ENTREVISTA | RICARDO LAGOS
El ex Presidente de
Chile analiza los principales retos de la región, la situación tras la muerte
de Chávez y la transcendencia de Internet para las democracias americanas.
Entre sus citas con la docencia académica en distintas universidades de
América Latina, el expresidente de Chile, Ricardo Lagos, ocupa su
tiempo en reflexionar sobre “la esencia de América Latina”.
La visión que Lagos tiene de la situación en el continente americano es
positiva pero en absoluto complaciente. El ex mandatario chileno compartió sus
impresiones con EL PAÍS en una entrevista que comenzó en octubre del año pasado
en la Universidad de Brown (Rhode
Island), y que se completó telefónicamente desde Chile este mes de marzo.
PREGUNTA.- ¿Cómo ve la situación actual de América Latina?
R.- Creo que la región pasa por un momento estelar. La democracia se
ha consolidado y hace 20 años lo que había eran puras dictaduras. La economía
también está a pleno rendimiento. Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México,
Uruguay, Perú o Costa Rica tienen un ingreso medio por habitante de 15.000
dólares al año, algo que hace que no tengan que depender de ayuda externa. Es
cierto que se puede hablar de una América con dos tipos de crecimiento, uno más
acelerado, en el sur, y otro más ralentizado, en el norte, pero eso también
está cambiando, las decisiones del Gobierno de Enrique Peña Nieto apuntan a esa
dirección.
América Latina
debe afrontar dos grandes retos pendientes. Por un lado, las demandas de la
nueva clase media, que exige mejor educación y mejor sanidad, y, por otro,
resolver la desigualdad de los ingresos"
P.- Pero las desigualdades sociales y económicas todavía son
importantes...
R.- El gran problema es ver qué se hace en aquellos países en los que
los niveles de pobreza son muy grandes. Porque es cierto que en todos ellos hay
una nueva clase media emergente, pero también hay grandes bolsones de pobreza.
P.- ¿Cómo se soluciona eso?
R.- En los últimos años hemos aprendido que podemos derrotar a la
pobreza y que quién sale de ella es muy difícil que vuelva, pero América Latina debe afrontar dos grandes retos
pendientes. Por un lado, las demandas de esa nueva clase media, que
exige mejor educación y mejor sanidad, y, por otro, resolver la desigualdad de
los ingresos. Salvo excepciones, en la mayoría de nuestros países la
distribución de ingresos es la misma antes y después de impuestos. Es necesaria
una reforma tributaria. Un ejemplo son las modificaciones que está
introduciendo Peña Nieto en México.
Es necesaria una
reforma tributaria. Un ejemplo son las modificaciones que está introduciendo
Peña Nieto en México"
P.- Mencionaba antes la importancia de la consolidación de la
democracia en América Latina, pero los informes de organizaciones
internacionales denuncian, de manera insistente, el deterioro de las libertades
públicas y la concentración de poder en países como Ecuador,
Bolivia o Venezuela. ¿Es la protección de los derechos humanos la asignatura
pendiente de la región?
R.- Es muy preocupante el bajo nivel de integración política en la
región y los niveles de desencuentro con la población son muy altos. Cada país
aborda los problemas sociales de manera muy distinta. Un ejemplo de esa
diversidad es la troika que ha ostentado la presidencia de la CELAC(Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños). El hecho de que países tan dispares
como Venezuela, Chile o Cuba hayan ejercido esa presidencia habla de la buena
intención de América Latina, pero también de la dificultad para que los países
que la integran puedan hablar con una sola voz en los foros internacionales.
P.- ¿Qué importancia puede tener la movilización ciudadana y las redes
sociales en la denuncia de la violación de los derechos humanos en América
Latina?
R.- Estamos asistiendo a una nueva ola de tipo tecnológico que va a
terminar con la forma actual de hacer política. Antes, la política empezaba y
terminaba con el dirigente que escribía y mostraba sus propuestas. La
ciudadanía elegía y no pasaba nada hasta las próximas elecciones. Ahora, la
ciudadanía también quiere verse implicada en el tipo de propuestas políticas.
