Majestuoso testimonio de un poder agostado
martes, 28 de febrero de 2017
lunes, 27 de febrero de 2017
La Lava Jato ¿será de verdad el fin del mundo?
La humanidad está en vísperas no del fin del mundo de la política sino
de un salto hacia una nueva especie superior a la del homo sapiens.
JUAN ARIAS/ EL PAÍS
Si pensamos en nuestro pequeño corral quizás el terremoto de la Lava
Jato nos parezca en Brasil el “fin del mundo” y hasta de la política. Pero si
alargamos nuestra mirada a lo que la bioquímica y la neurociencia están
preparando para un futuro próximo, empezando por la posibilidad de vencer a la
muerte, parece una minucia.Lo intuye la gente de la calle
que se interesa cada vez más por las conquistas de la ciencia en nuestro
planeta y en el cosmos. Basta ver los temas más visitados en este mismo diario.
La Lava Jato, con sus condenas, podrá en la mayor medida, aunque tampoco
sea seguro, acabar con una generación de políticos y partidos involucrados en
prácticas de corrupción de los que, dentro de 30 años, nadie se acordará. Ni
siquiera sabemos si lo que resultará al final será mejor, igual o peor que lo
de hoy. En Italia, la Operación Mani
Puliti (Manos Limpias), a principios de los años 90, derribó el sistema
político vigente desde el final de la Segunda Guerra Mundial, pero desembocó en
las aguas turbias de la era de Silvio Berlusconi.
Lo que sí es seguro es que la ciencia y la tecnología están trabajando
para que la Humanidad de hoy no se conforme con lo conquistado en miles de años
sino que pueda dar el salto a una nueva especie superior a la nuestra. Sería
algo parecido a cuando el homo
erectus se transformó en homo sapiens.
Lo afirma, en su nueva obra, HOMO DEUS, Uma breve história do
amanhá (Edt. Companhia das Letras), Yuval Noah Harari, doctor en
Historia por la Universidad de Oxford y catedrático de la Universidad Hebraica
de Jerusalén, autor del ya clásico, SAPIENS, uma breve história da
Humanidade, traducido a las mayores lenguas del mundo. Escribe
Noah: “Cambios relativamente pequeños en genes, hormonas y neuronas fueron
suficientes para convertir el homo erectus en homo sapiens… La
bioingeniería no va, sin embargo, a esperar que la selección natural realice su
magia. Bioingenieros van a tomar el viejo cuerpo del sapiens y reescribir intencionalmente
su código genético, reconectar sus circuitos cerebrales, alterar su equilibrio
bioquímico y hasta provocar el crecimiento de nuevos miembros”. (pag.52) Y añade que de ello resultarán “nuevas entidades divinas, el homo deus que podrá ser tan diferente como nosotros lo somos del homo erectus”. Ello supondría que ”la vida
explotará en la vastedad del reino inorgánico y asumirá formas que no podemos
vislumbrar”.
El lector siente escalofrío cuando Noah afirma, por ejemplo, que ya será
posible en este siglo vencer a la muerte. La ciencia estaría ya avanzada para
conseguir que no podamos morir por enfermedad. Al principio no será para todos,
claro, pero el salto se prefigura abismal. "La
muerte es un problema técnico que puede y debe ser resuelto…Nada de
metafísico”. Según Noah venceremos a la muerte y habitaremos nuevos planetas. Y
un día, en los códigos de los derechos, existirá el “derecho a la
inmortalidad”. La muerte sería un crimen contra el “derecho a la vida” y el
dolor un “crimen contra el derecho a la felicidad”.
La ciencia y la tecnología están consiguiendo realizar los milagros que
un día se atribuían a los dioses, a los antiguos y a los modernos. Anuncia Noah
que procesos ya en estudios avanzados suponen principios como que “los
organismos son simples algoritmos” y que “la inteligencia se está desplazando
de la conciencia” .Todos ellos están llamados a desembocar en
transformaciones hoy difíciles de imaginar.
El autor parece asombrarse él mismo de lo que se está fraguando en los
laboratorios de la neociencia y acaba el libro proponiéndonos esta
interrogación: “¿Qué va a acontecer a la sociedad, a los políticos y a la vida
cotidiana cuando algoritmos no conscientes sean más inteligentes que nosotros?”
(pag.399).Cabe entonces preguntarnos qué harán
las religiones cuando hayamos vencido a la muerte. Y qué será del más allá. Y
cómo se dará eso concretamente ¿Seguirán conviviendo el homo sapiens con
el homo deus, como convivieron
los primeros sapiens con los neandertales? Difícil
imaginarlo.
El interrogante para nosotros aún mortales, frágiles y violentos es si
el conocimiento de lo que nos anuncia la ciencia, como el fin del hambre, del
dolor y de la violencia, nos va a producir hoy dulces sueños o más bien
incredulidad y sombrías pesadillas. Leyendo
a Noah nos damos cuenta, sin embargo, que quizás no valga la pena sufrir tanto
con cosas que hoy parecen importantes pero que tendrían ya su tiempo contado.
¿Y la locura del Carnaval de Brasil? Ah, de ellos el antropólogo Roberto
Da Matta, el que más y mejor ha analizado dicho fenómeno, escribió que “en
Brasil se puede prohibir todo, pero nadie ha osado nunca prohibir el
Carnaval". Más aún, llegó a la atrevida afirmación de que “Brasil no
existiría sin ellos" (Revista Época,
10, 2,2013).
Hay entonces que imaginar que hasta el futuro Homo deus será
condescendiente con esa locura brasileña. ¿Y la
Lava Jato y su “fin del mundo”? Por favor!
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