El presidente chino visitará el Caribe, Costa
Rica, México y Estados Unidos en busca de acuerdos comerciales.
El presidente chino Xi Jinping junto al primer ministro Li Keqiang, derecha. / GETTYIMAGES
El
presidente chino Xi Jinping inicia hoy su primera gira americana
desde que llegó al poder en noviembre
de 2012. El punto álgido del viaje se producirá los días 7 y 8 de
junio durante la última estación de su recorrido, Estados Unidos. Es el segundo
viaje al extranjero del nuevo mandatario tras el que efectuó en marzo a Rusia y Sudáfrica y se produce apenas unos días después
de las visitas del vicepresidente estadounidense, Joe Biden, y el presidente,
Barack Obama, a la región.
¿Se trata
de una coincidencia que los países que visitará Xi sean los mismos que aquellos
en los que han estado recientemente los dirigentes estadounidenses o es un
reflejo de la competencia entre Washington y Pekín? “China tiene buenas
relaciones con los países latinoamericanos”, ha dicho Hong Lei, portavoz de
Exteriores. “Creemos que China y Estados Unidos pueden cooperar (en la región)
dando juego a sus respectivas ventajas para hacer contribuciones conjuntas al
desarrollo de los países latinoamericanos”.
Xi
comienza el periplo americano en Trinidad y Tobago, una isla caribeña de habla
inglesa rica en petróleo, cuya primera ministra, Kamla Persad-Bissessar, ve la
llegada del dirigente chino como una oportunidad para incrementar la
cooperación en el comercio, la construcción y la industria pesada. Ambos países
firmarán diferentes acuerdos comerciales y educativos, según la agencia oficial
china Xinhua. Xi aprovechará el viaje para reunirse con representantes de otros
países de la zona, entre ellos, Antigua y Barbuda, Bahamas y Jamaica.
Después
de esta visita de tres días al Caribe anglófono, está previsto que el líder
chino se desplace a Costa Rica, donde se entrevistará con la presidenta, Laura
Chichilla. Costa Rica es el único país centroamericano con el que China tiene
relaciones diplomáticas. Las estableció en 2007 durante la presidencia de Óscar
Arias, tras romper lazos con Taiwán, en busca de comercio e inversión chinos.
Desde entonces, ha recibido numerosos proyectos de cooperación de Pekín,
incluido un estadio nacional de fútbol, con un coste cifrado en 80 millones de
dólares (61 millones de euros), y equipamientos para la policía. China también
ha financiado carreteras. Ambos países tienen un tratado de libre comercio
desde 2011.
Posteriormente,
Xi viajará a México, paso previo a su primer encuentro en calidad de jefe de
Estado con el presidente estadounidense Barack Obama. En febrero de 2009, el
entonces vicepresidente chino, dio una buena muestra de seguridad en sí mismo y
nacionalismo durante el viaje que realizó a México, cuando arremetió con dureza
contra quienes critican a China. “Algunos extranjeros con los estómagos bien
llenos y nada mejor que hacer se dedican a señalarnos con el dedo. Primero,
China no exporta revolución. Segundo, no exporta hambre y pobreza. Y tercero,
no va liándola por ahí. ¿Qué más se puede decir?”, aseguró.
Algunos
analistas vieron en la declaración del dirigente asiático una crítica a sus
huéspedes mexicanos por alinearse con Estados Unidos y Reino Unido en sus
llamamientos a Pekín para que respete los derechos humanos.
Xi regresará a México, paso previo a su
primer encuentro en calidad de jefe de Estado con el presidente Barack Obama
Cuatro
años después de aquella frase, Xi se encontrará un México con un paisaje
político muy distinto. En la residencia presidencial de Los Pinos encontrará a
Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional PRI, en lugar del
conservador Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional, PAN. Según algunos
expertos, la vuelta del PRI al poder en diciembre pasado ha implicado un cambio
de política exterior respecto a la del Gobierno de Calderón, quien, según
afirman, incorporó en su discurso la promoción de la democracia y los derechos
humanos en el mundo.
Xi
Jinping y Peña Nieto ya tuvieron un encuentro el pasado 6 de abril durante el
viaje que el mandatario mexicano efectuó a China para participar en el Foro
Boao para Asia –conocido como el Davos chino- en la isla de Hainan. Ambos
países se comprometieron a relanzar las relaciones bilaterales, mediante un
mayor diálogo, y sellaron sendos acuerdos energéticos entre la petrolera
mexicana Pemex y dos compañías chinas.
