¿Los alemanes?
R. No. Han hecho en varias ocasiones propuestas sinceras sobre la unión política que no han encontrado acogida. Hoy estamos de acuerdo. Francia defiende la “integración solidaria”: cada vez que demos un paso hacia la solidaridad, la unión, es decir, el respeto a las reglas comunes en torno a una gobernanza, debe avanzar. La unión bancaria, que nos conducirá a tener una supervisión cuyo órgano será el banco central, y que permitirá una resolución de las crisis e incluso una recapitalización de los bancos, es una competencia muy importante. Esta solidaridad no puede producirse sin controles democráticos, y la unión bancaria, que pretende controlar los aspectos financieros, será una etapa fundamental de la integración europea.
P. ¿Qué capacidad real tiene Francia de convencer a Alemania y los países más reacios para que se siga ese camino?
R. Tomamos decisiones conjuntas en el Consejo Europeo de junio. Y hubo unas indudables consecuencias positivas: la calma volvió a los mercados. El BCE contribuyó aclarando sus modalidades de intervención. Es decir, por lo que a mí respecta, todo el Consejo europeo del 28 de junio, nada más que el Consejo europeo del 28 de junio, pero aplicado con la mayor rapidez posible. El objetivo es regularizar todo de aquí a fin de año. Ya nadie piensa que el euro vaya a desaparecer ni que la eurozona vaya a estallar en pedazos. Pero la perspectiva de que va a conservar su integridad no es suficiente. Ahora debemos salir de la crisis económica.

No se puede admitir que en un mismo espacio monetario haya países que se financien al 1% a 10 años y otros al 7%

P. ¿Entonces, la unión política no es para ahora?
R. La unión política será después, es la etapa que seguirá a la unión presupuestaria, la unión bancaria, la unión social. Dará un marco democrático a lo que hayamos conseguido en materia de integración solidaria.
P. ¿Para cuándo prevé usted esta unión política?
R. Después de las elecciones europeas de 2014. El futuro de la Unión será el gran reto de esa consulta. Es la condición para movilizar a los ciudadanos y elevar los índices de participación en torno a un auténtico debate, el del futuro de Europa. Los partidos europeos tendrán que presentar sus propuestas, en contenido, marco institucional y personalidades, de tal manera que les permita llegar, en especial a la presidencia de la Comisión Europea.
P. Se oyen muchas voces contra el objetivo de reducir el déficit al 3% del PIB. Claude Bartolone [presidente de la Asamblea Nacional francesa] ha llegado a calificarlo de “absurdo”. ¿Es posible llegar a un acuerdo europeo para aplazarlo un año?
R. No todos los países están en la misma situación. Y dependerá mucho de nuestras decisiones en materia de disciplina presupuestaria y crecimiento. Esta discusión se desarrollará en 2013. Pero, por lo que respecta a Francia, he fijado el objetivo de reducción del déficit en un 3% para 2013 y de restablecimiento del equilibrio de las cuentas públicas en 2017. Por una razón sencilla: de 2007 a 2012, la deuda pública en Francia pasó del 62% del PIB al 90%. Prolongar esa tendencia no sería sostenible. Además, el objetivo, a escala Europea, es armonizar los tipos de interés en la eurozona. La política monetaria y la política presupuestaria deben coordinarse. No se puede admitir que en un mismo espacio monetario haya países que se financien al 1% a 10 años y otros al 7%.
P. Su elección creó enormes expectativas. ¿Qué le diría a un griego en paro, que no tiene dinero para ir al médico?
R. Que voy a hacer todo lo posible para que Grecia permanezca en la eurozona y tenga los recursos indispensables de aquí a fin de año sin que sea necesario imponer nuevas condiciones aparte de las que ya ha ha aceptado el Gobierno de Samaras. Pero también me dirijo a españoles y portugueses, que están pagando caros los desaguisados cometidos por otros: ha llegado la hora de ofrecer una perspectiva que no sea solo la de la austeridad. España debe poder conocer las condiciones concretas para acceder a las financiaciones previstas por el Consejo Europeo del 28 de junio. No tiene sentido seguir añadiendo lastre. Francia es el nexo de unión entre la Europa del norte y la Europa del sur. Rechazo la división de Europa. Si Europa se reunificó no fue para caer a continuación en el egoísmo, el sálvese quien pueda. Nuestro deber es fijar reglas comunes en torno a principios de responsabilidad y solidaridad. Como francés, hago todo lo posible para que los europeos sean conscientes de que pertenecen a una misma comunidad.
P. ¿Se lo dice también a Angela Merkel?
R. Ella lo comprende a la perfección. La prueba es que ha ido a Atenas.

