Majestuoso testimonio de un poder agostado

Majestuoso testimonio de un poder agostado

sábado, 29 de septiembre de 2012

“Un Rey escarmentado que busca la redención por España”


 

 

‘The New York Times’ publica un perfil sobre cómo don Juan Carlos afronta un año complicado.

 

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EL PAÍS Madrid 

 “Un rey escarmentado busca la redención, por España y su monarquía”. Este es el titular con el que The New York Times encabeza este sábado un reportaje destacado en su portada nacional y en la europea sobre como don Juan Carlos trata de reinsertarse en la vida pública española en un país deprimido y con la monarquía en el punto de mira. Apenas cinco días después de que el monarca visitara la sede del periódico estadounidense y se reuniera durante hora y media con su consejo editorial, el diario traza un perfil de la actual posición de don Juan Carlos en un año complicado tras la polémica abierta tras el viaje de caza a Botsuana. “La monarquía continuará mientras la gente quiera una monarquía”, dijo don Juan Carlos en su visita.
Muchos españoles, inmersos en un país en plena depresión económica, cuestionan por su estilo de vida de lujo y fortuna opaca a un monarca largamente venerado por su papel en la instauración de la democracia, dicen los periodistas de The New York Times Doreen Carvajal y Raphael Minder. Desde la disculpa tras el viaje a Botsuana y el caso Noos en el que está implicado Iñaqui Urdangarin, el monarca ha intensificado sus apariciones públicas para mejorar la imagen de la monarquía, mediar en las tensiones políticas y para ayudar a nivel internacional en recuperar la confianza en la economía española. Don Juan Carlos defendió en su visita al diario una idea para los negocios españoles: “Exportación, exportación y exportación”.
The New York Times destaca su papel de “diplomático de negocios” ambulante, un aspecto que estuvo en el candelero tras el safari de caza de elefantes en el país africano organizado por un magnate de la construcción sirio amigo suyo con el que se llegó a un acuerdo millonario para el levantamiento de una vía de tren en Arabia Saudí por parte de un consorcio español. También se destaca la publicación del presupuesto de la Casa Real con el recorte del 7% y el sueldo de sus miembros.
Para la realización del perfil los periodistas han hablado también con el experto en monarquía europea Herman Matthijs, el escritor José García Abad (autor de dos libros sobre el monarca), el presidente de Telefónica, César Alierta, que dice de don Juan Carlos que “desde un punto de vista corporativo, es el embajador número 1 de España” y el exministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos.

Francia lanza un ajuste sin precedentes y aumenta los impuestos

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viernes, 28 de septiembre de 2012

Chávez teme una derrota en Venezuela


 

 

El presidente redobla sus insultos al candidato opositor Capriles, mientras las encuestas auguran un resultado incierto en las presidenciales de octubre.

 

