La documentación fue facilitada por Edward
Snowden, de 29 años, exempleado de la CIA.
El joven dice que pedirá asilo en "algún país
que crea en la libertad de expresión".
Edward Snowden, en el vídeo publicado por 'The Guardian'. / THE GUARDIAN
La fuente
que filtró a The Guardian y a The Washington Post los programas de vigilancia masiva de
las comunicaciones por parte del Gobierno de EE UU ha revelado su identidad en
una entrevista publicada el domingo por la tarde en la edición digital del diario
británico. Edward Snowden, de 29, antiguo asistente técnico de la
CIA y que en la actualidad trabaja para una empresa subcontratada por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA),
reconoció ser el autor de las filtraciones y asegura que facilitó la
información porque no le parecían correctas las prácticas de la Administración
y quería que los ciudadanos supieran cómo se atentaba contra su privacidad.
Snowden dio a conocer su nombre un día después de que el máximo responsable de
la inteligencia nacional, James Clapper, anunciara que iba a pedir
al Departamento de Justicia una investigación criminal sobre el responsable de
las filtraciones.
“No tengo
ninguna intención de esconderme porque sé que nada de lo que he hecho es
incorrecto”, dijo Snowden a The Guardian en una entrevista realizada desde Hong
Kong, donde se encuentra, de acuerdo con el diario, el responsable de las
filtraciones. En la entrevista, Snowden reconoce que fue hace tres semanas,
mientras estaba trabajando en las oficinas de la NSA en Hawai, cuando terminó
de preparar toda la documentación que luego remitió a los periódicos y que,
acto seguido, le indicó a su superior que necesitaba tomarse dos semanas de
vacaciones por problemas de salud. The Guardian asegura que ha sido el propio Snowden
quien ha pedido revelar su identidad.
Snowden
ha afirmado a The Guardian que eligió Hong Kong como lugar de
refugio por su "vivo compromiso por la libertad de expresión y por el
derecho a la discrepancia política". Al contrario que el resto de China
continental, Hong Kong, una antigua colonia británica, tiene un tratado de
extradición firmado con Estados Unidos desde la transferencia del territorio en
1997. Según el diario hongkonés South China Morning Post,
este tratado permite a Hong Kong rehusar la extradición "si están
involucradas la defensa, los asuntos exteriores, la política o el interés
público esencial de la República Popular China".
Registro de llamadas telefónicas. El 5 de junio,The Guardian publicó una orden emitida por el
Tribunal de Supervisión de Inteligencia Extranjera, que exigía a la compañía
telefónica Verizon la entrega a la Agencia Nacional de Inteligencia (NSA) del
registro de decenas de millones de llamadas de sus clientes. El mandato no
autorizaba a conocer el contenido de las comunicaciones ni los titulares de los
números de teléfono, pero sí permitía el control de la duración y el destino de
esas llamadas.
Acceso a servidores de empresas de Internet.El 6 de
junio, The Guardian y The
Washington Post desvelaban la
existencia del programa secreto de vigilancia PRISM, que autorizaba a la NSA y
al FBI a acceder a los servidores de nueve de las empresas de Internet más
importantes de EE UU, entre ellas Microsoft, Google, Facebook o Apple. Mediante
esta práctica, instaurada en 2008, el Gobierno podía acceder a archivos, chats,
audios, vídeos, correos electrónicos o fotografías de sus usuarios. La
Administración aseguró que únicamente se investigaron los datos relativos a
extranjeros que residían fuera de EE UU. Varias de las compañías niegan tener
conocimiento de ese programa y haber cedido datos al Gobierno.
Directiva de ciberataques. El 7 de junio, ambos diarios desvelaban una
directiva de la Casa Blanca por la que el presidente ordena a sus agencias de
inteligencia establecer una lista de posibles países susceptibles de ser ciberatacados por EE UU. El Post indicaba que EE UU había comenzado a
colaborar con países vecinos a Irán ante la potencial amenaza para la seguridad
informática que suponía el país asiático.
Catálogo de información del extranjero. El pasado sábado, The Guardian filtraba la existencia de otro
programa que permite a la NSA clasificar los datos que recopila en función del
origen de la información. Esta práctica está orientada al ciberespionaje en el
exterior y sólo en el mes de marzo permitió recopilar 3.000 millones de datos
de ordenadores en EE UU. El mayor volumen de información obtenido por este
mecanismo proviene de Irán, seguido de Pakistán, Jordania y Egipto.
