Majestuoso testimonio de un poder agostado

Majestuoso testimonio de un poder agostado

sábado, 19 de enero de 2013

Netanyahu pierde fuerza en la recta final de la campaña electoral israelí




Las encuestas prevén una victoria del Likud apoyado por la extrema derecha y partidos religiosos.
El centroizquierda recorta distancia con respecto a la derecha, más cohesionada.


EL PAÍS/Ana Carbajosa Jerusalén

A cuatro días de las elecciones israelíes, las últimas encuestas sólo traen malas noticias para el primer ministro, Benjamín Netanyahu. Su victoria no está en cuestión. Si un cataclismo político no lo impide, Netanyahu, alias Bibi, volverá a ser el más votado el próximo martes. Pero lo que sí anuncian las encuestas de este viernes es que tal vez no lo vaya a tener tan fácil para poner en pie una coalición de Gobierno estable y en la que su dominio le permita hacer y deshacer a su antojo.
Dependerá más de sus socios en el Ejecutivo, que, según las quinielas de los expertos, podría estar formado por la extrema derecha y los partidos religiosos. La inclusión de partidos de centroizquierda convertiría la coalición en algo más digerible ante el mundo, algo que Netanyahu no descarta.
Los sondeos publicados este viernes coinciden en que el llamado bloque de centroizquierda —que no es tal porque en realidad concurre dividido— ha acortado una sorprendente distancia respecto al de la derecha, algo más cohesionado. Eso es posible, en parte, porque la alianza que lidera Netanyahu se ha desplomado, hasta al punto de perder hasta 10 escaños respecto a su actual poderío en la Knesset, el Parlamento.
Alrededor de un 15% de los votantes permanecen indecisos a cuatro días de las elecciones
Con cerca de un 15% de indecisos, la suma de los apoyos que recibirían todos los partidos de la derecha y extrema derecha es equiparable a la que conseguirían los de la izquierda. La diferencia radica en que la derecha contaría además en principio con los votos de las formaciones ultraortodoxas, mientras que resulta bastante improbable que la izquierda opte por cooperar con los partidos árabes, sometidos tradicionalmente al ostracismo en la Knesset. Así pues, la victoria de Netanyahu no está en tela de juicio. Su fortaleza y la de su coalición de Gobierno sí. “La cuestión no es si ganaré las elecciones, si no si habrá un dirección estable frente al volante. Hay gente de aquí y de allá que dice: 'Nosotros también queremos conducir el volante', pero cuando hay demasiadas manos, el coche vuelca”, dijo Netanyahu en una entrevista que el diario Maariv publicó este viernes.
Destacan los analistas el batacazo político que supone para el primer ministro este desgaste, sobre todo si se tiene en cuenta que fue el propio Netanyahu el que decidió adelantar las elecciones a enero —el calendario fijaba la convocatoria para el próximo octubre— con el objetivo de reforzar su holgada mayoría y, una vez consolidado su poderío, embarcarse en complicadas misiones como una posible ofensiva en contra de Irán o la extensión del desafío a la comunidad internacional mediante la construcción en los asentamientos.
Prueba del nerviosismo del primer ministro es su inusual apertura con la prensa. Estos días Netanyahu concede entrevistas sin tregua a los medios locales. La idea es frenar a la desesperada la sangría de votos y tratar de recuperar a los migrados a la extrema derecha. Presume de que “hay una fuerte representación de los colonos en el Likud”, su partido, y adelanta que “los días en que los bulldozers arrasaban asentamientos han quedado atrás”. Advierte por último a los electores de que una división del voto de la derecha podría propiciar el desembarco de la izquierda en el Gobierno.