MAYE PRIMERA Caracas 

 “A 11 días no podemos cantar victoria, tenemos que redoblar el paso”, ha arengado Hugo Chávez hoy a una multitud de seguidores y funcionarios, a quienes se les ha concedido en el trabajo el día libre para que asistan al mitin del presidente venezolano en la ciudad noroccidental de Coro. Acto seguido arremetió con virulencia contra su rival, el candidato opositor Henrique Capriles. “El mediocre es la nada, no tiene ni ideas, ese no sirve ni para alcalde de nada, de nada, lo cargan disfrazadito, pero ya se le cayó la máscara completamente”.
Chávez insiste a sus simpatizantes en que no bajen los ánimos ante los comicios del próximo 7 de octubre. Y es que el hasta ahora candidato invicto en las elecciones presidenciales venezolanas ya no se ve como ganador y no tiene tan claro que vaya a obtener el respaldo popular para ejercer un cuarto mandato consecutivo. La gran disparidad de encuestas apunta a un empate con el candidato único de la oposición quien de conseguir la victoria evitaría que Chávez permaneciera 20 años seguidos al mando de Venezuela.
“¿Quién va a debatir contigo, muchacho? ¡Anda a aprender a hablar primero! Métete en la Misión Robinson [un programa de alfabetización a nivel nacional lanzado por el propio Chávez]. Chico, tú eres un analfabeto político, majunche, ¿qué vas a debatir tú con Chávez, chico?”, ha preguntado el presidente al insistir en sus insultos a un Capriles presente como amenaza electoral.
Las encuestas —como todo el resto del país— están polarizadas en sus predicciones. Los institutos de opinión más cercanos al Gobierno aseguran que Chávez supera a Capriles por una diferencia de 20 puntos. Los más cercanos a la oposición, otorgan una leve ventaja a Capriles. Y un tercer grupo que da como ganador a Chávez, señala que la brecha entre ambos candidatos es casi idéntica al número de indecisos. De acuerdo con la ley venezolana, a partir de este domingo está prohibido publicar sondeos.
De las seis firmas que presentaron sus resultados esta semana, el Grupo de Investigación Social Siglo XXI (GIS XXI) es uno de los que le atribuye mayor ventaja a Chávez, pero es también la empresa más cercana al Gobierno. Jesse Chacón, presidente de GIS XXI y exministro de Interior y Justicia de Chávez, estima que el presidente podría obtener “entre 10 y 18 puntos de diferencia”. “Un 14% aún no se ha decidido si votan o no”, declaró Chacón a la estatal Radio Nacional de Venezuela, y de ellos dependería la holgura de la reelección de Chávez.
El Instituto Venezolano de Datos (IVAD), que le ha otorgado también una amplia ventaja a Chávez desde el inicio de la campaña, apunta que las preferencias se dividen en un 48,8% a favor de Chávez y un 38,4% a favor de Capriles, mientras que un 12,8% del electorado está aún indeciso. Para Félix Seijas, presidente del IVAD, “el voto oculto definirá las elecciones presidenciales” y “es factible una victoria cerrada para cada uno de los candidatos”. No obstante, el IVAD ya ha fallado en dos ocasiones anteriores sus predicciones a favor del chavismo. Una en 2007, cuando estimó que la enmienda constitucional propuesta por Chávez sería aprobada por el 60,2% de los electores y en cambio fue rechazada por el 51%; y en 2008, cuando calculó que el candidato oficialista ganaría la gobernación de Miranda con 56,71% de los votos y en su lugar, ganó precisamente Henrique Capriles, con 53,1% de los sufragios.
El informe más reciente de Varianzas, presentado el martes en Caracas, en una de las sedes de la Mesa de Unida Democrática (MUD), sí refleja abiertamente ese empate. Entre el 7 y el 20 de septiembre, 49,7% de sus encuestados respondieron que votarán por Chávez y 47,7%, que lo harán por Capriles; un 2,6% dijo que aún no lo sabe. El margen de error de este estudio es de 2,16%, equivalente a la ventaja que se le atribuye al presidente.
El miedo de los venezolanos a expresar abiertamente sus preferencias políticas es un factor que pocos han medido. Lo hicieron los investigadores del centro de acción social de los jesuitas en Venezuela, el Centro Gumilla, en abril de 2011, y hallaron que el 42,6% de la población más pobre del país “tiene miedo de hablar de temas políticos con sus vecinos”.
El temor no es fortuito. En 2003, la oposición recolectó cerca de cuatro millones de firmas de venezolanos con la intención de convocar un referendo revocatorio contra Chávez. El Consejo Nacional Electoral entregó al partido oficialista la lista con los nombres de los firmantes y luego fue utilizada para depurar la Administración pública de “contrarrevolucionarios”. “Llamo al pueblo a revisarla y que salgan los rostros”, pidió Chávez a sus seguidores en la televisión nacional y miles de empleados públicos fueron despedidos de sus cargos. El uso de esta lista como arma de discriminación política fue denunciado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Organización Internacional del Trabajo.
El ingeniero y analista político venezolano Christian Burgazzi ha dedicado los últimos meses a contrastar la amplia ventaja que atribuyen la mayoría de las encuestas a Chávez con el también amplio porcentaje de electores que dicen no haber decidido su voto. “La realidad es que la gente sí sabe y no contesta. No se atreven a responder si la metodología de levantamiento de la información los descubre”, dice Burgazzi. En su opinión, los estudios donde el índice de indecisos es mayor que la brecha que separa a los dos candidatos en pugna no son confiables. “Si alguien piensa que gana o pierde algo con su respuesta, eso ya afecta la dinámica de la encuesta. No solo la gente que no responde sí sabe que va a votar, sino que también es probable el fenómeno del voto oculto”, concluye. Burgazzi se refiere a los electores que por temor declaran que votarán por Chávez, pero el 7 de octubre podrían votar en realidad por Capriles.

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jueves, 27 de septiembre de 2012

Teoría y práctica de la independencia


 

 

Mas nos tiene que contar en detalle cómo va a llegar a la independencia y su precio.

 


No me acabo de reponer. Cuando intentaba entender qué había llevado a los sindicatos catalanes a defender un pacto fiscal y unas políticas lingüísticas que quiebran el principio de igualdad entre los ciudadanos, me entero de que asistieron a la manifestación independentista. Pero, en fin, con un poco de esfuerzo, puedo conjeturar alguna explicación, no muy caritativa, puestos a decirlo todo. Eso sí, lo que está fuera de mi entendimiento es el silencio de los sindicatos y de la izquierda en el conjunto de España. Incluso algunos dicen, como en los años de plomo, “algo habremos hecho los españoles para llegar aquí”. En realidad, se deberían preguntar qué es lo que no han hecho, por su dejación, por qué han aceptado sin rechistar tanta retórica trucada, peor que la de la Liga Norte.
Pero ahora, tal como ha dibujado el debate Mas, ya no cabe silbar. La propuesta secesionista no permite la equidistancia, por la misma razón que no hay un punto intermedio sobre el matrimonio homosexual. A favor o en contra. Tampoco cabe la retórica de la reacción, ese empalagoso “la culpa es que no nos quieren”. Si pueden, que fundamenten su propuesta, que no es sencillo, pero que no se justifiquen. Me fascinan las piruetas de quienes, para defender ideas que hace dos días consideraban desvaríos, se explican a sí mismos. Toda su teoría es la de Jeanette: “Yo soy rebelde porque el mundo me hizo así”. Hacer sociología de uno mismo es negarse la capacidad de juicio. Deshonestidad intelectual.
El debate está abierto y, por supuesto, cabe abordar sus fundamentos. Algunos hemos dedicado libros a ello, pero, si me permiten una recomendación, busquen Secession, un clásico reciente escrito por un filósofo de procedencia marxista, Allen Buchanan. Su tesis es sencilla. El territorio político es un proindiviso, no una sociedad anónima. No es un contrato entre partes. Sevilla es tan mía como de un sevillano. O tan poco. Todo es de todos sin que nada sea de nadie en particular. Se decide en ese espacio jurídico, no se decide ese espacio. Mi propiedad es legítima porque existe previamente ese terreno común. Se vota dentro de las fronteras, no las fronteras. El “derecho” a la separación es, si acaso, derivado, respuesta a una violación sistemática de derechos básicos, como sucede con las colonias. La democracia resulta imposible si una minoría, en desacuerdo con las decisiones, amenaza con “marcharse con lo suyo”. Entonces la democracia rompe su vínculo con las decisiones justas y se convierte en un juego de amenazas. Lo podríamos llamar “el teorema de Marbella”: con una identidad compartida —que da el dinero— a prueba de carbono 14 y un “expolio fiscal” estratosférico, los marbellíes no pueden decidir que “se van con lo suyo”, porque, aunque dueños cada uno de su parcela, Marbella no es suya con independencia de una ley de todos y dentro de la cual cobra sentido hablar de mío y tuyo.

