Majestuoso testimonio de un poder agostado

Majestuoso testimonio de un poder agostado

viernes, 5 de agosto de 2011

Eva Perón en dibujo animado


La periodista María Seoane traduce en viñetas la vida de la figura argentina.- Un ficticio Rodolfo Walsh narra la acción. La película coincide con los 60 años después de su muerte.

ALMUDENA LÓPEZ - Madrid – 
Evita, convertida en un personaje de animación


Eva Duarte Perón, Evita ha pasado a la historia como una mujer controvertida: venerada por algunos por considerarla una santa; odiada por otros que opinan que su ambición y escrúpulos no tenían límites. Discusiones aparte, la exprimera dama argentina sigue despertando interés entre directores de cine que le han dedicado varias películas y documentales. Quizás la más sonada sea Evita, una producción hollywoodiense protagonizada por la cantante Madonna y el actor español Antonio Banderas, película que se estrenó en 1994. Sin embargo, nunca ningún autor había convertido a la célebre argentina en un personaje de animación. Este vacío ya lo han suplido dos productoras del país latinoamericano Azpeitía Cine e Illusion Studios, junto con la periodista argentina María Seoane que han creado Eva de la Argentina; una historia de animación que combina el género documental.

La cinta pretende "enaltecer la tarea de Evita, una defensora de los derechos del trabajador y de la mujer, además de mostrar la infancia y juventud en Los Toldos, donde nació en 1919" explican los productores. Y no es de extrañar que su vida resulte atractiva para los cineastas: su muerte prematura (a los 33 años) el secuestro de su cadáver embalsamado y su misterioso peregrinar por el mundo, ya que estuvo perdido casi 20 años, es digno de un guión cinematográfico.
Además de contar la vida de Eva Perón, la película indaga en la investigación que Rodolfo Walsh llevó a cabo sobre la tormentosa travesía de su cadáver y cuyo relato, Esa mujer, se convirtió en una pieza fundamental de la literatura argentina. Walsh, periodista y escritor, lleva desaparecido desde 1977. El recurso a Walsh, personaje también fundamental para entender Argentina y que en el filme funciona como narrador ficticio, permite a Seoane unir dos generaciones.
En cuanto a los dibujos, la cineasta y periodista afirma que sus trazos son profundamente argentinos: "como lo es Solano López". Este ilustrador es conocido en su país por El Eternauta. La guionista, que firmó La noche de los lápices en 1984, puso como única condición para participar en la película que Gustavo Santaolalla compusiera la banda sonora. "No somos amigos, pero sí conocidos, además sentimos una admiración mutua" afirma Seoane desde el otro lado del teléfono.
El proyecto surgió hace cuatro años de la necesidad de explicar el mito y la realidad que envuelve a Eva Perón. "El género de animación permitía el uso de la metáfora para recrear la historia" matiza Seoane. La trayectoria política de Evita trascurrió durante siete años, todo lo que acontece después es referido por terceros. Evita antes de conocer a su marido Juan Domingo Perón, fue actriz en pequeños locales y en la radio. En 1946 Perón ganó las elecciones presidenciales y ella permaneció junto a él hasta 1952, año en que murió. Evita, como se le conocía popularmente, se convirtió en el rostro humano del régimen.
Respecto al posible paralelismo que pueda existir entre Eva Perón y Cristina Kichner, la periodista argentina considera que ambas han sido dos de las grandes dirigentes de los últimos 70 años del país. "Aunque no se puede considerar que sean iguales, ambas han demostrado una gran pasión por la política". El momento que les tocó vivir es distinto, "Argentina es un país más tolerante y civilizado, a pesar de la imagen que algunos medios europeos muestran". Seoane no se considera peronista, pero matiza: "siento curiosidad por el personaje desde que tengo uso de razón". La madre de la cineasta admiraba a Evita y posiblemente sea la culpable de que en Seonae se despertara el interés por indagar sobre la vida de ese icono argentino.
Si bien este es el primer filme de animación con temática política del país, allí el formato animado goza de buena salud. Manuelita, la historia de la simpática tortuga (de Manuel García Ferré), llevó a las salas a más de 2.400.000 espectadores en 1999. Cinco años después, una cinta firmada por Jose Luis Massa Patoruzito alcanzó más de 2,5 millones de espectadores. Illusion Studios, productora que participa en Eva de Argentina, es responsable de importantes títulos como Isidoro, la película y El Ratón Pérez, realizada por Juan Pablo Buscarini y que obtuvo en España el Premio Goya a la mejor película de animación en 2007.

