El joven que ayer perpetró una de las peores matanzas escolares en EE UU iba armado con varias pistolas y un rifle semiautomático y disparó a quemarropa a las víctimas, 20 niños y siete adultos.
El País Newtown / Washington
La policía terminó de identificar el sábado a las 26 víctimas de la matanza, 20 de ellos niños de entre cinco y diez años. Sus cadáveres ya se han retirado del centro escolar. Mientras, este país, conmocionado por una de las peores matanzas de su historia, se planteaba una pregunta terrible y sin respuesta: ¿Qué llevó a un joven de 20 años, Adam Lanza, a matar el viernes a 26 personas en una escuela primaria de Newtown (Connecticut)? Lanza había asesinado además a su madre, maestra en el colegio. La policía acaba de confirmar que el asesino entró por la fuerza en la escuela.
"Hemos estado investigando durante la noche para poder identificar a todas las víctimas para poder informar a las familias", indicó a la cadena CBS el portavoz de la policía de Connecticut, Paul Vance.
Tras una noche de vigilia y de duelo, comenzaron este sábado a emerger nuevos detalles de esta matanza masiva, que vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre la segunda enmienda de la Constitución, que permite la tenencia de armas. Lanza, descrito como inteligente pero tímido, iba protegido por un chaleco antibalas y armado con varias pistolas y un rifle semiautomático. Concentró los disparos en dos de las clases del centro mientras el resto de alumnos intentaba huir o se escondía, según diferentes relatos.
Brenda Lebinski, madre de uno de los niños matriculados en Sandy Hook, dice que fue un momento horrible para los padres, lleno de angustia. Ahora les toca hacer frente al dolor y arropar a su niños, para que lo que vivieron no vaya a más y responder a sus preocupaciones. Stephen Delgiadice también tenía una hija en el colegio. "Pensaba que Newtown era uno de los lugares más seguros del país". Ahora viven lo que antes leyeron.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que apenas pudo contener las lágrimas durante su comparecencia del viernes en televisión tras la tragedia, hizo un llamamiento a "tomar medidas" para que no puedan repetirse matanzas como esta, aunque en su alocución por radio e internet de hoy no ha hecho ninguna mención a cambiar las leyes que permiten la compra de armas.
"Necesitamos una actuación inmediata", dijo en cambio el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. "Es casi imposible creer que haya ocurrido una matanza en una escuela elemental. Lo que no encuentro es un liderazgo para hacerlo, ni en la Casa Blanca ni el Congreso. Eso tiene que cambiar ya". "Lo que Obama debe hacer con las armas", titula un artículo muy crítico este sábado el director de la revista The New Yorker, David Remnick: "Se esconde ante la vista de todos, pero lo que se necesita es controlar las armas, poner por encima valores como la seguridad pública y la seguridad antes que la caza de ciervos o la Segunda Enmienda", afirma.
Testigos y fuerzas del orden han descrito la escena como horrenda, al tiempo que destacaban la brutal eficacia del tirador, que eligió a sus víctimas en dos de las aulas del centro. Mientras disparaba, otros estudiantes se refugiaban bajo los pupitres o dentro de las taquillas. El tiroteo comenzó sobre las nueve y media de la mañana, hora local. La policía acaba de confirmar que el presunto asesino entró por la fuerza en la escuela donde trabajaba su madre, Nancy Lanza, que fue hallada muerta poco después en su casa. Se cree que fue su primera víctima. La directora también murió al acudir a una de las clases tras escuchar el ruido de los disparos. También la psicóloga del centro falleció a manos de Adam Lanza.
En total, el joven mató a 20 niños y seis adultos en la escuela, además de a su madre. Después se suicidó de un disparo con una de las armas que portaba, según coinciden los medios estadounidenses, aunque este dato todavía no ha sido confirmado oficialmente. Es la segunda peor matanza en un centro educativo ocurrida en la historia de EE UU, sólo superada por la que cometió en 2007 el estudiante Cho Seung en el centro universitario Virginia Tech. Cho mató a 32 personas antes de suicidarse.
Según un portavoz de la policía del Estado de Connecticut, el tirador fue de una precisión trágica, y sólo dejó a una persona herida. Lanza utilizó tres armas, dos pistolas, una Sig Sauer y una Glock, y un arma de guerra, un rifle 223 M4, que las tropas estadounidenses utilizan en Afganistán e Irak. La policía cree que los disparos se efectuaron a quemarropa con el rifle. Dos de los niños llegaron con vida al hospital, pero fallecieron poco después.
Una vez conocida la noticia, cientos de asustados padres acudieron a las inmediaciones del colegio en busca de información y a abrazar a los supervivientes. Cuando comenzaron a llegar, la matanza ya se había consumado y Lanza se había matado. Agentes de las fuerzas de seguridad citados por The New York Times aseguran que Lanza había crecido en Newtown, donde se le recordaba como un chico tímido y nervioso, temeroso de atraer la atención. Se interrogó ayer al hermano, Ryan, a quien en un principio se tomó como autor de los hechos, y al padre, divorciado de la madre.
Según la agencia AP, que cita fuentes de la policía, las armas estaban a nombre de su madre. Connecticut tiene una de las leyes más duras de posesión de armas de EE UU, con reglas muy estrictas. Se requiere una licencia y para tener una de las utilizadas en el crimen hay que pasar un curso. Con 20 años de edad, a Adam Lanza le resultaba imposible obtener una legalmente.