El primer paso es que Mas vaya a las elecciones con la independencia por bandera

Eso sobre los fundamentos, pero ahora estamos en otra cosa, en una respuesta política a la iniciativa del nacionalismo. Quien se cargó el pacto fiscal fue Mas. El pacto fiscal no es una alternativa a la independencia cuando se nos dice que es el camino a la independencia. Si no estamos en lo mismo, no cabe discutir sobre fiscalidad. Y si estamos en lo mismo, entonces, entre todos, como conciudadanos, no como pueblos, nos ocupamos de la justicia distributiva —no de la solidaridad, que no somos una ONG— atendiendo al principio —de la Constitución española, que no de la venezolana— de que “toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”.
Es posible que, como respuesta política, en algún momento, debamos preguntar por la independencia. Una pregunta que por lo dicho, porque Cataluña, como territorio político, no es más mía que de Anasagasti —por mencionar a un manifestante del otro día en Barcelona—, debería hacerse a todos los españoles. De todos modos, quizá, en el orden de las cosas, haya que pasar por una consulta en Cataluña. Sobre eso, poco que añadir a lo escrito aquí mismo por Ruiz Soroa.
Pero ese sería el final de un largo recorrido. El primer paso es que Mas vaya a unas elecciones con la independencia por bandera. Sin subterfugios. Con la palabra exacta: independencia. Su guión es nuevo: sus votantes compraron una negociación y ahora les ofrece un drama. Es algo más que el truco fundante del nacionalismo: un conjunto de individuos (los nacionalistas) sostiene que otro conjunto de individuos (más numeroso) es una nación y que ellos son sus portavoces. Ahora nos dice que esos otros quieren irse de un país. Un mensaje que no admite presentaciones desdramatizadas. Mas nos tiene que contar en detalle cómo va a llegar a la independencia y su precio. Quizá los catalanes comiencen a reparar —los empresarios, ya avisan— que la fuente de sus problemas no es “Madrid”, sino sus dirigentes.
No solo Mas tiene que hablar. No está de más decirlo. Con frecuencia, ante las tesis nacionalistas, buena parte de nuestra clase política no pasa del “no estoy de acuerdo, pero las respeto”. Como si les preguntaran sobre el vegetarianismo. A nadie se le ocurriría responder lo mismo a cuenta del sexismo. Si uno está en contra de algo, lo que hace es combatirlo en buena ley democrática. Tampoco vale, ahora menos que nunca, esa actitud intimidada que lleva a tantos a no opinar sobre lo que pasa en otra parte de España. Personas capaces de manifestarse en contra de remotas injusticias se callan ante el temor de que les digan que “no se metan en nuestras cosas”. Se han de escuchar todas las voces, no ya porque seguimos hablando de redistribución de riqueza entre conciudadanos o de vetos que rompen la igualdad en el mercado de trabajo, sino porque se trata del marco político de todos. Y su ruptura tendrá consecuencias en la vida de todos.

El cuento de que todo seguirá como si tal cosa es una patraña más de los nacionalistas

Pero hay otras razones para que todos hablen. En esas elecciones votaremos los catalanes, pero antes de hacerlo nos importa saber qué estamos decidiendo, qué nos jugamos. Algo que no depende de nosotros. Y Mas no puede contestar a las preguntas importantes, que no son que si ejército o Barça, sino qué pasará con las empresas españolas, los mercados, las pensiones, los funcionarios del Estado, nuestros ahorros, la financiación de nuestras empresas y mil cosas más. Mas nos dirá que la vida sigue igual. Pero nos mentirá. Lo que pueda venir después de una separación no depende de sus fantasías. No se ve por qué quienes tanto nos malquieren, tras un desgarro de tal magnitud, van a estar deseando amistar en una confederación. El cuento de que todo seguirá como si tal cosa es una patraña más de los nacionalistas. Por ejemplo, cuando les preguntan por la Unión Europea. En esto, al menos, Pujol ha sido sincero. Estaremos fuera.
Esto se ha puesto serio y ya nada va a ser igual. Mas se ha metido en un fangal y si encalla, no puede pretender que, al final, todo sea como antes. Ya no cabe el equilibrismo. Es posible que los nacionalistas intenten una nueva pirueta, pero es cosa de todos —un debate nacional— recordarles que ellos han dibujado un dilema en el que no hay terceras vías ni marcha atrás. Que nadie se engañe, la situación actual no es resultado de ningún agravio, sino de una estrategia de muchos años con la independencia como chantaje latente. Sin tregua, porque, alimentada de su propio éxito, el resultado siempre era el mismo: tan ofendidos como antes y los demás preguntándonos qué habíamos hecho. Una meditada ingeniería social consentida por todos ha permitido levantar una sociedad de ficción. Así ha sido posible que aceptáramos delirios como que los catalanes no puedan escolarizarse (también) en su lengua mayoritaria y común. Ahora Mas ha dado por terminado el juego. Bien, le tomamos la palabra. A las elecciones sin ambigüedades. A sabiendas, eso sí, de que al día siguiente nada volverá a ser igual. Entre todos discutiremos esto y discutiremos todo. Desde el principio.
Félix Ovejero es profesor de la Universidad de Barcelona. Su último libro publicado es La trama estéril  (Montesinos).

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miércoles, 26 de septiembre de 2012

El reto de los nuevos dirigentes chinos


 

 

Tendrán que abordar las insatisfacciones de la sociedad y las relaciones internacionales.

