Las autoridades
locales han confirmado 24 muertos, 9 de ellos niños.
Hay más de 200
heridos y centenares de casas destruidas.
Obama: "Como
nación ahora nos corresponde preocuparnos de los supervivientes y de la
recuperación".
CAROLINA
GARCÍA Washington
Un tornado de categoría EF4, la
segunda más fuerte en la escala Fujita, tocó tierra y arrasó todo lo
que estaba a su paso ayer en el suburbio de Moore, situado al sur de Oklahoma
City, capital del Estado del mismo nombre y situada en el centro de EE UU.
Descrito como “gigantesco y mortífero” por el Centro de Predicción de Tormentas
de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA,
por sus siglas en inglés), el tornado, con un diámetro de tres
kilómetros y que iba a una velocidad de más de 300 kilómetros por hora, dejó al
menos 24 muertos (20 en Moore y cuatro en Oklahoma City), entre ellos nueve
niños, más de 200 heridos y un número indeterminado de desaparecidos. Cientos
de casas, edificios e infraestructuras, incluyendo un hospital y dos escuelas,
fueron destruidas por la tormenta devastadora. El riesgo de tornados se
mantuvo en la región durante toda la jornada de ayer, según el NOAA.
Fuente: Servicio Meteorológico
Nacional de EE UU. / MARIANO ZAFRA / EL PAÍS
“Todavía no sabemos la cifra exacta de fallecidos ya que algunos cuerpos
han sido enviados al anatómico forense y otros a funerarias privadas. Pero ha
sido una tragedia porque entre los muertos hay niños. Además, hay 237 heridos”,
aseguró en rueda de prensa la gobernadora de Oklahoma,
Mary Fallin. “La zona azotada por el tornado está arrasada. Es muy duro ver el
destrozo generalizado que ha provocado. Es una tragedia”, agregó Fallin, quien
tuvo la oportunidad de ver la región desde el aire.
Keli Pirtle, portavoz del Servicio
Meteorológico Nacional en Norman (Oklahoma), explicó que el tornado
tocó tierra el lunes a las 14.56, hora local, justo 16 minutos después de
saltar la primera alerta, y que se desplazó 32 kilómetros devastando todo a su
paso. “Estuvo tocando tierra durante 40 minutos”, añadió Pirtle. “Tocó tierra
en New Castle y se trasladó hacia Moore, un suburbio con una población de
55.000 habitantes”, concluyó.
El presidente Barack Obama
describió el tornado como uno de los más destructivos que han
azotado el país. “Docenas de vidas se han perdido, entre ellas, las de niños.
Nuestros pensamientos y oraciones están con ellos. Quiero expresar mi gratitud
a todos los que han ayudado a rescatar a personas a pesar de la oscuridad de la
noche”. El presidente añadió: “Como nación ahora nos corresponde preocuparnos
de los supervivientes y de la recuperación”. Obama también aseguró a la
gobernadora de Oklahoma que dispondrá de todos los recursos necesarios para
afrontar la recuperación. “Todavía no conocemos las pérdidas humanas y
económicas que ha causado el tornado”, reiteró el mandatario, que alertó de que
la semana que viene comienza la temporada de huracanes.
Algunos de los más de 200 heridos se encontraban ayer en condición
crítica, según explicó Amy Elliot, portavoz
de la oficina de medicina legal del Estado. Las primeras
estimaciones hicieron temer por que el número de muertos alcanzara el centenar.
La propia Elliot, en la madrugada del lunes, habló de 51 fallecidos, incluidos
20 niños, y advirtió que su agencia esperaba al menos otras 40 víctimas.
Finalmente, ayer confirmó 24.
Los equipos de rescate, dotados de cámaras térmicas y perros ya que la
búsqueda se mantuvo durante toda la noche, estuvieron luchando todo el día de
ayer para abrirse camino entre los escombros que obstruían muchas calles, el
tendido eléctrico caído, los coches volcados y las vigas de acero que antes
sostenían casas y edificios de oficinas. Sus esfuerzos dieron fruto y llegaron
a rescatar más de un centenar de personas. La Cruz Roja abrió varios albergues
en la ciudad.
La inusual ferocidad de la tormenta —en
menos del 1% de los tornados los vientos alcanzan esta velocidad— destrozó
kilómetros de zonas residenciales. Calle tras calle, Moore se quedó en ruinas.
El centro médico fue evacuado tras sufrir graves daños, y todos los pacientes
fueron trasladados a otros hospitales.
La escuela infantil Plaza Tower,
donde se refugiaban entre 20 y 30 niños, fue completamente arrasada,
lo que provocó la muerte a siete de ellos. El tornado arrancó el techo y las
paredes del centro escolar y convirtió el patio de recreo en una masa de
plástico y metal. Según las autoridades, muchos alumnos intentaron ocultarse en
los baños ante la llegada del tornado. En la escuela de Briarwood, la fuerza
del viento arrojó los coches contra la fachada y arrancó de cuajo el techo,
aunque no se registraron víctimas mortales. “En mis 18 años cubriendo tornados
no he visto nada igual en esta ciudad. Este, sin ninguna duda, es el más
horrible”, afirmó Lance West, reportero de la cadena de
televisión local KFOR.
El desastre se produjo poco después de que durante el pasado fin de
semana más de 12 tornados sacudieran los Estados de Iowa, Kansas, Illinois y
Oklahoma, que causaron dos muertos y una treintena de heridos. La intensidad
del fenómeno llevó al Servicio Meteorológico a emitir una alerta inusualmente
directa a todo el centro de EE UU, que se extiende por 14 Estados. Las fuertes
tormentas podrían seguir afectando en los próximos días a cerca de 10 millones
de personas en esa zona del país.
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