Majestuoso testimonio de un poder agostado

Majestuoso testimonio de un poder agostado

sábado, 12 de marzo de 2011

Las fuerzas de Gadafi avanzan con paso lento pero firme hacia Bengasi


Ola de cambio en el mundo árabe - Guerra civil en Libia
Las fuerzas de Gadafi avanzan con paso lento pero firme hacia Bengasi
 
Los rebeldes acusan a Siria y Argelia de proporcionar armas y mercenarios al régimen libio.- Las brigadas gubernamentales bombardean las localidades de Brega y Misrata

JUAN MIGUEL MUÑOZ | Enviado especial a Bengasi 

Las fuerzas militares avanzan poco a poco pero con paso firme hacia la ciudad de Bengasi, el bastión rebelde del este, tras consolidar sus posiciones en el oeste. A pesar de las bolsas de rebeldes que puedan quedar en localidades com Ras Lanuf, las tropas gubernamentales han comenzado a bombardear Brega y Misrata, de camino hacia el municipio crucial de Ajdabiya, el último antes de Bengasi. A la superioridad militar del ejército libio sobre los insurgentes se podría haber añadido apoyo extranjero. El rebelde Consejo Nacional Libio ha denunciado que Siria y Argelia están apoyando a Gadafi con armas y mercenarios, y ha urgido a la necesidad de establecer la zona de exclusión aérea.

  Las fuerzas leales a Gadafi han lanzado hoy un ataque aéreo sobre la ciudad de Misrata, en un intento de retomar el último reducto rebelde del oeste del país, según han indicado a Reuters varios rebeldes y residentes de la ciudad. "Están intentando irrumpir en Misrata, ahora están a unos 10 kilómetros", ha señalado un rebelde. "Escuchamos ruido de artillería. No nos queda otra salida que luchar", ha añadido. Poco antes, los cazas de Gadafi han bombardeado de nuevo la localidad de Brega, a unos 110 kilómetros al este de Ras Lanuf, donde continúan los combates entre las brigadas gadafistas y los milicianos rebeldes, según una fuente de la oposición.

"Nuestros hombres siguen en, al menos, parte de Ras Lanuf", dijo a Efe el portavoz rebelde, Mustafa Geriani, que indicó que militares profesionales continuaban participando en la defensa de estas localidades, consideradas la principal línea defensiva rebelde, cuyo bastión, Bengasi, está situado a unos 500 kilómetros al este. Algunos residentes han comenzado a abandonar Brega, que ya ha sido bombardeada esta semana por la aviación leal a Muamar al Gadafi, cuyos carros de combate han impuesto su superioridad con apoyo artillero desde mar y tierra.

El jefe del rebelde Consejo Nacional Libio, el ex ministro de Justicia Mustafá Abdel Jalil, ha reclamado hoy a la comunidad internacional que imponga la zona de exclusión aérea, y ha lamentado que si esto no se produce "los civiles van a sufrir" víctimas de la violencia del régimen. "Si no hay zona de exclusión aérea y restricciones a los barcos de Gadafi, los civiles libios van a sufrir", ha declarado, en una entrevista a Reuters en la que también ha confirmado que algunos líderes rebeldes están en contactos "para conseguir algunas armas".

La vital zona de exclusión

Con todo, los soldados de Gadafi no lo tienen fácil. Pese a su superioridad militar -mejor adiestramiento, muchísimo mejor armamento- les cuesta un esfuerzo enorme mantener el control de las poblaciones que conquistan. Los insurgentes son conscientes de lo obsoleto de sus armas y de que hasta la fecha suplen esa carencia con una determinación que difícilmente será suficiente si no reciben mejores pertrechos. Si la guerra se estanca y si la comunidad internacional no impone la zona de exclusión aérea, Gadafi tiene las de ganar.

