Majestuoso testimonio de un poder agostado

Majestuoso testimonio de un poder agostado

viernes, 16 de septiembre de 2011

Descubierto un mundo con dos soles


El planeta extrasolar es del tamaño de Saturno y esta hecho de roca y de gas.

 

A.R. - Madrid


El planeta extrasolar Kepler-16b tiene aproximadamente el tamaño de Saturno, está hecho de roca y gas (mitad y mitad) y no destacaría especialmente en la lista de casi 700 de estos cuerpos ya descubiertos, a no ser por una notable particularidad: está en órbita no de una, sino de dos estrellas a la vez, es decir, de un sistema binario. Son dos astros de menor masa que la solar (un 20% uno, y un 69% el otro) y el planeta cumple una vuelta completa a su alrededor (un año) en 229 días (Venus lo hace alrededor del Sol en 225 días) siguiendo una órbita casi circular. Los astrónomos que lo han descubierto -con el telescopio Kepler, de la NASA-.
No es el primer planeta en un sistema estelar binario que se detecta, destacan los especialistas de la revista Science. donde se presenta el descubrimiento, pero el interés reside, sobre todo, en el método con el que lo han encontrado Laurance R. Doyle, del Instituto SETI , y sus colegas. Se trata de detección por tránsito, es decir, cuando los astrónomos se percatan de la existencia de un cuerpo en órbita de una estrella (en este caso dos) porque se cruza por delante de ella en la línea de visión desde la Tierra, produciendo un pequeño eclipse que atenúa el brillo del astro. El Kepler es un telescopio especializado en este tipo de observaciones, diseñado para medir precisamente la ligerísima disminución transitoria del brillo de una estrella cuando pasa por delante un planeta, y se dedica a vigilar este efecto en 150.000 astros.
En el caso de Kepler-16b el tránsito, o eclipse, es múltiple: primero, cuando la estrella menor se cruza por delante de la mayor y se aprecia una atenuación de su luz; en el segundo caso, el astro mayor se interpone entre el observador -en la Tierra- y el astro menor y este último queda totalmente eclipsado; en el tercer caso -y cuarto, al haber dos estrellas-, es el planeta el que pasa por delante atenuando muy ligeramente el brillo de los astros.
Los investigadores explican que con esta técnica del tránsito pueden tomar medidas muy precisas de la masa, el radio y las trayectorias de los tres cuerpos del sistema. Los dos astros siguen una órbita excéntrica de 41 días uno alrededor del otro.
Gracias a las medidas que han podido tomar, Doyle y sus colegas concluyen que el planeta (que no tiene características de ser habitable) se formó a partir del mismo disco de polvo y gas del que surgieron las dos estrellas.

martes, 13 de septiembre de 2011

Un comando talibán ataca la Embajada de EE UU y la sede de la OTAN en Kabul


EL PAÍS/INTERNACIONAL


Un comando de insurgentes asalta el centro de la capital, disparando con rifles y lanzando misiles. Un agente de Policía ha muerto y dos han resultado heridos

 

DAVID ALANDETE | Kabul 


Un ataque coordinado de insurgentes con misiles contra la Embajada norteamericana y el cuartel general de la OTAN en Kabul, ha vuelto a poner hoy de relieve los graves problemas de seguridad que vive la capital afgana, una zona considerada segura hasta hace unos meses, pero donde los talibanes y sus aliados han incrementado notablemente sus atentados en los meses pasados. Un agente de Policía ha muerto y dos han resultado heridos, según han informado fuentes policiales.
El ataque se ha producido sobre la una de la tarde (10.30 en la España peninsular) en la llamada Zona verde de Kabul, un complejo fortificado donde reside el personal diplomático internacional y donde tiene su sede central el mando de las tropas aliadas en este país. Se la considera la zona más segura del país. Según fuentes militares, los insurgentes han iniciado su ataque abriendo fuego con rifles y lo han culminado con el lanzamiento de misiles.
Diversos testigos en la Zona verde han asegurado que uno de los misiles ha impactado contra un autobús escolar en el que viajaban niños. Además de las víctimas entre la Policía, al menos cuatro civiles resultaron heridos. La Embajada de Estados Unidos ha asegurado que, "de momento, no hay víctimas" entre su personal.
Los insurgentes se han atrincherado en un edificio abandonado frente la Embajada norteamericana y han seguido atacando a las fuerzas armadas aliadas desde allí. Las fuerzas de seguridad afganas han asegurado que podría haber terroristas suicidas entre ellos. El fuego cruzado ha durado dos horas. Soldados de las 11 bases aliadas en Kabul se han desplazado hasta la Zona verde después de que la OTAN emitiera una alerta. Los talibanes han emitido un comunicado en el que han asumido la responsabilidad del ataque. Ese grupo insurgente suele reaccionar de ese modo tras un ataque y suele exagerar el número de víctimas, según un portavoz de las fuerzas aliadas.
Escalada de violencia ante la retirada occidental
Tradicionalmente, el sur y el este de Afganistán han sido las zonas menos seguras del país. Desde la primavera, sin embargo, los insurgentes han convertido a Kabul en su principal objetivo. En abril cuatro suicidas atacaron Camp Phoenix sin provocar víctimas. En junio, en otro ataque suicida, nueve insurgentes mataron a 11 civiles y policías afganos en el hotel Intercontinental, uno de los más lujosos de la zona. En agosto, otros ocho civiles murieron en un ataque coordinado a la oficina cultural de la embajada británica. El sábado, en víspera de la celebración para el aniversario de los atentados del 11-S, los talibanes atacaron con explosivos una base militar en la provincia de Wardak dejando un saldo de cinco trabajadores afganos muertos y 77 militares estadounidenses heridos.
En julio las tropas extranjeras comenzaron a retirarse del país y a transferir gradualmente la competencia de la seguridad a las fuerzas afganas, en un proceso que debe concluir según los plazos previstos en 2014. No obstante, la insurgencia parece encontrarse en un momento de fortaleza y el conflicto recrudeciéndose; 2010 fue el año más sangriento para las fuerzas internacionales y para la población civil desde la caída del régimen talibán hace casi una década.