 


Me embarqué en un viaje de estudio a China organizado por el European Council on Foreign Relations (ECFR), suponiendo que el mayor reto a que se enfrentaba el país giraba en torno al fomento del consumo doméstico para mantener tasas de crecimiento elevadas. Concluido el viaje, aprecio una compleja imagen, mezcla de autoconfianza e incertidumbre, de aplomo y agitación.
Pese a su inminencia, un halo de misterio envuelve el XVIII Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh). Se supone que tendrá lugar en octubre, pero las fechas exactas siguen siendo desconocidas y es poco lo que ha trascendido acerca del proceso interno y de las deliberaciones preparatorias.
Creíamos saber al menos el nombre del ungido nuevo secretario general del PCCh —Xi Jinping—, aunque nadie fuera capaz de agotar medio minuto detallando sus ideas y previsibles líneas de actuación. Su misteriosa evaporación —Jinping estuvo desaparecido dos semanas, cancelando de forma repentina reuniones con la secretaria de Estado de EE UU y con los primeros ministros de Dinamarca y Singapur, actuaciones especialmente extraordinarias en un país obsesionado por el protocolo— no hizo más que alentar conjeturas y acentuar el interés en este decisivo traspaso de poderes. Esta desaparición permitió cuestionar, además, cómo un liderazgo propenso al secretismo puede gobernar eficazmente la segunda economía mundial.
A pesar de la solidez monolítica que exhibe de cara al exterior, China se encuentra en estado de mutación. Alardea de confianza de puertas afuera, mientras internamente bulle de asimetrías. Su indudable éxito económico —aunque esté estrechamente vinculado a la globalización del comercio— destaca en descarnada oposición al notorio sentido de crisis e inseguridad que se respira entre bastidores.
En este contexto, los dirigentes de China se enfrentan en la actualidad a dos retos bien definidos: el primero se centra en las crecientes exigencias e insatisfacciones de la sociedad china en general —de los campesinos a los trabajadores urbanos, de los estudiantes a los pensionistas—; el segundo gira en torno a la actitud del país en el ámbito de las relaciones internacionales. ¿Será capaz el nuevo Gobierno de abordar estas cuestiones?
Pese a los éxitos cosechados en la batalla contra la pobreza, y la prosperidad alcanzada, el crecimiento económico —por más que sea una fuente vital de legitimidad— ya no es suficiente. Se percibe un descontento generalizado. Si bien las estadísticas varían dependiendo de cómo se acote el concepto de “incidente de masas”, tan solo en 2011 hubo unos 180.000 en China. La creciente clase media urbana, y las sorprendentemente bien organizadas comunidades rurales, exigen con progresivo énfasis un Gobierno responsable y más transparente (esto es, menos corrupto), un aire y un agua más puros, suministros más seguros de alimentos y fármacos y un sistema judicial independiente que funcione.
La insatisfacción popular está ligada a un fenómeno que, sin excepción, ha salido a la luz en las numerosas conversaciones mantenidas con académicos, intelectuales y altos funcionarios: los imprecisos límites de la legalidad reinantes en la China de hoy. La indeterminación de la ley ha creado una “tierra de nadie” en la que las autoridades campan a sus anchas: la seguridad jurídica es un anhelo, mientras que la vida cotidiana depende de cuán hábilmente se naveguen las aguas procelosas de lo “tolerado”, cuya frontera cambia al antojo de los poderosos.

¿Cómo un liderazgo secretista puede gobernar la segunda economía mundial?

Con todo, el Estado de derecho desempeña un papel destacado en el discurso político. Reconociendo formulariamente su importancia, los funcionarios, en un alarde de creatividad, vuelven el concepto del revés, tal y como ha quedado demostrado en los recientes esfuerzos del PCCh para justificar la purga e investigación a que fue sometido el antiguo secretario del PCCh del municipio de Chongqing, Bo Xilai, presentada como un ejemplo de la “salvaguarda del Estado de derecho”.
Dejando de lado los pronunciamientos formales, para que los dirigentes satisfagan las apremiantes exigencias y acallen el descontento, tendrán que comprometerse de forma eficaz con el Estado de derecho; cambio que también tendría trascendentales consecuencias en lo que respecta a la proyección mundial de China.
En la escena internacional, la reciente aparición de China como actor clave —aunque todavía renuente— ha puesto de manifiesto que no tiene una idea clara de la delimitación de su futuro papel, ni está tampoco dispuesta a asumir las responsabilidades aparejadas a su relevancia. Se la ve titubear a la hora de desarrollar su poder “blando” o de influencia, o de convencer a sus interlocutores, próximos y lejanos, del carácter pacífico de su ascensión.
La percepción de hoy en día es que China está socavando el actual orden mundial, mientras vocea ingeniosas interpretaciones de conceptos tales como democracia, pluralismo o representación. Sus acciones en Siria —alineándose con Rusia para bloquear la acción internacional— así como en las disputas territoriales con sus vecinos son paradigmáticas de esta tendencia.
Causa, por tanto, poca sorpresa que muchos vean las políticas de China como expresión material de la exhortación de Deng Xiaoping en pro de una estrategia consistente en “ocultar nuestra luz y alimentar nuestro poder”. Y pese a que China presenta sus actos como una búsqueda de equilibrio, su capacidad de convicción dependerá de la determinación de sus dirigentes para asumir el Estado de derecho, sustancial y no solo nominalmente, como base fundamental de la armonía que públicamente propugnan.
Hasta la fecha, la supervivencia política del sistema comunista chino ha descansado fundamentalmente en la identificación y eficaz solución de los problemas cotidianos más acuciantes. En los 30 años posteriores a la muerte de Mao Zedong en 1976, cada uno de los tres dirigentes que han pasado por la presidencia del país con mandato decenal ha dejado una marca clara e indeleble: Deng creó la economía de mercado a la china, articulada en Cuatro Modernizaciones”; su sucesor, Jiang Zemin, aseguró la reevaluación del partido y la ampliación de su base en las Tres Representaciones; mientras que el objetivo del saliente Hu Jintao ha sido el desarrollo, principalmente del interior del país, mediante una política de privatizaciones masivas y a gran escala.
Sin perjuicio de los interrogantes que suscita la próxima transición política, cabe esperar que el nuevo equipo gobernante adoptará el pragmatismo —común denominador de los dirigentes posteriores a Mao—, y que los nuevos líderes comprendan que la mejor estrategia, tanto interna como de política internacional, pasa por concentrar sus ingentes recursos y energías, al fortalecimiento de las instituciones y de la seguridad jurídica, en detrimento del poder arbitrario del PCCh.
Ana Palacio es miembro del Consejo de Estado.
© 2012 Project Syndicate.

