Cristina Kirchner, Beder Herrera, Fellner, Gioja y "Paco" Pérez.
Después de
la derrota en las primarias, la estrategia que desplegará el kirchnerismo en el camino hacia
las elecciones generales del 27 de octubre desató, esta semana, evidentes
tensiones entre la Casa Rosada y los gobernadores. Y el eje de las
discrepancias pasa especialmente por el rol de Cristina
Kirchner en la campaña.
La
Presidenta busca evitar que los gobernadores "provincialicen" sus
campañas con miras a octubre .
Por eso llamó a varios mandatarios para diseñar una agenda de viajes a sus
distritos. "Ella se pondrá la campaña al hombro. Está convencida de que
suma votos y de que le faltó ir más a las provincias", dijo a LA NACION un
alto funcionario. El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, está
armando esa agenda.
Pero los gobernadores piensan al revés.
"Quieren «provincializar» la campaña porque la gestión y la radicalización
de Cristina desgastan a sus candidatos", confió un operador. Existe una
tensión velada por estas diferencias. Los gobernadores querrían tomar distancia
de la Casa Rosada, porque consideran que el domingo último se votó "contra
la gestión nacional".
Otra queja de gobernadores e intendentes ante
Balcarce 50 es que el dinero de la campaña no llegó fluidamente a los
territorios, y acusan a La Cámpora de retener esos recursos. Por eso, Cristina
decidió crear un comando nacional de campaña que dirigirán el jefe de Gabinete,
Juan Manuel Abal Medina, y el secretario legal y técnico, Carlos Zannini. Ambos
recibieron reproches de los jefes territoriales por los manejos de recursos y
los armados de las agendas de campaña.
En forma deliberada, Cristina Kirchner sentó a
varios gobernadores del PJ para anunciar el programa agropecuario Agrovalor.
"Sabiendo que ellos quieren provincializar su campaña, ella los subió al
resultado de octubre. No había caras contentas", dijo un funcionario. Para
la mandataria está en juego su autoridad y su liderazgo.
En medio de ese malestar hubo dos ausencias
notorias: los gobernadores de San Juan, José Luis Gioja, y el de Jujuy, Eduardo
Fellner, no asistieron a Tecnópolis. El sanjuanino fue derrotado en las
primarias, mientras que el jujeño logró un triunfo mucho más ajustado que lo
habitual.
"Se está programando la agenda por las
provincias, todavía no está definida. Vamos a hacer tres videoconferencias por
provincia", dijo a LA NACION un vocero de Parrilli. La mandataria dejó
esas directivas y viajó ayer a Río Gallegos para pasar el fin de semana y
analizar futuras medidas económicas.
La preocupación por el discurso en Tecnópolis era
palpable no solo en gobernadores, intendentes y candidatos. También hubo
funcionarios de primera línea muy inquietos por el impacto en octubre de esa
radicalización.
La Presidenta negó la derrota, argumentó que había
ganado en la Antártida, y descalificó a los ganadores de las primarias como
"suplentes" de sectores empresariales, a los que definió como
"titulares" o "dueños de la pelota" y a ellos los convocó a
un diálogo sobre el futuro de la economía.
Cristina está convencida de que Massa le robó votos
a ella por la "confusión" del electorado que lo cree kirchnerista. De
ese modo, ella redoblará sus ataques a Massa, lo que podría convencer a
electores de Francisco de Narváez de que Massa es más opositor.
Pero el ex intendente de José C. Paz Mario Ishii,
kirchnerista a ultranza, había señalado días atrás que la gente "votó
contra el gobierno nacional". En esa misma línea, los gobernadores
comunicaron a la Casa Rosada, en persona o por teléfono, su intención de
"provincializar" la campaña. Este mensaje no fue bien recibido por la
Presidenta.
A Balcarce 50 fueron Luis Beder Herrera (La Rioja),
Martín Buzzi (Chubut), ambos derrotados el domingo, José Alperovich (Tucumán) y
el candidato a diputado de Santa Fe Jorge Obeid, que salió tercero. "Hay
que focalizar la campaña en temas provinciales, incluso criticar un poco la
inflación", se escuchó en esas reuniones.
Quienes no fueron a Balcarce 50 pero dejaron
trascender su fastidio, aunque algunos debieron ir a Tecnópolis a desgano,
fueron Gioja, Fellner, Maurice Closs (Misiones), Juan Manuel Urtubey (Salta),
Francisco Pérez (Mendoza), Gildo Insfrán (Formosa), y Lucía Corpacci
(Catamarca) y Jorge Sapag (del MPN, Neuquén).
Los que no
quieren "provincializar" son Sergio Urribarri (Entre Ríos) y Jorge
Capitanich (Chaco): ambos pretenden ser designados a dedo por Cristina como candidatos presidenciales para
2015 y competir contra el mandatario bonaerense, Daniel Scioli.
Tampoco Scioli la "provincializará"
porque el candidato a diputado del Frente para la Victoria de su distrito,
Martín Insaurralde, fue designado por Cristina para competir. De todos modos,
Scioli ruega que la Presidenta cambie el tono del discurso, aunque aprobó el
llamado al diálogo con empresarios.
Sobre el dinero de la campaña, Abal Medina llamó a
gobernadores para comunicarles que la semana próxima terminará de diseñar el
comando de campaña nacional.
Esos
recursos, claves para afiches, boletas, actos, punteros, publicidad y la
logística del día de las elecciones, son uno de los nudos centrales de la
tensión con la Casa Rosada. "Ese núcleo duro distribuirá la plata con Abal
a la cabeza", señalaron en Balcarce 50..
El kirchnerismo aún está procesando la derrota y
tiene varios diagnósticos posibles. Algunos gobernadores creen que se pueden
salvar sin Cristina.
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