La semana
pasada, The Guardian yThe
Washington Post fueron
desgranando la existencia de varios programas secretos que demostraban la
extensión de la vigilancia de las comunicaciones de millones de ciudadanos por
parte del Gobierno de Estados Unidos. La primera filtración denunciaba el registro de miles de llamadas de una compañía telefónica.
En las horas siguientes se dio a conocer un programa secreto para acceder a los datos de los
servidores de las principales empresas de Internet del país, entre ellas Microsoft,
Facebook, Google o Apple, con su connivencia. Durante el fin de semana, ambos
periódicos han ido revelando otros programas de ciberespionaje y vigilancia de
las comunicaciones en países del resto del mundo.
“La NSA
ha construido una infraestructura que le permite interceptar prácticamente
cualquier tipo de comunicación. Con estas técnicas la mayoría de las
comunicaciones humanas se almacenan sin un objetivo determinado”, explica
Snowden a The Guardian.
El
presidente de EE UU, Barack Obama, defendió la legitimidad y eficacia de
los programas de vigilanciadesvelados por Snowden asegurando que
“habían prevenido muchos ataque terroristas”. En un acto celebrado horas antes
de reunirse con su homólogo chino, Xi Jinping en el rancho Mirage en California, el
presidente fue tajante a la hora de señalar que ninguna de esas prácticas
habían puesto en peligro la privacidad de los ciudadanos estadounidenses
–recalcó que el registro de llamadas telefónicas no incluía el contenido de las
comunicaciones, y que, en el caso del acceso a los servidores de los gigantes
de Internet, únicamente se recopilaban datos de extranjeros en el exterior-,
que en todo momento se había cumplido con los parámetros de la ley y que habían
sido autorizados por el Congreso. “No se puede tener el 100% de seguridad y el
100% de privacidad”, dijo el presidente.
Este
domingo, el presidente del comité de Inteligencia de la Cámara de
Representantes, el republicano Mike Rogers,
tachó las filtraciones de “muy peligrosas” y aseguró que han podido costar la
vida de muchos estadounidenses. Su homóloga en el Senado, la demócrata
Dianne Feinstein, aseguró, por su parte, que apoyará la decisión de
Clapper de procesar al responsable de desvelar la información a la prensa.
Snowden
no espera poder regresar a EE UU sin ser detenido. “Cuando decidí hacer esto,
acepté el riesgo de acabar en prisión”, reconoce aThe Guardian. “No puedes enfrentarte al país
más poderoso del mundo y no tener en cuenta esta posibilidad. Si te quieren
pillar, lo van a hacer”, asegura. No obstante, Snowden tiene claro que “no
piensa esconderse” y que no va a “dejarse intimidar por el Gobierno de EE UU y
su justificación de que lo que ha revelado es contrario al interés público”.
“Pienso pedir asilo en alguno de los países que creen en la libertad de
expresión y se oponen a minar la privacidad a nivel mundial”, señala.
The
Guardian presenta
a su fuente como una persona cuyo patriotismo e ideales se vieron seriamente
defraudados por la constancia de la actuación del Gobierno hacia sus
ciudadanos. Ese conflicto es el que le determinó a dar a conocer esas
prácticas. "Yo no quiero vivir en una sociedad que permite este tipo de
actuaciones”, dice Snowden. El extécnico de la CIA asegura que Obama está
defendiendo “lo injustificable” cuando apela a la efectividad y legitimidad de
las prácticas que él ha denunciado y confiesa sentirse decepcionado por la
actitud del presidente. Snowden reconoce que él ya tenía conocimiento de estos
programas antes de que Obama accediera por primera vez a la Casa Blanca, “Mucha
gente votó por él, yo lo hice por un tercer partido pero creí en sus promesas.
Iba a desvelar esta información entonces, pero esperé porque fue elegido. Pero
continuó con las mismas políticas de su predecesor”, se lamenta.
Pese a
todo, Snowden sostiene que lo que ha hecho ha valido la pena. “Me siento muy
satisfecho y no tengo ningún remordimiento”, reconoce. El analista cree que el
revuelo que han provocado sus filtraciones va a servir para cambiar la política
actual. “Creo que ya han empezado a cambiar las cosas. Ahora todos son
conscientes del grado hasta el que han llegado las cosas y están hablando de
ello. Los ciudadanos tienen el poder de decidir si quieren sacrificar su
privacidad a favor de la vigilancia del Estado”. Un debate que también ha
aceptado el presidente.
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