domingo, 11 de septiembre de 2011

El precio del 11 de septiembre


 

EL PAÍS/TRIBUNA

 

 Laboratorio de ideas

 

JOSEPH E. STIGLITZ 


Los ataques terroristas perpetrados por Al Qaeda el 11 de septiembre de 2001 tenían la intención de hacer daño a Estados Unidos, y lo consiguieron, pero en formas que Osama bin Laden probablemente nunca imaginó. La respuesta del presidente George W. Bush a los atentados puso en riesgo los principios básicos de Estados Unidos, socavando su economía y debilitando su seguridad.
El origen del paro y el déficit en EE UU se puede remontar a las guerras en Afganistán e Irak
El ataque a Afganistán posterior a los ataques del 11 de septiembre fue comprensible, pero la posterior invasión de Irak fue totalmente ajena a Al Qaeda, a pesar de que Bush trató de establecer un vínculo. Aquella guerra que se eligió librar se convirtió rápidamente en una guerra muy costosa, y alcanzó magnitudes que fueron más allá de los 60.000 millones de dólares que se dijeron al principio, ya que a una colosal incompetencia se sumaron tergiversaciones deshonestas.
De hecho, cuando Linda Bilmes y yo calculamos los costes de la guerra para Estados Unidos hace tres años, la cifra conservadora osciló entre 3 y 5 billones de dólares. Desde aquel entonces, los costes han aumentado todavía más. Debido a que casi el 50% de las tropas que regresan cumplen los requisitos para recibir algún tipo de paga por incapacidad, y hasta el momento más de 600.000 de ellos han sido atendidos en instalaciones médicas para veteranos, ahora calculamos que los pagos por incapacidad y asistencia médica en el futuro alcanzarán en total una cifra que va de 600.000 a 900.000 millones. Sin embargo, los costes sociales, reflejados en los suicidios de veteranos (hasta 18 por día en los últimos años) y las desintegraciones familiares, son incalculables.
Aun en el caso de que Bush fuese perdonado por llevar a Estados Unidos y a gran parte del resto del mundo a la guerra con pretextos falsos y se le perdonara por tergiversar el costo de dicha decisión, no hay excusa para la forma en que eligió financiarla. La suya fue la primera guerra en la historia pagada enteramente a crédito. Mientras que Estados Unidos entraba en batalla, teniendo déficits ya muy elevados por su recorte de impuestos del año 2001, Bush decidió lanzar una nueva ronda de alivio tributario para los ricos.
Hoy en día, Estados Unidos centra su atención en el desempleo y el déficit. El origen de estas dos amenazas al futuro del país se puede remontar, y no en poca medida, a las guerras en Afganistán e Irak. El aumento en los gastos de defensa, junto con los recortes tributarios de Bush, conforman la razón clave por la que Estados Unidos pasó de un superávit fiscal del 2% del PIB cuando Bush fue elegido a su lamentable déficit y situación de deuda de hoy en día. El gasto público directo en dichas guerras, hasta el momento, asciende a aproximadamente dos billones de dólares, lo que significa 17.000 por cada hogar estadounidense, y aún hay facturas pendientes que aumentarán dicha cifra en más del 50%.
Es más, como Bilmes y yo mismo argumentamos en nuestro libro The Three Trillion Dollar War (la guerra de los tres billones de dólares), las guerras han contribuido a la debilidad macroeconómica de Estados Unidos, lo que ha exacerbado su déficit y deuda. Entonces, como ahora, la agitación en Oriente Próximo condujo a precios del petróleo más elevados, lo que obligó a los estadounidenses a gastar en importaciones de petróleo un dinero que de otra manera podría haberse gastado en la compra de bienes producidos en Estados Unidos.