El hambre en España, según ‘The New York Times’


 

 

El diario estadounidense publica un demoledor reportaje sobre la crisis económica española.

El texto sobre la situación social es la continuación de la colección fotográfica de Samuel Aranda.

Su publicación coincide con la visita de Mariano Rajoy a Nueva York.

 

EL PAÍS Madrid 

El reportaje comienza con el relato de una joven mujer española que en el madrileño barrio de Vallecas busca comida en la basura. Por su forma de vestir, parece la dependienta de una tienda, pero no. Según cuenta la periodista del The New York Times, Suzanne Daley, esta mujer, de 33 años, perdió su trabajo en una oficina de correos y, tras agotar la prestación del paro, sobrevive con la ayuda de 400 euros. “Cuando no tienes suficiente dinero, esto es lo que hay”, dice la mujer, que no desvela su nombre.
Con esta imagen arranca el texto sobre la situación de España en el contexto de la crisis publicado por The New York Times y que ha coincidido con la visita del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a Nueva York con motivo de la asamblea general de Naciones Unidas(ONU). Mientras Rajoy en su intervención en la asamblea de la ONU no aludió a la crisis económica española y decidió hablar de Gibraltar o el multilateralismo, el periódico neoyorquino publicó en primera página este demoledor reportaje sobre España, ilustrado con una imagen en blanco y negro de un desempleado rebuscando comida en un contenedor de basura.
Este texto, que se hace eco del millón de personas que atiende la ONG católica Cáritas en España, sigue a la colección de fotografías del catalán Samuel Aranda, ganador del World Press Photo 2011, para ilustrar el desolador panorama económico bajo el título La austeridad y el hambre en España. El reportaje está repleto de testimonios de ciudadanos españoles e inmigrantes que intentan sobrevivir, rebuscando en la basura, dependiendo de ayudas sociales o de la caridad de ONG, dentro de un entorno asfixiado por el creciente paro y los recortes sociales.
Es la imagen que transmite The New York Times sobre la crisis española, muy distinta a la que ofrece el presidente español en su periplo por Estados Unidos. En Nueva York, Rajoy se dedicó a mejorar la imagen de España en una reunión que mantuvo con el consejo editorial del The Wall Street Journal, uno de los rotativos económicos más influyentes del mundo. En ese encuentro, el presidente español anunció la creación el próximo jueves de una autoridad fiscal en España para controlar el cumplimiento de los presupuestos por parte de todas las administraciones, tal y como publica The Wall Street Journal.
Rajoy no ha sido el único que ha intentado mejorar la imagen de España en EE UU. El Rey visitó el lunes el consejo editorial de The New York Times, según confirmaron fuentes de la Casa del Rey. Don Juan Carlos, según las mismas fuentes, acudió a la sede del periódico neoyorquino para explicar e intentar deshacer tópicos y simplificaciones de la crisis. Pero su visita, como la de Rajoy al Wall Street Journal, coincidió con la difusión en el propio periódico del reportaje fotográfico en blanco y negro de Samuel Aranda, que muestran desahucios de familias sin recursos, comedores sociales y mendigos rebuscando en contenedores de basura, entre otras imágenes más propias de la España de la posguerra que de la del siglo XXI.

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martes, 25 de septiembre de 2012

¿Jesús casado? Por qué asusta esa idea


 

 

El papiro de King vuelve sobre la hipótesis que desmontaría el celibato y la visión represora del sexo

 



Por supuesto, un manuscrito. Hasta hace un siglo, en el mercado de antigüedades de El Cairo se podían encontrar libros en papiro con los que revolucionar la historia de las religiones. Le ocurrió en 1896 a Carl Reinhardt, cuando compró uno escrito en copto a principios del siglo II. Lo depositó en el Museo Egipcio de Berlín y no fue desvelado hasta 1955 por el egiptólogo Carl Schmidt. Resultó ser El Evangelio de María y agitó las investigaciones sobre el protagonismo de las mujeres en las primeras comunidades cristianas. En una religión cuyas jerarquías desprecian, e incluso detestan, a la mujer, reabría el viejo debate sobre el estado civil de Jesús, el fundador cristiano. Así lo subrayó entonces Karen King, reputada catedrática en la Universidad de Harvard, que ofreció en 2006 otra traducción y un estudio riguroso (en español lo editó Poliedro, traducido por Marco Aurelio Galmarini).
Ahora vuelve otro papiro. Al comprado por Reinhardt le faltaban las seis primeras páginas y cuatro más del centro. Karen King cree que eran la clave de un hecho que se ha querido ocultar como si fuese peligroso. La semana pasada ha dado a conocer el texto en el que se dice que Jesús se casó. La tradición cristiana imperante siempre ha dicho que no lo estaba, a pesar de no existir evidencias que respalden tal afirmación o la contraria.
“Si en los primeros textos no hay referencias al matrimonio de Jesús, es porque en el contexto judío lo normal era que estuviera casado. ¿Por qué, entonces, las reacciones, más viscerales que argumentadas, en contra? Las razones tienen que ver con el sexo. Porque cae por tierra todo fundamento cristológico del celibato impuesto a los sacerdotes; porque pierde justificación la superioridad de la vida consagrada a Dios sobre la vida de los cristianos seglares, y porque se desmonta la visión negativa que la Iglesia tiene de la sexualidad y la consiguiente represión sexual que impone”, sostiene el teólogo Juan José Tamayo, autor de tres libros sobre la vida y la obra de Jesús de Nazaret.