Para resistir la embestida de los rebeldes y aferrarse al poder, el dictador confía en su superioridad militar, en las alianzas tribales, en los mercenarios, y en las ayudas de países africanos -y algunos árabes- . Pero el tirano no ignora que por mucho agasajo que recibiera en las capitales europeas hasta hace bien poco, ahora ha caído en desgracia ante el resto del mundo. Y solo le queda la brutalidad y las amenazas. "Si Libia pierde el apoyo de los países europeos, se verá obligada a retirarse de la alianza contra el terrorismo y cambiará su política hacia Al Qaeda", advirtió Gadafi a través de la agencia oficial Jana.

Posible acercamiento a Al Qaeda

Gadafi riza el rizo. Porque de cumplir su palabra, el coronel se aliaría con quienes dice que ahora le combaten: Al Qaeda. En el comunicado, emitido por la mañana, antes de que se iniciara la cumbre de la Unión Europea que abordaría el expediente libio, el coronel precisaba su mensaje a Bruselas: "La alianza contra el terrorismo debe respaldar a las autoridades de Libia en su lucha contra Al Qaeda para que el país siga siendo seguro". Evidentemente, no son los partidarios de Osama Bin Laden -aunque algunos puede haber- quienes marchan en camionetas a la zona donde se ha enfangado el frente de batalla, a 350 kilómetros al suroeste de Bengasi. La lectura de tantos analistas es justo la opuesta: la continuidad en el trono de esta clase de gobernantes es el caldo de cultivo propicio para la expansión del fundamentalismo más radical. El coronel también reiteró que dejará de frenar la inmigración de africanos hacia Europa.

No solo arremete la camarilla que manejaba Libia contra el viejo continente. El desquiciamiento de uno de sus principales prebostes, Saif al Islam, hijo de Gadafi, debía ser notorio ayer cuando exclamó enrabietado en Trípoli: "¡Qué se jodan los árabes!". Sus partidarios aplaudían cuando a poca distancia los musulmanes apenas pudieron celebrar el rezo del viernes. Fueron dispersados sin contemplaciones por la policía antes de que se pudiera organizar cualquier conato de protesta.

Con todo, y pese a la más que segura pérdida de la ciudad de Zauiya, a unos 50 kilómetros al oeste de Trípoli, los sublevados lograron ayer regresar a Ras Lanuf para intentar expulsar a los soldados enemigos de esta ciudad petrolera en la que fue bombardeada una refinería por la aviación del sátrapa, capaz de cualquier barbaridad, a juicio del Consejo Nacional, el Gobierno de facto de los rebeldes. Ayer uno de las dos fragatas con que cuentan los insurgentes, atracadas en el puerto de Bengasi, zarpó a algunas millas de distancia para impedir un eventual ataque de las naves de Gadafi, que anteayer se sumaron a la guerra. Vigilaban para proteger a la multitud, unas 15.000 personas, que participaba en el rezo en la plaza Mahkama, donde se ubica la sede del Consejo.

Los jefes de este organismo -reconocido desde ayer como el representante de Libia por la Unión Europea- celebraron la noticia pero confían mucho menos en otros Estados de la región, a los que llaman "hermanos". Hay que escuchar las palabras de trazo grueso de algún portavoz de los rebeldes libios para constatar que su confianza en buena parte de los líderes árabes tiende a cero. Independientemente de lo que decidan en la reunión de la Liga Árabe que hoy se celebra en El Cairo. "No sean cómplices de Gadafi", se leía ayer en una pancarta en la plaza Mahkama.

El régimen, por su parte, reaccionó al reconocimiento del Consejo rebelde por parte de la UE rompiendo las relaciones con Francia, que impulsó la medida.

Una fuerza 60 veces más poderosa que la bomba atómica de Hiroshima

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miércoles, 9 de marzo de 2011

Londres, París y Washington apuran una intervención en Libia

Londres, París y Washington apuran una intervención en Libia

Rusia saca partido de las revoluciones árabes/el país.com


Ola de cambio en el mundo árabe - Las repercusiones internacionales
Rusia saca partido de las revoluciones árabes
Moscú se presenta como un abastecedor energético fiable mientras teme el contagio a zonas islámicas de Asia Central

PILAR BONET - Moscú - 09/03/2011

Rusia saca partido de las revoluciones árabes del norte de África. El alza de los precios de los hidrocarburos, su principal exportación, permite a la economía rusa superar las secuelas de la crisis de 2008, y el Kremlin aprovecha la inestabilidad de otros productores para presentarse como un fiable abastecedor de crudo a la UE.