Pero en aquel entonces la Reserva Federal escondió estas debilidades creando una burbuja inmobiliaria que condujo a un boom de consumo. Se necesitarán años para superar el excesivo endeudamiento y la crisis inmobiliaria resultantes.
Irónicamente, las guerras han debilitado la seguridad de Estados Unidos (y del mundo), una vez más en formas que Bin Laden no hubiera podido imaginar. Una guerra impopular hubiera dificultado el reclutamiento militar, pero como Bush trató de engañar a Estados Unidos sobre los costos de la guerra, financió insuficientemente a las tropas, incluso negándose a hacer gastos básicos; por ejemplo, fondos para vehículos blindados y resistentes a las minas que son necesarios para proteger vidas estadounidenses o fondos para la adecuada asistencia médica de los veteranos que regresan. Un tribunal de Estados Unidos dictaminó recientemente que los derechos de los veteranos habían sido violados. (¡Sorprendentemente, el Gobierno de Obama afirma que se debe restringir el derecho de los veteranos a apelar ante los tribunales!).
La extralimitación militar ha provocado el predecible nerviosismo sobre el uso de la fuerza. Otros se han dado cuenta de ello, y eso también ha debilitado la seguridad de Estados Unidos. Pero la verdadera fuerza de Estados Unidos, en vez de encontrarse en su poder militar y económico, se encuentra en su poder blando, en su autoridad moral. Y dicho poder también se debilitó, ya que Estados Unidos violó derechos humanos básicos como el hábeas corpus y el derecho a no ser torturado, lo que puso en duda su compromiso histórico con el respeto al derecho internacional.
En Afganistán e Irak, Estados Unidos y sus aliados sabían que para alcanzar la victoria a largo plazo se necesita ganar corazones y opiniones. Pero los errores cometidos en los primeros años de dichas guerras complicaron la ya difícil batalla. El daño colateral de la guerra ha sido enorme: según algunas versiones, más de un millón de iraquíes han muerto, ya sea de manera directa o indirecta, a causa de la guerra. Según algunos estudios, al menos 137.000 civiles han muerto violentamente en Afganistán e Irak en los últimos diez años; solo entre los iraquíes hay 1,8 millones de refugiados y 1,7 millones de personas desplazadas dentro del mismo país.
No todas las consecuencias fueron desastrosas. Los déficits -a los que las guerras financiadas con deuda han contribuido tan poderosamente- han forzado ahora a Estados Unidos a afrontar la realidad de sus restricciones presupuestarias. El gasto militar de Estados Unidos sigue siendo casi igual al gasto que hace el resto del mundo en su conjunto, dos décadas después del fin de la guerra fría. Algunos de los gastos que se aumentaron fueron destinados a las costosas guerras en Irak y Afganistán y a la más amplia guerra global contra el terrorismo, pero la mayor parte se desperdició en armas que no funcionan contra enemigos que no existen. Ahora, por fin, esos recursos serán reasignados, y Estados Unidos probablemente obtenga mayor seguridad pagando menos.
Al Qaeda, a pesar de no haber sido derrotada, ya no parece ser la amenaza tan importante que surgió con los ataques del 11 de septiembre. Pero el precio pagado para llegar a este punto, en Estados Unidos y en los demás países, ha sido enorme, y en su mayoría evitable. El legado estará con nosotros durante mucho tiempo. Vale la pena pensar antes de actuar.
Joseph Stiglitz es premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Columbia. (c) Project Syndicate, 2011. Traducción de Rocío L. Barrientos.

Quemarles el pelo


EL PAÍS/TRIBUNA:


