Majestuoso testimonio de un poder agostado

Majestuoso testimonio de un poder agostado

lunes, 7 de abril de 2014

(Auto) golpe y aislamiento internacional



Es el propio presidente Nicolás Maduro quien instala en América Latina la noción de que su régimen es autoritario.



HÉCTOR E. SCHAMIS/EL PAÍS 

Maduro tenía razón, al final era cierto lo del golpe. Sólo que omitió decir que se trataba de un autogolpe, como el de Fujimori en abril de 1992, cuando disolvió el Congreso y tomó control del Poder Judicial. Aquello se llamó Fujimorato, un régimen de origen electoral, pero con todo el poder del Estado en manos del presidente y ejercido a través del accionar ilegal de los servicios de inteligencia. Se observa un innegable aire de familia.
Maduro no necesitó tomar control del Poder Judicial, porque éste funciona como apéndice del Ejecutivo desde hace tiempo, ni tampoco disolvió la Asamblea Nacional. No obstante, el desafuero de María Corina Machado, en tiempo récord y precisamente con la expedita certificación del Tribunal Supremo, es un autogolpe. El número de diputados removidos de sus curules es lo que menos importa. Uno o todos, en ese acto se institucionaliza el avasallamiento del Parlamento, se oficializa que la suma del poder público está concentrada en el Ejecutivo. Sin separación de poderes ni contrapesos no hay democracia—las migajas que quedaban, dirían los venezolanos desde las calles.
En una decisión ilógica para su propia supervivencia, sin embargo, con la destitución de María Corina Machado es el propio Maduro quien instala en el resto de América Latina la noción de que su régimen es autoritario. Para reafirmarlo, Machado viajó primero a Lima y luego a Brasilia, y Williams Dávila viajará a México la semana próxima. Ya existe además una invitación del Congreso paraguayo y gestiones de diputados de oposición argentinos para recibirlos en Buenos Aires. Serán más y la razón es muy simple: empatía y solidaridad de colegas. Si Maduro supiera cómo funciona la democracia, lo habría previsto.
Ahora es estéril el blindaje que intentó la OEA. Tampoco importa que los Gobiernos continúen desmemoriados, que Dilma calle por conveniencia, que Cristina Kirchner hable demasiado y que Peña Nieto opte por el argumento de la no interferencia. Los parlamentarios de la región saben que tienen que evitar que ese ejemplo pueda imitarse. Ellos también son víctimas - ocasionales o habituales - de la intimidación de sus superpresidentes, esa recurrente patología latinoamericana. Hoy es una diputada despojada de su investidura en Venezuela, mañana pueden ser otros en cualquier país de la región y con cualquier otro pretexto. De todas las líneas que Maduro cruzó, esta es la más inexplicable de todas. Autoinfligida, Maduro acaba así con la relativa neutralidad de América Latina.
Esta manifiesta irracionalidad coincide con un creciente aislamiento externo. De hecho, el contexto internacional ha cambiado en las últimas semanas. Primero fue Cuba, a fin de marzo, con una ley de inversión extranjera amplia y atractiva. Esa ley puede leerse como la admisión implícita que los recursos venezolanos están llegando a su fin. La “solidaridad revolucionara” de los Castro también podría descender en proporción directa a la caída de esos recursos. El agotamiento de lapetrodiplomacia también se confirma en Nicaragua, donde la cooperación se ha reducido considerablemente desde la muerte de Chávez. Los observadores esperan cortes más pronunciados este año, así como una fuerte caída de las exportaciones a Venezuela, hasta hoy el segundo mercado de los productos nicaragüenses.
A la evolución negativa de los flujos fiscales y comerciales debe agregarse el más que negativo flujo normativo, el de los valores y derechos. Primero fue Amnistía Internacional, con un informe concluyente que documenta los abusos y torturas, con números precisos e identificando a las víctimas. Luego llegó el documento de la Conferencia Episcopal Venezolana, que en un lenguaje sin ambigüedades denuncia que la crisis es consecuencia del llamado “Plan de Patria” escrito por Chávez. La Iglesia usa el término “totalitarismo”—nada menos—para caracterizar el orden político que el Gobierno intenta imponer.
En este contexto de aislamiento y desconcierto se puede interpretar también la columna de Maduro en el New York Times, deseoso de intercambiar embajadores y apelando a la buena voluntad de Obama y de todo aquel que quiera “contribuir al dialogo y la paz”. Aunque sea pura retórica—y la retórica es la materia prima de la política—si ese gesto perteneciera a la sección boxeo de un periódico, el título de la crónica sería Maduro arroja la toalla.
A diferencia de Fujimori, cuyo poder estaba en alza en el momento del autogolpe, el de Maduro está en descenso. El desafuero de Machado aparece como un error que por sí mismo podría estar señalando un punto de inflexión. La democracia no necesariamente está a la vuelta de la esquina, pero el frente externo parece estar abriéndose para los demócratas venezolanos. El régimen comienza a aislarse y ese es un cambio que no puede pasarse por alto. En muchas transiciones, así fue el primer paso.
Héctor Schamis es profesor en Georgetown University, Washington DC.
Twitter @hectorschamis 

Tres claves de la ventaja de EEUU



Los altos precios del gas y la electricidad, las políticas energéticas y una inadecuada gestión empresarial lastran la competitividad europea.


