Desde 2009, el grupo de países emergentes
-denominados Brics- se ha reunido una vez por año -a nivel de
jefes de Estado- para analizar la marcha de la economía mundial y su
participación en ella. Acaban de hacerlo, una vez más, en Durban, Sudáfrica.
Cabe recordar que el grupo está compuesto por
Brasil, Rusia, India, China y en 2011 se agregó Sudáfrica, incorporando así a
una nación del continente negro, pese a que su economía es 20 veces más chica
que la de China, que es el país de mayor peso entre sus integrantes. El grupo
representa, recordemos, el 25% de la producción del mundo y contiene al 40% de
su población.
No obstante, frente a los inversores,
particularmente a los financieros, los Brics parecen haber perdido parte de su
atractivo original. Ocurre que -superado lo peor de la crisis económica del
2008- las inversiones han regresado a los Estados Unidos y a Japón y
encontrado, particularmente en el sudeste de Asia, otras opciones entre los
países emergentes que aparentemente lucen más atractivas.
LA SITUACIÓN INDIVIDUAL DE LOS BRICS
Brasil es, de todos sus integrantes, por su
tradicional perfil exportador, quizás el más afectado por la desaceleración
económica del mundo. De haber crecido al 7,5% de su PBI en 2010, cayó a un
anémico 0,9% el año pasado. Si bien en enero de este año aparecieron señales
positivas, que sugieren una mejora, es aún temprano como para pensar que el
problema ha quedado atrás, lo cual se refleja en el persistente retraimiento de
los inversores. Pese a que la economía brasileña genera un alto nivel de
empleo, Dilma Rousseff se esfuerza en recuperar los flujos de inversión
evaporados.
Pese a que la economía brasileña genera
un alto nivel de empleo, Dilma Rousseff se esfuerza en recuperar los flujos de
inversión evaporados
La economía de Rusia también se ha frenado. En
rigor, ha estado cayendo a lo largo de los últimos cinco trimestres. Este año
su crecimiento, se estima, será del 5% del PBI. La liberalización de su
economía se ha revertido y el autoritarismo y el estatismo han regresado al
centro de la escena de la mano de un gobierno que esconde -mal- su
autoritarismo, que genera desconfianza en los inversores.
Por su parte, en la aún excesivamente burocrática
India, las tasas de crecimiento "chinas" han quedado atrás. Ahora la
India crece al 5% anual. No obstante, el reciente cambio de gobierno y la
adopción de medidas que disminuyeron los subsidios, así como las iniciativas
que apuntan a reducir los déficits de cuenta corriente y fiscal, han devuelto
optimismo al sector empresario. Habrá que esperar a las elecciones nacionales
de mayo del año próximo para confirmar el cambio de rumbo.
Si las cosas no cambian significativamente,
la economía china alcanzará a la norteamericana en apenas tres años más
China es, como hemos dicho, el país más importante
del grupo. Tanto en términos económicos, como políticos. Es su indiscutido
"peso pesado", entonces. Sin embargo, su crecimiento ya no es
vertiginoso, esto es de dos dígitos anuales. Ha sido del 7,8% el año pasado. Y
sigue en ese nivel. Este es, para China, el ritmo más lento de los últimos 13
años. Con un nuevo gobierno en el timón del país, procura dinamizar el consumo
interno. Si las cosas no cambian significativamente, la economía china
alcanzará a la norteamericana en apenas tres años más.
Sudáfrica padece el mal de la desaceleración
económica. Tiene ahora un ritmo lento de crecimiento del 2,7% anual. Algo mejor
que el 2,5% del año pasado. Lo que no es para celebrar, atento a que resulta
insuficiente para destruir pobreza, la mayor urgencia sudafricana. Con un 6,5%
de déficit de cuenta corriente, la popularidad del presidente Jacob Zuma está
en baja, pese a que su reelección parecería asegurada.
FALTA DE HOMOGENEIDAD DE SUS MIEMBROS
Cabe señalar que los Brics no son homogéneos. Son,
en rigor, bien diferentes entre sí. Sus intereses, obviamente, difieren.
