Majestuoso testimonio de un poder agostado

Majestuoso testimonio de un poder agostado

viernes, 28 de octubre de 2011

Los escándalos de corrupción acosan al Gobierno de Brasil


En sólo nueve meses cinco ministros han dejado a la fuerza el cargo. Rousseff preside una coalición diez partidos que reclaman parcelas de poder

 

JUAN ARIAS Rio de Janeiro

La salida de seis ministros de Dilma Rousseff en apenas diez meses de gobierno —cinco por corrupción, el último, el de Deportes, el comunista Orlando Silva, la noche del miércoles— revela, según los analistas, una grave crisis en la política de este país.
Según Luis Felipe Miguel, catedrático de la Universidad de Brasilia, la presidenta Rousseff tiene que combinar “una imagen de limpieza con una coalición de gobierno no tan limpia”. Según Miguel, se trata de una “disputa por parcelas de poder” dentro de los partidos aliados en los que reina el llamado fisiologismo, o reparto de poder en beneficio del propio partido, sin escrúpulos ideológicos, como se acaba de ver con el Partido Comunista al que pertenece el ya exministro de Deportes.
Brasil va bien económicamente, pero cojea en su forma de gobierno

Brasil va bien económicamente, pero cojea visiblemente en su forma de gobierno. El gigante latinoamericano, cuya vitalidad y futuro son indiscutibles, está necesitando con urgencia de una reforma política para que no acabe comprometido el dinamismo de su sociedad, de su industria y de su comercio.
“En estos diez meses de gobierno Dilma ha quedado clara la existencia de un mosaico de operaciones criminales contra el interés del contribuyente” escribía ayer en su editorial el diario O Globo. Y el diario Folha de Sâo Paulo se preguntaba “cuándo va a aparecer el próximo escándalo”.
Lo más grave de la actual crisis que pone en peligro la gobernabilidad misma de Dilma y todo el sistema de alianzas creado por su antecesor Lula da Silva, no es quizás, el hecho de que cinco ministros —El ejecutivo cuenta con 38— hayan tenido que dejar sus cargos arrastrados por acusaciones graves de corrupción. Lo peor es que, menos en el caso del exministro de la casa Civil, Antonio Palocci, en la mayoría no se ha tratado sólo de desvíos de conducta de la persona del ministro, sino de una trama de corrupción creada en los ministerios como forma de financiación ilícita del partido al que pertenece el ministro.
La oposición, por ejemplo, ha criticado ayer duramente el nombramiento de Aldo Rebelo para sustituir al último ministro dimitido: Orlando Silva, de Deportes. Rebelo es una figura eminente del Partido Comunista de Brasil (PC do B), el partido del ministro dimitido. Según la oposición, puesto que en dicho ministerio todo en manos del PC do B, existía una trama corrupción y dicho ministerio debería pasar a otras manos.
El dilema de Rousseff una presidenta gestora, sensible a los resultados concretos, no es fácil. Ella advierte cómo se paralizan los ministerios zarandeados por los escándalos de irregularidades El caso del ministro de Deportes ha sido emblemático. La trama de corrupción ha acabado paralizando las obras del Mundial —que ya estaban todas ellas atrasadas— mientras el Gobierno está enzarzado en una disputa con la FIFA, organismo que no acaba de sintonizar con el ministro dimisionario.
Rousseff, por lo menos hasta que no se lleve a cabo una reforma política a fondo, no puede prescindir de la actual alianza de diez partidos que apoyan su gobierno y que fue heredada de su antecesor Lula da Silva.
La mandataria está tratando de abrirse algunos espacios, como señalaban ayer varios comentaristas políticos, para restar poder a los partidos y concentrarlo en la Presidencia de la República. Para ello está deshaciéndose de los ministros más comprometidos con la inercia heredada de su antecesor según el cual un ministerio se administra en función del partido político de su titular. Rousseff quiere al frente de los ministerios a personas que respondan directamente ante ella y no ante jefe de su formación política.
La opinión general es que en enero, coincidiendo con el primer aniversario de su llegada al poder, Rousseff lleve a cabo una reforma ministerial y pueda contar por fin con un Gobierno verdaderamente suyo y no tenga, como hasta ahora, que presidir un Gabinete que en su mayoría es fruto de una herencia del pasado. ¿Bastará eso para resolver los graves problemas que presenta la gobernabilidad en Brasil? Quizás, no, explican los expertos de la política, porque el mal es de fondo, es del sistema con el que la presidenta brasileña no puede acabar de un plumazo.


jueves, 27 de octubre de 2011

EE UU duplica su ritmo de crecimiento al 2,5%


La actividad económica se dobló en el tercer trimestre y aleja un poco más el riego de recesión.

