Majestuoso testimonio de un poder agostado

Majestuoso testimonio de un poder agostado

sábado, 1 de junio de 2013

El establishment quiere ver una luz en Tigre



Por   | LA NACION



Fueron días explosivos. La Presidenta arrancó la semana con una dura pelea con su hija Florencia y terminó anteayer, en Lomas de Zamora, con un reproche público hacia Daniel Scioli , tal vez el más directo y lapidario que le haya propinado hasta ahora.

Ese estado de ánimo, percibido antes que nadie por su núcleo de colaboradores, es capaz de producir aquí verdaderos hechos políticos. Hacía tiempo que Scioli, el imperturbable, no tenía una manifestación de furia como la que tuvo después, delante de su equipo. No es para cualquiera: contener los gestos durante 15 minutos de cuestionamientos , en silencio y sin micrófono, mientras el orador exalta desde el atril al compañero de fila. Martín Insaurralde, intendente de Lomas de Zamora, elegido esta vez para contrastar, agradecía los elogios presidenciales con una sonrisa.

El poder tiene estas morbosidades. La Unión Industrial Argentina (UIA) discutió el martes la conveniencia de que su líder, Héctor Méndez, asistiera al acto por la Bienal de Venecia, donde se esperaba un homenaje a Eva Perón y la participación de la Presidenta por teleconferencia. ¿Y si ella volvía a fustigar a los "formadores de precios"? Sobran antecedentes de pasos en falso. Alfonso Cortina, ex N° 1 de Repsol, no olvidará nunca el día de 2004 en que llegó de España para la creación de Enarsa y la Casa Rosada lo recibió, en primera fila y aplaudiendo, con un aumento en las retenciones al petróleo. Méndez entró esa mañana sigiloso en el Museo del Bicentenario. Nadie le dijo nada; pasó su primera prueba. Minutos después, cuando Cristina anunciaba en la Secretaría de Comercio el plan Mirar para Cuidar y habló de los empresarios, él ya no estaba.
Lo de Scioli es más complejo. Él está convencido de que sus penas obedecen a la caída en las encuestas que la jefa del Estado sufrió tras la inundación: un desplome de imagen positiva del 53 al 20% en La Plata incluso peor que el del intendente Pablo Bruera (del 50 al 25%). Que Scioli tenga aún 40% desencadenó esa recriminación, razonan en la provincia. "Cuando hace unos días tuvimos la desgracia en La Plata de una tragedia sin precedentes, no se me ocurrió hacerme la estúpida y mirar para otro lado, como hacen otros que siempre se borran y nunca ponen la cara y dicen que todo es lindo y que todo está bien", dijo Cristina.
Las cosas se agravan si se mira octubre, mes legislativo para el que el gobernador parece haber dividido sus fuerzas y apuestas entre la lista del oficialismo y la de Narváez. No se puede estar con el kirchnerismo si no es al 100%. Que estos enojos perturben el horizonte común de Scioli y la Presidenta puede ser relevante para empresarios que apenas ocultan sus anhelos de gestiones menos hostiles. Y que hoy creen en las posibilidades electorales de Sergio Massa .
Aunque sin plazos ni revelaciones, el intendente de Tigre está en campaña. Esta semana se reunió con dirigentes de la UIA y les confesó que le gustaría sumar a José Ignacio de Mendiguren a sus filas. La mención podría no ser casual. Días atrás, en una reunión con la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte), el textil exhortó a sus pares a participar en política. "¿Vamos siempre a ver pasar la historia, sin representantes de la industria en el centro de las decisiones?", arengó.
Massa deberá resolver antes algunos dilemas. Por ejemplo, si una alianza bonaerense con Pro no lo llevará a incluir a dos dirigentes de apariencia ideológica incompatible como Carlos Melconian y Mendiguren. Pero una apuesta al establishment parece inevitable para cualquier candidato que carezca de lo que ya es una costumbre electoral sin sanciones: fondos públicos.
Una aventura así cuesta en la Argentina unos 100 millones de pesos. Néstor Kirchner, que se cansó de explicar la imposibilidad de hacer política sin financiamiento, ya le había detectado a Massa condiciones. Reacios a dejar sucesores, los caudillos suelen tener olfato para entender de quiénes deberían cuidarse. La política es capaz de convertir en virtud cualquier insulto. "Éste va a llegar -decía Kirchner de Massa-. Primero, porque es un hijo de puta. Pero además porque tiene guita y amigos con guita."
El intendente de Tigre es también ambicioso e intuitivo. Apenas conocida la convocatoria a elecciones que ungió a Kirchner en 2003, un ministro bonaerense fue a ver al entonces presidente Eduardo Duhalde y se cruzó en la antesala con quien salía, Massa, que le comentó su rechazo a la idea de que Duhalde dejara el poder. "Recibió un drugstore y ahora entrega un Carrefour", graficó.
Que los empresarios hayan puesto sus esperanzas en un candidato incierto habla, más que de la destreza o el futuro de Massa, de la pesadumbre corporativa del presente. Guillermo Moreno ha vuelto a perturbarlos: les pide que entren en el blanqueo. Nadie podrá negarle al secretario una fe inquebrantable: pronostica que vendrán entre 4000 millones y 6000 millones de dólares. Optimismo nacional y popular. Hace un año, cuando anunció en cadena un plan para la construcción de 400.000 viviendas, Cristina también iba por todo: "Esto no es para comprar viviendas hechas sino para construir nuevas; si no, estamos favoreciendo la burbuja inmobiliaria".
Semejante entusiasmo y la identificación de enemigos patrióticos sobre los que encolumnarse disimulan los disgustos que Moreno genera dentro del equipo económico. La semana pasada, ante un grupo de empresarios, el secretario cuestionó el cepo cambiario, de cuya autoría se desliga. "Yo soy peronista, la gente tiene derecho a viajar", soltó, y agregó que la corrida sobre el dólar, que atribuye a los bancos, estaba ya solucionada.
Sus pares del Gobierno son menos osados en cuanto a los ámbitos donde critican. Pero lo hacen.No entienden, por ejemplo, cómo alguien que no ha cumplido una sola de sus promesas y que incluso provocó problemas de oferta en sectores como la carne o el trigo, puede ser aún atendido en Olivos. Algunos de ellos le habían advertido, en febrero, que el cepo publicitario con que pretendía asfixiar a los diarios golpearía al consumo, porque sacaría de circulación el catálogo de ofertas. Eso pasó: según el Indec, las ventas en shoppings cayeron en abril 3,1% respecto del mismo mes de 2012.
Pero esa lógica es errónea. Julio De Vido, defensor del déficit energético durante 8 años, y Moreno, encargado de controlar la inflación, podrían ya ser condecorados como los padres fundadores del cepo cambiario nacional, y ambos siguen, sin embargo, como escuderos irreemplazables de la jefa. En el kirchnerismo puede haber retos públicos, pero nunca sanciones por mal desempeño. La respuesta parece, como le gusta a la militancia, más política que económica: la batalla no es por la gestión.
© LA NACION. 

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