Dejemos de pensar que hay un solo país que paga por todos los demás. No es verdad

P. ¿Les preocupa la resistencia creciente en Alemania a la solidaridad con los países del sur?
R. ¡Pero la solidaridad es cosa de todos, no solo de los alemanes! Los franceses, los alemanes y todos los europeos, en el marco del Mecanismo Europeo de Solidaridad (MES). Dejemos de pensar que hay un solo país que paga por todos los demás. No es verdad. A cambio, soy consciente de la sensibilidad de nuestros amigos alemanes ante el problema de la deuda. Quien paga debe controlar, quien paga debe sancionar. Estoy de acuerdo. Pero la unión presupuestaria debe lograrse mediante la mutualización parcial de las deudas, a través de los eurobonos. Sé también lo que pesan los recuerdos de la hiperinflación, transmitidos de generación en generación en Alemania. Las modalidades de intervención del BCE evitan todo peligro de ese tipo, porque acude en apoyo de las decisiones tomadas en el seno del MEE. ¿Y que es el MEE, sino los Estados? Es decir, el BCE no va a emitir moneda para ayudar a los países endeudados. Contribuirá a dar más eficacia a la política monetaria. Asimismo he tenido en cuenta los argumentos democráticos planteados en Alemania. Reconozco que los parlamentos deben poder autorizar los compromisos exigidos a los Estados tanto en el marco de la unión presupuestaria como en el de la unión bancaria. Estos principios comunes nos permitirán construir una solidaridad. Pero no hay tiempo que perder. Francia está lista.
P. En esta Europa de varias velocidades, ¿qué lugar ocupará el eje París-Berlín? ¿Es el primer círculo?
R. Es el eje lo que permite la aceleración. Y, por tanto, el que también puede ser el freno si no se pone de acuerdo. De ahí la necesidad de esa coherencia entre Francia y Alemania. Tenemos la obligación de estar unidos; pero eso exige tener un sentido elevado de los intereses europeos y, por tanto, del compromiso. En mi opinión, no debe ser una relación exclusiva. Europa no se decide entre dos. La amistad francoalemana debe agregar, asociar, reunir. Por eso tengo cuidado de no crear divisiones entre países supuestamente grandes y pequeños, entre países fundadores y países que se nos unieron después. Europa necesita a todos, no es solo una relación entre Gobiernos. Las instituciones comunitarias, Comisión y Parlamento, deben desempeñar su papel. Y apela además a una ambición. La visión que se confió históricamente a Francia y Alemania. Si nosotros pudimos unirnos, cómo no vamos a ser capaces de conseguirlo entre todos. Es lo que recordaremos durante las ceremonias del 50º aniversario del Tratado del Elíseo.
P. En su relación personal con Angela Merkel, ¿qué ha aprendido de ella?
R. Es una persona clara, que dice las cosas... Eso permite ganar tiempo. Y yo tengo la misma actitud. Después, desde nuestros respectivos puntos de partida, buscamos el mejor punto de encuentro. Es más fácil con puntos de partida explícitos que con puntos de partida ambiguos y no podemos reprochar a Merkel que sea ambigua. No tenemos el mismo calendario, a mí me eligieron hace cinco meses y la canciller tiene sus elecciones dentro de 10, pero eso nos hace no aplazar las decisiones.
P. ¿Y usted, qué le aporta?
R. Pregúntenselo a ella. Creo que es consciente de que la alternancia en Francia ha creado una nueva situación. Es muy sensible a las cuestiones de política interior y a las exigencias de su Parlamento. Lo entiendo y lo respeto. Pero todos tenemos nuestra propia opinión pública. Nuestra responsabilidad común es que prevalezca el interés de Europa.

