Foto: Mariana Araujo
La entrevista tiene lugar en la redacción de
jorgeasisdigital.com, esto es, el departamento del escritor.
-En 1973, está en la filmación de
una película en La Rioja y allí lo conoce. ¿Qué le vio a Menem?
-Lo que hay de mi parte con Menem, para pensarlo
psicológicamente, es una identificación. A él lo atacaban desde la derecha y
desde la izquierda, como a mí. Le hacían cuestionamientos éticos y estéticos.
Los enemigos eran los mismos. Recuerdo que en un cumpleaños mío, en el '88, en
la embajada de Marruecos, le dije al paisano: «Me parece que te voy a atajar
algunos penales».
-¿Y por qué sintió que tenía que
ser arquero de Menem?
-Porque me divertía y porque ése era el Jorge Asís
de 1988. En los 80 yo era un hombre considerado un impresentable de izquierda o
de centro-izquierda, con enemigos que no me perdonaban haber vendido muchos
libros en aquellos años terribles. Menem le gana las elecciones internas a
Cafiero y cambian absolutamente todos conmigo. Algunos empezaron a verme como
el ideólogo. Una actual diputada dijo que yo era el «ideólogo de la barbarie».
(Se ríe)
-Supongo que la barbarie en el
sentido de que llegan los despidos por las privatizaciones...
-Es una lectura muy fácil ésa. No sabés el desastre
que eran las empresas estatales en 1989. Igual, no quiero ser más menemista que
Menem.
-Eso es lo curioso: que siga
atajándole penales que ni a él mismo le interesa atajar.
-Yo reivindico tres cosas de los 90: la
transformación de la economía, la política exterior y la reconciliación
nacional. ¡Yo banqué hasta los indultos en nombre de la reconciliación
nacional! ¡Y que no me vengan con historias de corrupción. Al lado de las de
hoy, eran inocentadas! Cuando pase toda esta polvareda berreta, la síntesis que
se produjo con Menem-Cavallo entre 1991 y 1996 se va a estudiar como otra
generación del '80.
-Recuerde los muertos dudosos:
Lourdes Di Natale, Cattáneo, del Banco Nación, la voladura de Río Tercero.
-Son chicanas muy fuertes. No estoy en condiciones
de responderte. No me hagas a mí responsable de lo que pasó. En todo caso te
reivindico las grandes políticas. ¿Soy noventista? ¡Si! Pero porque quisiera
recrear esa atmósfera de negocios.
-En 2007 fue candidato a vice de
Sobisch. ¿Hoy lo tentaron para integrar alguna opción política?
-Hoy no me interesa. Tuve algún ofrecimiento para
ser legislador, pero no tengo ganas de volver a la función pública. Del Estado
sólo me puede interesar un puesto.
-¿Cuál?
-No te lo voy a decir, pero sólo uno podría
interesarme.
-¿El sillón de Rivadavia?
-Te invito a que salgamos a caminar por cualquier
barrio de la ciudad y que veamos qué me dice la gente.
-¿Alguien que enfrentó a Clarín
con Diario de la Argentina teme decir que sueña con ser presi...?
-(Interrumpe) ¡Yo no dije que quiero ser
presidente! Pero la Argentina se organiza de arriba para abajo, con cierta
legitimidad y cierto liderazgo. Me parece que tengo en la cabeza lo que se
puede hacer.
-¿Y cómo podría bajar a tierra
esa fantasía que tiene?
-No me interesa llevar la entrevista para ese lado.
Me dicen que mantengo las convicciones de los 90 y es verdad. Creo que lo que
escribí vale la pena. Y no quiero parecer profeta, pero con mucho de lo que
publiqué en mi portal me anticipé a varias cosas.
-Usted decía en 2011: «No se
coman los amagues del Frente Encuestológico para la Victoria». Cristina sacó el
54%. ¿No hay algo de «whishful thinking», es decir, de análisis del futuro
teñido de su deseo personal?
-No. Me parece que muchas veces acerté. Ahí me
equivoqué y reconocí que me había dejado llevar. Tiene que ver con mi teoría:
al kirchnElerismo lo entendés a partir de sus caídas. Hoy los ves lastimados,
devastados moralmente, ¡pero van! Van por el blanqueo o por el disparate de
Irán, ¡y lo sacan! Van por lo que sea y lo consiguen, me parece admirable.
-¿Las denuncias de corrupción
pueden afectar la construcción de Kirchner como Nestornauta?
-El kirchnerismo es un poliedro que tiene diversas
caras. Podés optar por una y aferrarte a ella porque es con la que vos querés
identificarte. Pero el kirchnerismo se entiende por todas. La cara del
Nestornauta, del hombre combativo, que puso presos, es una simplificación
genial.
-¿Cómo piensa al kirchnerismo pos
2015? ¿Dónde ubica a Scioli?
-Hoy Cristina no tiene candidato en la provincia y
el único que puede salvarle las papas es Scioli. Cristina atraviesa un momento
de exceso, soledad y rencor. Está desatada en su rencor. En el discurso [del
jueves en Lomas de Zamora] vi a una señora superada, rencorosa y excedida. Este
gobierno serrucha la rama de la que cuelga.
-¿Qué hará Scioli?
-Scioli está «con las paciencias llenas». Pero no
tiene dónde ir, más allá del FPV. El último tren para rajarse del kirchnerismo
se lo tomó Yoma.
-¿Cómo ve a la señora frente a
las denuncias de corrupción?
-En una gran disyuntiva. Creo que ella no sabía
absolutamente nada, es otra víctima. No puede salir a decir: «El Nestornauta
era un chorizo». No puede decir que era un recaudador.
-¿ Cómo ve el control de precios?
-Un gobierno que arranca con la transversalidad y
termina mandando militantes a las carnicerías, como ética revolucionaria, me
parece indignante.
-La última: En Flores Robadas...,
en la escena final, Rodolfo se despide de Samantha, que se va al exilio. ¿Por
qué cuando se aleja tira la flor que ella le regaló?
-¡Ya se fue, ya está! ¡A otra cosa, querido! Hay
que seguir a lo Zorba, con una actitud vital. Si hay que bailar en la playa,
¡bailemos! ¿Cómo termina Los Reventados? El día de la muerte de Rucci, todo el
mundo se raja y el negrito Rocamora se mete en un boliche en el que hay olor a
bifes y uno le dice a otro «¿Sobreviviremos?» «Seguro que sí».
-Dejamos acá.
HISTORIA CLÍNICA
Jorge Cayetano Zaín Asís
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Edad: 67
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Ocupación
Escritor, periodista, ex embajador Unesco, ex secretario de Cultura de Menem
Escritor, periodista, ex embajador Unesco, ex secretario de Cultura de Menem
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Observaciones
Rasgos narcisistas que tiene con qué sostener. Leal con quienes lo ayudaron
Rasgos narcisistas que tiene con qué sostener. Leal con quienes lo ayudaron
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