Majestuoso testimonio de un poder agostado
sábado, 23 de junio de 2012
viernes, 22 de junio de 2012
Rajoy entra al fin al directorio europeo más débil que nunca
Rajoy asistirá a un encuentro al máximo nivel en el que se cocinarán las conclusiones de la cumbre europea del 28 y 29 de junio.
Cuando la canciller germana, Angela Merkel, y el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, empezaron a reunirse con el primer ministro italiano, Mario Monti, antes de cada Consejo Europeo, Rajoy reaccionó como la zorra de la fábula ante las uvas. Los colaboradores del presidente español trataron con desdén el hecho de que la cuarta economía de la zona euro se quedara al margen del nuevo triunvirato que empezaba a configurarse al frente de la UE. “No es un encuentro entre iguales. Merkel y Sarkozy van a leerle la cartilla al tecnócrata al que pusieron al frente de Italia tras forzar la caída de Berlusconi”, dijeron. Las declaraciones de Monti culpando a España de la presión sobre la deuda italiana no ayudaron tampoco a mejorar el clima. La situación cambió radicalmente el pasado día 21 cuando, aprovechando la foto de familia de la cumbre de la OTAN en Chicago, Monti invitó a Rajoy a sumarse al encuentro tripartito de Roma, anunciado dos días antes en la cita del G-8 en Camp David. Así pues, por vez primera, Rajoy asistirá a un encuentro al máximo nivel en el que se cocinarán las conclusiones de la cumbre europea del 28 y 29 de junio.
La paradoja es que España llega al directorio europeo en su momento de mayor debilidad, cuando no está en condiciones de influir en el futuro de la Unión sino, en el mejor de los casos, de suavizar las condiciones caudinas que quieren imponerle algunos de sus socios a cambio del imprescindible auxilio financiero.
Rajoy cuenta con la complicidad de Monti, y también del nuevo presidente francés, François Hollande, para ablandar la inflexibilidad de Merkel y conseguir que el Banco Central Europeo (BCE), o el nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEED), compre deuda en el mercado secundario y frene los ataques contra los bonos españoles e italianos. Además, intentará convencer a Merkel de que los 100.000 millones que el Eurogrupo ha puesto sobre la mesa para recapitalizar el sistema financiero español se presten directamente a los bancos, sin el aval del Estado que supone la intermediación del FORB (Fondo de Ordenación y Reestructuración Bancaria) y, por tanto, sin incrementar aún más la ya abultada deuda pública española. Las conclusiones de los dos auditores externos, que han cifrado en un máximo de 62.000 millones de euros las necesidades de la banca española, suponen un alivio para Rajoy, pues demuestran que, en contra de los peores augurios, el monto del rescate de la UE es más que suficiente para tapar el agujero. Habrá que ver si tres (Hollande, Monti y Rajoy) pueden con una (Merkel) o, como hasta ahora, una puede con todos.
El Ejército egipcio advierte contra los disturbios y critica a los candidatos
Los islamistas toman Tahrir por cuarto día consecutivo
La marea islamista ha tomado hoy Tahrir más temprano que en días anteriores. Es viernes, día de oración y de protestas, como manda la tradición revolucionaria de los últimos meses. El tráfico se cortó enseguida y empezaron los cánticos y las arengas de Hermanos Musulmanes y salafistas, en contra de la Junta militar. En la plaza no cabe un alfiler y los ánimos no dejan de calentarse.
Se han congregado por cuarto día consecutivo para protestar contra la consolidación del poder de una cúpula militar que se ha comprometido a entregar el testigo al nuevo presidente antes del 1 de julio. Seguidores de los Hermanos Musulmanes y salafistas han vuelto asegurar que no se piensan mover de Tahrir hasta que los militares no devuelvan al futuro presidente sus atribuciones.
El pasado fin de semana los egipcios acudieron a las urnas para elegir libremente al rais que sucederá al supuestamente moribundo Hosni Mubarak. Dos candidatos: Ahmed Shafiq, militar y último primer ministro de Mubarak y Mohamed Morsi, al frente de los Hermanos Musulmanes se enfrentaron en la última y definitiva ronda cuya victoria ambos se atribuyen ahora. La Comisión Electoral , que debía haber publicado los resultados oficiales el pasado jueves, estudia todavía cientos de alegaciones de fraude de ambas formaciones políticas. El retraso del anuncio del ganador de las elecciones ha generado mucha desconfianza en amplios sectores de la población que lo interpretan como una maniobra dilatoria de los remanentes del antiguo régimen en un intento de última hora de manipular los resultados electorales.
El domingo, la Junta Militar emitió una declaración constitucional, que enmendaba un texto anterior y que dejaba el poder legislativo en su poder tras la disolución del Parlamento elegido libremente y dominado por las fuerzas islamistas
jueves, 21 de junio de 2012
miércoles, 20 de junio de 2012
martes, 19 de junio de 2012
lunes, 18 de junio de 2012
domingo, 17 de junio de 2012
Una Europa irreconocible
El problema real al que nos enfrentamos no es la salida de Grecia, sino la intervención total y completa de España.
