En dos años la integración de México, Chile,
Colombia y Perú, se ha erigido en alternativa comercial y de inversión a
Mercosur, Unasur y Brasil.
EVA SAIZ Ciudad
de Panamá
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, saluda al de Panamá, Ricardo Martinelli. /ALEJANDRO ERNESTO (EFE)
La sólida
y exitosa integración económica y comercial que ha fraguado la Alianza del Pacífico en sus poco más de dos años de vida,
ha suscitado los elogios y la atención de la comunidad internacional. En este
tiempo, sus cuatro países fundadores, Chile, Colombia, México y Perú, han
sentando las bases de un potente bloque económico que se ha erigido en el motor
del desarrollo de América Latina, eclipsando con su pujanza a otras iniciativas
políticas y económicas, como Mercosur o Unasur.
En la
Cumbre Iberoamericana de Panamá, ese músculo se ha hecho mucho más evidente,
toda vez que los principales líderes de los otros grupos regionales que forman
el complejo mosaico político y económico de América Latina –Argentina, Brasil,
Uruguay, Bolivia o Venezuela, en el caso de Mercosur, o Venezuela, Bolivia,
Ecuador y Cuba, en el del ALBA- han decidido
ausentarse en esta edición. Por
el contrario, la mitad los integrantes de la Alianza, cuyos presidentes –salvo
Sebastián Piñera, de Chile y Ollanta Humala, de Perú que canceló su visita el
mismo viernes-, Enrique Peña Nieto, por México, y José Manuel Santos, por
Colombia, sí han acudido al encuentro, dando mayor visibilidad al vigor de su
iniciativa.
Chile, Colombia, México y Perú, han sentado
las bases de un potente bloque económico que se ha erigido en el motor del
desarrollo de América Latina
Estaba
previsto que todos ellos intervinieran este viernes en un acto sobre el impacto
de la Alianza del Pacífico en América Latina, pero, finalmente, sólo asistieron
los presidentes de Costa Rica, Laura Chinchilla, -que se integrará en breve-,
el de Panamá, Ricardo Martinelli –que aspira a hacerlo en el futuro-, y el de
España, Mariano Rajoy. Por México intervino el ministro de Economía, Ildefonso
Guajardo, y por Chile, Perú y Colombia, sus respectivos cancilleres.
La
Alianza del Pacífico se ha erigido en una alternativa comercial y de inversión
a Mercosur, Unasur e incluso Brasil, alentando una rivalidad que va más allá de
la mera diputa por el dominio de los mercados para afianzarse en el terreno
político económico de la región en el que se enfrentan dos modelos, el
orientado al libre comercio, de la Alianza, y el más proteccionista e
ideologizado, de Mercosur.
“Cualquiera
que quiera ingresar en esta organización puede hacerlo, basta con que esté de
acuerdo con lo que nosotros estamos de acuerdo y en esto sí que hay
diferencias, porque hay países que, con todo derecho, piensan que el esquema de
desarrollo debe distinto. Pero bueno, ya dirá el tiempo quién tiene razón”,
señala a EL PAÍS, el ministro de Relaciones Exteriores chileno, Alfredo Moreno.
Para muchos, la Alianza es el instrumento
con el que México, la segunda economía latinoamericana, pretende contrarrestar
la influencia de Brasil
Los datos
macroeconómicos parecen dar la razón al modelo por el que ha apostado la
Alianza. De acuerdo con la Comisión
Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal), los cuatro
integrantes de la Alianza Pacífico crecieron en 2012 una media del 5%, mientras
que Mercosur registró un aumento medio del PIB del 2,9%. El intercambio
comercial dentro de la Alianza se incrementó en un 1,3%, mientras que en
Mercosur cayó en un 9,4%.
La falta
de avances de Mercosur y las diferencias en asuntos como la liberación de
bienes y servicios ha estancado a este bloque regional, pese a que, a priori,
las afinidades políticas entre sus integrantes, todos Gobiernos de izquierda o
centro izquierda, son mayores que las de los países de la Alianza del Pacífico,
que abarcan un heterogéneo espectro que va desde las posiciones conservadoras
de los Ejecutivos de Piñera y Santos, hasta la más socialdemócrata del de
Humala.
Aunque
desde la Alianza se insiste a que este bloque no ha nacido como contrapeso de
ningún otro, en la cumbre
de Cali (Colombia) de mayo de este año, en la que anunció la
eliminación del 90% de los aranceles entre sus países miembros, los
organizadores compararon los datos de crecimiento y población de la Alianza con
los de Brasil -210 millones de personas, 38% de la población de la región,
frente a los 195 millones de brasileños, el 35%; el PIB de los cuatro países de
la Alianza supone el 35% de América Latina y el de Brasil representa el 45%-.
Para muchos, la Alianza es el instrumento con el que México, la segunda
economía latinoamericana, pretende contrarrestar la influencia de Brasil.
Cualquiera que quiera ingresar en esta organización puede hacerlo,
basta con que esté de acuerdo con lo que nosotros estamos de acuerdo y en esto
sí que hay diferencias, porque hay países que, con todo derecho, piensan que el
esquema de desarrollo debe distinto"
Alfredo Moreno
La presidenta Chinchilla también ahondó en las diferencias
políticas que separan a la Alianza de otros grupos regionales. “La Alianza no
abraza políticas proteccionistas, ni chivos expiatorios, sólo fomentar la
competitividad de la economía”, señaló.
Estados
Unidos no ha escondido su admiración por el éxito de la Alianza del Pacífico.
El presidente Barack Obama ha elogiado su modelo de integración en los
encuentros con el presidente de Perú y de Chile en
el Despacho Oval y
tampoco es casual que sus viajes a la región hayan tenido como punto de destino
México y Costa Rica.
Este
interés de EE UU, uno de los principales socios de los países de la Alianza con
los que mantiene sendos tratados de libre comercio, ha suscitado los recelos de
algunos mandatarios, en especial de los integrantes del ALBA, que han visto en
esta nueva integración una amenaza económica e ideológica. El presidente de
Ecuador, Rafael Correa, señaló este verano que mientras él esté al frente de su
país, “no entraría en ninguna de esas aventuras neoliberales”. La semana
pasada, el presidente boliviano, Evo Morales, denunció que la Alianza era
“parte de una conspiración gestada desde el norte para la división Unasur”.
“Tenemos
la certeza de que la opinión de los cuatro países que integran la Alianza
unidos va a ser una opinión que va a tener mucho más peso e influencia en el
escenario económico internacional”, señaló en una
entrevista a este diario el
ministro de Economía colombiano, Mauricio Cárdenas. Los líderes de este nuevo
bloque presentan con orgullo el éxito de su integración donde quiera que van, a
finales de septiembre enun acto con
más de 200 inversores estadounidenses en Nueva York,este fin de
semana en la Cumbre Iberoamericana. La Alianza del Pacífico ha generado grandes
expectativas en la región y parece claro que, con permiso de Brasil, está
llamada a ser el motor del desarrollo de América Latina. El riesgo es que la
desaceleración que prevé el FMI para la región no acabe frustrando esas
ilusiones.
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