Escrivá rechazó así el planteamiento: “El matrimonio es para la clase de tropa”

En El Evangelio de María hay un diálogo de Jesús con los discípulos después de la resurrección. Entre ellos está María de Magdala (vulgarmente, la Magdalena), que antes había revelado enseñanzas que ella misma recibió en una visión del resucitado. Algunos discípulos se enfadan. ¿Cómo podía Jesús escoger a una mujer como interlocutora, marginando a Pedro, por ejemplo? Otros reprochan a Pedro el trato que da a Magdalena: “Si el Salvador la hizo digna, ¿quién eres tú para rechazarla? El Salvador la conocía profundamente. Por eso la amó más que a nosotros. Lo que debería darnos vergüenza”.
Otro fragmento contiene esta cita: “Y Jesús les dijo: mi mujer”. A la discusión sobre si esa mujer merece ser parte de la comunidad, Jesús contesta: “Ella puede ser mi discípula también”. Con esta frase, la tesis de san Pablo ordenando callar a las mujeres en las asambleas saltaría por los aires de forma clamorosa.
Son legión los Padres de la Iglesia que detestan a la mujer. Pablo de Tarso: “Es bueno para el hombre abstenerse de mujer”. Agustín de Hipona: “El marido ama a la mujer porque es su esposa, pero la odia porque es mujer”. Tomás de Aquino: “La mujer es un hombre malogrado”. Juan Damasceno: “La mujer es una burra tozuda, un gusano terrible en el corazón del hombre, ella ha expulsado a Adán del Paraíso”. Tertuliano: “No está permitido que una mujer hable en la Iglesia, ni bautizar, ni ofrecer la eucaristía, ni participar en las funciones masculinas, y mucho menos en el sacerdocio”.
Pablo de Tarso sentenció que es bueno para el varón abstenerse de mujer
Pese a haber habido en la historia no pocos papas casados y con hijos, se ha impuesto la idea de que, si el celibato era superior y el matrimonio inferior aunque lícito, el sexo sería en consecuencia un acto perverso y un pecado lícito solo en el matrimonio. Lo dijo pronto el obispo Ambrosio de Milán (373-397): “La vida conyugal es incompatible con una carrera en la Iglesia. Incluso un buen matrimonio es la esclavitud”.
Es la tesis del fundador del Opus Dei, el ya santo Josemaría Escrivá de Balaguer, en la máxima 28 de Camino, el libro de cabecera de sus influyentes seguidores: “El matrimonio es para la clase de tropa y no para el estado mayor de Cristo”.
En el Vaticano, centro del imperio católico, nunca se aceptará que Jesús fue un hombre casado. Descuartizaría las bases en las que basa su vasto poder desde que el emperador Constantino consagró el cristianismo como fe oficial de su imperio. Para ello hubo de intervenir enérgicamente en favor de la facción que sostenía que Jesús era hijo de Dios, incluso él mismo Dios y uno de los componentes de la ahora llamada Santísima Trinidad.

En el siglo primero, la normalidad era estar casado y tener descendencia

La principal consecuencia de la intervención de Constantino fue, sin embargo, la conversión de los cristianos en un poder con vocación de dominar el mundo con un Estado propio en la sede misma del ya caído Imperio Romano. Nada de eso pudo imaginarlo el fundador. Como dijo el clásico, Jesús anunció el Reino de Dios, y lo que vino fue la Iglesia, con poder, influencia y lujos sin cuento.
El emperador intervino —Concilio de Nicea, año 325— para poner paz entre disputadores teológicos, pero la realidad fue bien otra. Allí se engendraron incontables guerras de religión, terribles persecuciones —los hasta entonces cristianos perseguidos se iban a convertir en feroces perseguidores— y tiempos de inquisiciones y autos de fe. Voltaire calculó en su tiempo que la religión había causado un millón de muertos por siglo.
Eran la consecuencia de otra proclamación conciliar, de arrogante ignorancia: la que sostuvo hasta hace 50 años que “fuera de esa Iglesia no hay salvación” (Concilio Ecuménico de Florencia, 1442), con estas palabras: “La Santa Iglesia Romana cree firmemente, confiesa y proclama que nadie fuera de la Iglesia católica, sea pagano o judío, no creyente o separado de la unidad, participa de la vida eterna, sino que cae en el fuego eterno que ha sido preparado por el demonio y sus ángeles, a no ser que se incorpore a ella antes de la muerte”.

