Majestuoso testimonio de un poder agostado

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jueves, 29 de diciembre de 2011

Las naves gemelas Grail, de la NASA, están a punto de llegar a la Luna


La entrada en órbita está prevista para el sábado y el domingo próximos

Sobrevolarán el satélite natural en formación para hacer un mapa detallado del campo gravitatorio

 

A.R. Madrid 

Las dos naves gemelas Grail, que fueron lanzadas al espacio el pasado 10 de septiembre, están a punto de llegar a su destino: la Luna. La Grail A llegará el próximo sábado 31 y la Grail B lo hará el domingo día uno. Han recorrido unos cuatro millones de kilómetros por separado siguiendo unas larguísima trayectorias casi paralelas, y ahora se podrán en órbita lunar separadas una de otra por una distancia de unos 200 metros de media para, volando en formación, levantar un mapa gravitatorio del satélite natural de la Tierra, lo que permitirá conocer mejor su estructura interna.
“Esta misión reescribirá los libros de texto sobre la evolución de la luna”, ha dicho Maria Zuber, la investigadora principal de Grail (Gravity Recovery And Interior Laboratory), en la rueda de prensa en la que la NASA ha dado los últimos datos sobre ambas sondas y las maniobras de inserción en órbita lunar previstas para las próximas horas. Zuber también ha destacado que ambas naves están funcionando perfectamente.
Las naves gemelas se colocarán en órbita lunar a 55 kilómetros de altura

La Grail-A está, el 28 de diciembre, a 106.000 kilómetros de la Luna y acercándose con una velocidad de 1.200 kilómetros por hora; la Grail-Bestá a 128.000 kilómetros y se aproxima a 1.228 kilómetros por hora. En la maniobra de inserción en órbita tienen que encender su motor principal durante unos 40 minutos para perder velocidad. Primero lo hará una, el sábado, y luego la otra, 25 horas después.
Las naves, de unos 300 kilos cada una y tamaño poco mayor que una lavadora doméstica, llevan con unos equipos para medir la distancia entre ellas con gran precisión (un error máximo equivalente al diámetro de un glóbulo rojo). La distribución de masas en la Luna (por ejemplo, al sobrevolar una montaña o un gran cráter) generará variaciones en la distancia de separación de los dos artefactos, que sobrevolarán el satélite natural a 55 kilómetros de altura y pasando casi por los polos. Los datos adquiridos (cien veces más precisos que los que se conocen ahora para la cara visible del satélite y mil veces para la cara oculta) permitirán a los científicos confeccionar un mapa gravitatorio lunar de alta resolución, lo que proporcionará información de gran interés sobre la estructura interna de la Luna y su evolución.
La misión, con un coste de unos 350 millones de euros, debe funcionar en órbita lunar durante 82 días. Está previsto que comience la fase de toma de datos científicos el próximo marzo, una vez que se hayan cumplido todas las maniobras para colocar los dos artefactos en la órbita de trabajo y se hayan calibrado los instrumentos.
La distancia de la Tierra a la Luna es de unos 400.000 kilómetros y las naves del programa Apolo tardaban menos de cuatro días en llegar. Las Grail, sin embargo, han recorrido unos cuatro millones de kilómetros en casi cuatro meses. Es que han viajado dando un gran rodeo, pasando por el punto de equilibro gravitatorio Sol-Tierra denominado Lagrange 1. Los expertos de la NASA eligieron esta estrategia de viaje para poder lanzar la naves al espacio en un cohete más pequeño –y más barato- que si fueran directamente (partieron juntas en un Delta II) y para tener más tiempo de verificación y puesta a punto de los equipos de a bordo.

EE UU pone en guardia a Irán en el Golfo


El mando de la V Flota advierte que no tolerará el cierre del estrecho de Ormuz

Teherán amenaza con bloquear la principal vía marítima de paso de petróleo

 