Reencuentros históricos entre cultura y política, conexión Madrid

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Cristina comparó a San Martín con Ho Chi Minh

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viernes, 18 de enero de 2013

No todo debe girar alrededor de Cristina


Atender el propio juego
Con una presidenta que domina la agenda, nuestra atención y reflexión están centradas en sus actos y sus dichos. Esto obstaculiza el abordaje concreto de los problemas y la construcción de un proyecto alternativo de país

Por Luis Alberto Romero  | Para LA NACION

Para quienes tenemos una mirada crítica sobre el gobierno de los Kirchner, unos días de relativo silencio presidencial - solo turbado por los tuits - nos han ayudado a percibir hasta qué punto nuestra reflexión está cotidianamente centrada en sus actos y en sus dichos . Amanecemos con la Presidenta , que está en los titulares de los diarios y los programas periodísticos de la radio. De ahí en más, consagramos nuestros esfuerzos a desmentir el "relato" y denunciar el "vamos por todo". Absorbidos por los estallidos luminosos y sonoros de cada día, nos olvidamos de nuestra tarea principal: ofrecer una alternativa.
Vale la pena recordar la actitud de la Generación del 37 ante el rosismo. Estos jóvenes quisieron diferenciarse de los viejos unitarios y de su monocorde diatriba antirrosista. Se propusieron entender a Rosas y a la vez diseñar el camino de una Argentina diferente y posible. Tal intento de comprensión se encuentra, en estilos diversos, en el Fragmento preliminar, de Alberdi, y en El Matadero, de Echeverría, lo mismo que en el Facundo, donde, sin escatimar la crítica y la diatriba, Sarmiento hace un ensayo de comprensión de la Argentina profunda.
Pero no se quedaron allí. Echeverría y Alberdi plasmaron su propuesta en el Dogma socialista. En la segunda parte de Facundo, Sarmiento formuló un programa para la Argentina posrosista, fundado no tanto en las miserias heredadas como en las posibilidades de un país por hacer. Y en los años siguientes se consagró a estudiar problemas concretos, como la educación. Lo hizo estudiando, mirando el mundo y ensayando en Chile. No abandonó la pasión ni el ojo crítico, pero los puso al servicio de la construcción de un país diferente.
Muchos nos hemos dedicado en estos años a polemizar con el kirchnerismo. Sin duda, fue necesario cuestionar un relato vigoroso, que hablaba a las pasiones más escondidas de los argentinos. También fue necesario confrontar con un aparato de difusión poderoso y eficiente. Había que mostrar, caso por caso, la discrepancia entre lo dicho y lo hecho; las intenciones de los dichos y los problemas reales de lo hecho.
Quizá lo más importante ya está logrado. La realidad confronta al relato de modo cada vez más elocuente. La inflación -aceptada hasta en el discurso presidencial-, la tragedia ferroviaria de Once, el déficit energético, todo prueba que, más allá del relato, hubo una gestión gubernamental muy mala y muy corrupta, aunque la Justicia no lo haya probado. Una buena parte de la opinión que acompañó a la Presidenta en 2011 parece dispuesta a probar con otra alternativa. En cuanto al núcleo duro del kirchnerismo, mi impresión es que no hay argumento que conmueva una convicción amasada, en proporciones diversas, con pasión y con interés.
Nuestro problema consiste en que, en realidad, no estamos pensando en la alternativa. El kirchnerismo nos mueve a la indignación, la ironía o la sátira. Perezosamente, nos conformamos con habitar un espacio de fácil identificación, y nos parece que ir más allá puede alterar la cómoda armonía. Advertía Francisco Ayala -con referencia a los ambientes antiperonistas anteriores a 1955- que contemplar fascinados la estupidez es una forma de estupidizarse. Algo imperdonable para quienes tienen como oficio pensar.
