Los forenses suizos
hallan niveles elevados del elemento en los restos del líder palestino que
indican que hay indicios de envenenamiento.
DAVID
ALANDETE Jerusalén
Arafat, en octubre de 2003. / MAGNUS JOHANSSON (REUTERS)
Los resultados de uno de los tres análisis forenses a las muestras
tomadas al cadáver del líder palestino Yaser Arafat el año pasado,
entregados esta semana a la Autoridad Palestina y a su viuda, demuestran que se
encontraron en ellas restos anormalmente altos de polonio radioactivo, sobre
todo en la caja torácica y la pelvis. Los científicos del Centro Universitario
de Medicina Legal en Suiza dicen haber identificado en los restos examinados
niveles de polonio al menos 18 veces más elevados de normal y mantienen con un
83% de seguridad que Arafat había sido contaminado con ese material, lo que ha
reabierto las especulaciones sobre un posible asesinato.
Arafat comenzó a presentar síntomas de trastorno gastrointestinal el 12
de octubre de 2004. Pronto desarrolló también trombocitopenia, una disminución
de las plaquetas en el torrente sanguíneo, y hemorragias internas. Días después
fue trasladado desde Cisjordania a un hospital militar de parís, donde entró en
coma y falleció el 11 de noviembre del mismo año. En 2011, la cadena de
televisión catarí Al Yazira abrió una investigación sobre una muerte cuyas
causas nunca fueron realmente esclarecidas. Un equipo de investigadores de la
universidad de Lausana a los que la cadena les encargó analizar algunos de los
enseres del líder palestino encontraron en ellos restos de polonio y
plomo, abriendo la hipótesis del envenenamiento.
En su informe final, el equipo de investigadores suizos asegura que aun
teniendo en cuenta “las limitaciones analíticas, especialmente el tiempo
transcurrido desde la muerte y la naturaleza y calidad de las muestras, los
resultados apoyan de forma moderada la proposición de que la muerte fue
consecuencia de envenenamiento con polonio”. Otros dos equipos, uno ruso y otro
francés, no han concluido aún sus investigaciones, que comenzaron también tras
la exhumación del cadáver en noviembre de
2012. Entonces, bajo supervisión de la Autoridad Palestina, se tomaron del cuerpo,
enterrado en Ramala, unas 20 muestras. El equipo suizo trabaja por encargo de
Suha Arafat y el ruso, de la Autoridad Palestina. El francés es independiente.
Precisamente el director del laboratorio forense ruso, Vladimir Uiba,
dijo el mes pasado a la agencia de noticias Interfax que tras meses de análisis
no se había encontrado rastros de polonio en las muestras de tejidos tomados al
cuerpo de Arafat. “No pudo haber sido envenenado con polonio”, dijo, para luego
ser desmentido por el propio instituto forense, la Agencia Federal Médica
Biológica de Rusia, quien matizó que Uiba no hablaba de forma oficial y que sus
investigaciones aún no habían culminado. Un portavoz del equipo francés
confirmó este miércoles a este diario que este tampoco ha emitido aún
conclusiones algunas.
El círculo más cercano de Arafat ha mantenido desde la muerte del
presidente que este fue víctima de un asesinato. Ayer su viuda, Suha, dijo a
Reuters que los resultados revelan “un verdadero crimen, un asesinato
político”. “Queda probado científicamente que no murió por causas naturales y
tenemos pruebas científicas de que fue asesinado”, añadió, sin especificar de
quién sospecha o a quién podría atribuirle la autoría. Otros allegados de
Arafat, como el empresario palestino Munib al Masri, han acusado directamente
en el pasado a Israel de estar tras el envenenamiento, algo que refleja en
realidad un sentir mayoritario en las calles palestinas.
“El presidente Arafat murió víctima de un asesinato terrorista
organizado perpetrado por un Estado, que es Israel, que quería librarse de él”,
dijo ayer Wasel Abu Yusef, miembro del comité ejecutivo de la Organización para
la Liberación de Palestina. “La publicación de los resultados del instituto
suizo confirma su envenenamiento con polonio y eso significa que Israel lo
hizo”.
El gobierno de Israel ha rechazado reiteradamente su implicación en la
muerte de Arafat. “No podía pasar mucho tiempo antes de que alguien acusara a
Israel en este asunto. Lo cierto es que hay mucha confusión e incertidumbre, y
el único equipo de investigación independiente aún no se ha pronunciado al
respecto”, asegura Yigal Palmor, portavoz del ministerio de Exteriores israelí.
“Y aún si se encontraron restos de polonio que apuntan a un envenenamiento, no
hay evidencias de cómo ese polonio llegó al cuerpo de Arafat. No hay pruebas de
que el entorno de Arafat hubiera sido contaminado también, algo necesario para
certificar de forma lógica el envenenamiento. Antes de formular conclusiones,
en este caso se deben esclarecer aún muchas dudas”.
Suha Arafat ha dicho en varias ocasiones que considera su matrimonio con
Arafat un error y ha revelado que intentó separarse de él en numerosas
ocasiones, sin poder lograrlo. Ambos, con 34 años de diferencia entre ellos,
tuvieron una hija, Zahwa, en 1995. Tras la muerte de su marido, Suha, no muy
apreciada en Palestina, se mudó a Túnez, donde emprendió varios negocios con
Leila Ben Alí, esposa del presidente depuesto en 2011. Tras varias
desavenencias con su socia, Suha fue expulsada del país en 2007, para luego
buscar residencia en Malta y Francia.
Según los forenses suizos, con Arafat se empleó polonio 210, una sustancia que se puede encontrar
con facilidad en la atmósfera y de la que dispone en abundancia la planta del
tabaco. Fabricada artificialmente, puede ser mortal no a través del tacto sino
por la ingesta o contacto con el torrente sanguíneo, a través de inyección o
aplicación sobre una herida. Esa misma sustancia se encontró en una taza de té
con la que se contaminó al exagente ruso Alexander Litvinenko en un hotel de
Londres en 2006. El polonio pierde al menos un 50% de sus radioactividad cada
cuatro meses, algo que ha complicado notablemente la labor de los forenses que
han trabajado sobre los restos de Arafat.
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