El vicepresidente
de China, Li Yuanchao, visita Argentina y Venezuela en su primera gira oficial.
Son los dos países
latinos con los que el gigante asiático ha tenido más dificultades.
MAYE
PRIMERA Miami
Li Yuanchao, vicepresidente de China, con Cristina Fernández. / J. M. (AFP)
Era la primera vez que un presidente chino –Jiang Zemin– visitaba Venezuela y la penúltima visita a Caracas
del cantante español Julio Iglesias, el 17 de abril de 2001. Hugo Chávez
recibió a ambos invitados en la residencia presidencial de La Viñeta y les
animó a cantar a coro: cantaron O sole mío; Jiang e Iglesias
conocían la letra, Chávez no. Con este episodio cerró la gira de Jiang Zemin por Chile, Argentina,
Uruguay, Cuba y Venezuela que ahora, cuando China es el tercer socio comercial
de la región, representa un punto de inflexión en el crecimiento de los
negocios del gigante asiático en América Latina. Esta semana, el nuevo
vicepresidente chino, Li Yuanchao, ha vuelto a Argentina y a Venezuela para
revisar y multiplicar las cuentas mutuas, en su primer viaje oficial desde que
asumió el cargo hace dos meses.
En los últimos años, China se ha
convertido en la principal fuente de crecimiento de las exportaciones de
materias primas de América Latina y el Caribe –petróleo, cobre, hierro, soja--,
mientras Latinoamérica es el destino puntual de sus manufacturas.
En el período 2005-2010 se duplicaron tanto las importaciones chinas
como sus exportaciones a la región: de acuerdo a cifras de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las
exportaciones latinoamericanas representan el 31% de las exportaciones totales
de China, y las materias primas del área representan el 27,7% de sus
importaciones. Además del intercambio comercial, en el mismo periodo crecieron
exponencialmente las inversiones directas de China y los préstamos de sus
bancos a países de la región.
Cuando la animosidad contra los acreedores occidentales cundió entre los
países agrupados en Alba, la Alternativa Bolivariana para los
Pueblos de América, allí estaba China. Entre 2005 y 2011, los
préstamos otorgados por los bancos chinos a los países de América Latina y el
Caribe sumaron 75.215 millones dólares, de acuerdo a los cálculos del
internacionalista estadounidense Kevin Gallagher y su equipo de trabajo del
Global Development And Environment Institute (GDAE, por sus siglas en inglés).
El grueso del dinero fue destinado al desarrollo de infraestructuras en
transporte, telecomunicaciones, minería y energía, y a un par de satélites
chinos que compraron Bolivia y Venezuela. Las deudas más grandes le pertenecen
a Venezuela (38.500 millones de dólares), a Brasil (11.731 millones de
dólares), a Argentina (10.000 millones de dólares) y a Ecuador (6.034 millones
de dólares).
A dos de estos países viajó el vicepresidente Li Yuanchao esta semana:
el martes aterrizó en Buenos Aires y este domingo, en Caracas. La presidenta Cristina Fernández lo recibió en la Casa
Rosada y allí firmaron cuatro nuevos acuerdos: un tratado de extradición, un
memorándum para promover el intercambio de productos agrícolas, un protocolo de
requisitos sanitarios para la exportación de equinos, y un convenio de la
empresa china Huawei para brindar asesoría a una universidad argentina. También
decidieron apoyarse mutuamente en el reclamo de Argentina sobre la soberanía de
las islas Malvinas, y en el principio “una sola China”, según el cual ni Taiwan
ni el Tibet ni ninguna otra “provincia rebelde” podrá ser reconocida como
Estado independiente.
Mientras tanto, la expectativa de Caracas con esta visita de Li es que
China acepte extender su línea de crédito a Venezuela, una petición que fue
rechazada en enero de este año. El Gobierno venezolano espera, además, la firma
de más contratos de inversión; el más importante de ellos, permitiría reflotar
la Siderúrgica del Orinoco, una de las joyas de las industrias básicas
estatales del sector minero que hoy se encuentra técnicamente quebrada.
El intercambio entre China y Argentina y Venezuela también ha tenido sus
desencuentros, y de allí que hayan sido elegidos como los primeros destinos del
vicepresidente. “Estos son los dos países con los cuales China ha tenido
dificultades”, ha explicado a EL PAÍS Ariel Armony, director del Centro de
Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Miami e investigador de las
relaciones chinas con la región.
En ocasiones, China ha dejado de comprar materias primas argentinas,
como la soja, a causa de las tarifas y controles impuestos por Buenos Aires. En
el caso de Venezuela, tanto a las compañías petroleras chinas como al Gobierno
les preocupa el gran nivel de inestabilidad económica y política, y que en el
futuro se produzca una demanda de transparencia en los acuerdos bilaterales ya
suscritos, en caso de que eventualmente hubiese un cambio de Gobierno. “Esta
gira es la confirmación perfecta de que la diplomacia china sirve, sobre todo
en los países en desarrollo, para apuntalar los negocios, tratando de limar
asperezas, de generar mejores relaciones. El tema de la seguridad alimentaria
es central para China y en ese sentido, Argentina es un país importante. Y el
objetivo en Venezuela no es tanto mejorar la relación sino bajar la
incertidumbre”, sostiene Armony.
En la última década, uno de los socios que ha sacado mayor provecho del
replanteamiento de la relación con China es Chile, el primer productor mundial
de cobre, que destina un tercio de esa producción al gigante asiático. Al
cierre de esta semana, el precio del cobre registró un alza de 3,7%, hasta
ubicarse en 3,352 dólares por libra. La Comisión Chilena del Cobre (Cochilco)
sostiene que esto ocurrió gracias al “crecimiento del sector externo chino
durante abril”. En 2012, el precio promedio del cobre fue de 3,6 dólares por
libra y en lo que va de año, se ha situado en 3,49 dólares.
Bolivia, entre los países más pequeños, también tiene su lugar en el
mapa de los negocios chinos. Este 11 de mayo, el Gobierno de Evo Morales recibió un donativo de 8
millones de dólares por parte de China, que serán invertidos durante los
próximos cinco años en la compra de equipamiento no bélico para sus Fuerzas
Armadas. “Este es un ejemplo de cooperación entre los países sur-sur”, ha dicho
tras el anuncio el subjefe del Estado Mayor del Ejército Popular de Liberación
de China, general Wang Guanzhong, quien la semana pasada encabezó la delegación
china que estuvo de visita en La Paz. En los últimos cinco años, las fuerzas
militares de Bolivia han recibido de China decenas de camiones, buses y lanchas
patrulleras artilladas, por la vía de la cooperación o de los créditos; y se
prevé que el satélite chino, por el que La Paz adquirió una deuda de 251
millones de dólares, estará en órbita a fines de 2013. También hay
conversaciones para que en el futuro cercano China invierta algunos millones de
dólares en la industrialización de las reservas bolivianas de litio.
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