Pero hay algo más. En su apogeo, el kirchnerismo agitó banderas consideradas progresistas que, como trapos rojos, llevaron a la oposición a colocarse inerme ante el estoque del matador. El oficialismo la dividió; cooptó a algunos y hasta logró que el resto los apoyara en medidas que, más allá de su aspecto exterior, claramente ayudaban a la construcción de su poder. Hoy, aunque el ciclo parece estar acercándose a su fin, la Presidenta sigue dominando la agenda. Sigue agitando el trapo rojo. Entre la provocación verbal y tuitera, y la exhibición de un autoritarismo que perdió todo límite legal, nos ofrece cada día un tema nuevo y nos impulsa a contradecirla. Se dirá que sólo es un exhibicionismo autoritario compensador de otras impotencias. Quizá. Pero sus resultados son tremendamente eficaces. Es posible que ya no cautive a opositores incautos. Pero consigue otro resultado. Toda nuestra crítica, nuestra indignación, nuestra ironía -por no hablar de mucha abominable grosería circulante- no alcanza para ofrecer una alternativa.
Tenemos que concentrarnos en nuestra agenda. Y para eso tenemos que pensar un poco menos en los dichos y hechos de nuestra presidenta. Quizás hasta haya que resignarse a dejar pasar alguna provocación, a no dar lecciones cada vez que se equivoca grueso. No debemos descender al terreno que nos propone. Tenemos que elegir el que nos resulte apropiado para construir nuestra propia propuesta.
Como la generación del 37, tenemos que imaginar un país un poco diferente. Los grandes temas son claros y no debería haber disensos mayores. Tenemos que encauzar al Gobierno y a la sociedad en los carriles de la ley, y acabar con la idea generalizada de que la emergencia todo lo justifica. Tenemos que transformar la favorable coyuntura económica externa -que todos nuestros vecinos están aprovechando- en desarrollo sustentable del conjunto de la economía. Tenemos que atacar por todos los frentes el problema de la pobreza, que en realidad engloba el conjunto de cuestiones que aquejan hoy a la sociedad, pobre o no. Sobre todo, tenemos que reconstruir el Estado, la herramienta indispensable. Es fácil coincidir en esto. Simplemente son las bases para que podamos empezar a discutir sobre alternativas diferentes para el país.
El problema mayor no está tanto en este diseño general como en la coyuntura del próximo gobierno, que recibirá una multiplicidad de problemas específicos, muy difíciles de manejar. En muchos aspectos, el país sigue tan salido de madre como en 2001, con el agravante de diez años de derroche y holgura, que se convertirán en el parámetro popular para el próximo gobierno. Es claro, por ejemplo, que el sistema de subsidios es insostenible, pero no es sencillo salir de él de manera gradual y equitativa, sin provocar explosiones. ¿Cómo discutir sensatamente una ley de coparticipación fiscal? ¿Qué haremos cuando, reconstruido el Indec, exista una serie histórica de la inflación desde 2007? ¿Cómo se manejará la catarata de legítimos reclamos y juicios? Sería bueno que nos dedicáramos desde ahora a pensar cómo hacerlo. Un programa razonable para la transición hará creíbles las alternativas políticas al kirchnerismo. Quizá más que un programa de largo plazo.
Hay más para pensar. Diez años de kirchnerismo, y los que quedan, no fueron obra de la casualidad. La holgura fiscal y el relato exitoso explican algo, pero no todo. Muchos diagnósticos apuntan más a lo que falta -poca educación, poco afecto por la ley- que a lo que hay. No es de hombres prácticos limitarse a denostar lo que la sociedad argentina ha llegado a ser, y que el kirchnerismo interpeló eficazmente. No es lo que hicieron Alberdi o Sarmiento. Quizás haya que pensar, como en las artes marciales, la forma de capitalizar algunas de esas características que el populismo gubernamental supo satisfacer fácil y productivamente. Ha de haber alguna manera de potenciar el igualitarismo democrático de nuestra sociedad, el anhelo juvenil de protagonizar gestas difíciles y hasta el nacionalismo tan arraigado en nuestra cultura.
Finalmente, tenemos que volver a pensar todos juntos. Hoy la Argentina está partida por una brecha que es ideológica y política. Nada más y nada menos. Un cambio en el ciclo político puede profundizarla, si no estamos atentos y firmemente dispuestos a evitarlo. No podemos ignorar la experiencia de 1955, del antiperonismo sin futuro y el peronismo rejuvenecido bloqueándose mutuamente. También éste es un tema mucho más importante que los tuits presidenciales. Convendría entonces que, si amanecemos con Cristina, durmamos soñando con Sarmiento.
© LA NACION.