DAVID ALANDETE Washington 

Las Fuerzas Armadas norteamericanas han advertido a Irán que no permitirán bajo ninguna circunstancia el cierre del estrecho de Ormuz, un paso en el golfo Pérsico imprescindible para las exportaciones de crudo procedentes de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait e Irak.
Ante una inminente ampliación de las sanciones económicas estadounidenses sobre el sector petrolero de Teherán, y en medio de unas maniobras navales iraníes en Ormuz, el régimen de los ayatolás ha amenazado en dos ocasiones, a través de portavoces militares y gubernamentales, con cortar ese paso marítimo. La Marina norteamericana ha advertido a Irán que lo impedirá con el uso de la fuerza si es necesario.
Por Ormuz circula casi una quinta parte de la producción mundial de petróleo. EE UU obtiene del golfo Pérsico dos millones de barriles de crudo diarios: un 18% de su consumo global. Ante la previsión de que Washington se dispone a ampliar en los próximos días las sanciones sobre las exportaciones de crudo de Irán, el régimen iraní ha reaccionado a través de su vicepresidente, Mohamed Reza Rahimi, y del jefe de la Armada, el almirante Habibolá Sayari, con la amenaza de bloquear el Estrecho. “Cerrar Ormuz es algo muy fácil para las fuerzas navales de Irán”, declaró Sayari a la cadena gubernamental Press TV. “Irán tiene un control integral sobre esa vía marítima”, advirtió.
Las Fuerzas Armadas de EE UU respondieron ayer a través de la Quinta Flota, con base en Bahréin, el despliegue responsable de la seguridad en el golfo Pérsico, el mar Rojo, el mar Arábigo y las costas del este de África. “La libre circulación de bienes y servicios a través del estrecho de Ormuz es vital para la prosperidad global y regional”, precisó la teniente Rebecca Rebarich a este diario mediante un correo electrónico. “Cualquiera que amenace con interrumpir la libertad de navegación en un estrecho internacional queda claramente al margen de la comunidad de naciones; no se permitirá ningún bloqueo”.
 “La Marina de EE UU mantiene una presencia fuerte en la región, para detener o responder a actividades desestabilizadoras, mientras protege los lazos vitales de esa región con la comunidad internacional”, añadió la teniente Rebarich. Las maniobras navales que Irán realiza desde el sábado han desatado una profunda preocupación en Washington, donde se interpretan como una innecesaria demostración de fuerza. Durarán 10 días, y se desarrollan en la parte norte del Estrecho, frente a las costas de Irán. Comprenden ejercicios con submarinos y buques de guerra que llegan hasta el golfo de Adén, así como el lanzamiento de misiles, torpedos y aviones no tripulados sobre el mar.
El recelo hacia Irán ha aumentado en Occidente en los últimos meses a causa de los avances en su programa nuclear, confirmados por el Organismo Internacional para la Energía Atómica. A causa de las amenazas del programa iraní, el Congreso de EE UU aprobó hace dos semanas medidas legislativas que amplían las sanciones económicas sobre el Banco Central de Irán. Cuando el presidente Barack Obama ratifique la ley, algo que la Casa Blanca ha anunciado que hará de forma inminente, el Banco Central y todas las personas e instituciones que hagan transacciones con él se verán privados de establecer negocios con el sector público y privado de EE UU.
El Banco Central es la principal vía para las transacciones petrolíferas del Gobierno iraní. Las sanciones por parte de EE UU implicarían la imposición de unas severas cortapisas a las exportaciones de crudo de Irán, que suponen un 80% de los ingresos de las arcas estatales. Cada día, Irán vende cuatro millones de barriles de petróleo. Es el cuarto mayor productor de crudo del mundo. La mera amenaza de cerrar Ormuz ha provocado que el precio del barril de crudo superara ayer los 107 dólares (83 euros) en los mercados internacionales.
La diplomacia norteamericana considera que Irán está siguiendo una estrategia desesperada para avanzar en su programa nuclear. Según explicó el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, “los comentarios iraníes sobre el estrecho de Ormuz son un nuevo intento de crear distracciones sobre el problema real: el reiterado incumplimiento de sus obligaciones nucleares”.
Obama se halla de vacaciones en Hawai. Desde allí, varios portavoces de la Casa Blanca han asegurado que el Gobierno ha diseñado un plan militar de emergencia para mantener el Estrecho abierto en caso de confrontación bélica con Irán.

martes, 27 de diciembre de 2011

Así trabaja la ciencia hoy


Por Facundo Manes  | Para LA NACION

¿Cuáles son los caminos que deben recorrerse para lograr transformar una realidad dada en otra mejor? Vale para esto cualquier ejemplo, como la sanación de un resfrío, que deje de pasar la humedad dentro de una casa, que dos pueblos separados por un río puedan integrarse a través de un puente, o que pueda generarse una red con todas las computadoras del mundo y eso permita un flujo de información sin precedentes. Sin dudas, la necesidad y el deseo son los principales impulsores para que algo cambie y que ello redunde en una vida mejor de uno y de su entorno. Pero existe una cuestión más compleja y, quizá, más enriquecedora para analizar esa transformación que va del impulso inicial a la solución: el modo para lograrla.
La ciencia constituye una de las principales cualidades que definen al ser humano.