 

SANDRO POZZI | Nueva York 


La expansión cobró fuerza en Estados Unidos durante el verano, tras crecer su economía a una tasa anualizada del 2,5% en el tercer trimestre, el doble que en primavera. Es, además, el ritmo más rápido de crecimiento desde el tercer trimestre de 2010. Y aunque es insuficiente para reducir la alta tasa de paro y el déficit, ayuda a alejar un poco más el riesgo de recaída.
La evolución de la economía durante el tercer trimestre del año era difícil de predecir. Fue un trimestre dominado por la incertidumbre y el caos en los mercados, por la crisis de la deuda en Europa, el miedo a la recaída en la recesión y el recorte de la nota crediticia a EE UU. La estimaciones para esta primera lectura vacilaron entre un 3% a un 1% hace pocas semanas, para luego superar el 2%.
El motor de este repunte fue un mayor gasto, tanto por parte del consumidor como de las empresas. En el primer caso, pasó de un anémico 0,7% a un 2,4%, su nivel más alto desde finales de 2010. La inversión empresarial repuntó un 16,3%. La inflación vinculada al consumo cayó al 2%, frente al 3,3% del segundo trimestre, lo que da margen a la estrategia de la Reserva Federal.
A pesar de este dato tan positivo, EE UU avanza claramente dando bandazos en esta lenta recuperación de la Gran Recesión. El crecimiento medio en el primer semestre fue del 1%, y estuvo a cuatro décimas de la contracción en el arranque del año, frente al 2,3% del cuarto trimestre de 2010. La gran cuestión es si el repunte aguantará y mantendrá el ritmo en 2012.
Los datos de las últimas semanas apuntan a una lenta mejora. Pero el pesimismo domina entre los consumidores, del que depende un tercio del crecimiento. El índice de confianza del Conference Board está ahora en los 39,8 puntos, su nivel más bajo desde marzo de 2009, cuando se vivía el momento más agudo de la crisis. Hace un mes estaba en los 46,4 puntos.
El último plan de estímulos de la Casa Blanca para reactivar la creación de empleo está bloqueado en el Congreso, donde se libra una agria batalla por encontrar vías para reducir el déficit y evitar un segundo recorte del rating. La Reserva Federal, en paralelo, estudia la posibilidad de reactivar la compra de deuda hipotecaria, para dar un apoyo adicional a la vivienda.
El índice de empleo -que se publicará el viernes de la semana que viene- mostrará el camino que está siguiendo la economía en el arranque del cuarto trimestre. Con un paro estancado en el 9%, los grandes bancos no descartan que el ritmo de expansión vuelva a desacelerarse. Dos días antes, el banco central de EE UU hará pública su decisión sobre tipos de interés.

lunes, 24 de octubre de 2011

Los islamistas ganan las elecciones en Túnez con más del 40% de los votos


LAS PRIMERAS ELECCIONES DE LA PRIMAVERA ÁRABE


Fuentes de En Nahda afirman que ha sido el partido más votado en 24 de las 27 circunscripciones y que en algunas ha ganado incluso por mayoría absoluta. La participación ha superado el 90% de los inscritos en el censo

·                     Los islamistas inquietan al sector laico de la sociedad
·                     Entrevista con Rachid Ghanouchi, líder de En Nahda
·                     110 partidos se presentan a las elecciones

