“No necesitamos un Estado más grande, necesitamos
un Estado más eficiente”, ha anunciado el presidente de Estados Unidos en su
alocución abogando por un 'new deal'.
En el
primer discurso del estado de la Unión de su segundo mandato, el presidente de
Estados Unidos, Barack Obama, se ha dirigido a un Congreso dividido citando a
otro presidente. “Kennedy declaró en esta Cámara que la Constitución no nos
convierte en rivales por el poder sino en compañeros hacia el progreso”. A
continuación, el presidente informó a todos los presentes que esa debía de ser
su máxima. "La gente espera que pongamos los intereses del país por encima
de nuestros intereses políticos", ha dicho el mandatario entre los
primeros aplausos. Habría muchos más a lo largo de la casi una hora de duración
de su alocución en la que ha abogado por una suerte de new
deal similar al que
puso en marcha Franklin D. Roosevelt durante su primer mandato (1933-1936).
Obama ha pedido a un recalcitrante Congreso que respalde
sus propuestas para reactivar la economía con la creación de empleos para la clase
media y la idea de “un Estado más eficiente” que establezca prioridades basadas
en el crecimiento. “Es obligación de nuestra generación arrancar nuevamente el
verdadero motor del crecimiento económico de Estados Unidos, que es una clase
media próspera y creciente”, ha dicho Obama. “No necesitamos un Estado más
grande, necesitamos un Estado más eficiente”, ha anunciado.
Con el
impulso dado por su reciente reelección, el presidente demócrata ha presumido
de la "fortaleza del estado de la Unión" y de la mejora de las
condiciones económicas, la menor dependencia del petróleo como fuente de
energía y de la mejora en datos como la compra de viviendas. El progreso ha
sido grande, según el mandatario. “Después de una década de guerra, nuestros
hombres y mujeres de uniforme regresan a casa”
Tres
meses después de su rotunda victoria en las urnas, el presidente ha basado su
discurso en los asuntos económicos que marcaron su primera legislatura.
Defendiendo la idea de que todos los ciudadanos merecen las mismas oportunidades,
“independientemente de dónde hayan nacido, de dónde vengan o a quién amen”, el
presidente ha asegurado que es responsabilidad del Gobierno garantizar que
tienen acceso a ellas.
Tendiendo
puentes en momentos de fuerte crispación partidista en el Capitolio, Obama ha
asegurado que el país solo avanza hacia el futuro “cuando lo hacemos juntos”. A
continuación, el presidente demócrata ha nombrado el tema más delicado que
arrastra desde el verano de 2011 el Congreso. “Nuestro trabajo debe comenzar
con decisiones básicas sobre nuestro presupuesto y que reforzarán las
condiciones de nuestra economía”.
Obama ha
dicho que nunca ha hecho oídos sordos a otras propuestas, que está abierto a
ideas, pero que pone una única condición: “que no se incumplan las promesas que
ya hemos hecho a los ciudadanos”. En ese sentido, el presidente ha propuesto
seguir las recomendaciones bipartitas para reducir el déficit y ha vuelto a
defender la efectividad de subir los impuestos a los más ricos para equiparar
las condiciones de todos los ciudadanos —algo que ya hizo durante la campaña
electoral—. “No hagamos promesas que no podamos cumplir, pero
cumplamos las promesas que ya hemos hecho”, ha recomendado.
El
presidente ha usado gran parte de su discurso para hablar de economía y para
recordar que la tarea que enfrentan los representantes de los ciudadanos no es
fácil y que todos tendrán que perder algo para ganar en conjunto. “La reforma
del sistema de impuestos no va a ser fácil. Ninguno de nosotros va a conseguir
el 100% de lo que queremos, pero la alternativa nos va a salir mucho más cara”.
A renglón
seguido, el mandatario ha aprovechado la ocasión para volver a echar un
rapapolvo a los congresistas. “La mejor nación de la tierra no puede gestionar
su economía de crisis en crisis, no podemos permitirnos eso. Paguemos nuestras
facturas a tiempo”, ha exigido el presidente. Tras un cerrado aplauso, Obama ha
declarado que en “la nación más rica del planeta nadie que tenga un empleo debe
de vivir en la pobreza”.
Después
de repetir de forma machacona la palabra empleo, economía y clase media, el
presidente ha dado un giro para mencionar el término “cambio climático”, algo
que no hizo en su último discurso. “No hay un solo evento que marque una
tendencia, pero 12 de los años más calurosos de la última era se han producido
en los 15 últimos”, ha dicho el presidente dejando que los hechos hablen por sí
solos. La sequía y el huracán Sandy han sido los dos ejemplos que Obama ha
citado como clara evidencia de cambio climático en EE UU. “Pediré a mi gabinete
que tome decisiones ejecutivas para asegurar que luchamos contra el cambio
climático y que nos beneficiamos de las nuevas fuentes de energías limpias”. En
tono solemne, el 44 presidente de EE UU ha cerrado el capítulo del cambio
climático diciendo que se debe de hacer algo “por el bien de nuestros hijos y
de nuestro futuro”.
