Majestuoso testimonio de un poder agostado

Majestuoso testimonio de un poder agostado

martes, 3 de septiembre de 2013

Un hombre de bajo perfil, clave en el freno de Obama a la ofensiva



El presidente terminó de tomar su decisión tras una larga caminata con Denis McDonough.



Por Silvia Pisani  | LA NACION


Obama nombró a McDonough en su cargo en enero pasado. Foto: Archivo / NYT

WASHINGTON.- Muchos hablan de ella como "la caminata de la decisión". Se refieren al paseo de casi una hora que Barack Obama dio por los jardines de la Casa Blanca poco antes de sorprender a propios y extraños con que postergaba un ataque a Siria hasta que decidiera el Congreso.
Obama no estuvo solo durante esos 45 minutos de profunda reflexión. A su lado marchaba una sola persona cuyo nombre, si bien casi nunca sale en los titulares, parece tener más llegada al presidente en materia de política exterior que su consejera personal en la materia, Susan Rice, y que su secretario de Estado, John Kerry.
Se trata de Denis McDonough, que ocupa en la Casa Blanca un cargo que podría asimilarse al de jefe de gabinete. Es el brazo ejecutor de las decisiones del presidente en todas las áreas.
McDonough no es hoy famoso. Pero entre quienes siguen la actividad presidencial hay muchos que creen que lo será y mucho si la arriesgada maniobra en la que se embarcó con su jefe sale medianamente bien. Aunque eso está lejos de saberse, todavía.
"Un obamista de manual." Así definió Joshua Keating al hombre en cuestión, en un perfil para la reconocida Foreign Policy.
Otros afirman que fue él también el que estuvo con Obama antes de las decisiones en cuestiones tan delicadas como la anunciada retirada de Irak, la reducción de tropas en Afganistán y parte del manejo de la crisis que desató el ataque terrorista al consulado norteamericano en la ciudad libia de Benghazi.
Es un cuadro interesante para la Argentina: se trata de una de las personas dentro del elenco presidencial y el círculo íntimo de la Casa Blanca que más conoce de América latina, según se indicó a LA NACION.
De sólo 43 años, no proviene de la "tribu de Chicago", como buena parte de los hombres de confianza del presidente. Sin embargo, los años que lleva con él, desde que lo ayudaba a preparar los discursos durante la campaña electoral de 2007, le valieron un mismo resultado: hoy tiene tantas o más canas prematuras como su jefe.
Desde la noche del viernes pasado, sin embargo, parece sometido a más exposición ante los círculos de poder de esta ciudad, a la luz del protagonismo que tuvo en el momento en que el presiente adoptó uno de los giros más audaces e inciertos de su gestión.
McDonough posiblemente ponga un sello a su paso por la presidencia, aporte al destino del sangriento presente que vive Siria y defina, en buena medida, la estabilidad de una de las regiones más complejas del planeta.
Al reconstruir la forma y el momento en que se definió el inesperado curso de acción, varias fuentes coinciden en lo mismo. Esto es, durante la tarde del viernes, el presidente había llegado a la conclusión de que no había más opción que la intervención militar. Pero tampoco había duda de que no le entusiasmaba, algo que se delataba no sólo en sus palabras sino también en su lenguaje corporal.
"Durante toda la semana, sin embargo, había dado vueltas a la idea de sumar al Congreso", dijeron fuentes de la Casa Blanca. Es posible que el revés sufrido el martes pasado por el británico David Cameron, a quien el Parlamento le negó autorización, haya pesado en su ánimo.
El elenco presidencial con acceso a las decisiones sobre Siria terminó el viernes con la convicción de que la opción militar era inminente. Fue entonces en que la reconstrucción de esas horas sitúa la mentada "caminata" de reflexión de Obama.
Hacía un calor de locos. El presidente salió a caminar por los jardines de la Casa Blanca, vigilados siempre por francotiradores apostados en el techo. Lo acompañaba un solo hombre: Denis McDonough. Hablaron y hablaron. Y, cuando regresaron, sudorosos, el curso de acción había cambiado. Pero, para el resto, la noticia no llegaría sino hasta el mediodía siguiente.
Dicen quienes afirman saber que, desde entonces, McDonough pasa buena parte de sus horas al teléfono, con comunicaciones dentro y fuera del país, para sacar adelante la "estrategia presidencial" más controvertida de Obama.
Su suerte, y mucho más que eso, va con ella..


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