POR SILVIA NAISHTAT
Lo dijo Capitanich en la conferencia de la UIA. También afirmó que hay
conversaciones con el Banco Mundial, el BID y la CAF, así como con China, Rusia
y Corea. Todas apuntan a recomponer el nivel de las reservas del BCRA.
Discurso. El presidente de la UIA
habla en la conferencia. Al lado, los ministros Barañao y Giorgi. ALFREDO
MARTÍNEZ
04/12/13
Jorge Capitanich
fue el único que utilizó el helipuerto del Sofitel de Cardales ayer al mediodía
para un discurso de media hora. La definiciones del jefe de Gabinete sobre el
inicio de negociaciones con el Club de París y otras en paralelo por fondos con
el Banco Mundial, el BID y la Corporación Andina de Fomento (CAF) no
desilusionaron a quienes toman decisiones económicas. Era el cierre de la
Conferencia Industrial, organizada por la UIA, y en primera fila lo escuchaban
los presidentes de las principales cámaras empresarias, como no sucedía desde
hace tiempo. Allí estaban Jaime Campos de la Asociación Empresaria Argentina,
Gustavo Weiss (Construcción), los banqueros Jorge Brito y Claudio Cesáreo,
Eduardo Eurnekián (Comercio) y los ruralistas Luis Etchevehere y Eduardo Buzzi.
“Hay un proceso de
negociación con el Club de París”, anunció Capitanich en el que
fue el primer reconocimiento oficial de esta nueva etapa del Gobierno. Cristina
firmó un decreto en 2008 y nunca se concretó una salida para la deuda impaga
desde 2002 que, con los intereses, suma US$ 10.000 millones. Capitanich aclaró
que “como indica la Constitución, cualquier arreglo pasará por el
Congreso”.
Y recalcó que el
Gobierno busca “un tipo de cambio real efectivo competitivo a largo
plazo.
Hemos elegido la
herramienta de la flotación administrada”, indicó en lo que se leyó
como un sendero hacia un dólar más alto. Anticipó que buscan US$ 450
millones de la CAF y recursos de los gobiernos de Rusia, Corea y China para
obra pública. En Cardales se interpretó como un intento de ingreso de dólares
que frene la actual sangría de reservas.
Aunque varias veces
mencionó a Cristina Kirchner, Capitanich no solo habló con el tono que utilizan
los presidentes. También parecía referirse a otro modelo económico.
Así, mencionó “debemos ir de una economía cerrada a una más abierta e
integrada estructuralmente al mundo”, como dando por sepultado el vivir con
lo nuestro que motorizó numerosas medidas.
Reconoció una caída
de la inversión al señalar que “2011 era de 24% del PBI y actualmente es de
22,6%”. Y tal vez para no desentonar, el jefe de Gabinete evitó mencionar la
inflación pero encontró un atajo: “Hay que resolver el estrangulamiento de
sectores y de precios con más oferta. La inversión debe dejar de lado una mera
búsqueda de beneficio de corto plazo”, concluyó en lo que pareció el único
reproche a los industriales.
Minutos antes había
hablado el presidente de la UIA Héctor Méndez que reclamó al Gobierno
diálogo, medidas para mejorar la competitividad y “un sistema impositivo que
premie la inversión”. Méndez recordó que las inversiones “se
concretan cuando existen condiciones de rentabilidad y cuando el comercio
exterior se gestiona de manera inteligente”, en lo que fue recriminación a la
política del recién eyectado Guillermo Moreno.
En el auditorio
hubo aplausos. Aún, de aquellos empresarios que saben de memoria cómo son las
crisis en la Argentina y conocen el desenlace.
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