Enrique Peña Nieto
presentará al Congreso el proyecto de reforma de la compañía petrolera este
miércoles.
SONIA
CORONA México
Manifestación contra la privatización de Pemex. / EFE
A unas horas de que el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, presente
al Congreso su iniciativa de reforma energética las diferentes fuerzas políticas
en el país han comenzado a fijar sus posturas y expectativas sobre los cambios
legislativos que el mandatario del PRI propondrá en materia de petróleo, gas y
energía eléctrica. La reforma de Petróleos Mexicanos (Pemex) es sin duda la que mantiene en vilo a los partidos políticos del país,
ya que desde 1938 cuando el presidente Lázaro Cárdenas decretó la expropiación
del petróleo, la compañía ha estado bajo la tutela del Estado.
Senadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) han confirmado
que la propuesta de Peña Nieto incluye cambios a la Constitución mexicana que
permitirían la inversión de capital privado en Pemex. El mismo mandatario lo
confirmó en junio en Londres al diario británico Financial Times cuando
aseguró que para la reforma de Pemex se harían “los cambios constitucionales
necesarios para dar certidumbre a los inversionistas privados” y que para
hacerlo echaría mano del Pacto por México, un acuerdo firmado con los
legisladores de su partido, el PRI, con los del Partido Acción Nacional (PAN) y
el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el que se comprometían a sacar
adelante las reformas estructurales.
Hasta ahora, Pemex no permite que compañías
privadas perforen el subsuelo y tiene relación con éstas sólo como proveedoras
de servicios petroleros
Las palabras de Peña Nieto dieron la señal para que cada fuerza política
preparara su propuesta sobre la reforma energética. El Partido Acción Nacional
(PAN, de derecha) presentó la suya la semana pasada, claramente posicionada a
favor de la modificación de los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución para
permitir las concesiones para la exploración y producción de hidrocarburos a
empresas privadas. Los legisladores panistas han insistido en que el petróleo
seguirá siendo propiedad de la nación y Pemex, propiedad del Estado mexicano.
Además han propuesto cambios en el régimen fiscal de Pemex para evitar que gran
parte de los ingresos de la renta petrolera (hoy, de un 67%) vayan al gasto
nacional, asfixiando a la petrolera. El PAN también ha apostado por sacar del Consejo
de Administración de PEMEX al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la
República Mexicana (STPRM), un gigante de 140.000 trabajadores liderado por Carlos Romero Deschamps.
Según el PAN, estas modificaciones constitucionales conseguirían
recursos para la modernización de Pemex, solución al pasivo laboral de más de
1,3 billones de pesos (102.000 millones de dólares) y mayor autonomía en la
gestión de la paraestatal. Además, aseguran, traerían un crecimiento del
Producto Interno Bruto (PIB) de hasta el 2%. La propuesta panista estima que
las inversiones al sector energético podrían alcanzar los 300.000 millones de
dólares al año, principalmente del extranjero. Hasta ahora, Pemex no permite
que compañías privadas perforen el subsuelo y tiene relación con éstas sólo
como proveedoras de servicios petroleros, tal es el caso de las estadounidenses
Halliburton y Schlumberger. El partido de derecha también ha argumentado que
las modificaciones constitucionales podrían conseguir la creación de 100.000
empleos formales en México al año. Para aprobar los cambios en la Constitución,
sería suficiente que el PRI y el PAN se aliaran en las dos cámaras del Congreso
para sacarlas adelante, ya que sus legisladores suman tres cuartas partes de
los votos necesarios para reformarla.
Ante la propuesta del PAN y la inminente presentación del proyecto
energético de Peña Nieto en el Congreso con miras a cambiar la Constitución, el
antiguo candidato presidencial de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, se ha
pronunciado contra la reforma. “Quieren volver a entregar el petróleo a
extranjeros y para eso quieren modificar el artículo 27 constitucional. Esto
sería terrible porque serían los extranjeros quienes se llevarían la renta
petrolera, las ganancias, la utilidad. Nos quedaríamos sin presupuesto, no
habría dinero para educación pública, salud y desarrollo. Reformar el artículo
27 es traicionar a la patria, el que entrega los recursos naturales a los
extranjeros es un traidor a la patria”, ha dicho en un vídeo difundido
este lunes por su Movimiento Regeneración Nacional (Morena). López
Obrador ha convocado a una protesta el próximo 8 de septiembre en el Zócalo, la
principal plaza en la capital del país, para demostrar que la oposición a la
reforma va más allá de sus seguidores.
"Reformar el artículo 27 es traicionar a la
patria, el que entrega los recursos naturales a los extranjeros es un traidor a
la patria", ha dicho López Obrador
Por su parte, el PRD ha convocado a una consulta popular sobre la
reforma energética el 25 de agosto y el 1 de septiembre. El partido político de
izquierda se ha mostrado escéptico de los beneficios que la reforma puede traer
a Pemex a partir del ingreso de la inversión privada al sector, al mismo tiempo
que reconoce que la modernización de la petrolera es una prioridad. Para
mitigar las dudas de la izquierda, los senadores del PRD han acordado que los
secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; de Hacienda, Luis
Videgaray; y de Energía, Pedro Joaquín Coldwell se presenten a una reunión
plenaria el 19 y 20 de agosto para sostener un debate público sobre la reforma
de cara al inicio del periodo ordinario del Congreso, que empieza el 1 de
septiembre. Coldwell ya ha adelantado parte del proyecto a la Coparmex, la
patronal más grande del país, que presentará su postura este martes.
La propuesta de la reforma energética de Peña Nieto llega al Congreso a
unos días de que Pemex presentara sus resultados del primer semestre de 2013.
La paraestatal no ha mostrado más que pérdidas. En los primeros seis meses del
año, sus ventas han sido de 789.405 millones de pesos (61.000 millones de
dólares), un 3,4 % menos que en el mismo periodo de 2012. Los dos últimos
trimestres Pemex han sumado pérdidas por 53.385 millones de pesos (4.000
millones de dólares), a causa de la reducción de las exportaciones,
principalmente hacia Estados Unidos, país que ha dibujado una política en la
que minimiza la importación de los hidrocarburos mexicanos. Pemex es la séptima
petrolera del mundo y para México representa una tercera parte de sus ingresos,
en lo único que hasta ahora los diferentes actores políticos han coincidido es
que la compañía debe cambiar.
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