El PIB de los Diecisiete cae un 0,2% en el inicio
de 2013, mientras el de la UE baja un 0,1%.
La recaída en la crisis es más prolongada que la
de 2009, aunque menos intensa.
Francia enlaza dos trimestres en retroceso,
mientras Alemania apenas crece un 0,1%.
LUCÍA
ABELLÁN Bruselas
La zona
euro vive su recesión más larga. La caída del 0,2% intertrimestral registrada
en las 17 economías del euro en el arranque del año sume a la eurozona en un
año y medio de recesión, según los datos que ha publicado este miércoles Eurostat, la agencia
estadística de la Unión Europea. En la hasta ahora considerada Gran Recesión,
entre 2008 y 2009, las economías comenzaron a remontar después de un año y tres
meses de descensos consecutivos. Aunque entonces las caídas del PIB fueron más
pronunciadas, lo prolongado de la recesión actual agrava las perspectivas de
recuperación.
La cifra
ensombrece aun más el diagnóstico del club de la moneda única. Las dos grandes
economías del euro acusan la debilidad económica: Francia ha entrado oficialmente en
recesión, tras acumular su economía dos trimestres consecutivos de
caídas, y Alemania registra un mínimo crecimiento positivo (0,1%) después de un
trimestre, el último de 2012, peor de lo que sugirieron los datos iniciales
(descenso del 0,7%).
El único
alivio que ofrecen estos datos es que la caída trimestral de la eurozona es
menos pronunciada que la del cierre de 2012, cuando el PIB se contrajo un 0,6%.
Con todo, la acumulación de datos negativos tras un año y medio de contracción
hace que cada nuevo descenso, por pequeño que sea, impacte enormemente en una
economía ya muy deteriorada. El PIB lleva cayendo sin cesar desde el último
trimestre de 2011 y apenas había tenido tiempo de recuperarse tímidamente desde
la recesión de 2009, que concluyó en el segundo trimestre de ese año.
La caída
se modera
Eurostat
confirmó también el dato español, un retroceso del 0,5%respecto
al último trimestre del año. Al igual que en el conjunto europeo, la cifra
resulta más moderada que la del cierre de 2012, cuando el PIB se dejó tres
décimas más, pero la situación de partida es cada vez más débil para encajar
nuevos descensos.
Si se
mira la Unión Europea en su conjunto, las cifras tampoco son alentadoras. La
economía de los 27 países entra, al igual que la francesa, en recesión, con una
caída del 0,1% respecto al trimestre precedente. Pese a los continuos augurios
de que la política de austeridad dará resultados, las cifras desmienten esa
tesis, con un agravamiento de la ya delicada situación en los países comunitarios.
Ni
siquiera los más países prósperos —y reacios a las políticas de estímulo— son
inmunes a este panorama. Finlandia es, junto a Francia, el otro país que entra
en recesión en el primer trimestre de 2013. Y Austria se queda a un paso, pues
la economía se estancó tras decrecer en el último tramo de 2012. También
Holanda confirma la recesión que ya tenía al cierre del pasado ejercicio.
De las
grandes economías solo Reino Unido mejora con claridad, pues logra crecer tres
décimas tras haber registrado una caída de la misma magnitud entre septiembre y
diciembre de 2012.
Deterioro
frente a 2012
La
evolución interanual abona el pesimismo, pues los descensos son cada vez más
pronunciados. Las economías del euro registran ya una caída del 1% respecto al
arranque de 2012, un resultado que continúa la tendencia del empeoramiento
interanual. Lo mismo ocurre si se mira a los 27, cuya economía se contrae un
0,7%.
Lo más
inquietante de estas cifras es que conviven con unas alarmantes cifras de paro,
superiores al 12% en el conjunto de la zona euro y por encima del 27% en el caso de España. Las crecientes
dificultades que muestran los países para remontar han llevado a la Comisión
Europea a aflojar un poco el ritmo de los ajustes y ampliar el plazo de que
disponen los países para reducir sus desequilibrios. Destacan los casos de
España y Francia, a los que Bruselas acaba de dar dos años más para llegar al 3% de déficit.
Más allá
de esa relajación, el cambio en las políticas económicas de la Unión Europea de
momento solo está en los discursos. Tanto la Comisión como los líderes de los
grandes países sitúan el paro como prioridad de sus estrategias, pero sin
anunciar inversiones significativas que permitan apuntalar esta idea.
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