Fuentes de EE UU
confirman la operación contra un cargamento de armas destinado a Hezbolá.
DAVID
ALANDETE Jerusalén
El cielo de Damasco tras un ataque atribuido a Israel en mayo. / REUTERS
La Fuerza Aérea de Israel atacó el miércoles por la noche dos objetivos
militares en Siria, para destruir armamento sofisticado que iba a ser entregado
a la milicia chiíta libanesa Hezbolá, según han revelado fuentes militares
norteamericanas. En este año ha habido al menos otros cuatro ataques de ese
tipo, todos contra instalaciones militares del régimen de Bachar el Asad, al
que el gobierno de Benjamín Netanyahu ha advertido en el pasado de que no le
permitirá enviar misiles o material bélico similar a Hezbolá, un grupo armado
que controla el gobierno de Líbano y al que Israel considera uno de sus mayores
enemigos en Oriente Próximo.
Dos fueron los objetivos de la Fuerza Aérea de Israel el miércoles en
Siria: la localidad de Snobar Jableh al sur de Latakia, uno de los bastiones
del régimen, y la provincia de Damasco, que ya fue atacada en condiciones
similares en mayo. El gobierno de Israel tiene por costumbre no
comentar sobre este tipo de operaciones en el extranjero y este jueves varias
fuentes gubernamentales y militares evitaron pronunciarse sobre los bombardeos
en Siria. Los medios israelíes, sin embargo, especificaron que los misiles
destruidos eran del modelo tierra-aire SA-8, de fabricación rusa. En enero y
mayo los objetivos fueron envíos de misiles rusos y, también, iraníes.
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El miércoles los medios de Líbano informaron de varias penetraciones de
cazas israelíes en el espacio aéreo de su país, registradas, según testigos,
entre las 13.00 y las 17.00, hora local (una hora menos en la España
peninsular). Según varios testimonios de sirios citados por el grupo opositor
Observatorio Sirio de Derechos Humanos, el bombardeo en Latakia se produjo
pasadas las 19.00. Posteriormente, los principales diarios israelíes se
hicieron eco de las operaciones, insinuando que Israel podía encontrarse tras
ellas. Estos ya habían informado de un posible ataque en julio, en que Israel
podría haber buscado destruir la remesa de misiles atacada ahora.
Oficialmente, el ejecutivo de Netanyahu ha mantenido un escrupuloso
silencio sobre el conflicto civil sirio, que ya dura más de dos años y medio y
que se ha cobrado al menos 100.000 vidas. En enero, tras ganar la reelección,
el primer ministro israelí dijo que sus opciones respecto a ese país vecino
están “entre lo malo y lo peor”, en referencia al régimen de El Asad y a la
creciente presencia de milicias yihadistas en los rangos de la oposición. La
frontera de los territorios ocupados en los Altos del Golán con Siria había
sido una de las más estables de Israel en las pasadas cuatro décadas, hasta que
grupos armados opositores comenzaron a secuestrar soldados de paz de Naciones
Unidas en la zona desmilitarizada y los obuses y morteros comenzaron a caer en
territorio israelí en los pasados meses.
Dada la preferencia del presidente norteamericano, Barack Obama, por
buscar vías diplomáticas tras el supuesto uso de armas químicas por parte de El
Asad y la fragmentación y agotamiento de la oposición armada dentro de Siria,
sólo Israel ha logrado infligir un daño claro a Damasco con los ataques del
miércoles y los pasados meses. Su mensaje a los gobernantes sirios es claro: no
permitirá que armamento de Siria o enviado por Irán acabe en manos de Hezbolá,
una milicia con la que mantuvo su última guerra en 2006. El propio presidente
sirio admitió recientemente que su arsenal de armas químicas, del que ahora se
está librando, estaba pensado como arma disuasoria contra Israel. “Ahora tenemos
armas más importantes y sofisticadas”, dijo el mes pasado. “Podríamos cegar a
Israel en un instante”.
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