Majestuoso testimonio de un poder agostado

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viernes, 15 de febrero de 2013

AMIA: no permitamos la consagración de la impunidad




Fueron casi cinco horas de padecer un clima hostil, miserable, de una pobreza intelectual absoluta.

Por Laura Ginsberg  | LA NACION

El memorándum de entendimiento firmado por los gobiernos de la Argentina e Irán va camino a convertirse en la ley que declarará la impunidad y el punto final de hecho para esclarecer, juzgar y castigar a los responsables de la masacre de la AMIA.
Anunciado como un "acuerdo histórico" y un aporte a su esclarecimiento, la Presidenta salió a festejarlo y lo consideró un aporte al derecho internacional, un impulso para "destrabar" el proceso jurídico y facilitar las indagatorias a los inculpados en los términos de la legislación argentina.
Irán ya adelantó que estas intenciones no cuentan con su apoyo. En el mejor caso, son pura fantasía.
La Presidenta ordenó acelerar su aprobación argumentando que el acuerdo terminará con la farsa (sic) de las políticas de Estado después del fallo del juicio oral en la causa AMIA, sin hacerse cargo que fue ella misma quien las impulsó durante los últimos 10 años.
En la reunión de comisiones en el Congreso de la Nación, el canciller Héctor Timerman lanzó el ultimátum de que es el memorándum o la nada, y los senadores prestaron obediencia debida, y apuraron la aprobación del anteproyecto de ley. Fueron casi cinco horas de padecer un clima hostil, miserable, de una pobreza intelectual absoluta, plagado de chicanas, descalificaciones e insultos.

Después de que funcionarios y senadores del oficialismo reconocieran "seis años de parálisis" de la causa AMIA, pretendieron mostrar que, si la ley se sanciona, será un avance. Pero, ¿hay algo de cierto en que esta ley pueda significar un 'avance´ o, al menos, 'destrabar´ algo después de 19 años de encubrimiento? La respuesta es NO.
Es posible imaginar dos alternativas. La primera es que la comisión de juristas considere que no hay pruebas suficientes y desestime cualquier imputación a Irán y a los acusados por el fiscal Alberto Nisman. Así fue que en 2003, un juez británico rechazó la extradición del ex embajador de Irán Hadi Soleimanpour, dando por terminado el primer intento de Néstor Kirchner de buscar una acusación internacional contra los iraníes. Por este camino, el gobierno nacional podrá dar por superado un conflicto en el que simula no saber cómo entró, mientras el proceso judicial entra en vía muerta. Ni el juez ni el fiscal tienen un plan B y rechazan hasta la existencia misma de una "conexión local" del atentado.

Irán ya adelantó que estas intenciones no cuentan con su apoyo. En el mejor caso, son pura fantasía

La segunda posibilidad es que el juez "interrogue" a los acusados en Irán. Aun así, si al volver al país llegara a considerar imputados a aquellos ciudadanos iraníes que quieran compartir con él un diálogo (no una indagatoria en términos de acusación jurídica), no podrá avanzar ni simular un posible futuro juicio porque nuestra legislación no reconoce los juicios en rebeldía.
Por un camino o por otro, convalidando o no las supuestas pruebas ya muy cuestionadas y hasta hoy desconocidas por las partes, esta ley no significa un avance ni destraba nada. Funciona en los hechos como un punto final y consagrará la impunidad, buscando frustrar una vez más el anhelo de verdad y justicia.
Estas maniobras no deben prosperar. No en nuestro nombre.
Van a consagrar la impunidad y el Punto Final, hablando de verdad y justicia...
Si se trata de saber la verdad, el memorándum y la ley no sirven.
La futura "comisión de la verdad" va a revisar en secreto supuestas pruebas.
Después de 19 años, es hora de hacerlas públicas y permitir que sean evaluadas por personas representativas de las víctimas, junto a personalidades y organizaciones de los ámbitos políticos, sociales y de derechos humanos, con participación de parlamentarios y juristas nacionales y extranjeros.
Señora Presidenta. En sus manos está facilitarnos conocer toda la verdad que el Estado sigue ocultando en los sótanos del Servicio de Inteligencia.

Estas maniobras no deben prosperar. No en nuestro nombre

Sería su aporte realmente histórico, para terminar con la impunidad reinante y creer en la promesa de un país diferente y un futuro para todos.
Es mucho lo que podemos hacer y que está en nuestras manos para revertir esta situación.
Apelamos una vez más al pueblo argentino, que nos acompañó en 1994 en la "marcha de los paraguas" frente al Congreso, en 1997 cuando dijimos "Yo acuso" en la calle Pasteur, que nos acompañó en 2004 cuando denunciamos el fallo del juicio oral fraudulento que dejó a la conexión local en libertad.
Junto con las organizaciones que integran el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, convocamos a repudiar la sanción de esta ley de punto final el día de su votación, muy probablemente el próximo 27 de febrero, en las puertas del Congreso Nacional.
No al Punto Final. No a la impunidad.
La autora es titular de Apemia (Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA).

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