La mayoría de
líderes políticos acoge el acuerdo con entusiasmo, excepto el ex Presidente
Uribe, que lo considera una "maniobra".
ELIZABETH
REYES L. Bogotá
La mesa de negociación de las FARC con el Gobierno colombiano. / D. BOYLAN (REUTERS)
Los líderes políticos –a excepción de la oposición uribista– le dieron
la bienvenida a los acuerdos que se conocieron el miércoles, cuando los
negociadores del gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC anunciaron humo
blanco en el tema de la participación en
política de una guerrilla sin armas. Aunque no se conocen los
detalles por el pacto de confidencialidad que existe entre los negociadores, de
los anuncios se desprende principalmente, que las FARC formarán un partido
político tras desmovilizarse.
Uno de los más entusiastas fue el Fiscal General, Eduardo Montealegre,
que se ha convertido en férreo defensor del proceso de paz y para quien las
FARC “deben tener acceso a cargos de elección popular como parte de las
negociaciones de paz de La Habana”, según dijo a medios colombianos. El fiscal
también se refirió al espinoso tema de cómo se manejarán los antecedentes
judiciales de los jefes guerrilleros que finalmente decidan participar en
política, un asunto que aún está por definir y que involucra en especial a la
cúpula de esa guerrilla. En Colombia, está prohibido que personas condenadas
aspiren a cargos de elección popular. Sin embargo, Montealegre explicó que “hay
investigaciones pero no condenas, eso les permitiría acceder a los canales
democráticos”, dijo.
Las redes sociales también se llenaron de mensajes positivos. La
ex senadora Piedad Córdoba, líder del movimiento de izquierda Marcha Patriótica
y de Colombianos y Colombianas por la paz, aseguró en su cuenta de Twitter que “es
histórico el acuerdo de La Habana, sobre participación política, crea
escenarios para nuevos actores y actoras políticas”, destacando el
fortalecimiento que se le quiere dar a las organizaciones comunitarias.
Por su parte, los conservadores y liberales, que hacen parte de la
coalición del gobierno, también celebraron el acuerdo aunque reconocen que
habrá que conocer en detalle lo acordado. El senador Simón Gaviria, director
del partido Liberal, destacó el anuncio de circunscripciones especiales para
las zonas que han sido fuertemente afectadas por el conflicto armado. “Nos
parece valioso que las curules de regiones apartadas las puedan obtener y
permanezcan los esquemas de paz y pluralidad”, dijo a medios locales.
También el ex Presidente Ernesto Samper acogió los acuerdos y pidió a los
negociadores que no den cabida a los ataques de quienes se oponen al proceso de
paz. “Gobierno y FARC no deben caer en trampas que les están tendiendo los
saboteadores de la paz para ensuciar o desestabilizar proceso de La Habana”,
dijo en Twitter.
En esto coincide el senador Iván Cepeda, que hace parte de la Comisión
de Paz del Congreso. “Creo que es una fuerte derrota para la extrema derecha
que esperaba opacar este resultado”, dijo, haciendo referencia al uribismo que
se ha convertido en el principal opositor del proceso de paz. Su candidato
presidencial, Oscar Iván Zuluaga, quien ha dicho que si estuviera en sus manos
acabaría con el proceso de paz, no dudó en calificar los acuerdos en
participación política como una ‘burla’. “Es una falta de respeto a la
democracia colombiana”, escribió en Twitter.
El ex Presidente Álvaro Uribe no se quedó
atrás. Es “rechazable que se negocie institucionalidad democrática con FARC, el
cartel de drogas, secuestro y asesinato más grande del mundo”, escribió también
en Twitter, donde invitó a los colombianos a oponerse a lo que calificó como
“maniobra”.
Los más optimistas son el propio gobierno y las FARC. El Presidente Juan
Manuel Santos dijo en una alocución televisiva que después de los avances no
podía haber “pausas ni rompimientos en (los) diálogos”, luego de que se
especulara con esa posibilidad debido al cruce con las campañas parlamentarias
y presidenciales. También invitó a las FARC a acelerar las negociaciones “con
más ánimo y entusiasmo para lograr ponerle fin a este conflicto de forma
definitiva”.
El Presidente colombiano ratificó que mientras no se firme el final del
conflicto armado, la orden para las Fuerzas Militares seguirá siendo no
disminuir la ofensiva contra los grupos armados, pero enfatizó que su apuesta
es firmar la paz con las FARC. Frente al escepticismo que hay en la opinión
pública colombiana de que esta vez sí se sellará el peor capítulo en la
historia del país y al rechazo a hacerles concepciones políticas y judiciales,
Santos invitó a los colombianos a no tener miedo frente a la salida negociada.
“No tengamos miedo, compatriotas. El miedo nos encadena al pasado”, agregó el
presidente.
Por su parte, el jefe negociador de las FARC en Cuba, Iván Márquez,
anunció que “la firma de un tratado de paz será una realidad” si se avanza “por
la senda de las transformaciones”. También aclaró que los avances y el proceso
de paz, en general, no pueden verse como “un sometimiento” de esa guerrilla.
Humberto de la Calle, jefe de la delegación del gobierno, igualmente se mostró
entusiasta y calificó los avances como una nueva apertura democrática que
“abrirá el camino para arraigar definitivamente la paz luego de la terminación
del conflicto”.
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