Obama reconoció
“aquellos que marcharon consiguieron cambiar el país y, más tarde, cambiaron
también la Casa Blanca”.
EVA SAIZ Washington
FOTO: M. WILSON (AFP) | VÍDEO: REUTERS-LIVE
Cuando, hace justo 50 años, el reverendo Martin Luther King pronunció en
las escaleras del monumento a Lincoln su discurso ‘I have a dream’,
probablemente no imaginaba que cinco décadas después el primer presidente negro de
Estados Unidos estaría en el mismo lugar conmemorando su aclamada
alocución a favor de la igualdad de derechos y oportunidades.
Obama reconoció que “aquellos que marcharon consiguieron cambiar el país
y, más tarde, cambiaron también la Casa Blanca”. Pero esa es solo una parte del
sueño. “Los que marcharon”, dijo Obama, “no buscaban solo la ausencia de la
opresión, sino la presencia de oportunidades económicas”. “En demasiadas
comunidades a lo largo de este país”, recordó, “en ciudades, suburbios y
pueblos la sombra de la pobreza se cierne sobre nuestros jóvenes”.
Obama siempre ha destacado la
influencia de King en su vida y su deuda con todos aquellos que se sacrificaron
por el movimiento a favor de los derechos civiles. Cuando llegó a la Casa
Blanca, mandó colocar un busto del reverendo en el despacho Oval y, el pasado
mes de febrero, juró su cargo como presidente sobre una de las Biblias que le
perteneció. Desde que llegó a la presidencia, Obama ha hablado o escrito sobre
King en múltiples ocasiones, haciendo referencia a sus palabras en varios
discursos importantes de su carrera política, como el de la inauguración en la
convención Demócrata de 2004 o el que ofreció en Selma (Alabama), en 2007,
cuando era candidato, en conmemoración del Domingo Sangriento de 1965.
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El presidente, no obstante, ha tratado de distanciarse del discurso de
King de hace 50 años. “La mejor manera de honrarlo es no tratando de ofrecer
otro similar, lo que hay que hacer es recordar a la gente que todavía queda
trabajo por hacer, que hay que trabajar día a día para asegurarnos de que
nuestra sociedad es más igual y justa”, reconoció Obama durante una entrevista radiofónica que se emitió el martes.
Su principal asesora y amiga íntima, Valerie Jarret, ahondó en las diferencias
que separan al reverendo del presidente. “King fue un pastor, un líder de los
derechos civiles. Obama siempre dice que descansa sobre sus hombros, pero él
considera que su responsabilidad es la de recoger ese testigo, no como otro
líder de los derechos civiles, sino como el presidente de EE UU”, aseguró en un
artículo de la revista Time.
En su discurso del miércoles, Obama afirmó que los negros también tienen
responsabilidades de su situación actual y dijo que algunos han confundido la
exigencia de igualdad “con esperar a recibir una mayor porción de parte del
Estado”. Obama siempre ha advertido contra el peligro de la complacencia de los
afroamericanos en responsabilizar de su situación únicamente al "legado de
discriminación".
El mandatario, sin embargo, se ha mostrado reticente a tratar de manera
abierta el tema racial, algo por lo que ha sido criticado desde la comunidad
afroamericana. Una importante excepción se produjo este verano, cuando apareció por sorpresa en la rueda de prensa de la Casa
Blanca para criticar el veredicto que absolvió a George Zimmerman, un
vigilante voluntario de Florida, de la muerte del joven negro Trayvon Martin,
que se ha convertido en el nuevo símbolo de la lucha por los derechos civiles de la
nueva generación.
50 años después, la sociedad de EE UU es la de Obama, el primer
presidente negro, pero también es la de Trayvon Martin, un recuerdo para muchos
de que las cosas no han cambiado tanto en medio siglo. Algo sobre lo que el
presidente ha alertado en varias ocasiones, reiterando que el sueño de King
todavía no se ha hecho realidad. La última vez, hace unos días en un acto en la
universidad de Binghamton, en Nueva York, donde recordó que, además de su
trasfondo racial, la de 1963 fue una marcha por el empleo y la justicia, dos
ámbitos en los que, sostuvo, aún quedaba mucho por hacer. “Cuando se refiere a
la economía, a la desigualdad, al desarrollo urbano, no hemos progresado al
mismo ritmo que en el caso de los derechos civiles”, recalcó el presidente. En
más de una ocasión. Obama ha recordado que la de1963, además de su claro trasfondo
racial, fue una marcha por el empleo y la justicia.
La tasa de paro entre la población afroamericana -mayor que hace 50
años-, las reformas restrictivas sobre la legislación del derecho de voto en
varios Estados tras la decisión del Tribunal Supremo de suprimir las
competencias federales para vetar cambios legislativos sobre el derecho al
sufragio en Estados con tradición segregacionista, recuerdan que el
riesgo de discriminación de la comunidad afroamericana no ha desaparecido. Sólo
uno de cada cuatro afroamericanos cree que la situación de la población negra
en EE UU ha mejorado durante la presidencia de Obama y uno de cada cinco cree
que ha empeorado, según la última encuesta del Centro Pew
En su segunda legislatura, el presiente parece más predispuesto a
abordar la situación de desigualdad de las minorías. En su discurso sobre el estado de la Unión, defendió
la necesidad de subir el salario mínimo, de otorgar más fondos a la educación
preescolar y de extender la ayuda federal a las universidades de mayoría negra.
El Departamento de Justicia ha anunciado un -cuyos procesados son afroamericanos en una desproporcionada
mayoría- y la interposición de una demanda contra la reforma de la ley de derecho a voto de
Texas.
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