RODRIGO VILLAMIZAR/EL PAÍS 

Después de la gran crisis, los países iniciaron su carrera hacia la recuperación y el crecimiento económico como lo hacen los participantes en una maratón: mirándose a la cara y calculando el paso, guardando energías para la fase final. Iniciado 2014, la carrera ha entrado en calor. El problema es que nadie parece tener el combustible necesario para tomar una delantera cómoda. El representante chino corre a media velocidad; Rusia, India y Brasil se ven claramente disminuidos; Japón arrancó con brío: Abe, su entrenador, le ha inyectado estimulantes autorizados pero de mucho riesgo. Los famosos estímulos, aplicados por varios participantes, han logrado resultados de corto plazo pero a un alto coste: disminuyen la capacidad de sostener altos ritmos en tramos largos.
El símil es imperfecto, pero ilustrativo. La pregunta es cómo se ve el final de la carrera en 2014 y en sucesivas pruebas hasta 2020, el final de la década. Será difícil encontrar un experto comentarista que no dé por ganador a EEUU por un margen similar al de los corredores etíopes en carreras auténticas. Los segundos puestos están reservados para algunos emergentes (Brasil, Rusia, India y China) y a la zaga estará Europa. ¿Por qué? La respuesta está en la energía. Veamos.

Las subvenciones a las energías renovables
seguirán costando cerca de 300.000 millones

Los altos precios de la electricidad y el gas continuarán afectando a Europa durante los próximos 20 años y minando la competitividad adquirida en los 20 anteriores. Y afectarán, de paso, a las industrias de energía intensiva que emplean a cerca de 30 millones de personas y disminuirán las exportaciones al 66% de lo que fueron en 2013. Las subvenciones a las energías renovables, a pesar de los cambios en la legislación de países como España y Alemania, seguirán tozudamente costando cerca de 300.000 millones de euros. Para la reactivación de la energía nuclear y la puesta en marcha de la explotación del gas de esquisto (shale gas) pasará una década en el más optimista de los escenarios.
El caso de Alemania es quizás el más explícito. Las renovables representarán un 35% del total en 2020 y un 80% en 2050. El pasado mes de enero, el ministro alemán del Medio Ambiente alertó de que esta transición hacia las energías limpias costará un billón de euros en las próximas dos décadas. De ahí su propuesta de poner un límite a las subvenciones y suspender las llamadas feed-in tariffs a toda nueva instalación.
La Agencia Internacional de la Energía (IEA), un think tank de la OCDE —el club de los países industrializados—, no culpa a las políticas medioambientales de la Unión Europea, pero sí califica de estructural la diferencia creciente entre la competitividad industrial de EEUU y Europa. “No es puntual. Es un nuevo fenómeno estructural”, aseguró Fatih Birol, economista jefe de la IEA al Financial Times. “Europa no se dio cuenta de la gravedad del asunto de la competitividad”, añadió, refiriéndose a la brecha de costes de la energía que afecta profundamente a la industria pesada dependiente del hierro, el acero y la petroquímica. En efecto, los precios del gas en Europa son tres veces más elevados que en EEUU; los de la electricidad, el doble. Y lo serán por mucho tiempo más. “La brecha de precios –dice Birol– durara al menos 20 años”.

Los gestores de las empresas norteamericanas buscan ganancias para compensar las pérdidas; los europeos se contentan con sobrevivir

