Majestuoso testimonio de un poder agostado

Majestuoso testimonio de un poder agostado

martes, 19 de marzo de 2013

El verdadero poder es el servicio.




Francisco lanza un mensaje a los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Roma.


PABLO ORDAZ Roma 

Ante los poderosos de la tierra reunidos en la plaza de San Pedro, Francisco ha inaugurado su pontificado advirtiendo: “No olvidemos nunca que el verdadero poder es el servicio”. Jorge Mario Bergoglio ha dicho que quiere ser un obispo de Roma que cuide “de los más pobres, de los más débiles, de los más pequeños, de quien tiene hambre, sed, es extranjero, está enfermo o en la cárcel”. En una homilía pronunciada en un italiano con dejes porteños, el Papa argentino ha invitado a todos –a los católicos y a los que no lo son—a cuidar de los demás: “No debemos tener miedo de la bondad ni de la ternura. El odio, la envidia y la soberbia ensucian la vida”.
De nuevo, su aparición en público ha estado cargada de gestos. Antes de orar ante la tumba de Pedro --acompañado por los patriarcas y arzobispos mayores de las iglesias católicas de rito oriental—y de recibir el anillo del Pescador y el palio –símbolos de su poder--, Francisco recorrió durante más de 20 minutos y a bordo de un jeep descubierto la plaza de San Pedro abarrotada de fieles. Después, se las ingenió para hacer coincidir las lecturas del día –onomástica de San José—a su objetivo de girar la atención de la Iglesia hacia los más necesitados: “Ciertamente, Jesucristo ha dado un poder a Pedro. Pero, ¿de qué poder se trata? Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe de San José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el pueblo de Dios y acoger con ternura y afecto a toda la humanidad”.
Para las más de 130 delegaciones internacionales que acudieron al inicio del pontificado –entre las que se encontraban numerosos jefes de Estado y presidentes de Gobierno, incluidos Felipe de Borbón y Mariano Rajoy--, el papa Francisco también tenía un mensaje: “Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito político, económico y social: seamos custodios de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro”. Y añadió: “Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia, ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas, las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura…”.
Al inicio de su homilía, el papa Francisco tuvo una mención especial para las otras confesiones. La misa de inicio de pontificado incluyó pasajes en árabe, swahili, chino, ruso y francés. Como ya es habitual, ha terminado la ceremonia con una petición: “Recen por mí”.

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