La manipulación del coste de la vida desvirtúa los
datos.
Una manifestación en Buenos Aires. / NATACHA PISARENKO (AP)
La
reducción de la pobreza ha sido uno de los méritos en diez años de gobiernos
kirchneristas en Argentina, aniversario que se cumplirá el próximo 25 de mayo.
Sin embargo, la subestimación de la cantidad de pobres por parte del Instituto
Nacional de Estadística y Censos (INDEC) oscurece los logros. A finales de
abril, el INDEC informó de que la pobreza afectaba a solo el 5,4% de los
argentinos y la indigencia, es decir, aquellos pobres que ni siquiera tienen
los ingresos suficientes para comprar la comida básica, era de apenas
el 1,5% en 2012. Algunos
periódicos comentaron irónicamente que Argentina se encontraba a la altura de
Alemania.
Ni
siquiera el ala kirchnerista de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA)
cree en los datos difundidos por el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner,
que llega a esas conclusiones porque se basa en las cifras
subestimadas de inflación. El
Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) de la CTA
calcula que la pobreza y la indigencia bajaron, como dice el INDEC, pero al
19,9% y al 4,3%, respectivamente. Esto supone un descenso de 1,5 puntos
porcentuales respecto desde 2011, pese a la fuerte desaceleración del
crecimiento económico (del 7% al 1%) y la elevada inflación (23%) y gracias a
que el desempleo apenas subió (del 7,2% al 7,3%) y los ingresos de los
trabajadores, según sus cálculos, subieron por encima de los precios.
El
investigador Mariano Barrera, de CIFRA-CTA, explica la diferencia con el INDEC
en el hecho de que él toma como referencia el índice de precios al consumidor
(IPC) que elaboran nueve provincias, la mayoría de ellas gobernadas por
kirchneristas, “porque refleja mejor” la inflación que el del Gobierno de Fernández.
“Hay varios logros que empiezan a ser cuestionados socialmente porque está
cuestionado lo que refleja el INDEC”, lamenta Barrera. Cuando Néstor Kirchner
asumió el poder en 2003, la mitad de los argentinos era pobre y un cuarto de
ellos pasaba hambre.
Todos los
analistas están de acuerdo en la drástica reducción de la carestía en los
últimos 10 años, pero algunos centros de estudios reflejan una subida de la
cifra de pobres en 2012. El investigador Agustín Salvia, que dirige una
encuesta de ingresos en la Universidad Católica Argentina (UCA), considera que
la pobreza subió al 24,5%, unos 1,5 puntos por encima de 2011, por la presunta
retracción del mercado laboral informal y su consiguiente impacto en las
remuneraciones. Salvia, que también investiga en el Instituto Gino Germani de
la Universidad de Buenos Aires (UBA), calcula que los empleados y trabajadores
por cuenta propia de la economía sumergida representan el 45% del total. No
obstante, la encuesta de la UCA destaca que la indigencia cayó al 4,9%, unos
0,6 puntos por debajo de 2011, gracias al aumento de la llamada asignación
universal por hijo, que reciben los parados y trabajadores informales desde
2009.
Basada en
los datos del INDEC, Fernández destacó el mes pasado que en la humilde ciudad
de La Rioja (noroeste de Argentina) había bajado la pobreza al 2,7% y la
indigencia, al 0,1%. Sus declaraciones provocaron la reacción del alcalde de La
Rioja, Ricardo Quintela, que hasta hace poco se identificaba con el
kirchnerismo: “Decir que en La Rioja hay 0,1% de indigencia me parece una
barbaridad. Si fuera del 0,1%, existirían 360 personas indigentes, y eso es un
absurdo. En este momento yo tengo en la puerta de mi casa 40 o 50 personas
indigentes. Hay mucha gente que necesita mucho”.
“Es
revulsivo que te digan que estamos como Canadá o Suiza”, opina el economista
Federico Muñoz, que calcula que la pobreza se mantuvo prácticamente en el 21,1%
en 2012. “Hubo una reducción de la pobreza en 10 años porque se crearon 3,5
millones de puestos de trabajo, pero desde 2008 solo bajó dos puntos por la
pérdida de la estabilidad de precios”, cuenta Muñoz. Precisamente, la
subestimación del IPC y de la cantidad de pobres e indigentes comenzó en 2007
ante la subida de la inflación. Lo peor de todo es que este mal ejemplo parece
haber contagiado ahora también al Gobierno chileno, que encabeza Sebastián
Piñera, y que también está siendo acusado desde 2012 de manipular estas
variables.
Está
claro que la pobreza ha bajado mucho en tiempos del kirchnerismo, pero hasta el
centro CIFRA-CTA advierte de que disminuye a “menor ritmo” desde 2008 y
considera “importante seguir avanzando en este sentido dado que aún son muchas
las personas que siguen viviendo en condiciones de pobreza”.
En 2002
la cantidad de pobres llegó a afectar al 57% de los argentinos. La discusión
real ahora es si se encuentra por debajo del 20% o 25%. En la década del 90
solo hubo un año en el que descendió por debajo del 20% (en 1993, al 18%) y en
cuatro años fue inferior al 25% (de 1991 a 1994), los mejores tiempos del
fallido modelo neoliberal del Gobierno de Carlos Menem (1989-1999), en el que
la economía crecía, pero también el paro, hasta que todo voló por los aires.
“Hoy no hay estallido social, como en 2001/2002, cuando el desempleo superaba
el 20%, porque ahora estamos en una situación de virtual pleno empleo, y ése es
el principal activo económico del Gobierno frente a las elecciones legislativas
de octubre (próximo). Eso sí: en el último año hubo menos empleo privado y más
empleo público”, comenta Muñoz.
EL PAÍS
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