Pero pocos alcanzan a imaginar que, además de las políticas energéticas, es la gerencia, o el management, lo que más diferencia a EEUU de sus competidores europeos. Si bien los recursos energéticos y las materias primas pueden dar ventaja comparativa a ciertas regiones sobre otras, lo que no estaba claro es si EEUU era superior en otros capítulos. La realidad pura y dura es que, según destacados analistas económicos como Mathew Stewart (The Management Myth), Nicholas Bloom y John Van Reenen, la calidad delmanagement en EEUU es superior en un 30% a la de Europa gracias a que sus empresas tienen una mejor gestión y el clima de innovación y productividad actúa a su favor. Según los sondeos postcrisis, los gestores de las empresas norteamericanas buscan ganancias para compensar las pérdidas; los europeos se contentan con sobrevivir.
¿Qué soluciones se ven en el horizonte europeo? Una reestructuración de los recursos públicos dirigidos a las energías renovables; un llamamiento global a otros continentes y regiones para concertar políticas comunes encaminadas a reducir las emisiones de carbono; un replanteamiento cuidadoso y responsable para acometer exploración de gas de esquisto o gas de pizarra; también un replanteamiento de la política de generación nuclear de electricidad, y mayores recursos e incentivos para incrementar la eficiencia energética.
En síntesis, un programa de difícil venta y aún más difícil puesta en marcha. Todo esto en un ambiente cargado de hostilidad por parte de las grandes empresas de suministro de energía, ausencia de liderazgo político regional y un firmamento financiero cargado de nubarrones respecto al euro y a la reactivación de las economías de la Unión. Por estas razones los principales líderes empresariales de Europa han hecho un llamamiento destinado a lograr una política unificada financiera económica y de comercio internacional para evitar caer, como continente, en la irrelevancia global.
Rodrigo Villamizar Alvargonzález, ex ministro de Estado de Colombia y ex embajador, es profesor de la Universidad de San Diego (EEUU) y del IEB, en Madrid. 

“Peña Nieto todavía es un misterio”



El académico Sergio Aguayo analiza México a través de la enigmática figura del presidente y los poderes fácticos.


