Turquía llama a una
intervención internacional para detener la “masacre”.
La Unión Europea
insta a la “contención” al Gobierno interino egipcio.
LUIS
DONCEL / EVA SAIZ Bruselas / Washington
Tras una de las mayores matanzas que se recuerdan desde el principio de
la primavera árabe, Europa solo ha sabido echar mano de una declaración
intenciones a favor de la calma y de rechazo a la violencia. “Deploro la
pérdida de vidas, heridos y daños registrados en El Cairo y otros lugares de
Egipto. Llamo a las fuerzas de seguridad a ejercer la mayor contención y a
todos los ciudadanos a evitar más provocaciones y una escalada de violencia”,
dijo a través de un comunicado la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton. “La confrontación y la
violencia no son el camino para resolver los asuntos políticos”, añadió. Más
rotundo fue el presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, que aspira a convertirse en el
candidato socialista a presidir la Comisión el próximo año, quien condenó
“cualquier intervención violenta por parte de las fuerzas policiales contra los
partidarios del expresidente Morsi”.
Varios países europeos —como Reino Unido, Francia y Alemania han
mostrado su consternación por la violencia en Egipto. El Ministerio de
Exteriores español recordó en un comunicado la necesidad de que “participen todas
las fuerzas políticas y sociales en un diálogo nacional que haga posible el
regreso de Egipto a la normalidad institucional”.
La violencia lleva a EE UU a "revisar" su
postura hacia el Gobierno interino salido del golpe de Estado
El secretario de Estado, John Kerry, en una inusual comparecencia,
reiteró el desacuerdo de la Administración con la decisión de reinstaurar el
Estado de emergencia y pidió a El Cairo que lo suspenda “cuanto antes”. En su
intervención, Kerry hizoun llamamiento para resolver las diferencias desde la
política. “El actual Gobierno interino y el Ejército son los únicos
responsables de acabar con esta violencia y el resto de fuerzas políticas deben
tratar de acercar posturas por la vía pacífica”, insistió el jefe de la
Diplomacia estadounidense, quien defendió la necesidad de una transición
democrática inclusiva. “La promesa de la revolución del 2011 no se ha
materializado todavía”, advirtió Kerry.
Ni el secretario de Estado ni el portavoz de la Casa Blanca anunciaron
medidas concretas por parte de EE UU en respuesta a la escalada de violencia en
Egipto. El portavoz de la Casa Blanca ha reconocido que la Administración
“revisará la ayuda a Egipto” en función de la evolución de los acontecimientos
y “de lo que sea mejor para los intereses de EE UU”. El Departamento de Estado
insistió en esa idea. "Estamos revisando nuestra relación con El Cairo
continuamente, y eso incluye la ayuda", señaló su portavoz, Jen Psaki.
Kerry transmitió “su preocupación” por los últimos acontecimientos al
actual ministro de Asuntos Exteriores de Egipto así como al ya ex
vicepresidente del Gobierno interino, Mohamed el Baradei, con quien conversó
después de que presentara su dimisión, según la portavoz del Departamento de
Estado. “Con cada llamada, el secretario de Estado está tratando de reconducir
la situación en el país y restaurar la democracia”, indicó Psaki.
El presidente del Parlamento Europeo, Martin
Schluz, condenó “cualquier intervención violenta de las fuerzas policiales
contra los partidarios de Morsi”
La Casa Blanca sí condenó abiertamente la violencia ejercida contra los
manifestantes islamistas en Egipto y mostró su oposición a la declaración del
estado de emergencia. En una rueda de prensa en Martha’s Vineyard, donde el
presidente de EE UU, Barack Obama, está pasando unos días de descanso, el
portavoz de la presidencia, Josh Earnest, instó a los responsables del Ejército
egipcio a que respeten los derechos humanos de sus ciudadanos y advirtió de que
esta espiral de violencia "dificulta el camino hacia la estabilidad".
Earnest insistió en que la Administración Obama ha transmitido a los
responsables del Gobierno interino, con los que, aseguró, mantiene un contacto
permanente, “su preocupación” por los últimos acontecimientos y que su actitud
no se corresponde con “su compromiso de respetar las libertades públicas y
liderar un proceso de transición democrática inclusivo”.
La Administración Obama se ha resistido hasta el momento a calificar la
salida forzosa del poder de Mohamed Morsi, impuesta por el Ejército egipcio,
como un golpe de Estado para salvaguardar la ayuda económica y militar de 1.500
millones de dólares que Washington envía a El Cairo cada año. La ambigüedad con
la que la Casa Blanca ha reaccionado a la escalada de violencia en Egipto ha sido
criticada por varios miembros del Congreso, entre ellos el senador republicano
John McCain, que la semana pasada viajó al país norteafricano, para tratar de
mediar en el conflicto. McCain ha advertido de que si el actual Gobierno desoye
la llamada a la moderación de EE UU y continúa hostigando a la oposición, el
Congreso deberá replantearse el envío de ayuda a Egipto. El portavoz de la Casa
Blanca reconoció ayer que la Administración "revisará la ayuda a
Egipto" en función de la evolución de los acontecimientos.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban ki-moon, condenó con dureza los hechos en
un comunicado en el que lamentaba que “las autoridades egipcias eligieran usar
la fuerza para responder a las manifestaciones”.
El Gobierno de Turquía fue el más contundente en su reacción ante la
violencia en Egipto. Según un comunicado de la oficina del primer ministro, el
islamista moderado Recep Tayyip Erdogan: “la comunidad internacional, encabezada
por el Consejo de Seguridad de la ONU y por la Liga Árabe, debe pasar
inmediatamente a la acción para que cesen las matanzas”. El presidente de
Turquía, Abdulá Gül, calificó también de “inaceptable” la “intervención armada
contra civiles que se manifiestan” en El Cairo, en referencia a los partidarios
del depuesto presidente Mohamed Morsi. “Egipto se dirige hacia el caos, hacia
un callejón sin salida”, dijo Gül a la prensa en el aeropuerto de Estambul.
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