No había champán para celebrar el acontecimiento, pero en la sede central de En Nahda en Túnez unas mujeres cubiertas y sonrientes entregaban al visitante un ramillete de jazmín. La formación islamista ha ganado por goleada las primeras elecciones democráticas celebradas desde la independencia, en 1956, tan solo nueve meses después del derrocamiento del dictador Zine el Abidine Ben Ali.
Casi al mismo tiempo en Gafsa, en la otra punta del país, la dueña del restaurante Tamtam, al que acuden a almorzar observadores electorales tunecinos y extranjeros, se presentaba por primera vez ante sus clientes con la cabeza cubierta con un hiyab (pañuelo islámico), como para adaptarse a los nuevos tiempos. Su hermana, que la ayuda en la cocina, también llevaba esa prenda.
La Instancia Superior e Independiente para las Elecciones, el órgano encargado de organizar los comicios, no dará hasta mañana martes resultados oficiales, pero los partidos, empezando por En Nahda, y la prensa los han ido destilando. Apuntan a que los islamistas rebasarán el 40% de los votos pero, como la ley electoral perjudica a las grandes formaciones, solo obtendrán algo más de 65 de los 217 escaños de la Asamblea Constituyente.
Esta institución deberá encargarse ahora, durante un plazo máximo de un año, de redactar una nueva Constitución democrática aunque antes tendrá que designar un Gobierno que el líder de En Nahda, Rachid Ghanouchi, desea que sea de amplia coalición hasta 2016.
La abrumadora mayoría islamista no permitirá formar en la Asamblea una mayoría laica
“Los resultados son francamente buenos para En Nahda”, recalcó Abdelhamid Jlazzi, jefe de la campaña islamista, aunque rehusó dar detalles. Otras fuentes de su partido indican que son los más votados en 24 de las 27 circunscripciones electorales y que en algunas ganan incluso por mayoría absoluta.
Dos partidos laicos y moderadamente de izquierdas, Ettakatel, vinculado a la Internacional Socialista y que encabeza el médico Mustafá Ben Jaffar, y el Congreso para la República, de Moncef Marzouki, compiten por el segundo puesto en el pódium. Ambos lograrían cada uno 15% de los sufragios.
Estas dos formaciones luchaban contra la dictadura desde el exilio mientras que desde dentro lo hacía el Partido Demócrata y Progresista (PDP, centrista), de Ahmed Nejib, que se atrevió a competir con el dictador en las presidenciales. No recoge los réditos de aquel desafío porque cosecha menos del 10% de los votos.
La mayoría de las anomalías detectadas por los 14.000 observadores que supervisaron las elecciones están relacionadas con En Nahda, pero no ponen en entredicho su victoria. En los informes que han redactado señalan intentos de compra de sufragios, ofrecimiento de transporte hasta los colegios a supuestos simpatizantes y envío de SMS animando a votarles.
Los dos únicos datos que el presidente del ISIE, Kamel Jendoubi, ha proporcionado son el resultado del voto de los emigrantes (la mitad ha ido a En Nahda) y la participación electoral. Rebasó el 90% de los electores que se inscribieron en las listas de votantes (el 54% de los 7,2 millones de tunecinos adultos), pero no se sabe cuántos no inscritos acudieron a votar. Estos tenían la posibilidad de ejercer su derecho con un documento de identidad y en colegios especiales.
El resultado de los comicios es un mazazo para las élites del país, convencidas de que el Estado laico había calado en la sociedad
La abrumadora victoria islamista no permitirá probablemente formar en la Asamblea ninguna mayoría laica. En Nahda será el eje de cualquier coalición gubernamental. Ettakatel no es reacio a esa alianza. Si, al final, los principales partidos laicos no desean asociarse con Ghanouchi le será fácil encontrar alguna pequeña formación de izquierdas con la que completar su mayoría.
El desenlace de estos comicios constituye un auténtico mazazo para las élites tunecinas, que estaban convencidas de que el acervo de un Estado casi laico había calado en la sociedad desde hace más de medio siglo y que los islamistas no superarían en ningún caso el 25% de los sufragios. Sin dar porcentajes Ghanouchi siempre vaticinó su victoria.
En Nahda es un partido afín a los Hermanos Musulmanes de Egipto, aunque ahora insiste en que se quiere inspirar en el modelo turco. Ha sido la principal víctima de la represión de la dictadura de Zine el Abidine Ben Ali, que mandó a prisión, a lo largo de los últimos 24 años, a cerca de 30.000 de sus militantes. El propio Ghanouchi estuvo más de 20 años exiliado en Londres y solo regresó a Túnez a finales de enero. En febrero En Nahda fue por fin legalizada tras haber estado prohibida durante 22 años.
En Túnez la clase política no islamista aún no quiere reaccionar ante los datos parciales del recuento que circulan por el país. Yussef el Kardaoui, el más célebre de los predicadores del mundo árabe porque lanza sus proclamas a través de la televisión Al Yazira, sí lo hizo hoy. Lanzó un llamamiento a la unión de Túnez, Egipto y Libia para formar juntos una “república democrática islámica”.

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