Miami.-Hay muchas razones por las cuales los países
latinoamericanos están creciendo a un ritmo más lento que las naciones
asiáticas, pero una de las que pasan más inadvertidas -y que requieren mayor
atención- es que en la mayoría de los países de América latina uno puede llegar
a viejo antes de hacer cumplir un contrato de negocios.
Un nuevo estudio comparativo de 189 países de todo
el mundo, realizado por el Banco Mundial y la Corporación Internacional de
Finanzas, contiene un interesante ranking de cuán fácil -o difícil- es hacer
valer un contrato en cada país.
El estudio, titulado "Haciendo negocios
2014", revela que es más fácil hacer cumplir un contrato entre dos
empresas nacionales en China comunista o en Rusia, que en Brasil, México,
Colombia, Argentina o casi cualquier otro país latinoamericano.
Entre los datos escondidos en las últimas páginas
del estudio se encuentran los siguientes.
En el ranking específico de cuán fácil es hacer
cumplir un contrato en cada país, Rusia está en el puesto número 10 del mundo,
China en el 19, Argentina en el 57, Chile en el 64, México en el 71, Venezuela
en el 92, Ecuador en el 99, Perú y Uruguay en el 105, Panamá en el 127, Brasil
en el 121, Colombia en el 155 y Honduras en el 182.
El tiempo promedio para que un tribunal haga
cumplir un contrato es de 270 días en Rusia, 405 días en China, 426 días en
Perú, 590 días en la Argentina, 610 días en Venezuela, 725 días en Uruguay, 731
días en Brasil, 1288 días en Colombia y 1402 días en Guatemala. La excepción a
la regla es México, donde lleva 400 días, dice el estudio.
El promedio de honorarios legales que deben pagarse
para hacer cumplir un contrato es de 11% del valor del contrato en China, 13%
en Rusia, 16% en Brasil, 20% en la Argentina, 29% en Chile, 31% en México, 36%
en Perú, 44% en Venezuela, 48% en Colombia y 50% en Panamá.
Augusto López Claros, el autor principal del
estudio, me dijo en una entrevista que no hay duda de que los sistemas
judiciales arcaicos en los que los litigios se arrastran durante años
contribuyen a desacelerar el crecimiento económico.
"En países donde los litigios se prolongan por
mucho tiempo, los emprendedores van a pensarlo dos veces antes de firmar un
contrato para un nuevo negocio", explicó.
Asimismo, si uno está demandando a un proveedor por
una mercadería que no ha recibido y que ya ha sido pagada, su dinero está
paralizado y no puede ser usado para otros negocios. Y cuanto más elevados son
los honorarios judiciales, menos ganas tendrán los emprendedores en iniciar
nuevos negocios, agregó.
Comparativamente, muchos países asiáticos han
reformado sus sistemas judiciales para agilizar el cumplimiento de los
contratos.
En Singapur, un país que hasta no hace muchas
décadas era caótico y corrupto, sólo lleva un promedio de 150 días hacer valer
un contrato, afirma el estudio. En Corea del Sur, otro país con una historia
similar, sólo lleva un promedio de 230 días. En Estados Unidos, lleva un
promedio de 370 días, añade.
Jean Michel Lobet, otro de los autores del informe,
me dijo que algunos países asiáticos como Malasia están logrando acelerar los
juicios comerciales gracias a la creación de grupos de jueces especializados en
litigios comerciales.
Corea del Sur, a su vez, está acortando cada vez más
los tiempos de los juicios comerciales gracias al creciente uso del litigio
electrónico, que les permite a las empresas presentar demandasonline .
Casi todos los procedimientos judiciales allí pueden hacerse en Internet, 24
horas por día, los siete días de la semana.
Al conducir los litigios electrónicamente, Corea
del Sur usa menos papel, elimina la necesidad de depósitos para archivar los
testimonios y, lo que es más importante, agiliza enormemente el acceso a los
documentos, explicó Lobet.
Mi opinión: la tardanza en resolver disputas
comerciales no sólo frena el crecimiento económico en muchos países
latinoamericanos, sino que también empuja a millones de emprendedores a operar
en la economía subterránea.
No es una coincidencia que el 56% de la población
de América latina trabaje en la economía informal y no pague impuestos, según
cifras del Banco Interamericano de Desarrollo. Si no se puede hacer valer un
contrato, ¿para qué firmarlo?
A juzgar por este nuevo ranking, varios presidentes
latinoamericanos harían bien en enviar a sus ministros de Justicia de visita a
Singapur, Corea del Sur y Malasia, para averiguar cómo hicieron estos países en
pocos años para reducir el papelerío y agilizar los juicios comerciales.
© LA NACION.
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