Por la
necesidad perentoria de retomar la iniciativa y dar un golpe de efecto, la
presidenta Cristina
Kirchner analiza en estos días un fuerte reordenamiento del
gabinete, un cambio del equipo económico y la renovación de otros ministros.
Algunos especulan con que podrá decidirlo antes de las elecciones del 27 de
este mes. El propósito sería remontar la decaída intención de voto de sus
candidatos en las encuestas.
Según pudo saber LA NACION de varias fuentes de la
Casa Rosada, la mandataria está buscando y llamando a figuras de relieve para
ofrecerles cargos. Pero su gran preocupación es que hasta ahora todos los
rechazaron. El desgaste del Gobierno, que terminará en 2015, hace pensar en que
deba conformarse con recurrir a su propia cantera.
La prioridad
sería mostrar una conducción económica fuerte. Se evalúa reemplazar al ministro
de Economía, Hernán
Lorenzino, por una figura que transmita confianza en sectores
económicos y financieros ante difíciles desafíos futuros, como el gasto, la
deuda, la inflación y las reservas.
También en
Olivos buscan oxigenar al Banco Central. Su presidenta, Mercedes
Marcó del Pont, podría emigrar a otro cargo. La emisión y la caída
de reservas son parte de las crecientes peleas dentro del gabinete.
Ayer ganó
fuerza la versión de que la Presidenta también podría desplazar al jefe de
Gabinete, Juan
Manuel Abal Medina, y sustituirlo por una figura de peso político,
capaz de neutralizar las feroces internas desatadas entre ministros tras la
dura derrota en las primarias.
La mayor
paradoja: el secretario de Comercio Interior, Guillermo
Moreno, es el eje de los pases de facturas internos tras el fracaso
persistente de todas sus iniciativas y haber sido procesado por la Justicia.
Pero hasta ahora tiene el mayor apoyo de Cristina Kirchner. Sin los cepos y
controles de Moreno, cree la Presidenta, la economía podría desmadrarse.
La danza de
nombres está a la orden del día. Para el cargo de Lorenzino se mencionó al
director de la Anses, Diego
Bossio, de creciente influencia. También se estudia convocar a una
figura académica, de prestigio, aunque no tienen ningún nombre definido.
El Gobierno buscaría hacer responsable a Lorenzino
del fracaso judicial en Nueva York con los fondos buitre. "El objetivo
real es oxigenar la gestión y recuperar votos para el 27 de octubre. Pero la
derrota está descontada y podrían hacerlo después para recuperar capital
político", dijo a LA NACION un funcionario. La última palabra será de la
Presidenta.
También algunos especulan con que Axel Kicillof,
viceministro de Economía, sucedería a Lorenzino. O la misma Marcó del Pont. En
ese caso, al Central podría ir el actual titular del Banco Nación, Juan Carlos
Fábrega, enfrentado con Moreno y Kicillof, que quieren colonizar ese banco.
Habrá pulseadas duras.
La autoridad monetaria es la madre de todas las
batallas. Marcó del Pont quiere acotar la emisión monetaria, mientras Moreno y
Kicillof promueven expandirla, sin importar el impacto en la inflación.
Las versiones de cambios crecieron en los últimos
días, pero explotaron cuando Moreno le ganó anteayer la pulseada al director de
la AFIP, Ricardo Echegaray, que había propuesto no prorrogar el blanqueo de
dólares no declarados. Moreno convenció a Cristina de prorrogarla y Echegaray
ofreció su renuncia, que fue rechazada por Cristina y que sus allegados
desmintieron.
También la mandataria está descontenta con la
conducción política interna de Abal Medina. Fue cuestionado por intendentes y
gobernadores por la campaña tras la derrota en las primarias y no puede detener
las peleas internas.
Todos los ministros piden por lo bajo la cabeza de
Moreno. Su único aliado es Kicillof. Lo culpan por los índices falsos del
Indec, el control de precios, la fuga de capitales, el cepo cambiario, el dólar
paralelo, el fracaso del blanqueo, las trabas comerciales, el Plan Mirar para
Cuidar, la "Supercard", los aprietes a empresarios, los insultos a
periodistas y empresarios y la intervención sobre el trigo y la carne.
Se enfrentó a Julio De Vido, Florencio Randazzo,
Carlos Tomada, Julio Alak, Débora Giorgi, Echegaray y Marcó del Pont. Además,
Randazzo está peleado con De Vido por el mal estado de los trenes, y La Cámpora
con varios ministros.
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