El hecho de que
países tan dispares como Venezuela, Chile o Cuba hayan ejercido la presidencia
de la CELAC habla de la buena intención de América Latina, pero también de la
dificultad para que los países que la integran puedan hablar con una sola voz
en los foros internacionales
P.- ¿Y qué opinión le merece esa forma de reivindicar una intervención
más activa de la sociedad en la vida política?
R.- Las manifestaciones de estudiantes en Chile, las concentraciones en la plaza Tahrir de
El Cairo... Da la impresión de que la ciudadanía quisiera tomar las
credenciales que le otorgó a sus representantes políticos y ejercerlas
directamente, y eso que es bueno porque demuestra que la ciudadanía se siente
más empoderada y que tiene sus propias opiniones sobre lo qué hacer, puede
llegar a ser tremendamente antidemocrático, a menos que se busquen nuevas
instituciones democráticas que den a esa ciudadanía la posibilidad de
participar en la vida pública, más allá de la protesta en la calle.
Da la impresión
de que la ciudadanía quisiera tomar las credenciales que le otorgó a sus
representantes políticos y ejercerlas directamente, y eso que es bueno porque
demuestra que la ciudadanía se siente más empoderada, puede llegar a ser
tremendamente antidemocrático
P.- Ha citado al presidente mexicano en varias ocasiones. ¿Cree que su
Gobierno debería se el ejemplo a seguir en América Latina, en detrimento de
otros que también se pusieron como modelo como el deSebastián Piñera, en Chile, o el de Dilma Rousseff, en Brasil?
R.- En América Latina hay un problema que es el enfriamiento de los niveles de
crecimiento de Brasil y hay qué ver qué va a hacer el Ejecutivo
de Rousseff para reactivar su economía. Tiene un gran plan de inversiones
previsto pero hay que esperar a ver cómo funciona. La falta de competitividad
de China por el aumento interno del salario ha permitido desplazar a México
industrias de gran envergadura, como la automovilística, y eso ha ayudado a los
importantes progresos en materia económica que se están desarrollando en ese
país.
En América
Latina hay un problema que es el enfriamiento de los niveles de crecimiento de
Brasil y hay qué ver qué va a hacer el Ejecutivo de Rousseff para reactivar su
economía"
P.- ¿Otro reto, a medio, largo plazo, sería calibrar el equilibrio de
fuerzas en América Latina tras la muerte del presidente de Venezuela, Hugo Chávez?
R.- Sí, otro problema es la situación de inestabilidad tras la muerte
de Chávez. Todo dependerá de cómo se desarrollen las elecciones allí y de qué
responsables se elijan, pero no creo que el sucesor de Chávez vaya a revisar
las alianzas políticas forjadas con sus pares de los Estados del ALBA. Los realineamientos
no se producirán de inmediato.
P.- Durante su primera legislatura, la relevancia de América Latina en
la política exterior de EE UU fue prácticamente nula. ¿Qué espera
del segundo mandato del presidente Barack Obama? ¿Qué debería cambiar?
R.- El asunto central aquí es el impacto que el voto hispano tuvo en
la reelección del presidente. Esta circunstancia ha sido central para el futuro
del debate de la reforma migratoria, tanto, que hasta el Partido Republicano
está revisando algunas de sus políticas.
No creo que el
sucesor de Chávez vaya a revisar las alianzas políticas forjadas con sus pares
de los Estados del ALBA. Los realineamientos no se producirán de
inmediato"
P.- Pero se trata de un asunto más relacionado con la política
nacional de EE UU...
R.- Efectivamente, una cosa es el tema migratorio y otra la necesidad
de mantener relaciones fluidas entre EE UU y América Latina. En ese contexto y
en su segundo mandato, Obama va a tener más espacios para abordar otro tipo de
asuntos como el de la lucha contra la droga. El hecho de que dos Estados de EE UU hayan acordado
legalizar el consumo, la producción y la venta de la marihuana habla
por sí solo de la evolución de la opinión pública norteamericana sobre el
asunto. Esto hará más fácil hacer entender al presidente de EE UU la necesidad
de abordar la lucha contra la droga desde una dimensión multilateral.
P.- Entonces, ¿la prioridad de la agenda de Obama con relación a
América Latina deben ser la reforma migratoria y la lucha contra el
narcotráfico?
R.- Sin duda.
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