El consumo de la clase media de Asia Pacifico va a
llegar al 70% del consumo de la clase media mundial en 2050 con un crecimiento
espectacular porque que en 2000 la participación era sólo de 20%. En Occidente,
en cambio, la suma de Europa y América del Norte que en ese año tenía el 70 %
del total del consumo mundial de ese sector, va llegar en 2050 con sólo el 18%.
Nos despedimos, con tristeza, del dominio de Occidente en materia económica y
también de su liderazgo internacional que ya ha ido decayendo y continuará
deteriorándose aún más.
El Consumo de la clase media por
áreas geográficas
El consumo mundial ha estado liderado básicamente
por el de las clases medias que han sido la clave para entender la fuerza de la
demanda y del liderazgo planetario. En los últimos tres siglos, el consumo ha
estado dominado por Europa y a partir de 1800, con el agregado de los Estados
Unidos y otros países, se conformó lo que resumidamente llamamos Occidente.
Esta región predominó en la generación del PIB mundial sobre todo después de la
Revolución Industrial. Lo mismo podemos decir del liderazgo político y militar,
que está muy relacionado con el poderío económico.
Occidente se anquilosó y perdió el dinamismo
original por lo cual no puede seguir creciendo como antes. Para convencernos
basta con ver las idas y venidas de los Estados Unidos en materia de techo de
deuda y aprobación de un mayor gasto público que han tenido paralizada a una
buena parte de la administración pública. La deuda de este país no es más AAA,
sino que ha sido degradada por las agencias de calificación. La deuda bruta
federal, que es la que hay que tomar para entender lo que pasa con el gasto y a
la que debe sumarse la deuda de los Estados y los Municipios, ya supera significativamente
al 100% del PIB -más de 60% se considera muy peligroso.
Occidente
se anquilosó y perdió el dinamismo original por lo cual no puede seguir
creciendo como antes
Los problemas de Europa son otro ejemplo de las
exageraciones del estatismo occidental y de su democracia burocratizada. El
Estado Benefactor debe garantizar "la felicidad de todos" con
"el trabajo de los otros".
Tampoco en América latina y Central estamos bien,
pues la gestión gubernamental en casi todos los países es de baja calidad y
además ninguna de ellas prioriza la inversión. Se insiste en el consumo
inmediato para conquistar el voto de la gente y lograr meramente su simpatía
política, pero eso en el mediano y largo plazo es contraproducente, como
trataba de explicarlo, incluso a los niños, la fábula de la hormiga y la
cigarra. Por lo tanto, el consumo de nuestras clases medias pasará del 6,15%
del mundo en el año 2000 al 5,57% en 2050. O sea, favoreciendo el consumo sin
mayor inversión, vamos a tener en definitiva menor consumo para las próximas
generaciones.
En el Mercosur las cosas no están mejor: La tasa de
inversión en Brasil está en el bajísimo 18% y en la Argentina alrededor de 21%
cuando en China es de 47% del PIB. Con esas tasas de inversión pequeñas, no se
puede crecer mucho en el largo plazo y las frustraciones nos alcanzan cada
tanto, cíclicamente.
Occidente ha dado al mundo la confianza en la razón
para entender el universo y la ha aplicado también en la innovación de la
producción, lo que ha generado una enorme mejora económica y social en los
últimos 200 años. La mortalidad infantil ha bajado del 30 % de los niños
nacidos vivos, cerca de 1750, a menos del 1% en esta región y también esta
relación ha bajado en el mundo entero. Las enfermedades se han controlado y
como resultado la esperanza de vida al nacer, que estaba debajo de los 50 años
antes de 1900, ahora se ubica cerca de los 80 años, señal de que la ventajas
económicas se han distribuido en el conjunto de la población mundial y no solo
beneficiaron a unos pocos ricos o poderosos.
Según Rodney Stark, en The
Victory of Reason: How Christianity, Freedom, and Capitalism Led to Western
Success (New
York: Random House. 2005), el cristianismo, con su optimismo sobre el
poder de la razón para entender a Dios y al mundo, triunfó sobre los
desarrollos de otras regiones donde predominaron otras religiones para las
cuales el mundo y Dios era algo dado, establecido e inmodificable donde las
verdades estaban escritas en el Cielo y había que aceptarlas para ser un buen
fiel.
Se
insiste en el consumo inmediato para conquistar el voto de la gente y lograr
meramente su simpatía política, pero eso en el mediano y largo plazo es
contraproducente
El cristianismo fue el fundador de lugares para la
discusión, es decir, las universidades (Paris, Oxford, Bologna, Toulouse y
muchas otras) donde se podían debatir las ideas y se lograron avances en las
ciencias especulativas y las aplicadas que fructificaron, finalmente, en la
aplicación científica a la producción, la que pudo multiplicarse en forma
exponencial. No es que no hubiera habido inventos a lo largo de la historia del
hombre, pero esta vez fue muy diferente e integró a toda la población en forma
progresiva en una evolución que mereció muchas críticas, pero cuyos resultados
están a la vista de todos. Esta evolución es más compleja, a la que deben
agregarse la mayor libertad de la población en esa región y un desarrollo de
las fuerzas productivas más elevado, pero señalo sólo un rasgo por razones de
espacio.
Hoy, a los dirigentes de la zona del Euro les
cuesta reconocer sus orígenes, han perdido sus raíces y están debilitadas sus
capacidades para generar un proyecto que entusiasme verdaderamente a sus
pobladores. En los próximos 17 años, para el 2030, la clase media europea va a
disminuir en unos 23 millones de personas, mientras que en Asia Pacifico la
misma va aumentar en 1488 millones de personas. Es una mezcla de mayor
crecimiento de la población y mayor progreso económico, que llevará a una clase
media de 3228 millones en 2030, en Asia Pacifico, mientras que en Europa bajará
a un total de 688 millones de personas para ese año.
La inversión mucho más alta en Asia-Pacifico que en
Occidente y la adopción de la innovación y la calidad tomadas de Europa y los
Estados Unidos son las claves fundamentales para entender estos cambios económicos,
que también tendrán su influencia en las relaciones geopolíticas. Tendremos que
comprenderlas para poder desarrollar una estrategia exitosa de largo plazo.
Nuestro país
está diseñado para venderle a Occidente, todo va a parar a Buenos Aires, a los
puertos que dan al Atlántico. Hasta la Capital responde a esta lógica. El
futuro estará en el Pacifico, tendremos que dar vuelta el país como una media y
reorientarnos en el nuevo mundo que viene. Insistir en lo que no crece es
posible, pero puede brindar resultados poco alentadores aunque pongamos mucho
esfuerzo de nuestra parte. Es un buen momento para pensar "a dónde ir y
cómo llegar", es decir, tener una estrategia de largo plazo..
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