Fueron
días explosivos. La Presidenta arrancó la semana con una dura pelea con su hija
Florencia y terminó anteayer, en Lomas de Zamora, con un reproche público hacia Daniel Scioli , tal vez el más directo y lapidario
que le haya propinado hasta ahora.
Ese estado de ánimo,
percibido antes que nadie por su núcleo de colaboradores, es capaz de producir
aquí verdaderos hechos políticos. Hacía tiempo que Scioli, el imperturbable, no
tenía una manifestación de furia como la que tuvo después, delante de su
equipo. No es para cualquiera: contener los gestos durante 15 minutos de cuestionamientos , en silencio y sin micrófono,
mientras el orador exalta desde el atril al compañero de fila. Martín
Insaurralde, intendente de Lomas de Zamora, elegido esta vez para contrastar,
agradecía los elogios presidenciales con una sonrisa.
El
poder tiene estas morbosidades. La Unión Industrial Argentina (UIA) discutió el
martes la conveniencia de que su líder, Héctor Méndez, asistiera al acto por la
Bienal de Venecia, donde se esperaba un homenaje a Eva Perón y la participación
de la Presidenta por teleconferencia. ¿Y si ella volvía a fustigar a los
"formadores de precios"? Sobran antecedentes de pasos en falso.
Alfonso Cortina, ex N° 1 de Repsol, no olvidará nunca el día de 2004 en que
llegó de España para la creación de Enarsa y la Casa Rosada lo recibió, en
primera fila y aplaudiendo, con un aumento en las retenciones al petróleo.
Méndez entró esa mañana sigiloso en el Museo del Bicentenario. Nadie le dijo
nada; pasó su primera prueba. Minutos después, cuando Cristina anunciaba en la
Secretaría de Comercio el plan Mirar para Cuidar y habló de los empresarios, él
ya no estaba.
Lo
de Scioli es más complejo. Él está convencido de que sus penas obedecen a la
caída en las encuestas que la jefa del Estado sufrió tras la inundación: un
desplome de imagen positiva del 53 al 20% en La Plata incluso peor que el del
intendente Pablo Bruera (del 50 al 25%). Que Scioli tenga aún 40% desencadenó
esa recriminación, razonan en la provincia. "Cuando hace unos días tuvimos
la desgracia en La Plata de una tragedia sin precedentes, no se me ocurrió
hacerme la estúpida y mirar para otro lado, como hacen otros que siempre se
borran y nunca ponen la cara y dicen que todo es lindo y que todo está
bien", dijo Cristina.
Las cosas se agravan si
se mira octubre, mes legislativo para el que el gobernador parece haber
dividido sus fuerzas y apuestas entre la lista del oficialismo y la de Narváez.
No se puede estar con el kirchnerismo si no es al 100%. Que estos enojos
perturben el horizonte común de Scioli y la Presidenta puede ser relevante para
empresarios que apenas ocultan sus anhelos de gestiones menos hostiles. Y que
hoy creen en las posibilidades electorales de Sergio Massa .
Aunque
sin plazos ni revelaciones, el intendente de Tigre está en campaña. Esta semana
se reunió con dirigentes de la UIA y les confesó que le gustaría sumar a José
Ignacio de Mendiguren a sus filas. La mención podría no ser casual. Días atrás,
en una reunión con la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de
Electrónica (Afarte), el textil exhortó a sus pares a participar en política.
"¿Vamos siempre a ver pasar la historia, sin representantes de la
industria en el centro de las decisiones?", arengó.
Massa
deberá resolver antes algunos dilemas. Por ejemplo, si una alianza bonaerense
con Pro no lo llevará a incluir a dos dirigentes de apariencia ideológica
incompatible como Carlos Melconian y Mendiguren. Pero una apuesta al establishment parece inevitable para cualquier
candidato que carezca de lo que ya es una costumbre electoral sin sanciones:
fondos públicos.
Una
aventura así cuesta en la Argentina unos 100 millones de pesos. Néstor
Kirchner, que se cansó de explicar la imposibilidad de hacer política sin
financiamiento, ya le había detectado a Massa condiciones. Reacios a dejar
sucesores, los caudillos suelen tener olfato para entender de quiénes deberían
cuidarse. La política es capaz de convertir en virtud cualquier insulto.
"Éste va a llegar -decía Kirchner de Massa-. Primero, porque es un hijo de
puta. Pero además porque tiene guita y amigos con guita."
El
intendente de Tigre es también ambicioso e intuitivo. Apenas conocida la
convocatoria a elecciones que ungió a Kirchner en 2003, un ministro bonaerense
fue a ver al entonces presidente Eduardo Duhalde y se cruzó en la antesala con
quien salía, Massa, que le comentó su rechazo a la idea de que Duhalde dejara
el poder. "Recibió un drugstore y ahora entrega un
Carrefour", graficó.
Que
los empresarios hayan puesto sus esperanzas en un candidato incierto habla, más
que de la destreza o el futuro de Massa, de la pesadumbre corporativa del
presente. Guillermo Moreno ha vuelto a perturbarlos: les pide que entren en el
blanqueo. Nadie podrá negarle al secretario una fe inquebrantable: pronostica
que vendrán entre 4000 millones y 6000 millones de dólares. Optimismo nacional
y popular. Hace un año, cuando anunció en cadena un plan para la construcción
de 400.000 viviendas, Cristina también iba por todo: "Esto no es para
comprar viviendas hechas sino para construir nuevas; si no, estamos
favoreciendo la burbuja inmobiliaria".
Semejante
entusiasmo y la identificación de enemigos patrióticos sobre los que
encolumnarse disimulan los disgustos que Moreno genera dentro del equipo
económico. La semana pasada, ante un grupo de empresarios, el secretario
cuestionó el cepo cambiario, de cuya autoría se desliga. "Yo soy
peronista, la gente tiene derecho a viajar", soltó, y agregó que la
corrida sobre el dólar, que atribuye a los bancos, estaba ya solucionada.
Sus
pares del Gobierno son menos osados en cuanto a los ámbitos donde critican.
Pero lo hacen.No entienden, por ejemplo, cómo alguien que no ha cumplido una
sola de sus promesas y que incluso provocó problemas de oferta en sectores como
la carne o el trigo, puede ser aún atendido en Olivos. Algunos de ellos le
habían advertido, en febrero, que el cepo publicitario con que pretendía
asfixiar a los diarios golpearía al consumo, porque sacaría de circulación el
catálogo de ofertas. Eso pasó: según el Indec, las ventas en shoppings cayeron
en abril 3,1% respecto del mismo mes de 2012.
Pero
esa lógica es errónea. Julio De Vido, defensor del déficit energético durante 8
años, y Moreno, encargado de controlar la inflación, podrían ya ser
condecorados como los padres fundadores del cepo cambiario nacional, y ambos
siguen, sin embargo, como escuderos irreemplazables de la jefa. En el
kirchnerismo puede haber retos públicos, pero nunca sanciones por mal
desempeño. La respuesta parece, como le gusta a la militancia, más política que
económica: la batalla no es por la gestión.
© LA NACION.
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