El presidente terminó de tomar su decisión tras una
larga caminata con Denis McDonough.
Obama nombró a McDonough en su cargo en enero pasado. Foto: Archivo / NYT
WASHINGTON.- Muchos hablan de ella como
"la caminata de la decisión". Se refieren al paseo de
casi una hora que Barack Obama dio por
los jardines de la Casa Blanca poco antes de sorprender a
propios y extraños con que postergaba un ataque a Siria hasta que decidiera el
Congreso.
Obama no estuvo solo durante esos 45 minutos de
profunda reflexión. A su lado marchaba una sola persona cuyo nombre, si bien
casi nunca sale en los titulares, parece tener más llegada al presidente en
materia de política exterior que su consejera personal en la materia, Susan
Rice, y que su secretario de Estado, John Kerry.
Se trata de Denis McDonough, que ocupa en la Casa
Blanca un cargo que podría asimilarse al de jefe de gabinete. Es el brazo
ejecutor de las decisiones del presidente en todas las áreas.
McDonough no es hoy famoso. Pero entre quienes
siguen la actividad presidencial hay muchos que creen que lo será y mucho si la
arriesgada maniobra en la que se embarcó con su jefe sale medianamente bien.
Aunque eso está lejos de saberse, todavía.
"Un obamista de manual." Así definió
Joshua Keating al hombre en cuestión, en un perfil para la reconocida Foreign Policy.
Otros afirman que fue él también el que estuvo con
Obama antes de las decisiones en cuestiones tan delicadas como la anunciada
retirada de Irak, la reducción de tropas en Afganistán y parte del manejo de la
crisis que desató el ataque terrorista al consulado norteamericano en la ciudad
libia de Benghazi.
Es un cuadro interesante para la Argentina: se
trata de una de las personas dentro del elenco presidencial y el círculo íntimo
de la Casa Blanca que más conoce de América latina, según se indicó a LA
NACION.
De sólo 43 años, no proviene de la "tribu de
Chicago", como buena parte de los hombres de confianza del presidente. Sin
embargo, los años que lleva con él, desde que lo ayudaba a preparar los
discursos durante la campaña electoral de 2007, le valieron un mismo resultado:
hoy tiene tantas o más canas prematuras como su jefe.
Desde la noche del viernes pasado, sin embargo,
parece sometido a más exposición ante los círculos de poder de esta ciudad, a
la luz del protagonismo que tuvo en el momento en que el presiente adoptó uno
de los giros más audaces e inciertos de su gestión.
McDonough posiblemente ponga un sello a su paso por
la presidencia, aporte al destino del sangriento presente que vive Siria y
defina, en buena medida, la estabilidad de una de las regiones más complejas
del planeta.
Al reconstruir la forma y el momento en que se
definió el inesperado curso de acción, varias fuentes coinciden en lo mismo.
Esto es, durante la tarde del viernes, el presidente había llegado a la
conclusión de que no había más opción que la intervención militar. Pero tampoco
había duda de que no le entusiasmaba, algo que se delataba no sólo en sus
palabras sino también en su lenguaje corporal.
"Durante toda la semana, sin embargo, había
dado vueltas a la idea de sumar al Congreso", dijeron fuentes de la Casa
Blanca. Es posible que el revés sufrido el martes pasado por el británico David
Cameron, a quien el Parlamento le negó autorización, haya pesado en su ánimo.
El elenco presidencial con acceso a las decisiones
sobre Siria terminó el viernes con la convicción de que la opción militar era
inminente. Fue entonces en que la reconstrucción de esas horas sitúa la mentada
"caminata" de reflexión de Obama.
Hacía un calor de locos. El presidente salió a
caminar por los jardines de la Casa Blanca, vigilados siempre por
francotiradores apostados en el techo. Lo acompañaba un solo hombre: Denis
McDonough. Hablaron y hablaron. Y, cuando regresaron, sudorosos, el curso de
acción había cambiado. Pero, para el resto, la noticia no llegaría sino hasta
el mediodía siguiente.
Dicen quienes afirman saber que, desde entonces,
McDonough pasa buena parte de sus horas al teléfono, con comunicaciones dentro
y fuera del país, para sacar adelante la "estrategia presidencial"
más controvertida de Obama.
Su suerte, y
mucho más que eso, va con ella..
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