Para
el Gobierno, golpeado por la derrota electoral de hace sólo ocho días, se trata
de un triunfo largamente esperado, de esos que llegan al final de un esfuerzo
descomunal, en el que casi se va la vida: la "ley de medios de la democracia" ya está
plenamente vigente. Y su enemigo público número uno, finalmente, dio el brazo a
torcer y propuso dividirse.
Para Clarín, ante el mazazo que significó el fallo de la
Corte Suprema que confirmó la íntegra constitucionalidad de la ley de medios
audiovisuales, era tal vez el único camino posible. Eso o exponerse a una
eventual tercera visita del presidente de la Autoridad Federal de Servicios de
Comunicación Audiovisual (Afsca), Martín Sabbatella, pero ya con los
interventores y, por qué no, la policía.
Para
el kirchnerismo que gobierna en el terreno, intendentes y gobernadores
derrotados en las urnas o triunfantes, pero preocupados por la fuga de votos
hacia propuestas alternativas, peronistas y de las otras, la presentación de
Clarín podría significar la paz -aunque más no sea transitoria- que permita
responder a los reclamos urgentes de una mayoría creciente de ciudadanos: la
inflación que corroe el bolsillo y la inseguridad, que lleva a vivir con miedo.
Pero
¿cesaron las hostilidades? La presentación de Clarín y su recepción pública por
parte del Gobierno, que hasta anteayer quería liquidar a la empresa en pocas horas
y ahora podría tomarse 120 días para analizar el plan, podrían indicar que sí.
Sin embargo, ayer mismo, un notificador de la Comisión Nacional de Valores
(CNV) visitó Cablevisión para entregar una nota que le recuerda a la empresa
que su fusión con Multicanal, concretada en 2007, aún no tuvo aprobación
definitiva. Y ya entrada la noche el ministro de Defensa, Agustín Rossi, al
presentar el hallazgo de documentos de la última dictadura, reflotaba la causa
judicial que el Gobierno impulsa contra los accionistas privados de Papel
Prensa. Con el kirchnerismo nunca se sabe. Y menos ante la incertidumbre que
produce la larga licencia de la presidenta Cristina Kirchner debido a su
"reposo estricto".
Por
lo pronto, en el kirchnerismo duro -donde reina el fanatismo- la propuesta de
Clarín no cuajó mucho: la sola idea de que "el gigante tomatodo"
-como lo definió Sabbatella- se convierta en un monstruo de seis cabezas aún
mayor produce horror. En uno y otro "bando" hay cierto convencimiento
de que es pronto para saber quién ganó. Y hasta podría haber algún acuerdo
tácito para postergar esa definición para tiempos mejores, más tranquilos y con
la jefa en funciones.
Lo
seguro es que la Afsca ya no tendrá excusas para aplicar la ley en todo su
articulado y para todas las empresas. O, al revés, tal vez tenga que buscar
resquicios en aquellos aspectos de la ley que parecen difíciles de aplicar;
sobre todo en los casos en los que la viabilidad económica de los eventuales
nuevos medios y de las licencias escindidas está en duda.
Mientras estas
incógnitas permanecen abiertas, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo
Lorenzetti, seguía explicando ayer la mecánica y los motivos del fallo dictado
hace una semana..
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