jueves, 4 de agosto de 2011

Dos estados norteamericanos prohíben el contacto de profesores con alumnos en redes sociales


Virginia y Missouri dictan leyes restrictivas sobre la actividad de los maestros en Internet

EL PAÍS - Barcelona – 


Los estados norteamericanos de Virginia y Missouri no quieren que los profesores mantengan relaciones con sus alumnos en las redes sociales. El gobernador de Missouri ha firmado un proyecto de ley que prohíbe a los estudiantes y sus profesores mantener contactos a través de las redes sociales. La idea de la ley es evitar el acoso digital.
La normativa no censura los intercambios públicos de mensajes si no las comunicaciones privadas. Según las autoridades, con ello, las escuelas y padres podrán conocer qué tipo de relación digital mantienen los profesores con sus estudiantes.
Ello supone que están prohibidos los mensajes directos, por ejemplo, a través de Facebook. Los profesores únicamente podrán tener un sitio en Internet vinculado a su trabajo, un perfil público o una página de fan en Facebook, como las que emplean empresas y organizaciones para estar en contacto con los internautas y que no permiten enviar mensajes privados. La ley se conoce con el nombre de Amy Hestir, una adolescente de 13 años que fue agredida sexualmente por su profesor que había trabajado en varios centros docentes y tenía el premio de maestro del año.
Las escuelas deberán verificar si el profesor que vayan a contratar ha tenido problemas de este tipo y serán responsables de lo que pueda ocurrir si no lo hacen. La ley, sin embargo, plantea una serie de dudas : La prohibición se extiende a todos los estudiantes o únicamente a aquellos que están matriculados en la clase del profesor. Los maestros...¿ no pueden tener una cuenta privada en Facebook ? ¿Cómo se puede controlar preventivamente si existen contactos privados? La ley entrará en vigor a finales de agosto antes de que se inicie el curso escolar.
No se trata de la primera iniciativa legislativa en este sentido. El estado de Virginia tiene desde marzo de este año en vigor una ley que impide al personal docente el envío de mensajes SMS y el contacto personal a través de redes sociales "salvo por motivos de urgencia". En este caso, deberán comunicar a su superior en el centro docente el envío del mismo en un plazo no superior a las 24 horas.

La hermana de Mark Zuckerberg deja Facebook para fundar su propia empresa


Hasta el momento de su dimisión, ejercía de directora de marketing de la red social

AGENCIAS - Los Ángeles – 


Randi Zuckerberg, la hermana del creador de Facebook, y que ejercía de directora de marketing de la red social, ha presentado su carta de dimisión para fundar su propia compañía de comunicación, según ha publicado el blog All Things Digital.
Zuckerberg había pasado los últimos tres meses de baja maternal, un período en el que estuvo alejada del día a día de la red social y le ha permitido, según fuentes de ese blog, reflexionar sobre su futuro. "He pasado mis años en Facebook volcando mi alma y mi corazón en innovar y empujar a los medios de comunicación hacia delante. Hemos hecho progresos increíbles pero hay aún mucho que hacer y otras formas en las que yo puedo intervenir en ese cambio", ha afirmado la hermana de Mark Zuckerberg en su misiva. "Ahora es el momento perfecto para mí para irme y fundar una compañía centrada en las emocionantes tendencias que están ocurriendo en la industria mediática", añadió.
Randi Zuckerberg ha formado parte de la red social de su hermano casi desde sus inicios y pasará ahora a ser la presidenta de una empresa que, según All Things Digital, se denominará RtoZ Media, un juego de palabras con su nombre.
Por su parte, Facebook ya ha confirmado su renuncia. "Estamos agradecidos por su importante servicio", ha afirmado la empresa en un comunicado.

domingo, 31 de julio de 2011

Más información, menos conocimiento


TRIBUNA: MARIO VARGAS LLOSA

 

PIEDRA DE TOQUE. La imparable robotización humana por Internet cambiará la vida cultural y hasta cómo opera nuestro cerebro. Cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos nosotros.