Se ha convertido en un lugar común dar por hecho que si la coalición de izquierdas Syriza que dirige Alexis Tsipras gana las elecciones de este domingo, Grecia saldrá del euro. Aunque en España temamos las consecuencias de una victoria de Syriza, parece que hay quienes en Alemania y otros lugares piensan que la salida de Grecia no solo es inevitable sino que sería un paso en la buena dirección ya que descargaría a la UE de un problema que se ha enquistado y que carece de solución. La desfachatez del Ministro de Economía del Reino Unido, George Osborne, abogando por una salida de Grecia del euro como vía para solucionar los problemas de su país deja bien claro hasta qué extremos ha llegado la pulsión por la supervivencia que recorre estos días las capitales europeas.
El caso es que entre los que la desean públicamente y la promueven con sus acciones, los que se oponen por considerarla catastrófica pero se ven incapaces de evitarla y los que secretamente esperan que dicha salida por lo menos tenga la virtud de obligar a los líderes europeos a tomar las decisiones que tan cuidadosamente vienen evitando tomar desde hace meses, la salida de Grecia del euro parece que se ha convertido en el único punto de convergencia de esta crisis.
Sin embargo, Tsipras y su coalición no parece que quieran ponerle las cosas tan fáciles a los que buscan en la salida de Grecia un desenlace inmediato. Día tras día, el gobierno alemán se niega a los eurobonos o a la unión bancaria argumentando que no hay soluciones simples y rápidas y para esta crisis. Curiosamente, aquí tenemos un primer punto de encuentro y acuerdo entre Alemania y Grecia pues lo que Syriza plantea es renegociar el memorándum que rige la vida política y económica griega y sustituirlo por un plan de crecimiento y reformas fiscales que hagan sostenible al estado griego, en modo alguno salir del euro. Esas negociaciones tomarán tiempo y generarán tensión, pero sería muy difícil justificar que la Troika se negara desde un principio a hablar con Syriza. Tanto por razones democráticas, pues se trataría de un gobierno elegido democráticamente que, además, no es responsable de la situación generada por el Pasok y Nueva Democracia, como por razones prácticas, pues es evidente que la austeridad tal y como ha sido impuesta a Grecia no ha funcionado, lo lógico sería sentarse a explorar las posibilidades de un acuerdo. En cualquier caso, debería quedar claro que sin un acuerdo que ambas partes rubricaran no estaríamos hablando de una salida, sino de una expulsión forzosa de Grecia de la zona euro, con todas sus consecuencias.
Con todo, pese a la importancia capital de lo que ocurra hoy en Grecia, Grecia no es el problema, ni tampoco la solución. El problema está en el mismo sitio desde el principio de la crisis y no se ha movido: está en los líderes y las instituciones europeas que han permitido que por la grieta abierta en la zona euro por una economía como la griega, que apenas representa el 2% de la eurozona, se haya abierto una brecha por la que ya caben España e Italia, además de Portugal e Irlanda. La saga de los 100.000 millones del rescate bancario a España y su pésima acogida por el mercado lo ha dejado bien claro: el método actual de resolución de crisis, que hace que las deudas privadas y públicas se retroalimenten en el ámbito nacional sin respaldo europeo llevará, con o sin Grecia, al colapso del euro. Por eso, el problema real al que nos enfrentamos a partir del lunes no es la salida de Grecia, sino la intervención total y completa de España, que podría verse obligada a acudir nuevamente a los fondos de rescate europeos para financiar no sólo su banca vía el FROB, sino también sus emisiones de deuda pública. Vista desde España, esa intervención nos parecería un desastre, tanto por sus consecuencias políticas como económicas y sociales. Sin embargo, vista desde Alemania, y a tenor de las declaraciones de Angela Merkel y otros, no parece que ese riesgo esté siendo suficiente para promover que el BCE compre deuda y evite el rescate de España.
Habrá una unión política, sí, con unión bancaria, eurobonos, un Tesoro europeo y un Banco Central Europeo de verdad. El proyecto de federación económica no es un secreto: está encima de la mesa. Pero esa tierra prometida está al final del camino, no al principio. Para llegar allí, el mensaje que recibimos de Berlín es que hay dejar que los mercados hagan primero el trabajo de limpieza en el ámbito nacional y expulsen a los más débiles o incapaces. No reconocerse en esta Europa darwinista en la que sólo los más aptos parecen están destinados a sobrevivir debería ser el primer paso para la acción. ¿Serán capaces François Hollande, Mario Monti y Mariano Rajoy de imponer una visión alternativa? A partir del lunes lo veremos.
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