Majestuoso testimonio de un poder agostado

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sábado, 9 de febrero de 2013

Dimite la ministra de Educación alemana tras perder su título de doctora por plagio


 

 

Anette Schavan es la segunda ministra despojada de su título

tras el de Defensa.

 

 


JUAN GÓMEZ Berlín 

La canciller Angela Merkel anunció ayer la dimisión de la ministra de Educación, Annette Schavan, cuatro días después de que le fuera revocado su título de doctora por plagios en su tesis. Schavan, democristiana como Merkel (CDU), compareció ante la prensa junto a la canciller, que dijo haber aceptado su renuncia “con pesadumbre”. La exministra volvió a rechazar las acusaciones de plagio, “un duro golpe” para ella. No obstante su recurso legal contra la retirada de su título por parte de la Universidad de Düsseldorf, Schavan dijo haber dimitido “para no perjudicar la institución”. La sustituirá la también democristiana Johanna Wanka, ministra de Ciencia en funciones de Baja Sajonia.
La comparecencia de Merkel y Schavan fue aún más cordial de lo que se esperaba. La canciller y la ministra han sido aliadas firmes en la Unión Demócrata Cristiana y en el Ejecutivo de centroderecha que Merkel preside desde 2009. Dirigiéndose a ella con un “querida Angela”, Schavan agradeció a la canciller su confianza durante los siete años que ha llevado la cartera de Educación. Citó a su mentor político Erwin Teufel: “Primero va el país, luego el partido y después yo misma”. La pérdida de su tesis doctoral no tiene consecuencias penales y está pendiente del recurso legal interpuesto por la exministra, pero Schavan considera que el desprestigio es razón suficiente: “Que una ministra de Educación mantenga un litigio con una universidad supone una carga inadmisible”. El Ministerio, añadió Schavan, “no debe verse perjudicado”.
Es el cuarto ministro obligado a dejar su cargo desde que Merkel formó su segundo Gobierno en 2009. Hace dos años tuvo que dimitir el ministro de Defensa Karl-Theodor zu Guttenberg después de perder su título de doctor. La tesis de Guttenberg era un fraude de principio a fin, con extensos párrafos copiados de artículos periodísticos o de tesis ajenas. Tras enrocarse en el sillón durante semanas con el apoyo del popular diario Bild, la estrella conservadora de los socialcristianos bávaros (CSU) tuvo que irse en medio de la mofa general. Schavan dijo entonces que se avergonzaba “más que en secreto”. Los plagios que le han costado su propio título son menos descarados y extensos que los de Guttenberg, pero estas palabras resonaban ayer en la cancillería berlinesa.
Merkel se juega la reelección en septiembre y ambas democristianas saben que el escándalo sería una rémora para la campaña. Schavan, que tiene 57 años, defendió en 1980 su tesis doctoral en la Universidad de Düsseldorf para concluir sus estudios de letras. No se había licenciado antes, de modo que la pérdida del título la convirtió en una ministra federal de Educación sin más grado que el de bachillerato. La Universidad reexaminó la tesis por una denuncia anónima publicada en un blog. Ven probado que la joven estudiante se apropió “de forma sistemática y premeditada” de contenidos y reflexiones ajenas, vulnerando las reglas del trabajo científico.
Merkel puso en escena una dimisión de terciopelo. La aceptó enfatizando su aprecio y su agradecimiento, acordes con la amistad que se profesan desde hace años. Schavan insistió en su inocencia pero justificó su salida por razones de Estado y de lealtad. Fue un acto de emotividad contenida en el que Merkel se adornó con las virtudes de madurez y coherencia que le suponen sus simpatizantes: a años luz de aquella jefa gélida que destituyó de Medio Ambiente a su pupilo político Norbert Röttgen por fracasar en las elecciones renanas, ayer comparecieron ante la prensa dos amigas de mediana edad que se sacrifican por el bien de Alemania. Está por ver si los votantes admiten semejante cambalache de necesidad por virtud.

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