Como se
esperaba, Obama ha desplegado en el discurso las prioridades para su segundo
mandato. Por llegar estaba la reforma migratoria; la retirada de tropas de
Afganistán; la reducción de armas nucleares; y el control de armas, entre
otros.
“Envíenme una ley de reforma
migratoria en las próximas semanas y la firmaré”, ha retado Obama al
Congreso en el único día del año en que el presidente se dirige a ambas Cámaras
y los tres poderes. Obama ha asegurado que cualquier reforma debe de garantizar
la seguridad de las fronteras así como la regularización de los 11 millones de
personas que hoy viven sin documentos en EE UU. El presidente ha dejado claro,
eso sí, que “una verdadera reforma migratoria debe de incluir un camino
responsable hacia la ciudadanía".
El anuncio se hizo por la mañana pero durante la noche el
presidente le puso voz. “En
2014, la guerra de EE UU en Afganistán habrá concluido”. “Durante este año,
34.000 soldados regresarán de Afganistán”. “A partir de 2014”, ha dicho el
presidente, “continuará el compromiso con el progreso de aquel país, pero se
centrará en otras áreas". Será el final de una época. De diez años de
guerras en el extranjero concluidas en la era de Obama.
El
presidente ha recordado que de la Al Qaeda que atacó EE UU el 11 de septiembre
“apenas queda hoy una sombra”. El presidente ha afirmado que los nuevos
desafíos terroristas se encuentran hoy también en el Norte de África y que no
acaban en Al Qaeda. “Seguiremos luchando para impedir la extensión de
armamentos peligrosos”. Los líderes de Irán, ha advertido, “deben reconocer que
este es el momento de alcanzar una solución diplomática”, ha proseguido el
presidente asegurando que se hará lo necesario para “ impedir que Irán tenga el
arma nuclear”.
En una
nota optimista antes de entrar en el polémico control de las armas de fuego, el
presidente ha querido recordar a sus conciudadanos que “el mundo actual no es
solo un mundo lleno de peligros, también es un mundo lleno de oportunidades”.
Aún así, el mandatario ha asegurado que EE UU seguirá poseyendo “el mejor
Ejército que nunca se haya creado”.
Como era
de esperar, el momento más emocionante de la noche ha llegado con el recuerdo de la masacre de Newtown. “En los dos últimos meses, desde Newtown,
se han truncado más de 1000 cumpleaños, graduaciones y aniversarios, arrancados
de nuestras vidas por una bala". El presidente ha acabado su bloque
económico, político y de política exterior asegurando que nada de lo anterior
tenía importancia si no se protege el mayor activo de EE UU: los hijos. Recordando que la matanza de Connecticut del pasado mes
de diciembre ha redibujado el debate sobre las ramas en el país, que
ahora las autoridades de toda la nación le piden una nueva regulación, el
presidente ha pedido que se voten en el Congreso todas y cada una de las
propuestas que él ha presentado —impedir la venta de armas de asalto; reducir
los cargadores; efectuar comprobaciones de los antecedentes de los
compradores…—.
No ha
habido lágrimas pero a Obama se le ha empañado la voz al recordar a Hadiya Pedleton, la joven de 15 años que participó en
el desfile de su inauguración y cayó abatida por las balas días después en
Chicago, a menos de tres calles del lugar donde tiene la familia Obama su casa.
“Murió apenas a un kilómetro de mi casa de Chicago", ha recordado Obama.
Los padres de Hadiya, Cleopatra y Nathaniel han escuchado estoicos al presidente
sentados junto a la primera dama, Michelle Obama.
Entonces
ha llegado el alegato final del mandatario. “Ella se merece un voto, Gabby
Giffords se merece un voto, los niños de Newtown se merecen un voto. Las
víctimas de la violencia merecen un voto por el control de las armas”. No les
fallemos, ha pedido Obama.
Todos
somos ciudadanos, ha dicho a continuación Obama. “Es una palabra que no se
limita a describir nuestra nacionalidad o situación legal. Describe la forma
que somos. Describe aquello en lo que creemos”. El presidente ha invitado a sus
conciudadanos a seguir escribiendo la crónica norteamericana. “Bien adentrados
en nuestro tercer siglo como nación, sigue siendo la tarea de todos nosotros,
como ciudadanos de estos Estados Unidos, ser los autores del siguiente gran
capítulo de nuestra historia americana”. Un capítulo en el que Obama ha
supuesto un antes y un después.
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