La cúpula del
Partido Comunista Chino asume el compromiso de disminuir la intervención del
Estado.
JOSE
REINOSO Pekín
Un soldado hace guardia frente a un retrato de Mao Zedong. / REUTERS
China ha dado un paso clave para acelerar el proceso de apertura y
reforma iniciado hace tres décadas. Los líderes del país asiático han concluido
este martes el Tercer Pleno del 18º Comité Central del Partido
Comunista Chino con el compromiso de impulsar el papel de la
iniciativa privada en la economía, aunque mantendrán la preponderancia del
Estado. Pekín profundizará las reformas económicas para garantizar que el
mercado juega un papel "decisivo" en la asignación de recursos, pero
"conservará el papel dominante de la propiedad pública", señala el
comunicado hecho público tras la clausura de la reunión, según recoge la
agencia oficial Xinhua. También ha dejado claro que no habrá reformas políticas
de estilo occidental.
Desde que el país asiático decidió implementar la llamada 'economía de
mercado socialista' en 1993, el papel del mercado ha sido definido a menudo
como "básico". La diferencia entre "decisivo" y "básico"
está cargada de significado. Pekín no ha dado, de momento, detalles de en qué
se traduce el primer término, pero el periódico en inglés China Daily ha
publicado hoy que el Gobierno abrirá las empresas estatales a mayor
participación del sector privado, que podrá tomar en ellas hasta un 10% o un
15% del capital. El diario asegura que los "planes específicos de la
reforma de las empresas públicas serán diseñados después del Tercer
Pleno".
El Comité Central ha aprobado el establecimiento de un consejo de
seguridad nacional, "que mejore los sistemas y las estrategias para
garantizar la estrategia en seguridad" e insiste en los planes de
modernización del Ejército, en marcha desde hace años. En lo que respecta a
posibles cambios democráticos, nada, aunque tampoco se esperaba. Sí habla de
democracia, pero no en términos occidentales. "Se dará importancia al
perfeccionamiento del sistema democrático y el enriquecimiento de las formas
democráticas para mostrar las ventajas del sistema político socialista de
China", deja claro el pleno, que añade que "el PCCh debe reforzar y
mejorar su liderazgo y debe ocupar de lleno su papel central de mando".
Los objetivos para los próximos años son destilados en una serie de
frases generales, que incluyen también mejorar "la gobernanza
social", al tiempo que es promovido un "mejor desarrollo social"
y se "garantiza el sustento de la gente y la estabilidad social".
Antes de comenzar el pleno del Comité Central el sábado, los dirigentes chinos
habían dicho que se trataría de una reunión "sin precedentes". Según
el presidente, Xi Jinping, las reformas que saldrían de él serían
"exhaustivas", aunque los analistas políticos rebajaron las expectativas.
Xi Jinping y su primer ministro, Li Keqiang, prometieron, cuando
llegaron al poder en noviembre pasado, que para 2020 toda la población —urbana
y rural— habrá duplicado sus ingresos per cápita respecto a 2010. El objetivo
es crear nuevos motores de crecimiento, después de tres décadas de ritmo
vertiginoso impulsado por las exportaciones y la inversión. El Gobierno
pretende bascular a un modelo de desarrollo basado en mayor productividad, más
ligado al consumo, y más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, aunque
esto implique crecer a menor ritmo. Pretende reducir las grandes brechas
sociales y crear lo que denomina una sociedad "armoniosa", bajo el
mando único del Partido Comunista Chino (PCCh).
En un concienzudo informe publicado en marzo pasado, la Organización para
la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) destacó que el avance en la
liberalización económica de China se había estancado desde 2008. El producto
interior bruto (PIB) aumentó un 7,7% el año pasado, y se prevé que en 2013 lo
haga un 7,5%, el menor ritmo en 23 años.
"El objetivo general de las reformas aprobadas es mejorar y
desarrollar el socialismo con características chinas e impulsar la
modernización de los sistemas de gobierno y las capacidades del país",
señalan las conclusiones del pleno del Comité Central, celebrado a puerta
cerrada. "China debe ser construida con la realidad primordial de que
continúa en la fase primaria del socialismo y que seguirá en ella durante mucho
tiempo mientras prosigue reformas profundas y exhaustivas".
El texto añade que "la reforma económica es clave y la solución
principal pasa por la relación adecuada entre el Gobierno y el mercado, y por
dejar que el mercado juegue el papel decisivo en la asignación de
recursos". Pekín se compromete también a incrementar la protección de los
derechos de propiedad.
Además, se suavizarán las restricciones a la inversión, se acelerará la
construcción de zonas de libre comercio y se pondrán en marcha políticas para
las empresas mixtas, chinas y extranjeras "para adaptarse a la globalización".
El Comité Central —órgano integrado por 205 personas-— concluye que es
necesario lograr "resultados decisivos en sectores claves", y que
para 2020 debe estar en funcionamiento un marco "efectivo" para las
reformas.
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