JUAN DIEGO QUESADA México 



Sergio Aguayo, en El Colegio de México en 2013 / SAÚL RUIZ

El académico Sergio Aguayo Quezada (Jalisco, 1947) se ha dado a la tarea de analizar México a través de la figura de su presidente, Enrique Peña Nieto, los poderes fácticos y la sociedad organizada. En su primer libro digital, Remolino, se pregunta hacia dónde va México y para hallar la respuesta considera imprescindible comprender antes un país "en apariencia muy confuso". “Entenderlo es el primer paso para transformarlo”, señala Aguayo sacando su vena activista.
"¿El PRI de Peña Nieto es lo que necesita el país o los problemas del país van a aplastar al presidente?", reflexiona Aguayo, investigador de El Colegio de México. "No tengo una respuesta definitiva. Es el drama del que seremos testigos usted y yo en los próximos años".
Aguayo charla sobre el futuro de su país desde la Universidad de Harvard, donde imparte, como profesor invitado, un curso sobre la violencia en la Cuenca del Caribe.
Pregunta. ¿Cuando hablamos de Peña Nieto, hablamos de un estadista?
Respuesta. Él quiere pasar a la historia como tal pero todavía no lo logra. Va bien en algunos aspectos pero en otros no tanto. Es comoCarlos Salinas (presidente de México entre 1988 y 1994), se parecen mucho. Tienen un claro impulso de cambio, tienen una visión de futuro, pero al mismo tiempo tienen resistencias para llevar el cambio hasta sus últimas consecuencias. La apertura al mundo de Salinas suponía reducir el poder del Estado. Modernizaba, pero queriendo mantener el poder del PRI hasta que perdió el control. Nunca asumió lo que significaba el cambio; cabalgar sobre él requiere de un estadista que enfrente las fuerzas de la historia.
P. ¿Lo tenemos aquí?
R. En ese sentido, Peña Nieto es todavía un misterio. Mientras que Salinas llegó de hacer sus estudios en Harvard creyendo que tenía la fórmula, Peña Nieto llega deseoso de aprender. De hecho uno de los aspectos que me parecen más notables sobre su personalidad es su capacidad de aprender. Impresiona lo rápido que lo hace. ¿Será capaz de aprender lo que necesita para convertirse en estadista? No tengo respuesta.
P. Usted lo define como un político que boicotea en ocasiones su propio proyecto. Por ejemplo, nombrando a gente poco capacitada en algunas áreas de su Gobierno.
R. La evidencia da la razón. En seguridad tiene gente más capaz y obtiene mejores resultados, por ejemplo en Michoacán, pero en otros temas enfrenta problemas muy graves porque su equipo no está respondiendo. Aunque él sea muy organizado y dé la impresión de que está en todos lados -de hecho está en todos lados- el tiempo no le alcanza. Si corrige y empieza a mejorar su equipo y su entorno lo logrará. Hasta ahora está recurriendo a su viejo grupo del Estado de México (donde nació y se formó como político). He criticado la forma en la que llegó al cargo pero deseo que le vaya bien porque necesitamos enfrentar los problemas de desigualdad, corrupción e inseguridad que se están comiendo al país.
P. ¿Quién es entonces Peña Nieto?
R. Lo retratan como un títere de Televisa y Salinas. No lo es. Es un personaje extraordinariamente complejo. Cuando fui al Estado de México en 2011 (era entonces gobernador de esa región) pensé que probablemente ganaría las elecciones. Puede salir fatal su presidencia. Nuestro deber es estudiarla, analizarla y contarle a la gente lo que está pasando con estos cambios tan rápidos.
P. ¿Existe ese nuevo PRI del que tanto se habla?
R. Nunca ha existido un solo PRI. Siempre ha habido muchos. Ese fue su gran éxito en los 70 años que estuvo en el poder. Era diverso y representaba a muchos factores. No me creo que el PRI del Estado de México sea un nuevo PRI. Sí hay sectores del PRI que se han renovado. Peña Nieto es de la primera generación que creció lejos de Los Pinos (la residencia presidencial, dado que su partido estuvo fuera de ella 12 años, de 2000 a 2012) y es más flexible. 
P. Hablando del Estado de México, el Gobierno ha lanzado un plan para rescatar esa región de 15 millones de habitantes de manos de la delincuencia. Allí gobernó Peña Nieto y a la vista está que los resultados no son muy buenos.
R. Lo que pasa en el Edomex es lógico. No estaba en el guión pero no es extraño que suceda. Si dejó gente inepta como su sucesora, estas cosas pasan. Hay gente muy inepta en ese Gobierno. Es lógico que se les meta el crimen organizado. Dicho esto, la paradoja es que el éxito de Peña Nieto en Michoacán es la erosión de la fortaleza mexiquense, a donde están yendo a parar muchos de los delincuentes.
P. ¿Cuál es la situación del activismo en México? ¿Se mueve mucho en redes sociales pero después eso no se traduce en un apoyo en la calle?
R. Depende de la región. Estamos en una etapa al alza de la movilización social y no solo por las redes sociales. Vámonos a los maestros contra la reforma educativa, las autodefensas, los vecinos que pelean el uso del suelo, los periodistas organizándose. Estamos incrementando la calidad y la cantidad de la protesta. Hay un conocimiento acumulado en el cuál los partidos están teniendo problemas para entenderlo. Cada región tiene sus propias peculiaridades. En Tamaulipas el activismo es digital porque la gente no puede salir a la calle por miedo. Hay otras como el DF donde hay más capital social y hay una movilización permanente. Lo que falta, y no creo que se vaya a dar pronto, son organizaciones nacionales.
P. ¿El PRI tiene más fácil controlar el país porque no existen organizaciones fuertes capaces de fiscalizarlo?
R. Lo tiene fácil porque es un organismo jerárquico, nacional, organizado en torno a un presidente. Y tiene enfrente a oposiciones diversas, atomizadas, mediocres, mezquinas. Con excepciones. Me refiero a los partidos. O corrompidas como el partido Verde (aliado al PRI) o el Panal (ligado al magisterio) o el Partido del Trabajo (de izquierda). Y las oposiciones ciudadanas no son suficientes para imponer toda la agenda. Eso explica en buena medida los éxitos que está teniendo el PRI de Peña Nieto. Ese es el gran mérito del presidente, haber construido una base de poder propio que no depende de nadie más.
P. ¿Considera que la izquierda es incapaz de hacerle frente? En su libro dice que le sorprende que pese al presupuesto que manejan los partidos opositores no hayan podido demostrar que el presidente, incluso antes de ser candidato, derrochara una cantidad extraordinaria de dinero en darse a conocer en televisión. Cantidades que violan la ley electoral.
R. La izquierda es incapaz de articular un discurso. El PRI tiene muy buenos equipos. Les sobra el dinero. Como votante de la izquierda es una decepción observar la ineficiencia de la izquierda mexicana. Como institución, igual. ¿Para qué quieren tanto dinero? Terminan compitiendo contra el PRI en el terreno del PRI, que es la compra de votos. Nunca le van a ganar en eso. Jamás.
P. ¿La sociedad civil mexicana está preparada para liderar un cambio?
R. Algunos de los grandes cambios en México se deben a la sociedad organizada, no a los partidos. Toman el liderazgo para desencadenar los cambios, no para hacerlos. La sociedad está para impulsarlos. La sociedad no está en el Congreso, pero sí puede imponer transformaciones como lo ha hecho en derechos humanos, medioambiente, transparencia… todo viene de la sociedad. Cuando oigo mensajes pesimistas no los comparto. La clase política se da cuenta de que la crisis es grave, que no se va a corregir, necesitan de la sociedad, y cuando esta lo tiene claro, hay que afinar la agenda y ser muy precisos en lo que se quiere. Así sí habrá cambios. Por eso soy optimista.