A menudo se la realza por el logro de resultados sorprendentes (nuevos medicamentos, viajes espaciales, computadoras sofisticadas, etc.), pero son sus métodos los que conforman una herramienta verdaderamente distintiva. El método científico es una manera de preguntar y responder a partir de algunos pasos necesarios: formular la cuestión; revisar lo investigado previamente; elaborar una nueva hipótesis; probar la hipótesis por medio de experimentos; analizar los datos y llegar a una conclusión; y, por último, comunicar los resultados.
La ciencia permite que las personas y las sociedades puedan vivir mejor. A veces olvidamos cómo las innovaciones científicas han transformado nuestras vidas. En general, vivimos más que nuestros predecesores, tenemos acceso a una gran variedad de alimentos y otros bienes, podemos viajar con facilidad y rapidez por todo el mundo, disponemos de una gran diversidad de aparatos electrónicos diseñados para el trabajo y el placer. Los seres humanos, a nivel personal, familiar y social, tendemos a crear condiciones para que los vaivenes del contexto no nos sacudan a punto de secarnos en las sequías e inundarnos en las tormentas. Pero modificar de cuajo los fenómenos naturales o sociales globales se vuelve una empresa sumamente dificultosa (por no decir imposible, sólo propagado por consignas voluntaristas, mágicas o de proselitismo cínico). La sabiduría, más bien, está en saber qué se hace con esa realidad: poder cubrirse del temporal, modificar el curso de los ríos, atemperar los malos resultados. Y la clave, en todos los casos, es saber mirar más allá, como el ajedrecista que piensa en la actual jugada pero en función de las futuras. En la neurología, conocemos una patología de pacientes frontales que tienen miopía del futuro: sólo piensan en lo inmediato y se les hace imposible pensar el largo plazo. Estos pacientes optan por beneficios presentes, a pesar de que esto signifique mayores pérdidas en el futuro. No son capaces de resistir la tentación inmediata para beneficiarse en el largo plazo.
Estas acciones, sin dudas, les impiden el desarrollo y por eso desean tratarse. Por el contrario de esta patología, la ciencia sí permite imaginar, proyectar y lograr el desarrollo y, por ende, la integración y la inclusión. El desarrollo sólo se construye sobre cimientos sólidos y sustentables y éstos son esenciales para lograr una sociedad de todos.
Una de las críticas apresuradas que se le hace a la labor científica es su carácter tecnocrático, reduccionista, gélido o deshumanizado. Estos adjetivos le endilgan el desvalor de la propuesta sosa, desapasionada, negadora de la "épica del corazón". Muy opuesto a estas consideraciones, todo desafío científico busca la evidencia cargando con una inmensa impronta de pasión.
No existe una investigación ni un descubrimiento científico que no parta de un portentoso motor alimentado por las ganas, por el amor por lo que se hace y por lo que se intenta lograr, por la fuerza, el entusiasmo y el sacrificio.