Políticos y analistas coinciden en que EE UU y sus aliados no deben intervenir militarmente en Libia. Según el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, es muy importante que ninguno de los jugadores externos haga "movimientos bruscos" o intente imponer recetas y valores. Lavrov es partidario de juzgar a los responsables de la violencia contra civiles en Libia. Lo que no explica es cómo procesarlos y qué hacer si la revuelta popular no acaba por sí misma con el régimen.

En Rusia hay dos corrientes de opinión sobre las revoluciones en el norte de África. La primera, compartida por el ex primer ministro y arabista Yevgueni Primakov, considera que la lucha contra las tiranías tiene una lógica interior, que es una lucha contra la injusticia, la corrupción y las desigualdades sociales. La segunda, influida por la teoría de la conspiración, cree que los amotinados actúan instigados por fuerzas externas, especialmente norteamericanas, que persiguen sus propios fines. En este último campo se sitúa Igor Sechin, el viceprimer ministro, quien dice sospechar que los directivos de Google "manipularon" la energía popular en Egipto.

El presidente, Dmitri Medvédev, ha mostrado afinidad por la teoría de una conspiración dirigida también contra Rusia. Durante su reciente visita a Bruselas, el jefe de Gobierno, Vladímir Putin, expresó el temor a que los radicales puedan llegar al poder en el norte de África. "Recuerdo que no hace mucho nuestros socios exhortaban a [celebrar] elecciones libres y democráticas en los territorios autónomos palestinos y fue [el movimiento islamista] Hamás quien las ganó", subrayó Putin.

Rusia quiere que las decisiones sobre Libia sean canalizadas por el Consejo de Seguridad de la ONU. En Moscú, una eventual acción unilateral de la OTAN o de países de la Alianza en el Magreb reabre viejas heridas, ya que evoca las dos intervenciones unilaterales que dañaron gravemente las relaciones con Occidente. La primera de ellas, en 1999, cuando la OTAN bombardeó Yugoslavia, y la segunda, en 2003, cuando EE UU y sus aliados invadieron Irak. La diferencia es que ahora EE UU tiene ya dos frentes bélicos abiertos.

Una "intervención humanitaria" podría causar a Rusia divergencias con Occidente, ahora que las "relaciones comienzan a estabilizarse", según Vitali Naumkin, director del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias. Para este experto, el mundo árabe ha iniciado una fase de "profunda transformación" y tiene un "gran potencial y energía", y hay que dejar que se desarrolle sin interferencias. Naumkin considera que Muamar el Gadafi como líder de Libia está "condenado". También fuentes anónimas del Kremlin, citadas por Interfax, se han referido al coronel como "un cadáver viviente sin lugar en el mundo moderno civilizado".

Pero Georgui Mirski, uno de los principales expertos rusos en Oriente Próximo, había advertido que Gadafi era más fuerte que los presidentes de Túnez o Egipto. La cuestión, para Mirski, es cómo hacer para que el libio se vaya sin provocar un segundo Afganistán o Irak. Gadafi lucha con un armamento -"incluidos aviones Mig de fabricación rusa"- superior al que poseen los rebeldes, afirma. Solo queda el argumento militar, pero una intervención bélica norteamericana en apoyo de los rebeldes puede ser "contraproducente" y causar "confusión" entre quienes ven a EE UU como enemigo del mundo islámico. Ahora bien, prosigue Mirski, una victoria de Gadafi mostraría que, si un dictador tiene fuerza para resistir en el poder tras provocar un baño de sangre en un determinado país, la comunidad internacional, incluida Rusia, que dio por vencido al dictador antes de tiempo se verá en una "situación idiota".