 

EL PAÍS/MARIO VARGAS LLOSA 


Nicholas Carr estudió Literatura en Dartmouth College y en la Universidad de Harvard y todo indica que fue en su juventud un voraz lector de buenos libros. Luego, como le ocurrió a toda su generación, descubrió el ordenador, el Internet, los prodigios de la gran revolución informática de nuestro tiempo, y no sólo dedicó buena parte de su vida a valerse de todos los servicios online y a navegar mañana y tarde por la Red; además, se hizo un profesional y un experto en las nuevas tecnologías de la comunicación sobre las que ha escrito extensamente en prestigiosas publicaciones de Estados Unidos e Inglaterra.
Los alumnos han perdido el hábito de leer para contentarse con un mariposeo cognitivo
Un buen día descubrió que había dejado de ser unbuen lector, y, casi casi, un lector. Su concentración se disipaba luego de una o dos páginas de un libro, y, sobre todo si aquello que leía era complejo y demandaba mucha atención y reflexión, surgía en su mente algo así como un recóndito rechazo a continuar con aquel empeño intelectual. Así lo cuenta: "Pierdo el sosiego y el hilo, empiezo a pensar qué otra cosa hacer. Me siento como si estuviese siempre arrastrando mi cerebro descentrado de vuelta al texto. La lectura profunda que solía venir naturalmente se ha convertido en un esfuerzo".
Preocupado, tomó una decisión radical. A finales de 2007, él y su esposa abandonaron sus ultramodernas instalaciones de Boston y se fueron a vivir a una cabaña de las montañas de Colorado, donde no había telefonía móvil y el Internet llegaba tarde, mal y nunca. Allí, a lo largo de dos años, escribió el polémico libro que lo ha hecho famoso. Se titula en inglés The Shallows: What the Internet is Doing to Our Brains y, en español,Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus, 2011). Lo acabo de leer, de un tirón, y he quedado fascinado, asustado y entristecido.
Carr no es un renegado de la informática, no se ha vuelto un ludita contemporáneo que quisiera acabar con todas las computadoras, ni mucho menos. En su libro reconoce la extraordinaria aportación que servicios como el de Google, Twitter, Facebook o Skype prestan a la información y a la comunicación, el tiempo que ahorran, la facilidad con que una inmensa cantidad de seres humanos pueden compartir experiencias, los beneficios que todo esto acarrea a las empresas, a la investigación científica y al desarrollo económico de las naciones.
Pero todo esto tiene un precio y, en última instancia, significará una transformación tan grande en nuestra vida cultural y en la manera de operar del cerebro humano como lo fue el descubrimiento de la imprenta por Johannes Gutenberg en el siglo XV que generalizó la lectura de libros, hasta entonces confinada en una minoría insignificante de clérigos, intelectuales y aristócratas. El libro de Carr es una reivindicación de las teorías del ahora olvidado Marshall MacLuhan, a quien nadie hizo mucho caso cuando, hace más de medio siglo, aseguró que los medios no son nunca meros vehículos de un contenido, que ejercen una solapada influencia sobre éste, y que, a largo plazo, modifican nuestra manera de pensar y de actuar. MacLuhan se refería sobre todo a la televisión, pero la argumentación del libro de Carr, y los abundantes experimentos y testimonios que cita en su apoyo, indican que semejante tesis alcanza una extraordinaria actualidad relacionada con el mundo del Internet.
Los defensores recalcitrantes del software alegan que se trata de una herramienta y que está al servicio de quien la usa y, desde luego, hay abundantes experimentos que parecen corroborarlo, siempre y cuando estas pruebas se efectúen en el campo de acción en el que los beneficios de aquella tecnología son indiscutibles: ¿quién podría negar que es un avance casi milagroso que, ahora, en pocos segundos, haciendo un pequeño clic con el ratón, un internauta recabe una información que hace pocos años le exigía semanas o meses de consultas en bibliotecas y a especialistas? Pero también hay pruebas concluyentes de que, cuando la memoria de una persona deja de ejercitarse porque para ello cuenta con el archivo infinito que pone a su alcance un ordenador, se entumece y debilita como los músculos que dejan de usarse.