Es más fácil con puntos de partida explícitos que con puntos de partida ambiguos y no podemos reprochar a Merkel que sea ambigua

P. Se supone que usted es europeísta, pero, durante la campaña, solo habló del “sueño francés”, nunca del “sueño europeo”. ¿Qué apego personal tiene a Europa?
R. El ideal europeo está contenido en el sueño francés. Desde siempre. Los revolucionarios de 1789 imaginaron una nación abierta a todos los ciudadanos de Europa. Victor Hugo fue el primero que habló de unos Estados Unidos de Europa. Después de la carnicería de 1914-1918, Aristide Briand ya defendía la idea de Europa en nombre de la paz. En el momento de la liberación, tanto para Jean Monnet como para Charles de Gaulle, construir Europa era reconstruir Francia. François Mitterrand concibió su presidencia en nombre de Europa. Esa es la perspectiva a la que me adhiero yo. Lo que deseo para mi país es que recupere el orgullo y la capacidad de renovar la promesa republicana dirigida a la juventud. ¿Por qué soy europeo? Porque Europa nos permite llegar a eso. Y si se produce una fractura entre Europa y la patria, entonces el peligro será perder al mismo tiempo la cohesión nacional y el ideal europeo.
P. ¿Es lo que sucedió en 2005 con el referéndum?
R. Fue una seria advertencia. Y no se hizo caso. El reto actual es recuperar la confianza en nosotros mismos y en Europa. Lo que nos amenaza no es la nación, es el nacionalismo. No es Europa, es la falta de Europa.
P. ¿Se arriesgaría a que Gran Bretaña abandone Europa?
R. Quiero un Reino Unido plenamente involucrado en la construcción de Europa, pero no puedo decidir por los británicos. He visto que por el momento les gustaría estar más apartados. Los británicos están vinculados por compromisos que asumieron en su día. No pueden desentenderse. Ahora, por lo menos, hay que reconocerles que lo dicen a las claras. No están ni en la eurozona ni en la unión presupuestaria. Por mi parte, no quiero obligarles.
P. ¿Cuál es la mayor amenaza que pesa sobre Europa?
R. La de que ya no la queramos. La de que se considere, en el mejor de los casos, una mera ventanilla a la que acudamos, unos en busca de fondos estructurales, otros de política agrícola y un tercero en busca de un cheque, y en el peor de los casos, un reformatorio. Tiene que dar sentido a su proyecto y eficacia a sus decisiones. Pero, a pesar de todo, Europa sigue siendo la más bella aventura de nuestro continente. Es la primera potencia económica del mundo, un espacio político de referencia, un modelo social y cultural. Merece que reaccionemos para renovar la esperanza.
P. ¿Ha pasado lo peor?
R. Lo peor, es decir, el temor a la ruptura de la eurozona, sí, creo que ha pasado. Pero lo mejor no ha llegado todavía. Tenemos que construirlo nosotros.
Entrevista realizada por:
Sylvie Kauffmann (Le Monde), Angelique Chrisafis (The Guardian), Berna González Harbour (EL PAÍS), Jaroslaw Kurski (Gazeta Wyborcza), Alberto Mattioli (La Stampa) y Stefan Ulrich (Süddeutsche Zeitung)
Traducción: María Luisa Rodríguez Tapia