Vista desde Moscú, la coyuntura internacional es buena para defender nuevas vías de transporte de combustible desde Rusia, como el gasoducto del Norte (por el fondo del Báltico), animar a los inversores extranjeros y criticar, en nombre de Gazprom, la política energética de la UE. Para la petrolera francesa Total, Rusia aparece como un refugio "tranquilo y seguro" para las incertidumbres de otros lugares. Total, que opera en Libia, ha establecido una alianza estratégica con la empresa de gas Novotek para explorar los yacimientos de la península ártica de Yamal. Total tiene un 25% del consorcio para explotar los yacimientos de Shtokman, en el mar de Barents. Rosneft, por su parte, anunció un acuerdo con la americana ExxonMobil para explorar una zona en el mar Negro.

Pero las revoluciones tienen también efectos negativos sobre la economía rusa. En Bruselas, Putin dijo que la subida de los precios del petróleo supone una "amenaza grave" para el crecimiento mundial y las empresas rusas pueden ver perjudicados sus intereses. En febrero, Gazprom, que realiza exploraciones en Libia desde 2006, llegó a un acuerdo con ENI para adquirir el 50% de la participación de la empresa italiana en la explotación del yacimiento del Elefante, cuyas reservas se estiman en 110 millones de toneladas.

Pese a sus importantes contratos de armamento, Moscú apoyó la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que impuso sanciones a Libia, entre ellas la prohibición de venta de armas. Serguéi Chémezov, jefe de la corporación estatal Rostejnologia, calculó que el montante de negocio no realizado en Libia es de 2.880 millones de euros. Según el experto Naumkin, estas pérdidas serán solo temporales y cualquier régimen que llegue al poder en Libia diversificará las compras de armamento, dado el fuerte antiamericanismo local. "Nuestros contratos volverán", afirmó el experto.

La subida de los precios del crudo ha alterado las previsiones económicas de Rusia para 2011. El fondo de estabilización no se gastará, como se preveía, sino que aumentará (hasta 1.450.000.000 rublos o más de 37.000 millones de euros), lo que permite a Rusia volver por primera vez al nivel de las reservas acumuladas antes de la crisis, según el ministro de Finanzas, Alexéi Kudrin. Sin embargo, habrá más inflación (hasta el 8%) y será más difícil impulsar alternativas al desarrollo basado en las materias primas. En su lucha contra la inflación, a fines de febrero, el Banco Central incrementó la tasa de refinanciación un cuarto de punto (hasta el 8%), por primera vez desde la crisis económica.

Rusia ve "revoluciones de color verde desestabilizadoras" donde Occidente las ve "liberadoras" y esta falta de sintonía ha producido algún desencuentro en reuniones con dirigentes occidentales. Moscú teme que el ambiente revolucionario pueda contagiarse a su propio territorio en el Cáucaso del Norte, y también, a los países de Asia Central y el sur del Cáucaso. Fuentes del Kremlin afirmaban estar muy preocupadas por Uzbekistán. En ese país centroasiático, densamente poblado y de enormes diferencias sociales, el presidente, Islam Karímov, dirige con puño de hierro una sociedad generadora de emigrantes y puede no tener los instrumentos necesarios para controlar protestas sociales, si estas se producen, según dijeron fuentes del Kremlin a interlocutores occidentales.

Fuentes expertas en Uzbekistán afirman que se está produciendo una fuga de capital desde allí y señalan que los precios de los alimentos en el mercado interno pueden aumentar y resultar desestabilizadores, en parte por los contratos por los que Uzbekistán abastecerá de bienes de consumo a los soldados norteamericanos en Afganistán, en sustitución de otros proveedores.

Desde medios liberales rusos, las revueltas del norte de África son contempladas con envidia. Los árabes, contemplados con arrogancia desde Moscú, han resultado "más dignos que nosotros", en el sentido de que "dejaron de quejarse" y "echaron a los que les robaban", según el experto Alexéi Malashenko.