No es verdad que el Internet sea sólo una herramienta. Es un utensilio que pasa a ser una prolongación de nuestro propio cuerpo, de nuestro propio cerebro, el que, también, de una manera discreta, se va adaptando poco a poco a ese nuevo sistema de informarse y de pensar, renunciando poco a poco a las funciones que este sistema hace por él y, a veces, mejor que él. No es una metáfora poética decir que la "inteligencia artificial" que está a su servicio, soborna y sensualiza a nuestros órganos pensantes, los que se van volviendo, de manera paulatina, dependientes de aquellas herramientas, y, por fin, en sus esclavos. ¿Para qué mantener fresca y activa la memoria si toda ella está almacenada en algo que un programador de sistemas ha llamado "la mejor y más grande biblioteca del mundo"? ¿Y para qué aguzar la atención si pulsando las teclas adecuadas los recuerdos que necesito vienen a mí, resucitados por esas diligentes máquinas?
No es extraño, por eso, que algunos fanáticos de la Web, como el profesor Joe O'Shea, filósofo de la Universidad de Florida, afirme: "Sentarse y leer un libro de cabo a rabo no tiene sentido. No es un buen uso de mi tiempo, ya que puedo tener toda la información que quiera con mayor rapidez a través de la Web. Cuando uno se vuelve un cazador experimentado en Internet, los libros son superfluos". Lo atroz de esta frase no es la afirmación final, sino que el filósofo de marras crea que uno lee libros sólo para "informarse". Es uno de los estragos que puede causar la adicción frenética a la pantallita. De ahí, la patética confesión de la doctora Katherine Hayles, profesora de Literatura de la Universidad de Duke: "Ya no puedo conseguir que mis alumnos lean libros enteros".
Esos alumnos no tienen la culpa de ser ahora incapaces de leer Guerra y Paz o El Quijote. Acostumbrados a picotear información en sus computadoras, sin tener necesidad de hacer prolongados esfuerzos de concentración, han ido perdiendo el hábito y hasta la facultad de hacerlo, y han sido condicionados para contentarse con ese mariposeo cognitivo a que los acostumbra la Red, con sus infinitas conexiones y saltos hacia añadidos y complementos, de modo que han quedado en cierta forma vacunados contra el tipo de atención, reflexión, paciencia y prolongado abandono a aquello que se lee, y que es la única manera de leer, gozando, la gran literatura. Pero no creo que sea sólo la literatura a la que el Internet vuelve superflua: toda obra de creación gratuita, no subordinada a la utilización pragmática, queda fuera del tipo de conocimiento y cultura que propicia la Web. Sin duda que ésta almacenará con facilidad a Proust, Homero, Popper y Platón, pero difícilmente sus obras tendrán muchos lectores. ¿Para qué tomarse el trabajo de leerlas si en Google puedo encontrar síntesis sencillas, claras y amenas de lo que inventaron en esos farragosos librotes que leían los lectores prehistóricos?
La revolución de la información está lejos de haber concluido. Por el contrario, en este dominio cada día surgen nuevas posibilidades, logros, y lo imposible retrocede velozmente. ¿Debemos alegrarnos? Si el género de cultura que está reemplazando a la antigua nos parece un progreso, sin duda sí. Pero debemos inquietarnos si ese progreso significa aquello que un erudito estudioso de los efectos del Internet en nuestro cerebro y en nuestras costumbres, Van Nimwegen, dedujo luego de uno de sus experimentos: que confiar a los ordenadores la solución de todos los problemas cognitivos reduce "la capacidad de nuestros cerebros para construir estructuras estables de conocimientos". En otras palabras: cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos.
Tal vez haya exageraciones en el libro de Nicholas Carr, como ocurre siempre con los argumentos que defienden tesis controvertidas. Yo carezco de los conocimientos neurológicos y de informática para juzgar hasta qué punto son confiables las pruebas y experimentos científicos que describe en su libro. Pero éste me da la impresión de ser riguroso y sensato, un llamado de atención que -para qué engañarnos- no será escuchado. Lo que significa, si él tiene razón, que la robotización de una humanidad organizada en función de la "inteligencia artificial" es imparable. A menos, claro, que un cataclismo nuclear, por obra de un accidente o una acción terrorista, nos regrese a las cavernas. Habría que empezar de nuevo, entonces, y a ver si esta segunda vez lo hacemos mejor.
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