EE UU necesita un
pacto antes de la media noche para evitar el impago de la deuda.
CRISTINA
F. PEREDA / EVA SAIZ Washington
El senador Ted Cruz responde a la prensa en el Capitolio. / ANDREW BURTON (AFP)
El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, ha aceptado
a primera hora de la tarde de este miércoles el acuerdo bipartito del Senado
para elevar el límite de la deuda y terminar con la parálisis de la
Administración que ya se ha prolongado durante 16 días. Después de un esfuerzo
denostado por impedir que la Cámara de Representantes votara cualquier tipo de
compromiso que pudiera venir del otro lado del Capitolio, las palabras de
Boehner hacen pensar en que el pacto será sometido a votación antes de que
finalice el día, la fecha límite fijada por el Departamento del Tesoro para que
Estados Unidos entre en suspensión de pagos.
"Bloquear el acuerdo bipartito alcanzado hoy por los miembros del
Senado no es la táctica que debemos emplear", ha señalado Boehner a través de un
comunicado. "Además del riesgo de una suspensión de pagos,
oponerse supondría abrir la puerta a la mayoría republicana en Washington que
quiere elevar los impuestos y deshacer los recortes que ya pactamos en
2011", se justifica.
El presidente de la Cámara, que ha liderado una cruzada para impedir que
en las negociaciones para acabar con la crisis fiscal se impusiera la visión de
la Casa Blanca, llegando a elevar el tono beligerante aludiendo a la negativa
de los republicanos a "rendirse", ha dado su brazo a torcer. Minutos
antes de emitir la nota de prensa, reconocía ante una emisora de radio su
derrota en la lucha por el presupuesto. "Dimos la batalla correcta, pero hemos perdido".
Los líderes demócrata y republicano del Senado de Estados Unidos
anunciaron un acuerdo este miércoles para reabrir la administración y extender los presupuestos federales
hasta el próximo mes de enero. El pacto, todavía pendiente de
votación en ambas Cámaras, evitaría la amenaza de la suspensión de pagos, una medida sin precedentes en la historia de la nación.
"Este compromiso va a otorgar a
nuestra economía la estabilidad que necesita de manera desesperada. Nunca ha
sido fácil para las dos partes llegar a un consenso. En muchas ocasiones ha
sido duro, pero esta ver lo ha sido de verdad", ha reconocido el senador
demócrata, Harry Reid. El principal negociador quien ha advertido que el país
estaba al "límite de un desastre", pero que, finalmente
"los adversarios políticos han dejado de lado sus diferencias y
desacuerdos para impedir ese desastre".
La Casa Blanca afirmó esta tarde que el presidente, Barack Obama, confía
en que el acuerdo bipartito del Senado logre terminar con la parálisis del
Gobierno y evitar que el país entre en suspensión de pagos. Aún así, según el
portavoz Jay Carney, no confían al 100% en que el pacto reciba el respaldo del
Congreso. "Simplemente estamos aplaudiendo el esfuerzo de los
senadores", ha indicado Carney.
A lo largo de la mañana, diversas fuentes parlamentarias adelantaron que
la primera votación del acuerdo se celebraría en la Cámara de Representantes, a
pesar de que el texto ha sido elaborado en el Senado. Esta decisión obedece a
las reglas de procedimiento de la Cámara de Representantes, de manera que no
haya que esperar 30 horas entre un voto y otro. De salir adelante, el acuerdo
sería enviado de vuelta al Senado para su ratificación y posterior firma por el
presidente.
El principio de acuerdo plantea la extensión de los presupuestos
federales hasta el 15 de enero del año próximo, así como ampliar el límite de
la deuda hasta el 7 de febrero, cumpliendo con dos requisitos impuestos por la
Casa Blanca. La Administración Obama también habría conseguido una tercera
condición, la de no retrasar ni modificar la reforma sanitaria aprobada en
2010.
Esta concesión supone una derrota para los republicanos. “Nos
encontramos unas migajas y al final hemos dejado una comida completa sobre la
mesa”, concedió el senador republicano Lindsey Graham. “Han sido dos semanas
realmente malas para el Partido Republicano.
El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell,
principal negociador de las filas conservadoras, declaró tras el anuncio del
acuerdo que ha luchado por sus compañeros y que "se ha conseguido recortar
el gasto", como pretendía el Partido Republicano.
El senador McConnell se ha visto obligado a contrarrestar en el Senado
la estrategia de sus compañeros de la Cámara, presionados por miembros del Tea
Party como Ted Cruz. Éste, convertido en uno de los grandes derrotados de la
jornada, aseguró que "el Senado se niega a escuchar al pueblo americano”,
pero que no se plantea bloquear el acuerdo alcanzado a pesar de que votará en
su contra.
Las conversaciones, muy similares a las que pusieron a EE UU al borde de
la suspensión de pagos en el verano de 2011 y diciembre de 2012, giran en torno
al límite de endeudamiento del gobierno federal, el presupuesto -el Congreso no
ha aprobado ninguno de los propuestos por Obama desde que llegara a la Casa
Blanca- y la financiación de determinados programas sociales.
En esta última ronda de negociaciones, la facción más conservadora del
Partido Republicano, el Tea Party, ha logrado condicionar cualquier pacto a que
se aprueben cambios en diversas leyes afectadas por la reforma sanitaria,
conocida ya como Obamacare. El presidente se ha negado hasta ahora a negociar
cualquier propuesta que incluya estos cambios, forzando a los legisladores a
buscar otras soluciones.
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