Advierten en Brasil sobre la "realidad paralela" de Cristina


En un duro editorial, O Globo denuncia la manipulación de las estadísticas.

Por Alberto Armendariz  | LA NACION

RÍO DE JANEIRO.- En un editorial de fuerte contenido crítico, el diario brasileño O Globo acusó ayer al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner de intentar crear una realidad paralela a través de la manipulación de las estadísticas y de los medios de comunicación.
Con el título "La Argentina en el reino de la fantasía" , la nota editorial del periódico carioca tomó como ejemplo central de disyunción el índice de inflación elaborado por el Indec, que según anunció esta semana, para 2012 se ubicó en un 10,8%, muy distante del 25,6% calculado por las consultoras privadas.
"Tenemos, entonces, el índice oficial y el verdadero, denominado éste «IPC del Congreso», ya que los consultores privados comenzaron a divulgarlo a través de diputados de la oposición después de que la Casa Rosada acudió a la Justicia para prohibirles calcular la inflación, algo digno de una república bananera", opinó O Globo, principal diario de Río de Janeiro, que apuntó, además, como un punto crítico la sobreemisión de pesos para hacer frente a la inflación.
Al referirse a los medios de comunicación, el diario resaltó que la vasta red estatal se apoya en medios progubernamentales que dependen de la publicidad oficial y sustentan las fantasías kirchneristas, mientras la prensa libre e independiente es atacada.

La ofensiva contra Clarín
"En el mundo real, el Gobierno emprende una intensa persecución a los medios que actúan de manera profesional e independiente. Así, creó el denominado 7-D para proclamar como gran victoria nacional la aplicación integral de la ley de medios, aprobada para «regular» los medios de comunicación, pero hecha a medida contra el Grupo Clarín, blanco preferencial del kirchnerismo", publicó el diario.
O Globo ilustró la realidad paralela creada por el gobierno argentino con la reciente bienvenida que se le tributó a la Fragata Libertad en Mar del Plata, tras el escándalo que había suscitado su embargo en Ghana, en medio de una gran pompa y un fuerte ambiente nacionalista.
"En verdad, el país pasó una gran vergüenza después de que el navío fue detenido en Ghana por un fondo acreedor de la Argentina", señaló el matutino, que subrayó, además, que a raíz del episodio la presidenta Fernández de Kirchner ahora ya no usa el avión Tango 01 para algunos de sus viajes por temor a que sea embargado. Al respecto, para el viaje que emprendió a Cuba, Emiratos Árabes, Indonesia y Vietnam contrató un avión privado, que le cuesta al Tesoro unos 880.000 dólares
"Tapar el sol con las manos es un rumbo peligroso para cualquier gobierno. Más temprano que tarde, la realidad se impone. La consecuencia son, como mínimo, electores furiosos", advirtió el prestigioso diario carioca.

CRÍTICAS DE SUAR A LA PRESIDENTA

"Se están viviendo momentos muy difíciles en el país", advirtió el actor y gerente de Programación de Canal 13, Adrián Suar, al criticar la respuesta de la Presidenta a las declaraciones de Ricardo Darín, que había cuestionado el patrimonio de Cristina Kirchner. "Darín se debe haber sentido muy mal", dijo Suar, en respaldo al actor. "Cuando yo leí la carta se me heló la sangre. No se puede psicopatear a alguien de esa manera, un presidente no puede responder de esa manera. Hay una diferencia de estatura por el cargo", señaló el actor y productor.

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