El foro sobre el
fortalecimiento de la clase media organizado por EL PAÍS y el Banco Mundial
analiza las reformas políticas para satisfacer sus aspiraciones.
EVA SAIZ Washington
Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial. / ANDREW HARRER (BLOOMBERG)
El auge de la clase media en América Latina en la última década se ha
convertido en una oportunidad para el desarrollo de la región pero también en
el principal desafío para sus gobiernos. Las demandas de la nueva clase media
emergente –distinta de la tradicional- y las consecuencias de sus
movilizaciones para satisfacer sus aspiraciones de futuro, justo cuando las
previsiones vaticinan un estancamiento del crecimiento en el hemisferio, están
obligando a la clase política a plantear reformas sociales, fiscales y
laborales para atender a esas reivindicaciones. ¿Cómo llevarlas a cabo, qué
medidas priorizar?, son las cuestiones que han centrado buena parte del debate
del foro sobre el fortalecimiento de la clase media en América
Latina, organizado por EL PAÍS y el Banco Mundial, con el patrocinio del Banco
Popular, que este miércoles se ha desarrollado en Washington.
“La nueva clase media ha endurecido sus demandas para que sus Estados
ofrezcan una mejor educación, mejores servicios sanitarios y mayor seguridad”
ha señalado el presidente del Banco Mundial,
Jim Yong Kim. Estas aspiraciones requieren para Kim de “una gran
transformación” que pasa por “impulsar los servicios públicos”, “garantizar la
condiciones para la incorporación del sector privado y de los emprendedores” y
por “terminar con el círculo vicioso que relaciona un bajo nivel impositivo con
una baja calidad de los servicios”.
Cómo deba afrontarse esa “gran transformación” a la que aludía el
presidente del Banco Mundial y qué políticas deban priorizarse para garantizar
la consolidación de la clase media han centrado buena parte de las
intervenciones de los participantes en el foro. “Se trata de uno de los
desafíos más urgentes, es importante cubrir la disparidad creciente entre las
rentas y lograr que los mecanismos funcionen para todo el mundo, no sólo para
unas élites”, ha señalado el director del EL PAÍS, Javier Moreno, durante sus
palabras de bienvenida.
El presidente del Banco Popular, Ángel
Ron, ha reclamado una mayor financiación de la pequeña y mediana empresa y
respuestas por parte de los reguladores “menos contradictorias” a la hora de
afrontar la crisis económica. “El problema del acceso a la financiación es la
principal barrera para el crecimiento”, se ha lamentado Ron, quien ha defendido
la figura de la pequeña empresa como impulsora del desarrollo de la clase
media. “La ausencia de un tejido de empresas intermedias supone una amenaza
para las clases medias y acelera la pérdida de su fuerza”, ha advertido.
Enrique Iglesias, secretario general de la SEGIB
Las conclusiones y las ideas que se han desarrollado han sido tan
heterogéneas como lo es la clase media que ha centrado la discusión, y que se
ha incrementado en un 50%, según datos del Banco Mundial. Esa diversidad contribuye
a que sus demandas no sean semejantes, si bien, entre esa variedad –educación,
acceso a la tierra, transporte público…- subyace el deseo por defender su nuevo
estatus de las amenazas de los Gobiernos y por acceder a servicios públicos de
calidad acordes a su nueva situación económica. “La sociedad en la región ha
cambiado de manera muy drástica, su transformación ha sido tan rápida que ha
hecho imposible a los Gobiernos atender a todas sus demandas”, ha señalado Hasan Tuluy, vicepresidente del
Banco Mundial para América Latina, quien ha defendido la necesidad
de mejorar las políticas sociales para dar respuesta a las aspiraciones de la
clase media
Este cariz reivindicativo puede dar lugar a que a medio o largo plazo,
como ha advertido Enrique Iglesias, el secretario general Iberoamericano,
la clase media se convierta en un nuevo foco de conflicto que amenace la
gobernanza en lugar de contribuir a consolidarla. “En la medida en que el
sistema político sea capaz de garantizar un mayor crecimiento basado en una
mayor eficiencia, atendiendo no sólo a paliar las desigualdades sino a la gran
transformación de la productividad, se evitará este problema”, ha señalado
Iglesias.
La incertidumbre sobre la consolidación del estatus de aquellos
ciudadanos que se han incorporado a esa nueva clase desde la pobreza y que son
los más vulnerables a los efectos de la desaceleración económica que han vaticinado en esta semana el
FMI y el Banco Mundial, es uno de los factores que subyace tras
las protestas ciudadanas que se suceden en diversos países de América Latina en
aras de mayor igualdad social y sobre la que ha advertido Iglesias. “¿Qué
hacemos para paliar esa frustración por las consecuencias de los ciclos
económicos?”, se ha preguntado.
La receta del ministro de Economía de Colombia, Mauricio Cárdenas, uno
de los ponentes del foro, pasa por realizar “reformas inclusivas” para que los
ciudadanos no sólo “demanden servicios públicos”, sino que “contribuyan a su
financiación”. Eso, para Cárdenas, incluye modificaciones en la legislación
laboral e impositiva que “favorezcan el empleo e incrementen la productividad”.
El crecimiento de las clases medias en América Latina y su
concienciación e intolerancia hacia las desigualdades sociales incrementan la
presión política para realizar más cambios. “Es necesario una agenda, y ahora
mismo no la hay. La agenda inteligente es la que se apoye en más educación, más
cualificación y mayor productividad”, ha señalado Luciano Coutinho, el
presidente del Banco Nacional de Desarrollo
Económico y Social y encargado de clausurar el evento.