La CIA tiene el
mayor presupuesto, destinado a operaciones cibernéticas, contraespionaje y
lucha antiterrorista, según las últimas filtraciones de Snowden.
EL PAÍS/ EVA SAIZ Washington
La entrada de la sede de la CIA en Langley (Virginia). / AP
Las últimas revelaciones
facilitadas por Edward Snowden han permitido conocer por
primera vez cómo se desglosa la partida de fondos reservados que el presupuesto
de EE UU destina a las agencias de Inteligencia. La nueva documentación, publicada el jueves por The
Washington Post, permite
conocer las prioridades de la Administración y el creciente peso de la CIA, que
ha multiplicado su presupuesto desde los ataques del 11-S y reforzando sus
servicios informáticos y las actividades de ciberespionaje y contraespionaje.
El presupuesto que la Administración destina a las 16 agencias de
inteligencia es público desde 2007, pero nunca antes se había dado a conocer su
distribución, “para evitar que los servicios de inteligencia extranjeros puedan
hacerse una idea de cuáles son nuestras prioridades en seguridad”, de acuerdo
con la respuesta que el director Nacional de Inteligencia,
James Clapper, remitió al Post con ocasión de
esta última filtración. De los 52.600 millones solicitados para el ejercicio
fiscal de 2013 -antes del 30 de septiembre se sabrá la cantidad finalmente
asignada-, 14.700 se han destinado a la CIA, 10.800 a la cuestionada Agencia
Nacional de Inteligencia, NSA, y 10.300 a la Oficina de Reconocimiento,
encargada de los satélites de inteligencia.
Los documentos exponen las prioridades de los servicios de inteligencia
y su organización. La lucha antiterrorista, la disminución de la proliferación
nuclear y el contraespionaje, en especial el cibernético, son los objetivos
preponderantes. La información del Post refleja la implicación
cada vez mayor de la CIA en operaciones de espionaje informático centradas, en
especial, en Corea del Norte, China, Rusia, Irán, Cuba y también, lo que ha
sorprendido a varios analistas, en Israel.
La información que Snowden sustrajo de la NSA ilustra el cambio de rol
de la CIA desde los atentados de 11-S, pasando de ser una agencia de espionaje
anclada en la guerra fría a una institución que ha incrementado su presencia y
su peso dentro del servicio de inteligencia, conduciendo, no sólo actividades
propias del área de investigación, sino adoptando un rol paramilitar dirigiendo
los ataques con drones en la lucha antiterrorista.
La filtración de Snowden revela también las inquietudes de los servicios
de seguridad, como la necesidad de tener un mayor control sobre el personal
subcontratado -de acuerdo con la documentación, la NSA, antes de que Snowden
entrara a trabajar para ellas, había previsto investigar a 4.000 empleados
relacionados con brechas en la seguridad, un extremo que la agencia ha
desmentido este viernes en un comunicado- la dificultad de penetrar en el sistema
informático de Rusia, China y, sobre todo, Corea del Norte o la escasa
información sobre las intenciones del régimen de su presidente, Kim Jong-un.
Los nuevos datos desvelados por Snowden también ilustran el importante
papel que jugó la inteligencia, en concreto de los satélites de espionaje, en
la captura de Osama bin Laden.
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