En términos de titularidad del PBI del mundo, China
ocupa el segundo lugar, Brasil el sexto, Rusia el noveno, la India el décimo y
Sudáfrica el vigésimo puesto. En cambio, de medir el ingreso per cápita, China
ocupa apenas el puesto 86°, Brasil el 54°, Rusia el 52°, la India el 136° y
Sudáfrica el 69°. Muy distintas realidades cuando hablamos de riqueza y cuando,
en cambio, nos centramos en la distribución de los ingresos.
Los une a todos el deseo clarísimo de
ser potencias. En sus respectivas regiones de influencia y más allá de ellas
Los une a todos el deseo clarísimo de ser
potencias. En sus respectivas regiones de influencia y más allá de ellas. La
ambición geopolítica, entonces. O sea, la aspiración de pesar
significativamente en el concierto de las naciones. Lo que supone la voluntad
de influir y el desafío de lograr ser tenidos en cuenta.
Por esto no sorprende demasiado que apenas un 2,5%
de las inversiones externas de los Brics vaya a otro país del mismo grupo. Ni
que más del 40 de sus inversiones aún se radiquen en el mundo desarrollado. Más
allá de la retórica, Francia y los Estados Unidos, pero también Malasia,
invierten más que China en África. Pese a lo cual, crecen las acusaciones
contra China de tener una política colonialista y desindustrializadora,
respecto de los países africanos.
LOS LOGROS EN LA CUMBRE
En Durban, los Brics anunciaron que ya han decidido
crear una institución financiera para el desarrollo, que competirá con las
instituciones de Bretton Woods. Para China, debería tener su prioridad respecto
en el desarrollo de África. Para los demás, no necesariamente. Aunque se habla
de un capital inicial de 50 billones de dólares, todavía no hay decisión final
sobre ello. Ni tampoco sobre cómo se harán los aportes, ni dónde tendrá su sede
la entidad que -queda visto- sigue en el "tablero de dibujo".
A ello se sumó la constitución de un
"pool" de divisas para que los Brics puedan enfrentar con mayor
holgura las eventuales crisis de liquidez que, de pronto, pudieran sobrevenir
en un mundo todavía frágil.
Como suele suceder en las cumbres, también hay
avances bilaterales. El más importante de los cuales en Durban fue el acuerdo
alcanzado entre China y Brasil en función del cual se acordó un mecanismo
trianual de "swap" de sus monedas nacionales, como
"colchón" para el supuesto de problemas cambiarios. El intercambio
comercial entre ambos gigantes es ya del orden de los 75 billones de dólares
anuales. Brasil vende a China materias primas (fundamentalmente mineral de
hierro) y China exporta a Brasil electrónica y maquinaria.
UNA MARCHA CON POCA CONCERTACIÓN EXTERNA
Por el momento no hay coordinación entre las
políticas exteriores de los miembros. Tampoco en materia económica. Por esto,
no pudieron, por ejemplo, influir en las recientes designaciones de los
principales funcionarios del FMI y del Banco Mundial. Aunque lo cierto es que,
en Durban expresaron un tibio parecer común a favor de una resolución de la
crisis siria sin interferencias externas. Pero no aceptaron la invitación
formulada por Bashar al-Assad para que mediaran en el conflicto.
No han avanzado en su objetivo de
influir decisivamente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
Más grave aún -más allá de las constantes
declamaciones- no han avanzado en su objetivo de influir decisivamente en el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al que Brasil, la India y
Sudáfrica aspiran poder ingresar de modo permanente, aunque todavía no haya
consenso internacional en ese sentido.
No obstante, lo cierto es que tanto Brasil como la
India han permitido asombrosamente que, en los últimos dos años, los miembros
permanentes del Consejo de Seguridad hayan agregado -a la manera de grave hecho
consumado- un nuevo privilegio a los que ya tienen respecto del funcionamiento
del organismo.
Me refiero a
la creación de la categoría -absolutamente inédita- de los "penholders",
que reserva para quienes la tienen nada menos que todo lo que tiene que ver con
la confección y redacción material de los proyectos de resolución referidos a
la agenda del Consejo. Sólo un "penholder" puede escribir sobre el
tema, que así ha quedado insólitamente reservado para él, sin sustento
normativo alguno. Esto demuestra que, más allá de las declamaciones, no hay -ni
en Brasil, ni en la India- voluntad seria de asumir las responsabilidades que
sus ambiciones suponen. Ni de confrontar con nadie por eso..
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