Fortalecería la idea de familia que el fundador cristiano tuviera una propia

Quinientos años después, el Vaticano II reconoció la libertad de conciencia y de religión en una declaración que cayó como una bomba en el nacional catolicismo español. Es más, en 1999 el papa Juan Pablo II aceptó en voz alta lo que los mejores teólogos venían sosteniendo con mucho riesgo de anatema: que el infierno y el cielo no existen como tales lugares, sino que son meros estados de ánimo: el infierno, estado de ausencia de Dios; el cielo, de compañía con Dios.
Impuesta la tesis de que Jesús es Dios —e hijo de Dios—, ¿cómo sostener que se hubiese casado con mujer terrenal e incluso que tuviese hijos? No podía ser. Dios no se casa. La fórmula fue radical: la proclamación de unos pocos escritos canónicos (cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, el Apocalipsis) y una radical eliminación del resto de los escritos, varios de ellos también conocidos hasta entonces —y ahora— como evangelios, a ser posible en el fuego. Bastante tendrían con soportar el hecho incontestable de que quien ahora pasa por ser el primer Papa —el pobre pescador Pedro— estuvo casado y tuvo dos hijos.
“El papiro desvelado por Karen King confirma lo que teólogas y teólogos hemos afirmado hace tiempo”, sostiene Margarita Pintos, presidenta de la Asociación para el Diálogo Interreligioso. “En el siglo primero, la normalidad era que hombres y mujeres se emparejasen para tener descendencia, y más en familias judías que esperaban a un Mesías liberador. Pero identificar a esa mujer con María Magdalena es una lectura patriarcal. No podemos imaginar que una mujer por sí misma, sin referencia a un varón, sea libre, independiente y depositaria del anuncio de la Resurrección. Siempre que aparece un documento que pone a Jesús en relación con alguna mujer, se la quiere identificar como su madre, su esposa, su amante, etcétera. Las mujeres que vivieron en la proximidad de Jesús fueron, seguramente, personas peculiares, con pensamiento propio, dispuestas a poner en práctica una noticia liberadora para sus vidas sometidas al orden patriarcal. En el discipulado igualitario de Jesús encontraron ese espacio para desarrollarse en libertad. Por su valía personal fueron depositarias del anuncio de la resurrección, predicaron en las ciudades del Imperio y a muchas les costó la vida”, añade la teóloga.
El escritor Jesús Bastante Liébana, que acaba de publicar Y resucité entre los muertos. Diario íntimo de Jesús el crucificado (donde se explaya en la relación entrañable entre Jesús y María Magdalena), recuerda que en las primeras comunidades cristianas, “cuando todavía el concepto Iglesia era muy discutido, se hablaba con naturalidad sobre si Jesús pudo o no estar casado y no se planteaba el celibato”.
“Jesús pudo estar casado y haber formado una familia. El modelo de familia defendido por el Evangelio tendría más peso si el mismo Mesías hubiera formado una. Durante años se dio por sentado que Jesús tuvo hermanos e incluso una compañera, que bien podría haber sido María Magdalena. Fue bastante después, atendiendo a criterios patriarcales, cuando la Iglesia acabó por institucionalizarse, cuando se cerró la vía de que Jesús hubiera podido tener una familia. La mujer era símbolo de pecado, y el celibato acabó imponiéndose como un modo de superioridad del hombre sobre la mujer. Ahí María, o la mujer de Jesús si tuviera otro nombre, no tenía cabida. Así se impuso la castidad como modelo de perfección, pese a que los eclesiásticos no han sido precisamente un ejemplo de cumplimiento”.
El teólogo Tamayo toma la idea de San Josemaría (“si Jesús hubiera estado casado pasaría a ser tropa”) para recordar que cada vez que los investigadores, sobre todo las investigadoras feministas, plantean la posibilidad de que Jesús estuviera casado, la jerarquía católica pone el grito en el cielo. “Lo hacen como si se tratara de una verdad de fe, cuando no pertenece al núcleo del cristianismo y resulta irrelevante en los evangelios, que destacan las excelentes relaciones de Jesús con las mujeres y de ellas con Jesús”.

La de Dios es Cristo

Las disputas sobre si Jesús de Nazaret era hijo de Dios y no un nuevo y revoltoso Mesías, y la de ahora sobre si casó con mujer, han sido un elemento de exasperación y ferocidad para la jerarquía cristiana desde los tiempos en que Pablo de Tarso, el auténtico secretario de organización de esta Iglesia, puso firme al mismísimo apóstol Pedro en el concilio de Jerusalén, en torno al año 46, 16 después de la crucifixión del fundador. La sabiduría popular, la más afectada por tantas belicosas trifulcas, acuñó la expresión “¡Y se armó la de Dios es Cristo!”, para escenificar las consecuencias en guerras y criminales inquisiciones. Alude al concilio de Nicea, donde se decidió por la brava que Jesús era hijo de Dios (o sea, Dios).
En el mercado religioso no hay una figura más imponente que la del fundador del cristianismo, el judío llamado Yeshúa. En la etimología más popular el nombre quiere decir Yahvé salva. Se lo había puesto su padre el día de su circuncisión y era tan corriente entonces que había que añadirle algo más para identificar bien a la persona. Así que a Yeshúa en su pueblo la gente lo llamaba Yeshúa bar Yosef, Jesús el hijo de José, y fuera de su tierra, la Galilea de los años treinta, Yeshúa ha-notsrí, Jesús el de Nazaret. Hoy, 2012 años más tarde, no necesita gentilicios. Todo el mundo lo conoce como Jesús, también llamado Jesucristo por los más de mil millones de fieles que le siguen (la religión más numerosa, después del islam).
El prodigio más asombroso es que, pese a haber vivido apenas 30 años, de los que la mayor parte no se tiene noticia alguna (no faltan quienes incluso dudan de su existencia real), una buena porción de la humanidad cuenta los días, los años y los siglos desde la fecha del nacimiento de Jesús, por lo demás desconocida con exactitud.
Si hubiera que ceñirse, al escribir la vida de Jesús, a las cosas probadas sin discusión alguna, bastarían algunas líneas. Existió (lo atestiguan historiadores romanos, como el gran Tácito, aunque le dedica apenas 20 palabras). Era galileo, de Nazaret. No escribió ni una línea, si es que supo leer y escribir. Fue un predicador de éxito, que recorrió su región, cumplidos los 30 años, dando mítines sugerentes (el sermón de la montaña) o explosivos. Viajaba, muchas veces a lomos de borrico, rodeado al principio de unos pocos fieles pobres y analfabetos, y más tarde por masas a las que admiró con hechos portentosos que se conocen como milagros. Llamó la atención por su trato exquisito con las mujeres, que le adoraron y a las que defendió más allá de lo tolerado en aquel tiempo (es muy probable que alguna de esas mujeres le financiase la campaña, con comida y alojamientos para toda la comitiva). En raras ocasiones se adentró en la ciudad de Jerusalén, que le desagradaba. Excitó con sus discursos y actitudes radicales el odio de los judíos ortodoxos y de la gente con dinero. Finalmente, el poder romano, que ostentaba Poncio Pilato como procurador general de Judea, accedió de mala gana a condenarlo a muerte. Fue crucificado a las afueras de Jerusalén. Se creyó poco después que había resucitado, un rumor que recogió más tarde el historiador Flavio Josefo.
Entre 60 y 120 años después de la muerte de Jesús en la cruz, personas que lo conocieron de lejos o de oídas escribieron la historia de sus hechos y palabras, que habían quedado grabados profundamente entre las gentes. Especialmente relevantes son las epístolas de san Pablo, pero también algunos de los Evangelios, el Apocalipsis y otros textos (hasta 27 libros) incluidos en lo que después se ha conocido como el Nuevo Testamento cristiano.
Según los entendidos, hay 10.000 biografías publicadas sobre el personaje, y no hay rincón de la Tierra que no haya oído hablar, para bien o para mal, de la Iglesia que nació tras su muerte con el nombre de cristianismo.

