El gigante asiático quiere más mercado. Todo
apunta hacia América Latina, que pretende compensar la ralentización
estadounidense y europea.
ÁLVARO
MURILLO San José
(Costa Rica)
La presidenta costarricense Laura Chinchilla y el vicepresidente del Consejo para la Promoción del Comercio Internacional de China, Yu Ping / JEFFREY ARGUEDAS (EFE)
El nuevo
empujón de China hacia
la apertura económica y las ideas de mercado se dirige a América Latina y, con
especial énfasis, a hombros de la empresa privada a ambos lados del Pacífico.
Todo ha quedado explícito en la VII Cumbre Empresarial China, América Latina y
el Caribe que se realizó esta semana, por primera vez en el istmo
centroamericano y dos semanas después de las reformas anunciadas por Pekín en
el Tercer Pleno del 18° Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh).
Unos 800
empresarios chinos y latinoamericanos, interesados en el entusiasta crecimiento
del comercio bilateral en este siglo —se
multiplicó por 21 entre 2000 y 20012— celebraron su encuentro en San José
a tono con el mensaje que trajo Wang Quinmin, vicepresidente de la Conferencia
Consultiva Política del Pueblo Chino, órgano asesor del PCCh. “En la ampliación
de la apertura es donde reside el potencial del comercio entre ambos lados”,
declaró Wang antes de proponer trazar entre China y América la “ruta de la seda
marítima del siglo XXI”.
Con las
economías frenadas de Estados Unidos y la Unión Europea,
China no quiere dejar espacios vacíos. El plan es consolidar un “círculo
empresarial” basado en una plataforma que ya cuenta con tres tratados de libre
comercio (TLC) bilaterales firmados y vigentes de Pekín conChile, con Perú y
con Costa Rica. La sede de la cumbre fue este país,con el que
estableció relaciones diplomáticas en 2007 y desde entonces sirve como base
diplomática centroamericana para el gobierno chino, que no cesa de abrir camino
para sus empresas privadas en el centro del continente.
Más de
1.500 reuniones y numerosos proyectos de negocios se impulsaron en la cumbre,
según la ministra de Comercio Exterior de Costa Rica, Anabel
González, consciente de que los encuentros en esta ocasión tuvieron
el impulso de los trascendentales anuncios del gobierno de Xi Jinping,
abocados a profundizar el crecimiento basado en la liberación del mercado por
la ruta reformista que orientó en 1978Deng Xiaoping, tras los años de encierro
político y comercial en la China de Mao Zedong.
China
quiere más mercado y los astros parecen alinearse en dirección a América
Latina, que también pretende compensar los espacios desocupados por la
ralentización estadounidense y europea. “En esta coyuntura internacional, China
es una opción muy valiosa”, resumió González, una de las principales
negociadoras del TLC de Centroamérica con Estados Unidos. La economía en este
lado del Pacífico tampoco se preocupa demasiado por el color del gato, usando
la famosa parábola de Deng.
“Es una
relación joven, pero con mucho potencial”, añadió González sobre los negocios
de empresas chinas con las de Latinoamérica, una región cuyas expectativas de
crecimiento económica son ahora cautelosas después de una década en que duplicó
el crecimiento de los 80 y los 90. La primera década del siglo XXI resultó
favorable para el subcontinente, un lapso que coincide con la escalada en el
intercambio comercial con China, que pasó de 12.000 millones de dólares en el
año 2000 a 250.000 millones de dólares en el año 2012, según las cifras
mencionadas durante la cumbre. Ahora es el segundo socio comercial de la
región, detrás de Estados Unidos.
“Vamos a
orientar a las empresas a actualizar paulatinamente su cadena productiva,
explotar nuevos mercados y mejorar el valor añadido de sus productos mediante
la ampliación de inversiones (…) China y América Latina deben perseverar en el
principio de apertura”, pronunció Wang antes de concretar más la táctica: “es preciso
reforzar la auto restricción a la hora de recurrir a medidas que restrinjan la
normal competencia del mercado”. O sea, dejémoslo ser.
China, el
tercer país origen de inversión extranjera en el mundo,pretende
cultivar más en América Latina, a
pesar de las carencias que esta región arrastra en su infraestructura. En la
mira está el sector de telecomunicaciones y energías hidráulicas, además del
transporte aéreo y marítimo, con especial énfasis en logística. González agregó
la manufactura y la agroindustria, como señales de que “la inversión china se
ha ido diversificando más allá de la explotación de recursos naturales”.
“China
simplificará los trámites de aprobación administrativa, ampliará los incentivos
y las orientaciones para impulsar más compañías chinas a salir al exterior”,
prometió Wang. En frente, el público sabía que, pese la decidida apuesta por
liberalizar las inversiones, los empresarios chinos siguen en buena medida la
dirección que apunte el índice del Estado chino.
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