Es decir, todas virtudes muy humanas, sumadas al usufructo de la inteligencia que permite entender y poner en marcha aquellos mecanismos necesarios para lograr la transformación.
Asimismo, hoy la ciencia se desenvuelve a partir de trabajos mancomunados e interdisciplinarios. El desarrollo científico es un trabajo de equipo y no de arrebatos personales y personalistas, con colectivos conformados por disímiles ideas y saberes que se confrontan para llegar a una conclusión aceptada y aceptable. Una tradición aclamada en la historia y la sociología de la ciencia pone de relieve el papel del genio individual en los descubrimientos científicos. Esta tradición se centra en guiar a las contribuciones de los autores solitarios, como Newton y Einstein, y puede ser vista en términos generales como una tendencia a equiparar las grandes ideas con nombres particulares, como el principio de incertidumbre de Heisenberg, la geometría euclidiana, el equilibrio de Nash y la ética kantiana. Varios estudios, sin embargo, han explorado un aparente cambio en la ciencia de este modelo de base individual de los avances científicos a un modelo de trabajo en equipo. Un estudio publicado en la prestigiosa revista Science que relevó casi 20 millones de artículos científicos y 2,1 millones de patentes en las últimas cinco décadas demostró que los equipos predominan sobre autores solitarios en la producción de conocimiento con alto impacto. Esto se aplica para las ciencias naturales y la ingeniería, las ciencias sociales, artes y humanidades, lo que sugiere que el proceso de creación de conocimiento ha cambiado. Sorprendentemente, este estudio encontró una tendencia igualmente fuerte hacia el trabajo en equipo en las ciencias sociales, ciencias naturales e ingeniería (de un 17,5% en 1955 a un 51,5% en 2000). Esto significa que se ha producido un cambio sustancial que liga la tarea de investigación a la labor colectiva. Del mismo modo, la extensión de los equipos ha ido creciendo hasta llegar a casi el doble en 45 años (de 1,9 a 3,5 autores por artículo).
Otra de las claves del desarrollo científico es que ningún trabajo se realiza haciendo tábula rasa con las tareas previas; más bien se parte de éstas, potenciando sus aciertos y corrigiendo sus errores, lo que permite arribar a las nuevas conclusiones de forma más satisfactoria. "El conocimiento previo, correcto y verdadero", expresó Bernardo Houssay en 1942, "es la base indispensable de toda acción humana acertada y benéfica. La ignorancia y el error son nuestros peores enemigos, porque nos llevan a la miseria, el sufrimiento y la enfermedad, mientras que los descubrimientos científicos han hecho y harán que la vida sea cada vez más larga, más sana y más agradable, liberando al hombre de la esclavitud y del trabajo pesado, de las epidemias pestilenciales y mejorando enormemente a la salud y el bienestar."
Otro elemento central para el desenvolvimiento de cualquier investigación científica tiene que ver con el valor del mérito (la idoneidad, como lo nombra la Constitución Nacional). El mérito es aquello que determina quiénes llevan adelante cada acción; es decir, aquellos que lo merecen, por talento y por esfuerzo, son los indicados para que el resto de la sociedad coloque en sus manos la tarea. Asimismo, la valoración del mérito genera un contagio, una promoción al mérito de los otros, al estudio, a la capacitación, a la prueba, al reconocimiento. Esto no significa, ni mucho menos, que exista una vara homogénea para medir la capacidad de las personas. Es más, los criterios de inteligencia que se determinan por coeficientes estrictos ya están, por suerte, dejándose de lado. Ser inteligente es tener flexibilidad para mirar un problema y ver ahí una posibilidad nueva, una salida antes no pensada para enfrentarlo. Es importante remarcar que la ciencia no cuenta hoy con herramientas para medir la inteligencia en toda su extensión y complejidad. ¿Cómo asignar un coeficiente al humor, a la ironía y, aún más, a la diversificada y plástica capacidad del ser humano para responder de manera creativa a los desafíos que la sociedad y la naturaleza le plantean? Hoy existe la noción de que la inteligencia incluye habilidades en el campo de lo emocional, de las motivaciones, de la capacidad para relacionarnos con otras personas en situaciones complejas y diversas. El consenso es que estas habilidades, que antes no se consideraban parte de la inteligencia, potenciarían el desarrollo intelectual al cooperar en la tarea diaria de enfrentar situaciones complejas y encontrar soluciones novedosas. Lo central es que cada cual explote sus capacidades, sean las que sean, al máximo. "Lo más triste que hay en la vida es el talento derrochado", repetía como máxima una película de iniciación que dirigió Robert de Niro hace unos años. La chambonada es justamente lo contrario de lo que estamos tratando: el derroche de talentos y el desprecio de las oportunidades.
A la ciencia no le queda bien cualquier puerto, por eso elige atravesar las aguas sabiendo que puede haber turbulencias o vientos calmos, tempestades o jornadas enteras de gracia.

No se recuesta siempre donde va la ola. Si la ciencia hubiese sido para los que sólo navegan adonde lleva la corriente, enarbolando la bandera de lo que prescribe el corto destino de la moda o los laureles de la comodidad, todavía el mundo deambularía sin curar con penicilina, ni recorrer largos caminos con automóviles, ni hacer luz con energía eléctrica.
El pensamiento científico es un rasgo que nos hace más humanos. Y aunque no es el único método, logra servir de modelo para el desenvolvimiento personal y social en campos que están más allá del estrictamente científico. La ciencia puede establecerse así como una extraordinaria y contundente metáfora, capaz de formular las preguntas y elaborar las respuestas sobre grandes desafíos como el bienestar de nuestras pequeñas comunidades o la construcción permanente de una nación integrada, igualitaria y desarrollada.

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