El gobierno de Merkel no confirma ni desmiente la existencia de un plan de seis puntos y la creación de zonas económicas especiales, como ha desvelado 'Der Spiegel'.
El Gobierno de Angela Merkel se plantea proponer excepciones fiscales para las regiones europeas con problemas económicos más graves. Es una de las posibles medidas concretas para fomentar el crecimiento y parte de un plan de seis puntos presentado por el ministro de Exteriores, el liberal Guido Westerwelle (FDP), el pasado 11 de mayo.
La web del semanario Der Spiegelinformó el viernes en la mañana que el Ejecutivo quiere proponer que se bajen los impuestos y se apliquen otras ventajas regulatorias para atraer la inversión a las zonas más golpeadas por la crisis. Horas más tarde, el portavoz de Hacienda Martin Kotthaus expresó las dudas de su Ministerio, porque las excepciones fiscales “podrían vulnerar la libre competencia” en la Unión Europea. La cartera de Hacienda está en manos del democristiano Wolfgang Schäuble (CDU), pero su colega de Economía, el liberal Philipp Rösler (FDP), ya sugirió medidas parecidas durante una visita a Grecia celebrada a finales de 2011. El portavoz de Merkel Steffen Seibert, por su parte, no quiso confirmar ni valorar estas informaciones durante su rueda de prensa a mediodía.
Reconoció, no obstante, que el Gobierno de centroderecha está “trabajando en propuestas concretas para el crecimiento y el empleo” en los países en crisis. La falta de confirmación arrojaba el viernes por la tarde nuevas dudas sobre la idea, que según las informaciones difundidas es parte de un informe de Cancillería. Ni políticos ni analistas podían explicar de qué regiones se estaría hablando, ni tampoco qué normas podrían relajarse para atraer a inversores y empresas.
Hay precedentes como el de China, cuyo Gobierno concede privilegios fiscales y ablanda algunas leyes (medioambientales o de protección laboral) para estimular el crecimiento en algunas regiones particularmente atrasadas. Sin embargo, la objeción del portavoz Kotthaus será difícil de sortear en Europa.
Ya durante la Unificación de Alemania, hace 20 años, se pensó en una solución parecida para impulsar la economía en la Alemania Oriental. Se descartó, entre otras razones para no vulnerar las leyes europeas de libre competencia. Además, Alemania ha criticado a menudo la baja presión fiscal a las empresas en países como Irlanda y hace años que propone los impuestos en Europa.
El Gobierno alemán baraja también proponer que sus socios europeos funden sociedades fiduciarias como las que se encargaron de privatizar las empresas estatales de la antigua República Democrática Alemana (RDA). Servirían para sacar al mercado las empresas públicas de los países con problemas presupuestarios. Además, proponen reformar el mercado laboral siguiendo el modelo alemán: menos indemnizaciones por despido y ventajas fiscales para los asalariados precarios. Se trata de reformas muy parecidas a las que ha aplicado el actual Gobierno español. Los partidarios de estas medidas sostienen que sus efectos llegarán a largo plazo. A corto, España e Italia continúan pagando intereses exorbitantes por endeudarse y sin perspectivas de recuperación económica.
Ante el creciente descontento entre sus socios europeos, Merkel tendrá que madurar sus planes de recuperación para Europa en las primeras semanas de junio. La canciller democristiana tiene abiertos dos frentes de negociación. El presidente francés François Hollande sigue insistiendo en la emisión de deuda conjunta (eurobonos) y en otras medidas más ambiciosas y caras para luchar contra la crisis. Merkel se opone. La próxima cumbre europea se celebra a finales de junio. El segundo frente lo tiene en casa, donde deberá convencer a la oposición para que apoye el Pacto Fiscal europeo en las dos cámaras del Parlamento (Bundestag y Bundesrat). Merkel necesita una mayoría de dos tercios para ratificar el Pacto.
La propuesta de crear “zonas de excepción fiscal” para acelerar el crecimiento no la acerca a los socialdemócratas del SPD. Su líder parlamentario en Europa Udo Bullman tachó el plan de “fraudulento” y rechazó que la UE necesite “zonas especiales con salarios más bajos y leyes medioambientales suspendidas”.
Merkel tiene hasta el 13 de junio para buscar acuerdos con el SPD y con Los Verdes. El jueves, la canciller se reunió en Berlín con los líderes de ambos partidos para negociar su apoyo al Pacto Fiscal. Ambos partidos renunciaron explícitamente a pedir eurobonos, pero insisten en el impuesto a las transacciones financieras y en el refuerzo del Banco Europeo de Inversiones como recetas con las que estimular el crecimiento.
El líder parlamentario del SPD Frank-Walter Steinmeier amenaza con rechazar el Pacto Fiscal si Merkel no se atiene a sus condiciones. Además, SPD y Verdes proponen que se habilite un fondo europeo para amortizar la deuda que supere el 60% del Producto Interior Bruto (PIB) de cada país miembro. El portavoz de Merkel expresó serias dudas respecto a este último punto, pero aseguró que el Gobierno “en pleno” trabaja en posibilidades de impulso económico para Europa.