Washington cree que no se debe proclamar al
presidente hasta que no se revisen las papeletas.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. / AP
EVA SAIZ Washington
La Casa
Blanca ha respaldado este lunes la petición de un nuevo recuento de votos en
Venezuela, hecha por el candidato opositor,Henrique Capriles. El portavoz de la
presidencia de Estados Unidos, Jay Carney, se ha abstenido de reconocer la
victoria de ninguno de los contendientes en las elecciones de este domingo, mientras que
el Departamento de Estado ha ido un poco más lejos y ha considerado que la
revisión del resultado electoral debería certificarse antes de que cualquiera
de los dos aspirantes sea proclamado como vencedor.
“El
recuento en las elecciones sería un paso importante y prudente”, ha asegurado
Carney, durante la rueda de prensa diaria. La Casa Blanca ha optado por
mantener la prudencia entorno a un proceso electoral del que se ha mantenido al margen para evitar ser acusado de
intervencionismo por
cualquiera de los candidatos venezolanos y no ha realizado más comentarios al
respecto, más allá de reiterar que EE UU aspira a mantener la actual
cooperación entre ambos países en materia de lucha contra el terrorismo y los
vínculos comerciales. Carney ha evitado confirmar que un cambio de signo
político pudiera provocar un viraje en la actual relación bilateral.
Jay Carney
El
portavoz del Departamento de Estado, Patrick Ventrell, ha insistido, en la
misma línea que la Casa Blanca, en que el recuento de votos es “lo más prudente
para satisfacer las expectativas democráticas de los venezolanos”. Aunque en
ningún momento se ha llegado a desautorizar la autoaclamada victoria electoral
de Nicolás Maduro, para el Departamento de Estado, cualquier proclamación
oficial de un candidato, debería realizarse con posterioridad a una revisión
oficial del resultado electoral. “Es necesario dejar que siga el proceso y ver
lo qué ocurre”, ha señalado Ventrell cuando ha sido preguntado por una eventual
proclamación de Maduro sin haberse efectuado el recuento de los votos reclamado
por la oposición y por un miembro del Consejo Nacional Electoral venezolano.
El
Departamento de Estado no ha querido pronunciarse específicamente sobre las
irregularidades durante la jornada electoral denunciadas por Capriles, y se ha limitado
a insistir en la necesidad de realizar un nuevo recuento de los votos. En las
últimas semanas, EE UU había manifestado su preocupación por que las elecciones
en Venezuela contaran con la presencia de observadores internacionales que
avalaran el desarrollo de los comicios.
Los 14
años en el poder de Hugo Chávez habían deteriorado las relación política y
diplomática entre EE UU y Venezuela, que retiraron a sus embajadores a finales
de 2010. La Administración Obama ha manifestado su interés por normalizar los
vínculos con el país sudamericano.
La Organización de Estados Americanos (OEA) ha apoyado la
necesidad de realizar un recuento completo de la votación en Venezuela y
ofreció su apoyo para la realización de esa tarea. En un comunicado, su
secretario general, José Miguel Insulza, ha hecho un llamamiento a "un
diálogo nacional que contribuya a serenar el ánimo de la sociedad venezolana y
ayude a trazar un camino compartido para fortalecer la gobernabilidad del
país".
En las últimas semanas, la OEA ha sido criticada desde algunos
sectores internacionales por no haber enviado a un equipo de observadores a
Venezuela para examinar el proceso electoral. Insulza ha insistido en que,
conforme a la normativa que regula al organismo, la OEA no puede enviar
observadores si no es invitado por el país que celebra los comicios, justamente
lo que ha sucedido en esta ocasión y que ya se repitió en los anteriores
comicios. La OEA, no obstante, sí desplazó a Venezuela una delegación.
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