Los dos
líderes pretenden situar las relaciones mutuas en una nueva dimensión, tras
años de cierta frialdad. En una entrevista concedida a Xinhua antes de su viaje
en abril, Peña Nieto aseguró que el país asiático debe ser un socio
estratégico, y de ahí la necesidad de intensificar los vínculos. "China
representa para México una oportunidad para incrementar su inversión productiva
y para multiplicar y diversificar su capacidad exportadora. El dinamismo
económico de China, el tamaño de su mercado y su alta demanda de bienes la
convierten en un mercado atractivo para México", dijo, según la cadena de
televisión estadounidense CNN.
Pekín ha
estrechado los lazos comerciales con Latinoamérica en los últimos años, en
busca de recursos energéticos y minerales con los que alimentar la segunda
economía del mundo. Pero las exportaciones de la zona están demasiado centradas
en las materias primas, y la compra de productos manufacturados chinos ha
creado grandes déficits comerciales a favor de Pekín.
Para Peña
Nieto, una de las prioridades, según ha afirmado, es reducir este gran
desequilibrio. China es el segundo socio comercial de México, después de
Estados Unidos, pero el país americano tiene un déficit comercial histórico con
el asiático, con una tasa de cobertura (relación entre exportaciones e
importaciones) de 1 a 9,9, debido, en buena medida, a que, a diferencia de
otros países latinoamericanos, no le vende materias primas. México exportó a
China por valor de 5.721 millones de dólares (4.387 millones de euros, al
cambio actual) el año pasado mientras importó por 56.936 millones de dólares
(43.664 millones de euros), según datos de la embajada de México en Pekín. Esta
situación ha generado un creciente malestar en sectores de la sociedad y el
mundo empresarial mexicanos.
Tras su
reunión con Xi en abril, Peña Nieto afirmó que el presidente chino le había
trasladado el interés de Pekín en participar en la financiación y desarrollo de
infraestructuras en el país americano, en particular en los sectores de
transporte público, ferrocarriles y energético; algo que el Gobierno mexicano
busca con interés.
La
intensificación de los intercambios a alto nivel entre China y México se
produce tras años de relaciones recelosas, ya que las dos economías
manufacturan productos similares y compiten por el mercado estadounidense.
Pekín, además, censuró la reunión que Felipe Calderón mantuvo con el Dalai Lama
en 2011. China rechaza de forma tajante los encuentros entre dirigentes
extranjeros y el líder budista tibetano, a quien acusa de separatista. Además,
el sector privado ha mostrado gran oposición a la construcción de Dragon Mart
Cancún, un proyecto chino cifrado en unos 200 millones de dólares (153 millones
de euros), destinado a exhibir de forma permanente productos del país asiático.
Algunos
expertos creen que es del interés de ambos gobiernos mejorar y reforzar los
lazos, y aseguran que México es ahora más competitivo frente a China que hace
años, y que incluso puede entrar en el propio mercado chino. Analistas
consideran que Peña Nieto pretende con su acercamiento a China y Japón -país
que también visitó en abril- reposicionar México en el entorno político
internacional y diversificar mercados. Otros afirman que China está quizás
interesada en utilizar México como vía de entrada a Estados Unidos, en lo que
llaman “una operación triangular”, consistente en fabricar productos chinos en
México y exportarlos a Estados Unidos.
Tras su
encuentro con Xi Jinping en Hainan, Peña Nieto aseguró a los medios de
comunicación que México debe buscar “una mayor diversificación” de sus
productos hacia otros mercados, especialmente el chino, “que resulta de gran
importancia por el crecimiento que ha venido observando en los últimos años y
el que promete tener en un futuro inmediato”.
En un
texto publicado el mes pasado en el diario mexicano La Jornada, el columnista
Víctor Flores Olea iba más allá: “Para un país como México, resulta
imprescindible la diversificación de su política y economía exteriores, porque
es la única manera de evitar la dependencia extrema e incluso el sojuzgamiento.
Eliminada por lo pronto la alternativa europea, por la crisis de ese
continente, o pensando que en este tiempo ha llegado a su límite, la
posibilidad de China se ofrece casi obligatoriamente”.