El presidente de
EEUU defiende -una vez más- su ley y critica a los republicanos por usarla para
negociar los presupuestos del Gobierno.
YOLANDA
MONGE Washington
El presidente de EEUU, Barack Obama, en la Universidad Prince George de Largo, en Maryland. / MICHAEL REYNOLDS (EFE)
En un tono de campaña electoral que parece no abandonarle cuando se
trata de defender su reforma sanitaria -siempre bajo ataque-, el presidente
Barack Obama ha declarado esta mañana en un centro universitario de Largo
(Maryland, a pocos kilómetros de Washington) que la ley que garantiza acceso
médico a prácticamente todos los ciudadanos esta “aquí para quedarse”, a pesar
de los intentos de los republicanos en el Congreso de acabar con ella.
A cinco días de que se ponga en práctica –el 1 de octubre- una parte
importante de la ley, la que abre la puerta a registrarse y elegir un seguro
médico para poder estar cubierto cuando la norma entre en vigor el próximo 1 de
enero-, el presidente de Estados Unidos está –de nuevo- enfrascado en defender
una legislación que fue aprobada en su día por ambas Cámaras del Congreso,
firmada por él mismo y respaldada por el Tribunal Constitucional el año pasado.
Por ello, durante su discurso en Maryland, Obama pudo escuchar los abucheos que
el publicó dedicó a los conservadores cuando el mandatario recordó que “los
republicanos del Congreso han votado más de 40 veces para derogar la ley”. Los
aplausos llegaron a continuación, cuando Obama dijo que, sin embargo, habían
fracasado en cada intento. "La ley está aquí para quedarse",
garantizó el presidente.
El debate sobre una ley que ha sido desde su gestación la bestia negra
de la derecha estadounidense retornó la semana pasada a la arena política y
amenazó con paralizar el país si se seguía delante con una medida que
condicionó la extensión de los presupuestos a que se vaciara de fondos el
sistema sanitario nacido de la reforma. Los congresistas tienen hasta el
próximo martes de tope para alcanzar un acuerdo que extienda el presupuesto o,
de lo contrario, el Gobierno se quedará sin dinero para pagar a los empleados
públicos.
Obama recurrió a la ironía cuando quiso recordar a los asistentes al
acto que un congresista republicano llegó a definir la reforma sanitaria
demócrata como “la ley más peligrosa jamás aprobada” en el Capitolio. El
presidente dijo entonces que, sin duda, ese político –que no citó por nombre-
consideraba que la apodada como Obamacare por sus detractores era mucho más
perniciosa que la Ley sobre los Esclavos Fugitivos, por ejemplo.
“En la nación más rica del mundo, nadie debería de arruinarse porque se
pone enfermo”, dijo el mandatario, generando quizá el mayor aplauso que se
produjo en el evento. Entonces, Obama hizo referencia de nuevo a los
republicanos al asegurar que “una vez que esté funcionando bien, os garantizo
que ya no le llamarán Obamacare”.
En la nación
más rica del mundo, nadie debería de arruinarse porque se pone enfermo”, dijo
Barack Obama, generando quizá el mayor aplauso que se produjo en el evento
El presidente se empleó a fondo en vender las bondades de una ley que
puede ser su mayor y quizá único legado a la vez que salpicaba su discurso con
críticas al Partido Republicano. “Piensenlo bien”, dijo. “Dejar sin fondos y
paralizar el Gobierno porque no te gusta una ley que ha sido aprobada y
declarada constitucional”, insistió Obama, que declaró que sin duda no extender
el presupuesto dañaría garvemente la economía. “Sea cual sea el efecto que
Obamacare tenga en la economía, es sin duda mucho menor del que tendrá tan solo
unos pocos días de cierre del Gobierno”. Si los republicanos quieren desmontar
Obamacare, informó el presidente, que lo hagan a través “de los canales y
procedimientos adecuados”. “Para eso están las elecciones”, declaró Obama.
“Ningún Congreso antes que este en la historia de Estados Unidos ha sido tan
irresponsable para amenazar con una suspensión de pagos", ha declarado.
La batalla sobre la reforma sanitaria tiene ahora otra fecha en mente,
mediados de octubre, ya que con casi seguridad el Senado –en manos demócratas-
desvinculará la extensión del presupuesto a clausurar el sistema sanitario
ideado por Obama. Pero para entonces, el Congreso habrá tenido que negociar el
techo de la deuda. A este respecto, el presidente repitió lo que ya ha dicho en
ocasiones pasadas, que no piensa negociar sobre incrementar esa deuda ya que
Estados Unidos “no deja sin pagar sus cuentas”.
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