El agravamiento de la crisis - Los planes de Estados Unidos 


PAUL KRUGMAN 


Empecemos por el principio: me ha sorprendido agradablemente el nuevo plan de empleo de Obama, que es considerablemente más audaz y mejor de lo que esperaba. No es ni mucho menos tan audaz como el plan que yo habría deseado en un mundo ideal. Pero si realmente se convierte en ley, es probable que reduzca considerablemente el desempleo. Naturalmente, no es probable que se convierta en ley, gracias a la oposición del Partido Republicano. Tampoco es probable que ocurra ninguna otra cosa que sirva de mucho para ayudar a los 14 millones de estadounidenses en paro. Y eso es una tragedia además de un escándalo.
Al presentar algo más grande y eficaz de lo esperado, Obama abre el debate sobre el empleo
Antes de pasar al plan de Obama, permítanme hablar del otro discurso económico importante de la semana, el que ha dado Charles Evans, el presidente de la Reserva Federal de Chicago. Evans ha dicho, sin rodeos, lo que algunos de nosotros llevamos ya años esperando oír de los funcionarios de la Reserva. Como Evans ha señalado, la Reserva Federal, tanto desde el punto de vista legal como desde el de la responsabilidad social, debería tratar de mantener bajos tanto el paro como la inflación; y aunque parece probable que la inflación se mantenga cerca o por debajo del objetivo de la Reserva de alrededor del 2%, el paro sigue estando por las nubes.
¿Y cómo debería estar reaccionando la Reserva Federal? Evans decía: "Supongan que la inflación estuviese en el 5%, frente a nuestro objetivo del 2%. ¿Existe alguna duda de que cualquier gobernador de un banco central que se precie reaccionaría enérgicamente para combatir esa alta tasa de inflación? No, no la hay. Se comportaría como si se le estuviese quemando el pelo. Debemos actuar con un ímpetu similar respecto a la mejora de las condiciones del mercado laboral".
Pero es evidente que a la Reserva Federal no se le está quemando el pelo, y que por lo visto la mayoría de los políticos no ven ninguna urgencia en la situación. Estos días, los mejores de ellos -o en todo caso los hombres y mujeres presuntamente sabios que se supone deben ocuparse del bienestar del país- carecen de toda convicción, mientras que los peores, representados por gran parte del Partido Republicano, están llenos de una intensidad apasionada. Así que se está abandonando a los parados.
Bien, respecto al plan de Obama: requiere unos 200.000 millones de dólares en nuevo gasto -gran parte del mismo en cosas que necesitamos en cualquier caso como reparaciones en los colegios, redes de transporte y evitar el despido de profesores- y 240.000 en bajadas de impuestos. Puede que parezca mucho, pero en realidad no lo es. Los persistentes efectos de la crisis inmobiliaria y el exceso de deuda familiar que han dejado los años de la burbuja están creando un agujero de alrededor de un billón de dólares al año en la economía estadounidense, y este plan -que no reportará todos sus beneficios en el primer año- solamente tapará parte del agujero. Y sobre todo, no está clara la efectividad que los recortes de impuestos tendrán a la hora de impulsar el gasto.
Aun así, el plan es mucho mejor que nada y algunas de sus medidas, que están específicamente destinadas a incentivar la contratación, podrían generar una cantidad de puestos de trabajo relativamente grande en relación con la inversión. Como he dicho, es mucho más ambicioso y mejor de lo que esperaba. Puede que al presidente Obama no se le esté quemando el pelo, pero sin duda está echando humo; está claro que comprende lo desesperada que es la situación laboral, y eso resulta gratificante.
Pero no es probable que su plan se convierta en ley, gracias a la oposición republicana. Y merece la pena fijarse en lo mucho que esa oposición se ha endurecido con el tiempo, a pesar de que la precaria situación de los parados ha empeorado.
A principios de 2009, mientras el nuevo Gobierno de Obama intentaba hacer frente a la crisis que había heredado, se escuchaban dos argumentos principales provenientes de los escépticos de la derecha. Primero, sostenían que debíamos depender de la política monetaria y no de la fiscal, es decir, que la tarea de combatir el paro debía recaer en la Reserva Federal. Segundo, sostenían que las medidas fiscales debían adoptar la forma de bajadas de impuestos en lugar de la de gasto temporal. Ahora, sin embargo, los dirigentes republicanos están en contra de los recortes de impuestos, al menos si estos benefician a los estadounidenses con empleo más que a la gente rica y las corporaciones.
Y también están en contra de la política monetaria. En el debate presidencial republicano del miércoles por la noche, Mitt Romney anunciaba que buscaría un sustituto para Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, esencialmente porque Bernanke ha intentado hacer algo (aunque no lo suficiente) respecto al paro. Y esto convierte a Romney en un moderado para lo que es habitual en el Partido Republicano, puesto que Rick Perry, su principal rival en la carrera para la designación del candidato a la presidencia, ha indicado que a Bernanke habría que tratarle "con mano muy dura".
Así que, en este momento, los principales republicanos están básicamente en contra de todo lo que pueda ayudar a los parados. Sí, Romney ha presentado un lustroso y elegante "plan de empleo", pero sería más correcto describirlo como 59 puntos sin ningún contenido (y desde luego, nada que justifique su afirmación, rayana en la megalomanía, de que crearía no menos de 11 millones de puestos de trabajo en cuatro años).
Lo bueno de todo esto es que, al presentar algo más grande y audaz de lo esperado, es posible que Obama haya sentado finalmente las bases para un debate político sobre la creación de empleo. Porque, al final, no se hará nada hasta que el pueblo estadounidense exija medidas.
©New York TimesService. 2011. Traducción de News Clips.
Paul Krugman es profesor de economía en Princeton y premio Nobel 2008.