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lunes, 24 de septiembre de 2012

Buenos Aires presionó para evitar que la OCDE debata la expropiación de YPF


 

 

Las negociaciones con Repsol para fijar un justiprecio por las acciones incautadas parecen lejos de fructificar.

 

MIGUEL GONZÁLEZ / MIGUEL MORA Madrid / París

Argentina ha presionado al máximo nivel para intentar evitar que el Comité de Inversiones de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) debata y, presumiblemente, apruebe un informe muy crítico con la expropiación de las acciones de la firma española Repsol en la petrolera YPF.
El pasado 21 de junio se acordó, a petición de la Comisión Europea, incluir la expropiación de YPF en el orden del día de la reunión que el Comité de Inversiones de la OCDE celebra el próximo 8 de octubre en París. Argentina no forma parte de esta organización —que agrupa a 34 de las economías más industrializadas del mundo—, pero sí tiene el estatuto de país observador, ya que ha suscrito la Declaración sobre Inversiones y Empresas Multinacionales adoptada en 1976 por la OCDE.
El ministro de Asuntos Exteriores de Argentina, Héctor Timerman, visitó el pasado 1 de septiembre al secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, en su sede parisina, con el propósito de convencerle de que la expropiación de YPF se cayese del orden del día de la reunión. Aunque la OCDE carece de competencias sancionadoras, Timerman le trasladó su gran inquietud por el hecho de que un pronunciamiento de la OCDE en contra de su Gobierno pudiera “interferir” los procesos judiciales en curso. Precisamente en octubre se cumple el plazo de seis meses que —en virtud del acuerdo hispano-argentino sobre protección recíproca de inversiones— debe aguardar Repsol antes de denunciar a Argentina ante el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversión), el organismo de arbitraje del Banco Mundial, que sí tiene poder sancionador. La compañía española ya ha presentado una denuncia ante los tribunales de Nueva York, ya que YPF cotiza en Wall Street.
Los argumentos de Timerman no convencieron a Gurría quien, según las fuentes consultadas, trasladó a su interlocutor la imposibilidad de modificar el orden del día para eliminar el punto relativo a la expropiación de YPF o posponer la reunión, como este pretendía. El secretario general de la OCDE argumentó que el incumplimiento de los compromisos asumidos en materia de inversiones extranjeras es una de las principales preocupaciones de la OCDE, pues de otra forma estos acabarían perdiendo todo valor y credibilidad.
Frente a las quejas del jefe de la diplomacia argentina sobre el supuesto exceso de representación de los países europeos en el Comité de Inversiones, Gurría le recordó que las decisiones se toman por consenso. Y los socios adherentes, como Argentina, pueden participar en la reunión con los mismos derechos que los demás, por lo que le invitó a que así lo haga el día 8 y exponga sus argumentos.
Fuentes diplomáticas se muestran convencidas de que el informe de la OCDE será muy crítico con el Gobierno argentino, ya que este no respetó el derecho de “no discriminación” y expropió solo las acciones de la compañía española. Tras haber intentado una condena a Argentina en la cumbre del G-20 en Los Cabos (México), en junio, la diplomacia española se ha dirigido ahora a la OCDE, donde parece contar con mayores posibilidades de éxito.
La crisis abierta por la expropiación de YPF ha llevado a España a limitar sus importaciones de biodiésel argentino y a Buenos Aires a denunciar el acuerdo bilateral de doble imposición, lo que dejará en una difícil situación a las firmas españolas que sigan en Argentina a partir de enero.
Mientras tanto, las negociaciones con Repsol para fijar un justiprecio por las acciones incautadas parecen lejos de fructificar. YPF ha anunciado un principio de acuerdo con Chevron para invertir en el gigantesco yacimiento de Vaca Muerta, pero las fuentes consultadas estiman que la petrolera estadounidense no desembolsará un dólar mientras persista la amenaza de Repsol de llevar a los futuros inversores ante los tribunales, incluso norteamericanos.

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